Ecuador/ Moreno, un neoliberal más [Alberto Acosta y John Cajas Guijarro]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Sep 10 12:42:42 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

10 de setiembre 2018

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Ecuador

 

Moreno, un neoliberal más

 

Alberto Acosta y John Cajas Guijarro * 

 

El Ecuador -y en gran medida el propio mundo empobrecido- vive atrapado en
el ciclo maldito de la acumulación capitalista periférica y dependiente.
Similar a tiempos pasados, repetimos el camino: empezamos con el “boom” de
alguna exportación -primaria- que financia a un Estado “desarrollista” (que,
a veces, se auto-titula “revolucionario”), para terminar en el “eterno
retorno neoliberal”.

 

La Línea de Fuego, 4-9-2018

https://lalineadefuego.info/

 

Quizá el proceso tras el movimiento de estas etapas es el siguiente: en el
“boom”, el Estado intenta modernizar al capitalismo y crea “bienestar”,
exacerbando al máximo las contradicciones del capital (pues salarios y
ganancias no pueden crecer simultáneamente para siempre sin cambios
estructurales permanentes). Luego viene la crisis, donde el Estado ya no es
tan útil al capital y emergen -con creciente fuerza- las demandas de libre
mercado y flexibilización (laboral, financiera, y hasta ambiental) en la
desesperación de recuperar los ritmos de acumulación. Tanto esa mayor
explotación, pero sobre todo algún nuevo “boom” exportador de materias
primas, llevan a un punto en donde -si la tensión social no revienta- se
reanima la acumulación y otra vez emerge el Estado modernizador (luego de
que los sectores populares hayan pagado los costos de la crisis).

 

Así, mientras muchos pelean hasta el cansancio por “más Estado” o “más
mercado”, pocos dicen que Estado y mercado solo son piezas funcionales del
capitalismo, una gran máquina cíclica e inestable, como podemos argumentar
incluso teóricamente. Es más, hay evidencia para pensar que el Ecuador está
atrapado en los perversos muros de dicha dinámica cíclica, por cierto
complejizada por las múltiples patologías de la abundancia…

¿Cómo derrumbar esos muros, sobre todo en tiempos de crisis? Las únicas
opciones parecen ser el fortalecimiento del tejido social y una fuerte
organización popular “desde abajo” y por “la izquierda”, siempre con la
Pacha Mama. Sin embargo, esas opciones fueron duramente debilitadas durante
la dominación burguesa correísta, especialmente con su represión y
criminalización a la protesta social. Ese debilitamiento fue útil para que,
cuando afloró el inicio del fin del “boom” desde 2014, el propio gobierno de
Rafael Correa retorna al neoliberalismo; regreso que el gobierno de Lenín
Moreno lo está consolidando.

 

Así, más allá de las “viscerales” diferencias entre Correa y Moreno, quien
fuera su candidato presidencial en 2017 (año en que ambos pasaron del querer
al odio en cuestión de meses), correístas y “morenistas” están unidos por
los lazos del espíritu neoliberal.

 

Entendido este contexto, se devela que las acciones del gobierno de Moreno
-reiteremos, continuando el proceso iniciado por el correísmo-, están acorde
a la renovada “larga y triste noche neoliberal” que vive el país y gran
parte de la región. Todo buscando rescatar al capital de su crisis, cargando
el peso a los -debilitados- sectores populares.

 

Los hechos que ratifican la condición neoliberal del “morenismo” son
indiscutibles:

 

-Conformación de un gabinete en donde hasta los ministros son representantes
directos de múltiples grupos económicos, llegando a entregar el manejo
económico directamente a quien era presidente del Comité Empresarial
Ecuatoriano.

 

-Concesión de millonarios beneficios a los grandes grupos económicos, como
la remisión de deudas tributarias y patronales concedida a mediados de 2018
(similar a lo hecho por el correísmo en 2015)

 

-Continuidad del proceso privatizador –arrancado con Correa– usando
eufemismos como las “alianzas público privadas” y la “monetización de
activos” del Estado.

 

-Ampliación de la flexibilización laboral (reestablecida por Correa 3),
incluso con el potencial despido masivo de funcionarios públicos en vez
revisar integralmente los salarios de la burocracia dorada y minimizar los
efectos sobre el desempleo.

 

-Limitación a las propias instituciones públicas cuando han incomodado al
gobierno (p.ej. los datos de deterioro laboral que incomodaron al ministro
del Trabajo y le costaron su puesto al director del Instituto Nacional de
Estadísticas y Censos).

 

-Eliminación “de golpe” del subsidio a la gasolina súper, de forma
irresponsable (sin publicar estimación alguna del “efecto sustitución” entre
gasolinas súper y extra ni ningún otro análisis técnico), dejando de lado
cualquier propuesta integral de manejo de subsidios energéticos.

 

-Preparación de un agresivo ajuste fiscal que, en vez de apelar al
incremento de impuestos a los grandes grupos económicos u otra medida
redistributiva, contrae aún más la inversión pública. Así, se abre la puerta
a un ajuste procíclico recesivo, agravado por la rigidez impuesta por la
dolarización, la cual limita las posibilidades de aplicar políticas
monetarias contra-cíclicas. Peor aún, semejante circunstancia se complica
por el contexto de una economía regional y mundial en desaceleración, en
donde emergen nubarrones de una crisis internacional de deuda y de divisas.

 

-Un punto a destacar es el suministro del ajuste a cuentagotas; es decir, el
gobierno no se atreve a aplicar un paquetazo tradicional, sino que usa un
gradualismo de telenovela, buscando que cada “capítulo” guste especialmente
a los organismos multilaterales para que estos concedan nueva deuda externa
(luego de todo un primer año de gobierno en donde la deuda -cual respirador
artificial– creció a un ritmo de casi mil millones de dólares mensuales).

 

-Sumisión de la política monetaria a la banca privada del país, tanto al
entregar completamente el dinero electrónico (para que la banca gane como
siempre), así como con el total -y dogmático- impedimento de que el Banco
Central adquiera títulos del Estado o de cualquier otra institución pública
(herramienta que, si bien el correísmo la usó irresponsablemente, no debía
eliminarse, menos en época de crisis y con las limitaciones que la
dolarización impone a las políticas contra-cíclicas).

 

-Consolidación del tratado comercial con la Unión Europea, firma del tratado
comercial con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), ingreso a la
Alianza del Pacífico y enorme interés en alcanzar un tratado comercial con
Estados Unidos (sin llamar a esos acuerdos como lo que realmente son:
tratados de libre comercio -TLC- con aderezos menores). En definitiva la
puerta estaba abierta de par en par para que el “morenismo” alcance este
tipo de acuerdos, en especial gracias a que el “correísmo” firmó el TLC con
la Unión Europea (sin siquiera generar una transformación productiva previa
que mejore las capacidades locales para competir).

 

-Relativo abandono de la sumisión al imperialismo chino (promovida por
Correa), para retornar a la sumisión al imperialismo norteamericano (afín a
Moreno), incluso con el posible regreso de la influencia militar de EEUU en
el país y el debilitamiento de los procesos de integración regional.

 

-Apertura y entreguismo frontal al capital extranjero especialmente con la
“reinstalación” de los Tratados Bilaterales de Inversión, que casi siempre
terminan perjudicando la posición legal del Estado frente al capital
transnacional y que están prohibidos constitucionalmente, como claramente se
establece en el artículo 422.

 

-Ampliación de la explotación del ITT junto con la continuidad del
entreguismo megaminero iniciado por el correísmo (cayendo de nuevo en la
represión social).

 

Si en su momento afirmamos que Correa fue un neo-neoliberal, por usar al
gran Estado creado en el “boom” como herramienta para modernizar el Estado y
disciplinar la sociedad, todo los hechos antes señalados -y muchos que están
por venir- demuestran algo evidente: Moreno es un neoliberal, un neoliberal
“sensibilizado” que no busca paquetazos globales, sino ajustes gradualistas,
incluso presionando al “diálogo” para legitimar sus medidas económicas. Sin
embargo, es justo esa legitimación del neoliberalismo “morenista” lo que se
debe evitar. Por eso, ojalá que la historia -y los sectores populares-
reconozcan que Moreno, al igual que su antecesor, después de todo no es más
que otro ladrillo en el gran muro del capital…

 

* Alberto Acosta, profesor universitario. Ex-ministro de Energía y Minas.
Ex-presidente de la Asamblea Constituyente. Ex-Candidato a la Presidencia de
la República. Economista ecuatoriano. Profesor de la Universidad Central del
Ecuador. John Cajas Guijarro, estudiante de doctorado en economía en
FLACSO-Ecuador.

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