EEUU/ El llanto de los niños: recluidos y separados de sus padres inmigrantes [Jorge A Bañales]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Jun 22 13:45:21 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

22 de junio 2018

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Estados Unidos

 

Menores separados de sus padres inmigrantes

 

El llanto de los niños

 

La divulgación de una grabación del desgarrador llanto de niños recluidos
fue lo que terminó obligando al presidente Donald Trump a frenar la
separación sistemática de menores de edad de sus padres inmigrantes en
Estados Unidos. Son más de 11 mil, y entre ellos hay bebés. La práctica
causó protestas dentro y fuera del país, pero a Donald Trump sólo le
preocupa mantener su imagen de “hombre duro”. La suerte de los niños
inmigrantes en Estados Unidos sigue siendo incierta.

 

Jorge A Bañales, desde Washington

 

Brecha, 22-6-2018

https://brecha.com.uy/

 

Cada día llegan a la frontera sur de Estados Unidos cientos, miles de
personas, en su gran mayoría centroamericanas, que huyen de la pobreza y la
violencia en sus países y piden asilo. En abril, el gobierno del presidente
Donald Trump, quien prometió a sus votantes que sería implacable en la
contención de la inmigración, introdujo la práctica de separar a los menores
de sus padres inmigrantes y recluirlos en campamentos y centros de detención
regenteados por las autoridades.

 

De manera lenta pero sostenida, el conocimiento de esta práctica fue
abriéndose paso en el torrente de noticias sobre escándalos e
investigaciones que rodean a Trump, y la semana pasada alcanzó el nivel
crítico de titulares, con imágenes de las jaulas donde están recluidos los
menores, niños llorando mientras la Patrulla Fronteriza manosea a padres y
madres, y denuncias de iglesias, de defensores de los inmigrantes. Hasta
salieron a manifestar su rechazo figuras prominentes del Partido
Republicano.

 

El argumento central que usó Trump para defender esta práctica era que si
los inmigrantes saben que sus hijos serán detenidos, separados y recluidos,
dejarán de llegar a la frontera. El secretario de Justicia, Jeff Sessions,
dio la pauta de a quiénes buscaba complacer con esta política cuando en una
conferencia de prensa hizo referencia a la Biblia, específicamente al
“apóstol Pablo y su instrucción clara y sabia en Romanos 13: ‘obedezcan las
leyes del gobierno porque Dios ha establecido el gobierno para sus
propósitos’. Los procesos legales y ordenados son buenos en sí mismos. La
aplicación coherente y justa de la ley es, en sí misma, algo bueno y moral,
y protege a los débiles y a quienes respetan la ley”.

 

Casi un año después de su investidura, Trump cuenta con la aprobación de
casi el 40 por ciento de los votantes encuestados, y mantiene firme su
popularidad entre los cristianos conservadores. Es para esta audiencia que
Trump habla y actúa.

 

Bebés recluidos 

 

Y es para esta audiencia que la embajadora de Estados Unidos en las Naciones
Unidas, Nikki Haley, anunció el martes que su país se manda mudar del
Consejo de Derechos Humanos de la Onu. La diplomática dijo que el Consejo
“protege a los abusadores de los derechos humanos”, y se refirió a China,
Cuba y Venezuela, y es “una cloaca de parcialidad política crónica contra
Israel”.

 

Un día antes, el alto comisionado de la Onu para los Derechos Humanos, Zeid
Ra’ad al Hussein, había criticado a Estados Unidos por el programa de
separación de las familias de inmigrantes.

 

La ley estadounidense no estipula la separación de las familias, y la
práctica siempre ha sido que, mientras los adultos quedan en libertad
condicional a la espera del trámite de sus pedidos de asilo, los menores
permanecen con sus padres y madres, o con otros parientes si estos ya viven
en Estados Unidos.

 

Trump, que nunca pierde una oportunidad de hacer politiquería, culpó a los
demócratas por la falta de una ley integral de inmigración y afirmó
repetidas veces que era responsabilidad del Congreso resolver eso.

 

Un funcionario del Departamento de Salud y Servicios Humanos informó a The
Examiner que en las últimas semanas el gobierno había separado de sus padres
a un promedio de 250 menores por día, y que la agencia ya tiene en sus
centros de reclusión a otros 11.500 menores.

 

La comentarista del canal de televisión Msnbc Rachel Maddow rompió en llanto
el martes de noche cuando al cierre de su programa de televisión le tocó
leer una noticia de la agencia AP según la cual el gobierno ha montado
centros de internación para niños de tender age…, es decir para bebés de
meses y niños menores de 5 años.

 

El programa de separación familiar se lleva a cabo con la ayuda de empresas
privadas que han recibido millones de dólares del gobierno para construir y
hacer funcionar los centros de internación. Kenneth Wolfe, portavoz de la
Administración de Niños y Familias, una dependencia del Departamento de
Salud y Servicios Humanos que es la encargada de los menores detenidos,
indicó que la agencia opera 100 centros de internación en 17 estados.

 

El negocio de la reclusión 

 

Según una investigación del sitio web de noticias Yahoo! News, el gobierno
ha otorgado diez contratos diferentes por un total de 92 millones de dólares
a cinco empresas desde setiembre pasado, y los contratos incluyen planes
para operar los centros hasta setiembre de 2022.

 

Según Gov Tribe, un equipo que investiga licitaciones del gobierno federal,
una sola de estas empresas, Comprehensive Health Services Inc, con sede en
Florida, recibió tres contratos por un valor de 65 millones de dólares para
la “operación de albergues de emergencia”.

 

La situación de los inmigrantes menores de edad bajo custodia del gobierno
de Estados Unidos se tornó más difícil desde que miles de niños y
adolescentes, sin compañía de adultos, empezaron a presentarse en la
frontera, en 2014, durante la presidencia de Barack Obama.

 

Esta semana el Centro de Derechos Humanos y Ley Constitucional junto con el
Centro Nacional para Ley Juvenil presentaron una demanda legal contra el
secretario de Justicia, Sessions, referida a esos menores inmigrantes
transferidos a estos “albergues privados”. Los demandantes sostienen que los
llamados “menores no acompañados” puestos bajo custodia del gobierno han
sido drogados y abusados:

 

“La Oficina de Reasentamiento de Refugiados (Orr por sus siglas en inglés)
transfiere a los jóvenes desde los albergues a instituciones psiquiátricas
sin la menor justicia rudimentaria o transparencia en los procesos. Los
jóvenes en esos albergues dicen que se han despertado en la madrugada y se
han encontrado confinados en instalaciones psiquiátricas. La Orr
rutinariamente administra a los niños psicotrópicos sin autorización legal.
Cuando los jóvenes no quieren tomar los medicamentos, la Orr los obliga.”

 

Según los demandantes, la medicación ha provocado la pérdida de peso, la
incapacidad para caminar y el sueño forzado de menores, al tiempo que otros
niños han denunciado abusos verbales, físicos y mentales.

 

El miércoles el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, explotó furioso
cuando se enteró de que, de manera encubierta, el gobierno federal ha
trasladado al menos a 350 menores de edad 3.200 quilómetros desde la
frontera sur hasta Cayuga Centers, en Harlem, una de las varias agencias de
servicio social en el estado que tienen contrato con Washington para recibir
menores no acompañados.

 

Todo esto no ha brotado de la noche a la mañana, ni por sola malicia del
presidente Trump. Ha estado ocurriendo durante meses con la participación de
miles de personas: los guardias fronterizos, los constructores y operadores
de “albergues”, el personal médico y docente que atiende a los menores, los
conductores de ómnibus que trasladan a los niños, los funcionarios de todo
nivel en el gobierno que manejan los trámites, sin que el asunto alcanzara
el nivel de escándalo que ahora provocó.

 

Espanto 

 

La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos denunció la semana
pasada la separación de las familias y el papa Francisco se sumó a la
crítica, deplorando el uso, en Estados Unidos y en Europa, del problema de
la inmigración como herramienta política para movilizar la xenofobia.

 

Laura Bush, la esposa del ex presidente George W Bush, en un artículo para
The Washington Post calificó la política de “tolerancia cero” de Trump como
“cruel e inmoral”, añadiendo: “me parte el corazón”.

 

Melania Trump, la esposa del actual presidente, dijo que “odia ver a los
niños separados de sus familias”, y expresó la “necesidad de que seamos un
país que cumple con las leyes pero también un país que gobierna con el
corazón”.

 

Michael Cohen, el abogado personal de Trump que ya ha ido a la cárcel por su
supuesto papel en varios escándalos, declaró: “Como hijo de un sobreviviente
del Holocausto, las imágenes y sonidos de esta política de separación de las
familias me rompen el corazón. Apoyo firmemente las medidas que aseguren
nuestras fronteras, pero los niños jamás deberían usarse como fichas de
regateo”.

 

Las aerolíneas American y United informaron al gobierno que no colaborarán
en el transporte de menores no acompañados, y algunos gobernadores, tanto
republicanos como demócratas, de varios estados informaron al gobierno
federal que ya no autorizan más el uso de sus tropas de la Guardia Nacional
para la detención de inmigrantes.

 

En todo el país ha habido protestas, manifestaciones y vigilias, tal como
ocurrió el año pasado cuando –otra vez con la demagogia en torno a la
inmigración– el presidente Trump prohibió por decreto la entrada a Estados
Unidos de personas de países con mayoría musulmana. Cientos de
organizaciones ciudadanas, sindicatos, grupos religiosos y activistas han
convocado a una manifestación central el 30 de junio en Washington DC.

 

Un pasito atrás, ¿y ahora qué? 

 

El miércoles de noche, después de que durante varios días Trump dijera que
la culpa de la separación de las familias era de los demócratas, que sólo el
Congreso podía resolver el problema por vía legislativa, y que él no podía
suspender el programa por decreto, el presidente estampó su megafirma en una
orden que suspende la separación de las familias. Pero no dijo que decretó
la suspensión porque el programa fue una equivocación o por el sufrimiento
que infligió a miles de personas, sino porque a él “no le gusta ver a las
familias separadas”. El punto de referencia sigue siendo él mismo, aunque
había afirmado que él nada tuvo que ver con la medida.

 

El decreto no indica qué hará el gobierno con los miles de niños ya
separados de sus familias y que se encuentran en “albergues”. Nadie sabe
exactamente qué documentación hay sobre estos menores, cómo se localizará a
sus padres que están en centros de detención, cómo los bebés podrán
identificarse a sí mismos, ni qué agencias se ocuparán de la reunificación.

 

En cambio, el decreto estipula que los menores permanecerán detenidos con
sus padres y madres mientras se procesan sus pedidos de asilo. El gobierno
de Trump, que sigue jugando para la afición conservadora, ha resuelto que
mantendrá recluidos a los adultos durante el proceso, en lugar de dejarlos
en libertad condicional. Esto significa que, a menos que Trump modifique por
capricho otra vez sus decisiones, los menores podrían permanecer detenidos
con sus padres durante meses y años, y eso a pesar de que la ley
estadounidense limita a 20 días la permanencia de menores en centros de
detención.

 

Impertérrito, Trump se presentó el miércoles de noche en Duluth, en el
estado de Minnesota, ante unos 9 mil simpatizantes entusiastas, y afirmó que
“los medios jamás hablan de las víctimas estadounidenses de la inmigración”.

 

“¿Qué ha pasado con sus niños, con sus esposos, con sus esposas”, agregó el
presidente haciendo uso de su habitual estrategia de señalar los crímenes
cometidos por inmigrantes indocumentados. “Los medios no hablan de las
familias estadounidenses separadas permanentemente de sus seres queridos.”

 

En opinión de los fanáticos de Trump, en una década los bebés que hoy llegan
de América Central serán miembros de la banda criminal MS-13. Al igual que
consideran que todo musulmán es un terrorista en potencia, todo pardito que
venga del sur es considerado un violador y asesino en ciernes.

 

Al menos durante una semana Trump logró su otro objetivo político: desviar
la atención del país de las investigaciones que lo están acorralando. Ahora
el presidente estadounidense anunció que pronto se reunirá con su mandatario
favorito: el presidente de Rusia, Vladimir Putin. Así pronto también la
crisis de los niños migrantes pasará a segundo plano.

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