Estados Unidos/ 15 dólares y un sindicato [Meagan Day]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Ago 1 11:02:02 UYT 2019


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Correspondencia de Prensa

1° de agosto 2019

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Estados Unidos

 

15 dólares y un sindicato *

 

Meagan Day 

A l´encontre, 19-7-2019 

https://alencontre.org/

Traducción de Viento Sur

https://www.vientosur.info/

 

Después de años de tergiversaciones por parte de los demócratas, la Cámara
ha adoptado una ley sobre el salario mínimo de 15 dólares por hora. Es casi
seguro que morirá en el Senado, pero muestra hasta qué punto el movimiento
de “Lucha por los 15 dólares” ha hecho su camino. En noviembre de 2012,
doscientos trabajadores de Wendy’s, McDonald’s, Burger King y otros
restaurantes cesaron en el trabajo en Nueva York para reivindicar un salario
mínimo de 15 dólares la hora.

 

Ese fue el momento de “la mayor ola de acciones sindicales de la historia de
la industria estadounidense de la restauración rápida”. La reivindicación
fue sentida por numerosos espectadores como una exageración -era más del
doble del salario mínimo federal de 7,25 dólares la hora-. Pero las
trabajadoras y las organizadoras no quedaron desmoralizados por el
escepticismo. En la primera manifestación, entre los cánticos de “Como
podemos sobrevivir con 7,25 dólares”, Pamela Waldron, una trabajadora del
KFC (Kentucky Fried Chicken), declaró al New York Times: “Tengo dos hijxs de
menos de seis años y no gano lo suficiente para comprarles comida”. Eran
necesarios 15 dólares, insistían los trabajadores y trabajadoras, para una
existencia digna y segura.

 

El movimiento surgido de esas acciones precoces se llamaba “Lucha por los 15
dólares” y estaba dirigido principalmente por el Service Employees
International Union (SEIU). En 2013, las trabajadoras de la restauración
rápida organizadas bajo esa bandera pararon en Chicago, Detroit, St. Louis,
Milwaukee, Seattle, Flint y Kansas City. En el curso de los años siguientes
el movimiento se extendió más allá de la restauración rápida para incluir a
otros trabajadores y trabajadoras de bajos salarios en todas las partes del
país, incluidos lxs empleadxs de los aeropuertos, los auxiliares personales
así como lxs asalariadoxs de Walmart y Amazon.

 

Seattle fue la primera ciudad que respondió a la presión pública del
movimiento, adoptando en 2014 una medida tendente a aumentar gradualmente el
salario mínimo a 15 dólares a escala de la ciudad. Otras ciudades siguieron,
entre las cuales Los Ángeles, San José, San Francisco, ciudad de Nueva York,
Washington, DC y las Ciudades Gemelas (Minneapolis-Saint Paul). Los Estados
de California, Massachusetts y Nueva York adoptaron leyes tendentes a
aumentar el salario mínimo a 15 dólares.

 

Posteriormente, decenas de otras ciudades y Estados han acordado aumentos
menos importantes del salario mínimo, bajo la presión de huelgas, de
protestas y del activismo incesante de millares de personas como Pamela
Waldron, que se han batido con uñas y dientes para mejorar su suerte y la de
sus familias.

 

Lo que inicialmente parecía una improbable reivindicación se ha convertido
en una reivindicación legítima y popular. La lucha por los 15 dólares ha
hecho furor. Una mayoría de los estadounidenses la apoya y ahora esa
exigencia ha hecho su camino hasta la capital del país.

 

El jueves 18 de julio, el movimiento “Lucha por los 15 dólares” ha
conseguido una importante victoria: La Cámara de Representantes ha adoptado
la ley sobre el aumento de salarios. El proyecto de ley, presentado en el
Congreso por el representante Bobby Scott y el senador Bernie Sanders,
aumentaría gradualmente el salario mínimo federal a 15 dólares desde hoy
hasta el 2025 e indiciaría a continuación el salario mínimo a la inflación.
En el Congreso, el proyecto de ley ha sido adoptado por 231 votos contra
199.

 

Lxs asalariadxs presentes en el parlamento saludaron el resultado coreando:
“¡Trabajamos, respiramos, escribid 15 dólares en nuestro cheque!”.

 

Solo seis demócratas han votado contra el proyecto de ley, lo que es
revelador para un partido que ha tergiversado sobre esa reivindicación. En
2016, el intruso del partido, Bernie Sanders, colocó la reivindicación de un
salario mínimo federal de 15 dólares la hora en el centro de su candidatura
a la presidencia. Su adversaria, Hillary Clinton, favorita del partido,
propuso un aumento a 12 dólares. Cuando se la presionó para que se
explicase, utilizó el lenguaje del compromiso e intento gestionar las
expectativas, diciendo: “No lo hagamos solo para tener un mayor número [de
votos, ndt] sino que apoyemos una propuesta que tenga posibilidades de
triunfar” –una timidez sobre las cuestiones de la clase obrera que
caracteriza a la casta dirigentedel partido-.

 

El firme apoyo del Partido Demócrata a la ley sobre el aumento de los
salarios muestra un cambio radical, no del corazón y del espíritu sino de la
percepción de lo que quiere la población y de lo que es necesario para que
los políticos puedan proteger su carrera. Sin embargo hay una trampa: el
Senado, bajo control republicano, puede rechazar ese proyecto de ley, con el
pretexto de que puede perjudicar a las empresas y, con ello, a la economía,
un argumento basado en el mito de la economía de la escorrentía.

 

Algunos políticos demócratas moderado estarían probablemente temblando con
la idea de encolerizar al mundo de los negocios que financia su carrera
política, pero son libres de hacer el espectáculo para sus electorxs en este
caso, ya que saben que el proyecto de ley no será aprobado como ley. Está
también el hecho de que la reivindicación se ha hecho popular un decenio
antes que sea plenamente realizada mediante este proyecto de ley. Incluso
ajustados en función de la inflación, 15 dólares en el 2025 representan
menos que su valor de hace diez años. En conjunto, estas razones explican
parcialmente porqué incluso los demócratas pro-empresariales están –a menos
sobre el papel- de acuerdo con esta legislación.

 

El proyecto de ley no se basa exactamente en bases firmes, pero los
políticos que crean verdaderamente en los principios que le animan deberían
continuar luchando. El National Employment Law Project estima que hasta el
presente, “Lucha por los 15 dólares” ha permitido recuperar 68 mil millones
de dólares para 22 millones de trabajadorxs de bajos salarios en todo el
país. Según un análisis del Economic Policy Institute, el aumento de la Ley
sobre los salarios, que es aplicable a todxs lxs empleadxs federales,
afectaría a 33 millones más de trabajadores. Estos aumentos representan la
diferencia entre las dificultades financieras extremas y la seguridad
relativa de una gran parte de la población. Ese cambio mejora, de forma
desproporcionada, la situación de las mujeres y de las personas de color y
permitiría salir de la pobreza a millones de personas.

 

Por su parte, se puede esperar que las trabajadoras y trabajadores se
aprovechen de la cobertura mediática e intensifiquen sus esfuerzos, incluso
en el caso de una derrota en el terreno legislativo. Se puede también
esperar que ejerzan presiones, no solo sobre el gobierno federal, sino
también sobre las ciudades, los Estados y los mismos empleadores.

 

El viernes 19 de julio, las trabajadoras de McDonald’s pararon en Chicago,
Detroit, Durham, Kansas City, Los Ángeles, Memphis, Miami, Orlando, San José
et St. Louis. “Celebramos hoy el voto de la Cámara, pero mañana volveremos
directamente a la lucha. Nuestras miradas estarán giradas hacia el Senado y
el Presidente Trump. Y ellas se dirigirán también hacia McDonald’s”, declaró
Fran Marion, una empleada de McDonald’s en Kansas City. “ Vamos a actuar de
tal forma que McDonald’s pague 15 dólares – y vamos a ganar 15 dólares en
todas las partes del país- de la misma forma que hemos hecho para que las
ciudades, los Estados, las empresas y el poder legislativo aumenten el
salario a 15 dólares, reuniéndose, hablando y haciendo huelga”.

 

Desde que la reivindicación de los 15 dólares ha llegado a la escena en el
2013, el nivel de organización y de activismo de lxs asalariadxs en materia
de salarios se ha intensificado cada año. Con una opinión pública favorable
a esas personas y de las luchas que se desarrollan a escena nacional, los
partidarios del aumento del salario mínimo se encuentran bien situados en el
terreno político. No deberían retroceder. De hecho, deberían hacer el punto
sobre el aumento del coste de la vida y tener por objetivo superar los 15
dólares.

 

Y no deben perder de vista la segunda mitad del eslogan del movimiento, que
llama a “15 dólares y un sindicato”. Sin protección sindical, las conquistas
conseguidas en el capítulo de los salarios pueden ser reducidas en otras
materias, como las horas extraordinarias y las ventajas sociales. Un
sindicato puede garantizar que las victorias no sean simples concesiones
disfrazadas. Además de continuar presionando sobre los legisladores y los
empleadores para que aumenten los salarios, la sindicalización es esencial
para garantizar que las conquistas del movimiento sean decisivas y
acumulativas. Ello puede también constituir una base sólida para los futuros
combates, con exigencias más ambiciosas en el terreno político que el
estricto mínimo necesario para vivir. 

 

* Artículo original
http://www.jacobinmag.com/2019/07/fight-for-15-minimum-wage-house-bill

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