Estado español/ Cogobierno o alternativa, esa es la cuestión [Manuel Gari]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Ago 1 17:43:00 UYT 2019


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Correspondencia de Prensa

1° de agosto 2019

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Estado español

 

Cogobierno o alternativa, esa es la cuestión

 

Manuel Gari *

Nuevatribuna.es, 31-7-2019

https://www.nuevatribuna.es/

 

La fallida investidura resultó una tóxica experiencia, mezcla de vodevil y
tragedia. Vodevil que sin duda hace crecer aquello del “todos son iguales”
(cosa que no es cierto) o, aún peor, “que se vayan todos” que no es un grito
de rebeldía aquí y ahora sino síntoma de hartazgo y germen que puede
alimentar a los candidatos a Salvini (Rivera cada día se le parece más, de
ahí que resulte desfasada la petición del Financial Times). Y también
tragedia porque ha supuesto un duro varapalo para el pueblo de izquierdas y,
lo que es más grave, pospone la solución de las situaciones de emergencia
social y climática que atraviesa el país. Ello, si no lo solucionamos, solo
puede redundar en desmovilización popular en las urnas y en las calles. Y,
de nuevo, el viejo mantra del voto útil, si no un nuevo aliento a la
derecha.

 

En las jornadas parlamentarias de autos, el PSOE, una vez más, empleó su
experiencia y aparato en un juego que pretendía contentar a su derecha -sin
conseguirlo- y neutralizar y marginar a su “socio preferente” Unidas
Podemos. Han corrido ríos de tinta sobre los errores negociadores de esta
formación o de la fragilidad e improvisación de alguna de sus propuestas,
pero ello no es lo más importante. La lección fundamental es que el PSOE ha
puesto sus intereses y la defensa del estatus quo económico y político
oligárquico por encima de los intereses de la mayoría social. Mucha gente
harta de la situación y temerosa de la derechona, confió en la solución de
un gobierno a dos. Pero… la fórmula de cogobierno no era posible ni
conveniente, y lo es menos ante los “exámenes” de setiembre.

 

El PSOE no puede gobernar gratis. Hemos de arrancarle compromisos
esenciales. No se le puede regalar la presidencia a Pedro Sánchez a cambio
de nada, como parece pretender el PSOE de forma ilusa y demagógica

 

A la hora de formar gobierno o no formar parte de este -como ante cualquier
acción política- conviene analizar con rigor y realismo qué gana la mayoría
social y qué pierde y también que ganan y que pierden las fuerzas de
izquierda que se comprometen en un sentido u otro. No basta el
bienintencionado rezo de “mejorar la vida de la gente” porque ello debe
acompañarse del qué y el cómo pueden posibilitarse las conquistas sociales y
qué y quienes pueden malversar las mismas. Se hacen programas para llevarlos
adelante porque se considera que ahí están las soluciones de y para nuestra
gente, las y los de abajo. Por ello el mejor discurso no sustituye a las
medidas de emergencia y, aún menos, a las de medio y largo plazo.

 

Ello significa que Podemos debería revisar en profundidad su apuesta a toda
costa del gobierno de coalición. Las fuerzas políticas transformadoras
pueden obtener mejores frutos si en vez de atajos y huidas hacia delante, se
plantean levantar una alternativa propia con un proyecto de sociedad, una
estrategia, unas fórmulas organizativas pluralistas, colectivas e
incluyentes y un programa sólido para hacer frente al neoliberalismo y la
deriva autoritaria. Ello supone primar en la acción política la
independencia total respecto a las fórmulas social liberales que tienen como
fin fortalecer el sistema económico y el régimen político que lo sustenta. A
la par que debemos tener cuenta que partidos como el PSOE tienen, pese a que
han mutado de naturaleza, una base social y electoral popular. Ello nos
exige, como en ocasiones anteriores, plantearnos el complejo problema de
cómo mejoran su correlación de fuerzas los partidos y organizaciones de
izquierda con el fin de ganar la hegemonía. Las variables de la ecuación son
el grado de organización, movilización y conciencia popular, la política de
alianzas para fortalecer los logros sociales y evitar los tics sectarios y
el uso de unas instituciones que se hicieron para mantener el poder
oligárquico y que acotan el campo de la acción gubernamental. Todo ello
exige construir y fortalecer la independencia de las fuerzas políticas
transformadoras.

 

¿Es legítimo que un partido de izquierdas quiera gobernar? Por supuesto. ¿Es
conveniente hacerlo en cualquier circunstancia, ámbito institucional, estado
de movilización social, correlación de fuerzas y con un programa de quita y
pon? No, evidentemente. Y dado que el debate actual es qué hacer en
setiembre (si es que hay setiembre y no se impone la tesis Tezanos de nuevas
elecciones, lo que abriría importantes interrogantes electorales a la
izquierda del PSOE), conviene hacer algunas reflexiones a la luz de las
ideas que se están poniendo sobre el tapete, que, por mi parte, las resumo
en unas pocas y sencillas fórmulas.

 

Parto de la base que la idea que une y guía la acción de la izquierda social
y política es parar en seco a la derecha, alejarla de los centros de poder
político, y diseñar y ejecutar políticas favorables de inmediato para las
clases explotadas y los sectores postrados de la población. Solo en este
marco adquieren sentido las siguientes cuestiones que intentan plantear el
mejor escenario posible para la mayoría social.

 

Proposición 1. Un gobierno de coalición exige un grado de disciplina a sus
componentes aún mayor que la que actualmente exigen a sus miembros los
partidos políticos que, por cierto, están en una rápido y peligroso proceso
de oligarquización, privatización y bunquerización excluyente y elitista de
sus direcciones (tema que puede ser objeto de consideración en otra
ocasión).

 

Corolario 1. La independencia de propuesta y actuación de los partidos que
componen un gobierno se ve mermada.

 

Proposición 2. El Boletín Oficial del Estado es un arma de papel que no solo
puede quedar en “papel mojado”, sino que sus líneas no las escribe cada
ministro/a, sino el conjunto del gobierno y depende de la correlación de
fuerzas en el seno de este, pero sobre todo en la sociedad.

 

Corolario 2. Con la correlación de fuerzas existente entre PSOE y Unidas
Podemos y sus confluencias es falso afirmar que no pugnar por un gobierno de
coalición supone una renuncia, cuando lo que hemos visto en el hemiciclo que
el PSOE exigía unas renuncias políticas y programáticas de gran envergadura
para las fuerzas de izquierda que claramente suponían renunciar al propio
proyecto.

 

Proposición 3. La política no se reduce al marco de los ejecutivos, ni
siquiera del legislativo correspondiente. Y, sin embargo, pareciera que sólo
tiene interés el accionar de los grupos parlamentarios y rogar
desesperadamente una presencia en el gobierno de turno para influir.

 

Corolario 3. En muchas ocasiones, desde fuera de los gobiernos, los
sindicatos y las organizaciones feministas, ecologistas y sociales -que
obviamente prefieren gobiernos amigos- han redactado los contenidos. Por no
hablar de los condicionantes que se pueden imponer al gobierno desde la
acción parlamentaria, máxime si se apoya sólo en una minoría mayoritaria,
como es el caso del PSOE hoy. El campo de trabajo de las fuerzas de
izquierda actualmente es más fértil fuera que dentro del gobierno siempre y
cuando se construya una amplia coalición en la sociedad que abarque desde
las organizaciones políticas a las sindicales, feministas, sociales y
ecologistas para plantear, exigir, vigilar y arrancar presupuestos, medidas
y políticas favorables a la mayoría social.

 

Proposición 4. La izquierda puede sufrir un descalabro en condiciones
adversas en el seno de un gobierno con fuerzas que son garantes del orden
militar atlantista, que aceptan ser policías de frontera ante la migración,
que mantienen políticas respetuosas y cumplidoras de los Tratados de la
Unión Europea más lesivos para la mayoría social, etc. Si en el debate de
investidura vimos un Sánchez en plena faena de toreo, de participar en el
gobierno con él, nos encontraremos con la vieja metáfora del abrazo del oso.
Aprendamos de la experiencia de los cogobiernos del Partido Comunista
francés o de Rifondazione Comunista y el PCI italianos con un resultado
fatal en las políticas que tuvieron que implementar y con la crisis y casi
desaparición de la izquierda en Francia -toda la izquierda- y con la
irrelevancia en la que ha quedado en Italia. O simplemente el parón en seco
del crecimiento y comienzo del declive de Die Linke tras las experiencias de
cogobierno en Berlín y en algunos lands.

 

Corolario 4. Es mejor aplicar, tal como venimos defendiendo desde hace años
desde la corriente política en la que me inscribo, una fórmula que de forma
simplista ha venido en llamarse “a la portuguesa”. Por ello nos alegramos de
la nueva actitud de Izquierda Unida. Por nuestra parte proponemos convenir
unos puntos de acuerdo con los social liberales para permitir su investidura
y cortocircuitar las aspiraciones de las fuerzas a su derecha. E
inmediatamente hacer oposición vigilante. Pero sin tener que callar o ser
condescendiente con la política europea e internacional del PSOE, su
política migratoria, sus connivencias con la banca y el oligopolio
energético, ni tampoco con sus “razones de estado” y con sus connivencias
con el FMI o la Comisión Europea. Han surgido voces (pocas) que de forma
poco rigurosa e informada dicen que tras la moción de censura -que fue un
acierto en el haber de Iglesias- se aplicó esa táctica al debatir los
Presupuestos Generales del Estado. No son situaciones comparables: un
gobierno minoritario -como el de Sánchez surgido de la moción- que tenía
como misión convocar elecciones no es lo mismo que un gobierno que tras las
elecciones generales del 28 de abril y sobre todo las locales, autonómicas y
europeas del 26 de mayo en las que se reforzó, es una minoría mayoritaria en
las Cortes y necesita de apoyos para cada acción de gobierno.

 

Conclusión general para setiembre. El PSOE no puede gobernar gratis. Hemos
de arrancarle compromisos esenciales. No se le puede regalar la presidencia
a Pedro Sánchez a cambio de nada, como parece pretender el PSOE de forma
ilusa y demagógica. Hay que exigir derechos sociales y a la vez, ir
construyendo una alternativa desde la oposición. Y estar en alerta
permanente desde instancias de seguimiento y evaluación (alianza social y
política) de los compromisos adquiridos. Y ante los incumplimientos y en el
resto de las cuestiones desmarque respecto al gobierno, oposición y
movilización si suponen actuaciones contrarias a los derechos de las gentes
aquí y fuera de nuestras fronteras. 

 

* Militante de Anticapitalistas y miembro del consejo asesor de Viento Sur.

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