Brasil/ Comunidad LGTBI. La resistencia contra Bolsonaro [Tom C. Avendaño]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Nov 17 12:47:16 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

17 de noviembre 2018

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Brasil



Bodas homosexuales como resistencia a Bolsonaro



Las uniones civiles entre la comunidad LGTBI se disparan ante la llegada al
poder del ultraderechista.



Tom C. Avendaño, San Pablo

El País, 16-11-2018

https://elpais.com/



El plan siempre fue comprarse el piso primero y casarse después, con una
gran recepción de final de cuento de hadas, pero entonces Jair Bolsonaro
ganó las elecciones. Luanna Bulhões, de 30 años, profesora en una escuela
pública de São Paulo, tuvo un pequeño ataque de pánico al oír, el domingo
electoral del 28 de octubre, que la extrema derecha gobernaría Brasil. No
paraba de pensar en el coche que, dos días antes, se había desviado de su
camino y subido a la acera por la que corría su novia, en São Miguel, en el
desprotegido sur de São Paulo.



“Ella lo esquivó de milagro: la quería atropellar, estaba claro, o
asustarla, al menos”, cuenta ahora Luanna con el ceño fruncido de
indignación, entre un pelo afro y gafas de pasta. A su lado, la novia, Deise
Oliveira, estudiante universitaria de 23 años, murmura con voz grave y
tímida: “Iba con camisa de cuadros y pantalón corto ancho, muy de
estereotipo de lesbiana”. Y se resigna: “Cuanto más estereotipo, más
estigma. Más violencia”.



Para ellas, las dos cosas, el ataque y las elecciones, están íntimamente
relacionados. Creen que tanto el nuevo Gobierno como sus muchos seguidores
en las calles van a poner a prueba la frágil seguridad de la comunidad LGTBI
en Brasil, así que quieren protegerse. Han decidido que se casan. Ni piso,
ni gran recepción. A su modo de ver, es esto o a lo mejor no habría final
feliz de cuento de hadas.



“No tenemos dinero ahorrado: lo que tenemos es una boda montada a
matacaballo”, se lamenta Luanna, sentada en la notaría civil número 34 de
São Paulo, la más popular para tramitar uniones homosexuales en una ciudad
que es, a efectos prácticos, la capital gay de Brasil. Y no está sola. A
estas oficinas no paran de llegar parejas en busca de una boda in extremis,
siguiendo el mismo razonamiento. “La demanda se ha disparado”, alerta el
director de la oficina, el notario Adolpho Bastos da Cunha. Han pasado de
casar a seis parejas en agosto a 11 en octubre y 12 están en la agenda para
diciembre. Y esperan más.



Algo parecido ocurre en los despachos de otros 120 notarios de São Paulo,
que inscribieron el año pasado 2.835 de las 5.816 bodas que hubo en Brasil
entre personas del mismo sexo. Aquella cifra supuso un aumento del 25% con
respecto a 2016. Ahora, la subida se prevé mucho mayor.



En parte es una respuesta a la amenaza política que la comunidad LGBTI
percibe ante la presidencia de Bolsonaro,homófobo declarado, y la actuación
de un Congreso más evangélico que nunca (91 diputados de 513). El Tribunal
Supremo brasileño declaró constitucional la unión homosexual en 2011 a raíz
de una demanda. Dos años después, el Consejo Nacional de Justicia se basó en
aquel fallo para obligar a las notarías del país a celebrar los matrimonios
gais.



El Congreso, sin embargo, no ha aprobado ninguna ley que proteja ese
derecho, y la comunidad LGBTI teme que con el nuevo escenario político se
produzca un retroceso. “Retirar un derecho como el del matrimonio es
imposible en un Estado de derecho”, tranquiliza Mario Solimene, uno de los
pocos abogados de Brasil especializado en uniones homoafectivas. “Aunque
muchos se están poniendo en lo peor”.



Hostilidad cotidiana



Estas bodas son, sobre todo, un gesto político. Las agresiones y amenazas
físicas, como la de aquel coche que casi arrolla a Deise, se han
multiplicado desde las elecciones. Las muertes violentas entre la comunidad
LGBTI ya se habían disparado un 30% en 2017, con 445 homicidios al año. Un
récord para el país.



Pero ahora se suma una nueva hostilidad cotidiana. EL PAÍS ha preguntado a
docenas de personas LGBTI, en asociaciones y foros. Sus testimonios dibujan
un país cada vez más hostil con la homosexualidad. Está Priscila, una
travesti asesinada a puñaladas al grito de “Bolsonaro presidente” en el
centro de São Paulo el 16 de octubre. Y una lesbiana, que prefiere no ser
citada, que recibió un puñetazo en el metro días después. Varios
entrevistados contaron haber sido amenazados de muerte con frases del estilo
de “los maricones van a morir con Bolsonaro” en la calle o en redes sociales
para hombres gais.



“Estamos notando un recrudecimiento en la relación entre la comunidad y el
resto de la sociedad”, alerta Claudio Nascimento, coordinador de la ONG
Grupo Arcoíris. “Y es fruto del discurso de odio del presidente electo. Se
ha entendido una autorización para discriminar”. Casarse supone una unión,
entre sí, y con las instituciones. Una forma de resistencia.



Luanna y Deise van a celebrar su boda sin la familia de esta última: son
evangélicos y no aceptan que ella sea lesbiana, y mucho menos que se case.
“Eso los que saben de la boda”, añade. El auge de los evangélicos en la
política brasileña es solo uno de los elementos que ha elevado la tensión
entre el colectivo y la sociedad.



Pero no están solas. El traje, por ejemplo, se lo diseña gratis una modista
transexual. La tarta, las fotos, también ha sido regalos de desconocidos:
los más de 600 profesionales que han observado a través de las redes
sociales el furor que existe por las bodas homosexuales y han respondido
ofreciéndose a trabajar gratis en las ceremonias.

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