Nicaragua/ Solidarizarse con la dictadura, es ir contra la vida [Onofre Guevara López]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Sep 11 12:59:21 UYT 2018


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Correspondencia de Prensa

11 de setiembre 2018

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Nicaragua

 

Solidarizarse con la dictadura, es ir contra la vida

 

La afinidad de los sectores de la izquierda extranjera con el orteguismo se
sustentan en el discurso demagógico de los dictadores.

 

Onofre Guevara López *

Confidencial, 11-9-2018

https://confidencial.com.ni/

 

Bajo la represión, sufriendo por sus muertos, condenando los secuestros,
reclamando la libertad de sus presos políticos y siempre en actitud
combativa civil y desarmada, el pueblo nicaragüense siente el apoyo
internacional, el cual agradece, y espera más, pero sin bajar la guardia
frente a la dictadura, porque después de más de cuatro meses de lucha, está
consciente de que su liberación depende de su propia lucha.

 

El pueblo sabe que dentro del país hay sectores políticos pensando y
actuando conforme los intereses de la dictadura, para proteger sus propios
intereses creados bajo un amparo.  Sabe también que hay quienes aparentan
defender al régimen orteguista, como los empleados públicos, solo por
defender la subsistencia familiar.

 

Incluso, el pueblo sabe que en el exterior, sectores tenidos como
revolucionarios de izquierda, se pronuncian en favor de la dictadura.  Pero
también sabe que en el mundo hay exponentes de una izquierda que no piensa
ni actúa conforme al esquema anquilosado de que el socialismo es
inconciliable con el ejercicio de la libertad y, en consecuencia, expresan
su solidaridad con nuestro pueblo y su condena a las atrocidades de la
dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

 

Lo que hay que advertir sobre la afinidad de los sectores de la izquierda
extranjera con el orteguismo, es que se sustenta en el discurso demagógico
de los dictadores, al que agregan sus esquemas ideológicos dogmáticos y,
peor aún, sin conocer, menos estudiar, nuestra realidad actual.  Salvo los
burócratas de algunos gobiernos, que apoyan esta dictadura por las frías y
oportunistas “razones de Estado”, aun sabiendo que lo hacen en detrimento de
la vida de nuestro pueblo.  En cambio, los extranjeros que condenan al
orteguismo, en su mayoría, radicaron en Nicaragua durante muchos años como
cooperantes en nuestros campos, pueblos y ciudades.

 

¿Y cuáles son los esquemas pro-orteguistas?

 

1.Que en Nicaragua hay una “revolución”;

 

2.que se guía por principios “socialistas”;

 

3.que Daniel Ortega fue elegido “democráticamente”;

 

4.que promueve y protege conquistas sociales amenazadas por una derecha
promotora de la agitación terrorista, asociada y financiada por el
imperialismo norteamericano.

 

Luego, le cantan cero a la verdad: que aquí el “socialismo” solo fue una
aspiración frustrada; Ortega la transformó en un capitalismo mafioso y
lidera a una nueva clase opresora; Ortega ha estado cerca del poder durante
40 años, once de ellos, por sus fraudes electorales; la corrupción
administrativa es escandalosa; su enriquecimiento ilícito salta tanto a la
vista, que casi saca los ojos; ha desmantelado la vida institucional; dirige
una represión policial en plena emulación de la guardia somocista; los
crímenes –incluidas las torturas— son una práctica diaria de una legión de
esbirros encapuchados; y condena a inocentes con su instrumento judicial, la
Corte Suprema de Justicia (CSJ).

 

Pero sus simpatizantes del exterior, parecen convencidos por Ortega, según
su confesión a la agencia española Efe, de que la tragedia del pueblo no  es
obra suya (ya comprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU)… ¡sino temas
de la cuentística del Premio Cervantes, Sergio Ramírez!

 

¿Son esos los únicos esquemas políticos que juegan en torno a la situación
de Nicaragua en el exterior?  De ninguna manera.  Hay esquemas con sello de
cierta la izquierda, pero también del lado de ciertas derechas, expresadas
en las comparaciones mecánicas de situaciones de países con experiencias
políticas, causas y motivos históricos distintos.

 

¿No les es familiar en el discurso oficial norteamericano, aquello de que el
orteguismo quiere imponer en nuestro país, “otra Cuba” y “otra Venezuela”?
Esto le dio armas a Moncadita para que, en el Consejo de Seguridad de la ONU
(7/9/18), recordara que Estados Unidos nos impuso un Somoza con su dinastía,
como impuso en América Latina dictaduras tipo Pinochet, etcétera.

 

Ese oportunismo político está siendo aplicado desde un lado y del otro,
porque sacan los sucesos fuera de su contexto histórico para aplicarlos a
nuestra realidad, según sus conveniencias geopolíticas.  Esto va en contra
de la justa lucha de nuestro pueblo, porque ambas corrientes, aparentan no
saber cuáles son los orígenes de sus problemas ni los factores y actores que
los provocan.

 

La realidad nos dice que no es posible encerrar nuestra lucha dentro de las
fronteras nacionales mientras la dictadura nos asesina, ni desconectarla del
resto del mundo, menos rechazar su solidaridad porque venga de los Estados
Unidos y otros países capitalistas, porque sería una absurda decisión
suicida. Una estúpida intolerancia política e ideológica, que solo favorecía
a nuestros verdugos.

 

Es una verdad política, y no hay que olvidarlo: las intenciones ulteriores
siempre pueden estar presentes en una actividad humana, incluida la
solidaridad.  Pero ningún pueblo puede temer a eso, cuando está consciente
de esa realidad, y al mismo tiempo  está luchando despierto.  Y si en algo
sueña este pueblo, es ser libre.

 

Tampoco se puede aceptar de manera acrítica las comparaciones mecánicas que,
de hecho, son una perversa homogenización de los fenómenos políticos,
ideológicos y culturales de unos y otros países, con grandes diferencias
históricas y culturales. Y la historia, cultura y sistemas políticos de cada
país, pueden parecerse en muchos aspectos, pero nunca podrán parecerse en
todo, menos ser iguales.

 

Aceptar cualquiera de las posiciones sectarias ajenas, o todas juntas, se
constituiría en una ofensa a la dignidad de nuestro pueblo. Sería restarle
méritos a su inteligencia y a su protagonismo en la lucha por sus libertades
políticas y la justicia social.  También sería como calificarlo de monigote
sin consciencia de su propio valor, y a disposición de cualquiera que desee
someterlo, bajo cualquier pretexto.

 

No lo digo por auto complacencia patriotera, sino porque las comparaciones
mecánicas, no solo son injustas con nuestro pueblo, sino que, además, son
ofensivas para los otros pueblos.  Igual rechazo –como pienso lo rechaza
todo buen nicaragüense— la creencia calumniosa de los dictadores
Ortega-Murillo, de que el pueblo marcha en las calles desde casi cinco meses
a exponer su libertad y su vida frente a sus fusiles, solo por obedecer la
iniciativa “de la derecha” y de los agentes “de la CIA”.

 

Por los ejemplos de dignidad heredados por Sandino, los héroes y los
mártires de la revolución popular de 1979 –los  mismos que son traicionados
por los dictadores—, este pueblo ha mantenido su resistencia no armada y su
enfrentamiento cívico con los agentes criminales del orteguismo, pese  al
terrorismo orteguista.

 

Resistir es su respuesta necesaria y final a los abusos cometidos durante
muchos años por quienes se muestran desquiciados cuando dicen que el pueblo
ha podido mantenerse en pie de lucha, por estar bajo tutelaje extranjero.

 

Quienes así piensan en el exterior –porque aquí solo lo hacen los dictadores
y sus lacayos— es que no se han enterado de nada. Es que le tienen demasiado
miedo al imperialismo, como para creer que todo se mueve en el mundo por su
voluntad.  Es que menosprecian la dignidad y la inteligencia del pueblo
nicaragüense. O es que sienten más interés por conservar a su amigo dictador
en el poder, que respeto por la vida de los nicaragüenses.

 

Cualquiera sea su motivación, o sean sus motivaciones que inspiran su apoyo
al régimen Ortega-Murillo, siempre reflejarían su falta de solidaridad, la
que no es humanista si no lo es con los oprimidos. Por ende, la solidaridad
con la dictadura es también ir contra la vida de los pueblos. 

 

* Onofre Guevara López, obrero zapatero y organizador sindical, se integró
al Frente Sandinista de Liberación Nacional, en 1979. Después del triunfo de
la Revolución Popular Sandinista, fue Representante ante el Consejo de
Estado y luego Diputado ante la Asamblea Nacional. Fue columnista del diario
Barricada; y El Nuevo Diario y ahora de Confidencial. Publicó los libros:
Sea moderado tu sueño (2003); y Cien Años de Movimiento Sindical en
Nicaragua (2007). Es miembro del Centro Nicaragüense de Escritores
(Redacción Correspondencia de Prensa).

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