EEUU/ "Si Trump continúa con su línea actual, acabará haciendo un "trato" con Moscú" [Gilbert Achcar - entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Jun 23 23:30:10 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

23 de junio 2018

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Estados Unidos

 

Entrevista a Gilbert Achcar *

 

"Si Trump continúa con su línea actual, acabará haciendo un “trato” con
Moscú"

 

Julien Salingue 

 

A l´encontre, 23-6-2018

http://alencontre.org/

Viento Sur, 23-6-2018

http://www.vientosur.info/

Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur

 

-¿Cómo comprender la decisión de Trump de “salir” del acuerdo sobre la
cuestión nuclear iraní?

 

Como en todo lo que se refiere a este egocéntrico enfermizo que es Donald
Trump, hay más de un factor detrás de tal decisión. En el plano político,
Trump siempre calificó el acuerdo de julio de 2015 como el peor de toda la
historia, y más aún en cuanto que este acuerdo era el logro en política
exterior que más apreciaba su predecesor Barack Obama, al que Donald Trump
tiene un odio tanto racista como político, si no más. En política exterior,
los amigos prioritarios de Trump son Benjamin Netanyahu y la monarquía
saudita, y la hostilidad de ambos al acuerdo pilotado por la administración
Obama con Irán está en la base de la actitud del presidente americano.
Desean una actitud mucho más dura hacia Teherán, una actitud que combine
condiciones más draconianas sobre su programa nuclear así como con su
programa balístico, con condiciones relativas a su política regional, y en
particular el cese de su injerencia en Irak, Siria y Yemen. Lo que desean,
en otros términos, es una fuerte presión sobre Irán para obligar a ese país
a capitular totalmente, o envenenar su situación interna hasta el punto de
debilitarla. Netanyahu desearía incluso preparar las condiciones de un
bombardeo de Irán dirigido por Washington.

 

-Tras su elección, Trump esperaba un acercamiento con Rusia, en particular
en la gestión del expediente sirio. ¿Cómo están hoy las cosas?

 

Sigue esperando -como se ha visto recientemente con la invitación que ha
hecho a Putin de un encuentro en la Casa Blanca, y esto en plena crisis
entre Moscú y Londres debida al intento de asesinato del ex agente soviético
en suelo británico, o también con la declaración que hizo como preámbulo de
su participación en la reunión del G7 cuando explicó que habría que volver a
invitar a Rusia a lo, en su opinión, que debería volver a ser un G8.
Señalemos la convergencia entre Trump y el nuevo gobierno italiano sobre
esta cuestión: hoy, con un régimen ultrarreaccionario en Rusia, es la
benevolencia hacia Moscú lo que caracteriza a la extrema derecha en lugar de
la animosidad anticomunista de otros tiempos hacia la URSS.

 

En el fondo, Trump es coherente: le importa un pimiento la suerte de Siria y
le parece que Assad es un mal menor con el que hay que arreglarse. Desea,
por otra parte, retirar las tropas americanas de ese país y abandonar a las
y los kurdos a su suerte frente a su aliado turco. Pero para todo esto, la
condición indispensable a ojos de Netanyahu y de los dirigentes sauditas es
la retirada de Siria de las tropas de Irán y de sus auxiliares regionales.
Para esto el papel de Rusia es decisivo.

 

Si Trump continúa en su línea actual consistente en dar libre curso a su
inspiración del momento tras haberse separado de la parte de su
administración que representaba hasta un cierto punto una limitación por el
establishment, acabará haciendo un trato con Moscú: reconocimiento de la
anexión de Crimea y liquidación del contencioso en Europa, fin de las
sanciones, contra un acuerdo sobre la evacuación de Siria por todas las
fuerzas extranjeras entradas en el país tras 2011, lo que incluye Irán y sus
auxiliares a la vez que excluye a las fuerzas rusas, presentes en Siria
desde hace decenios.

 

-De Irán a Arabia Saudita pasando por el conflicto entre Israel y el pueblo
palestino, ¿hay una coherencia global de la política exterior estadounidense
en Medio Oriente?

 

Es difícil aplicar la noción de coherencia a Donald Trump, el presidente más
errático e impulsivo de la historia de Estados Unidos. Pero en este caso, en
este plano como en otros, es con dólares con lo que carbura este promotor
inmobiliario, campeón de trapicheos de todo tipo y estafas a cualquier
escala. Ahora bien, el centro de gravedad en lo que a dólares se refiere en
Medio Oriente, es el reino saudita. A esto hay que añadir que la
preocupación política principal de Trump, narciso y demagogo, es pasar la
mano por el lomo de su base electoral de aduladores.

 

Sin embargo, una buena parte de esta base, representada por el
vicepresidente Mike Pence, es evangelista y apoya con mucha fuerza a
Netanyahu sobre todo porque es judeófoba en su alma. Es lo que explica la
transferencia de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, y el espectáculo
ofrecido por la participación de dos pastores americanos autores de
declaraciones insoportables sobre los judíos y la Shoah, delegados por
Washington al lado de Pence y de esos muñecos Barbie y Ken que son la hija
de Trump y su esposo.

 

Trump promete el acuerdo del siglo sobre el expediente palestino-israelí del
que ha encargado a su yerno. Es de esperar una declaración solemne por su
parte anunciando una solución que será inaceptable para las y los
palestinos, incluso para el émulo de Pétain (jefe del Estado
colaboracionista francés con los nazis ndt) que es Mahmud Abbas, el
presidente actual de la llamada Autoridad Palestina. Será entonces el
pretexto que utilizará Netanyahu para anexionarse oficialmente los
territorios actualmente bajo control israelí directo en Cisjordania. Como
hizo su predecesor e inspirador Sharon para la evacuación de Gaza, Netanyahu
no cree en ningún tipo de acuerdo con las y los palestinos, pues sabe que lo
que desea no es aceptable ni siquiera para su parte más corrupta. Apunta más
bien a lo que la derecha sionista llama la separación unilateral, la
política de hechos consumados por la fuerza que es congénita al Estado de
Israel, cuyas fronteras aprobadas en 1949 solo fueron para él una solución
provisional; no hay que olvidarlo. 

 

* Gilbert Achcar es profesor de estudios orientales y africanos (SOAS) de la
Universidad de Londres. Ha publicado entre otros, dos libros sobre las
revoluciones en el mundo árabe: en 2013, Le Peuple veut. Une exploration
radicale du soulèvement arabe y en 2017, Symptômes morbides. La rechute du
soulèvement arabe. La entrevista fue publicada originalmente en el sitio del
NPA, el 20-6-2018: https://npa2009.org/ <https://npa2009.org/> 

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