Estado español/ Entre el interregno sanchista y las contrarreformas del tripartito [Jaime Pastor]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Abr 12 22:48:51 UYT 2019


  _____  

Correspondencia de Prensa

12 de abril 2019

 <https://correspondenciadeprensa.com/> https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

 <mailto:germain5 en chasque.net> germain5 en chasque.net

  _____  

 

Estado español

 

Entre el interregno sanchista y las contrarreformas del tripartito

 

Jaime Pastor *

Viento Sur, 11-4-2019

https://www.vientosur.info/

 

La reciente encuesta del CIS, con la incógnita sobre cuál será la opción
final del alto porcentaje de personas indecisas sobre el partido al que
pueden ir a votar (hasta un 42%), ha venido a confirmar el creciente índice
de volatilidad entre el electorado y la enorme dificultad de hacer un
pronóstico sobre los resultados de las elecciones generales del 28 de abril.
Con todo, parece evidente que nos vamos a encontrar con un sistema
pentapartidista imperfecto, relativamente polarizado entre dos bloques, que
hará difícil el pacto –y, sobre todo, la estabilidad- para la formación de
un nuevo gobierno, ya sea de un signo u otro. Con mayor motivo cuando el 26
de mayo habrá elecciones municipales, europeas y autonómicas –éstas en 12
Comunidades-, por lo que los partidos perdedores de esta primera ronda
crucial tratarán de recuperar posiciones en esa nueva jornada electoral
antes de formalizar sus acuerdos con quienes estén en mejores condiciones
para encabezar el nuevo gobierno.

 

Si ése es el escenario probable, ni las anunciadas y provocadoras
contrarreformas del tripartito reaccionario ni la apertura de una, aunque
sea tímida, vía hacia el diálogo en torno al conflicto catalán (a la espera,
además, de la sentencia sobre el juicio al procés en otoño) parece que vayan
a contar con los apoyos suficientes para abordar la superación de la crisis
de régimen en uno u otro sentido. Un régimen cuyas cloacas vuelven a salir a
la luz sin vergüenza alguna a raíz de la guerra sucia contra Podemos, pero
que vienen de muy lejos, como nos ha recordado, entre otros, David
Fernández. A este nuevo escándalo se suma el testimonio del exdirector de El
Mundo, David Jiménez, en un libro recientemente publicado, en donde viene a
confirmar lo que era un secreto a voces: las servidumbres que los
principales medios de comunicación mantienen ante un viejo entramado
político, financiero y policial que no tiene reparo alguno en recurrir a los
peores métodos para tratar de protegerse frente a cualquier ataque, o para
calumniar y difundir mentiras contra cualquier amenaza al sistema, como ha
ocurrido en los últimos años con el independentismo catalán o Podemos. Como
bien decía un excomisario de la policía en el excelente documental Las
cloacas de interior, “el sistema está tan corrupto que expulsa a los
decentes”.

 

Pocas dudas pueden quedar sobre la gravedad de esa grieta, que se suma a las
ya abiertas desde hace tiempo no sólo en el plano nacional-territorial o en
el que afecta a una clase política corrupta –incluida la monarquía-, sino
también en el socioeconómico. Porque ése es el verdadero trasfondo de la
desafección ciudadana hacia unas elites políticas y económicas que no hacen
más que ahondar las desigualdades sociales y de todo tipo –recordemos el
reciente clamor de la España vaciada- en esa carrera hacia el sálvese quien
pueda que se extiende por el planeta ante la nueva crisis sistémica que se
anuncia.

 

Nuevo ciclo

 

Llegamos a este momento después de que, por desgracia, la indignación
popular que irrumpió a partir del 15M de 2011 frente a la nueva vuelta de
tuerca neoliberal no llegara luego a reflejarse, pese a las ilusiones
generadas por Podemos, en la materialización de un proyecto rupturista a la
altura del desafío que suponían los gritos de “no nos representan” y “no
queremos ser mercancía de políticos y bancarios”. Tampoco, si bien giraban
en torno a ejes de conflicto distintos, se produjo la confluencia de ese
movimiento con el bloque plural que en Catalunya se fue extendiendo a
partir, sobre todo, de 2012 a favor del derecho a decidir su futuro y que
tuvo en las jornadas del 1 y el 3 de octubre de 2017 su máxima expresión,
seguida luego por la represión y la judicialización del conflicto.

 

El agotamiento de ambos ciclos de movilización y las limitaciones de sus
exponentes políticos y electorales respectivos se han visto seguidos por una
radicalización de PP y Cs, acelerada ahora bajo la presión derivada del
ascenso de Vox que anuncian las encuestas tras las elecciones andaluzas. La
competencia entre estas fuerzas por encabezar ese bloque reaccionario no
impide constatar que comparten un mismo proyecto: proceder a una serie de
contrarreformas que, mediante una combinación en mayor o menor grado de
nacionalismo español recentralizador y uniformizador, neoconservadurismo
patriarcal y xenófobo y neoliberalismo austeritario, aspiran a imponer un
nuevo modelo de dominación que tendría poco que envidiar a esas democracias
iliberales tan denostadas del Este. Este giro ultraautoritario tendría en el
independentismo su primer objetivo a derrotar (mediante el estado de
excepción permanente en Catalunya), pero, como ya hemos podido comprobar con
los ataques a libertades y derechos fundamentales, en caso de llegar a la
Moncloa, no cejaría en su empeño por acabar con la gran mayoría de las
conquistas democráticas y sociales alcanzadas a lo largo de estos 40 años;
y, por si hiciera falta añadirlo, contra las que están ahora por llegar,
como el derecho a una muerte digna que nos han vuelto a reclamar hace pocos
días María José y su compañero Ángel, sometido ahora, por cierto, a una
escandalosa investigación judicial bajo la sospecha de “violencia de
género”.

 

Sólo el movimiento feminista está demostrando su capacidad de resistir el
reflujo del ciclo 15M-Podemos y de contrarrestar esta nueva ola reaccionaria
con un discurso alternativo y antisistémico, sin por ello menospreciar el
papel que están jugando otros movimientos como el de pensionistas o las
nuevas formas de sindicalismo social. Paralelamente, pese a la crisis de
orientación que afecta a las formaciones políticas independentistas
catalanas, manifestaciones como la del pasado 16 de marzo en Madrid, pese a
la débil participación procedente de otros lugares, han venido a recordarnos
que la capacidad movilizadora de organizaciones sociales como la ANC y
Ómnium Cultural no se ha visto debilitada.

 

Con todo, es ahora el terreno electoral el que pasa a primer plano. No puede
sorprender por eso que ante la amenaza que supone el tripartito reaccionario
retorne con fuerza la presión por el voto útil al PSOE entre las gentes de
izquierda, a la vista del descenso que las encuestas avanzan para Unidas
Podemos (UP) y de que esta coalición se ha convertido en los últimos tiempos
en fuerza subalterna del gobierno y ha sufrido una profunda crisis interna.
Una opción, la del voto al PSOE, que choca una vez más con la disposición de
este partido a priorizar la búsqueda de un futuro acuerdo de gobierno con
Ciudadanos para cumplir lo que sigue siendo su objetivo principal: asegurar
la gobernabilidad del régimen, la “unidad de España” y la fidelidad a las
políticas austeritarias de la Unión Europea. Una coalición de gobierno que,
si llegara a ponerse en pie, acabaría siendo un corto interregno que
facilitaría el camino hacia la hegemonía del bloque de derechas.

 

Basta leer los “110 compromisos con la España que quieres” del programa
electoral del PSOE para comprobar, más allá de la retórica, la ambigüedad y
la indefinición en temas fundamentales de la mayoría de sus puntos. Por no
hablar de los que faltan en torno a cuestiones fundamentales, como la
relativa a Catalunya, ni siquiera mencionada, dando así un nuevo paso atrás
respecto a la propuesta defendida en el pasado de caminar hacia un Estado
federal y plurinacional.

 

La tentación gobernista, de nuevo

 

Es cierto que UP reaparece ahora con un programa de cambio en el que,
apoyándose en artículos de la Constitución que reconocen retóricamente
derechos sociales básicos, reivindica medidas en el plano socioeconómico,
ecológico y feminista que habían sido relegadas a un segundo plano o,
simplemente, abandonadas en los últimos tiempos por Podemos. Aun así, las
ausencias también son flagrantes: nada, por ejemplo, sobre la exigencia cada
vez más extendida de un referéndum sobre la forma de Estado, sobre Catalunya
o, al menos, sobre la reforma del Senado basada en un federalismo
plurinacional o, en fin, sobre la necesaria derogación de los Acuerdos con
la Iglesia católica de 1979. Se reclaman artículos de la Constitución que se
han visto vaciados de contenido desde hace ya largo tiempo en el marco de la
UE neoliberal, mientras no se tocan otros que siguen sustentando los pilares
fundamentales del régimen.

 

Por otro lado, el escándalo del espionaje a Podemos ha permitido a su líder
recurrir a un discurso crítico contra el establishment, dirigido a recuperar
a una parte del electorado que le ha ido abandonando en los últimos años. Su
credibilidad se ve, sin embargo, mermada por su insistencia en querer
cogobernar con el PSOE, sea cual sea la relación de fuerzas entre ambos
partidos. Una opción que, de llevarse a cabo y teniendo en cuenta que es
descartable una mayoría de UP el 28 de abril, sería suicida para esta
formación, (des)vertebrada por un Podemos convertido en un equipo electoral
crecientemente burocratizado y monolítico que se vería fácilmente fagocitado
por las mismas fuerzas del establishment a las que vuelve a atacar ahora.

 

La experiencia de Portugal está suficientemente cerca para extraer lecciones
y optar por otras fórmulas que, contribuyendo a impedir un gobierno de las
derechas, no por ello renuncien a la autonomía de un proyecto político que
debería ser alternativo al que continúa representando el PSOE de Pedro
Sánchez. Porque, como muy bien se dice en el Manifiesto de un feminismo para
el 99%, el camino que deberíamos seguir es el que “nos enfrenta directamente
a las dos opciones políticas principales que el capital ofrece ahora.
Rechazamos no sólo el populismo reaccionario, sino también el neoliberalismo
progresista”.

 

Sólo desde la autonomía estratégica y táctica se podrá garantizar la entrada
en una nueva fase de recomposición de una izquierda que, como se proponía en
una reciente declaración de Anticapitalistas, apueste por “elaborar nuevos
discursos pero, sobre todo, nuevas estrategias políticas de calado capaces
de reorganizar las filas populares, dotarlas de instrumentos de lucha y
generar nuevas ilusiones en pos de un proyecto de sociedad soberana”. A lo
que me permito añadir, recordando a Javier Muguerza, fallecido este 10 de
abril, que entre esos instrumentos el derecho al disenso y, por tanto, a la
desobediencia frente a leyes y sentencias injustas, deberá ser, ahora más
que nunca, de obligado cumplimiento ético en más de una ocasión.

 

Todo este panorama a escala estatal se desarrolla en un contexto más general
en el que la incertidumbre sobre cuándo llegará la próxima gran recesión
sigue caracterizando el impasse en que se encuentra un capitalismo
financiarizado en plena “desaceleración sincronizada”, con palabras de la
directora del FMI. Una institución que, como siempre, sólo está empeñada en
imponer los dictados de una deudocracia que en nuestro caso insiste en
exigir una mayor “disciplina presupuestaria” (léase: más contrarreformas de
pensiones y laborales). Un escenario al que en el caso europeo hay que sumar
el interminable Brexit y el estancamiento del motor alemán en medio de una
mayor competencia comercial entre grandes potencias mientras el Sur global
sigue empobreciéndose y desangrándose. Procesos todos ellos que no nos
pueden hacer olvidar la principal amenaza para la sostenibilidad de la vida
en el planeta que supone el cambio climático, reconocido ahora por el propio
Banco Mundial únicamente como “el riesgo clave que podría rebajar la
potencial producción global en el medio plazo”. Porque, como siempre, la
preocupación de la plutocracia global no es la vida, amenazada por el
depredador productivismo capitalista, como acertadamente denuncia el nuevo
movimiento estudiantil emergente en Europa con sus viernes por el clima,
sino el fin del mito del crecimiento. 

 

* Jaime Pastor es politólogo y editor de Viento Sur.

  _____  

 



---
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus
------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20190412/b7dac4ac/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa