Brasil/ Maranhão: "Guardianes del bosque" indígenas mueren protegiendo sus tierras [Reportaje]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Dic 30 22:49:02 UYT 2019


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Correspondencia de Prensa

30 de diciembre 2019

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Brasil

 

“Guardianes del bosque” indígenas mueren protegiendo sus tierras en Maranhão
* 

 

Desde 2000, 45 indígenas guajajara que vigilan sus tierras fueron asesinados
como consecuencia de conflictos con madereros.

 

Ciro Barros, Thiago Domenici, Vasconcelo Quadros  

La Diaria, 23-12-2019

https://ladiaria.com.uy/ 

Traducción: Diajanida Hernández.

 

Apenas un mes después del asesinato del dirigente indígena Paulo Paulino
Guajajara en una emboscada, en el territorio indígena Araribóia, otros dos
líderes del pueblo guajajara fueron asesinados, esta vez, en la tierra
indígena Cana Brava. Los caciques Firmino Prexede Guajajara y Raimundo
Benicio Guajajara regresaban de una reunión el sábado 9, cuando fueron
alcanzados por tiros disparados desde un auto blanco en el que había cinco
personas, según los relatos de testigos. Otras cuatro personas resultaron
heridas.

 

Con las muertes recientes, según datos del Consejo Indigenista Misionero
(Cimi), son 45 los indígenas guajajara asesinados en el estado de Maranhão
como consecuencia de conflictos con madereros entre 2000 y 2019. De ellos,
12 fueron asesinados en el territorio indígena Araribóia y 11 en la tierra
indígena Cana Brava.

 

El crimen de Paulo Paulino Guajajara, todavía no esclarecido, tuvo gran
repercusión internacional. El dirigente integraba el grupo de los Guardianes
del Bosque, que vigila las tierras indígenas para protegerlas de invasiones.
Buscaba agua junto a Laércio Guajajara cuando los dos fueron sorprendidos
por cinco hombres armados. Paulino murió en el sitio, mientras que Laércio,
que sobrevivió, tuvo que correr diez kilómetros con dos balas alojadas en el
cuerpo.

 

De acuerdo con datos del Instituto Socioambiental (ISA), sólo en octubre
fueron abiertos 105 kilómetros de vías clandestinas para la extracción
ilegal de madera en la tierra indígena Araribóia. Desde que el monitoreo del
ISA comenzó, en setiembre de 2018, fueron emitidas 4.863 alertas de
deforestación ilegal y detectada la apertura de más de 1.200 kilómetros de
ramales para la exploración maderera.

 

Por encargarse de denunciar a los invasores de sus tierras, indígenas y
guardianes del bosque, como Paulo Paulino, son constantemente amenazados.
Bajo el efecto de la muerte de Paulino en la continuidad de los trabajos de
monitoreo del territorio, cerca de 15 guardianes fueron entrevistados por
Agência Pública el mes pasado. Para ellos, la muerte de Paulino sólo sirve
de combustible para seguir en la lucha. “Eso sólo va a fortalecer nuestro
trabajo”, afirmó Marcilene Liana Guajajara, integrante del grupo de
Guerreras del Bosque de la tierra indígena Caru. “Nosotros tenemos que
proteger nuestro territorio, incluso cuando a veces no tenemos apoyo. Lo que
sucedió con Paulino podría suceder también con nosotros, pero nuestra idea
es unirnos más para fortalecer nuestro trabajo. Soñamos con preservar
nuestro territorio para que los niños lo conozcan”, dice Akadjurichã
Ka’apor, coordinador de los Guardianes del Bosque de la tierra indígena Alto
Turiaçu.

 

Actualmente, cerca de 17 grupos de guardianes monitorean las tierras
indígenas maranhenses. Todos los guardianes entrevistados para el reportaje
relatan que viven en contextos semejantes a los que Paulino enfrentaba antes
de morir. Algunos mostraron cicatrices que quedaron de acciones de
fiscalizaciones pasadas. “En 2015, mi cabeza valía 60.000 reales. Hoy el
valor debe de ser mayor”, dice un cacique Guajajara.

 

Videos grabados por los propios guardianes muestran la actuación de los
indígenas en el monitoreo de los territorios. Hacen rutinas periódicas,
cerca de ocho por año, y con frecuencia identifican áreas de actividades
criminales de cazadores, madereros y traficantes de drogas. Actúan junto al
Instituto Brasileño de Medioambiente y de los Recursos Naturales Renovables,
la Policía Federal y la Policía Militar, a los que guían en su actuación
contra los invasores. En acciones aisladas, los indígenas también
identifican puntos donde hay invasores, marcan las coordenadas y envían
informes a las autoridades.

 

En ausencia del Estado

 

El trabajo de los Guardianes del Bosque, que comenzó a ser estructurado en
2010, surge a raíz del debilitamiento de la Fundación Nacional del Indio
(Funai), que representa al Estado en la protección de los indígenas, y del
incumplimiento del artículo 231 de la Constitución brasileña, que prevé la
demarcación y protección de las tierras indígenas.

 

Ante la ausencia del Estado, grupos de guardianes fueron asumiendo la
función de vigilar la tierra, varias veces, aprehendiendo e incendiando
camiones, enfrentando directamente a los invasores para expulsarlos del
territorio –incluso con episodios de intercambios de tiros–, lo que no está
respaldado por la legislación. Aunque son reconocidos por la Funai, no le
corresponde al grupo asumir la función de represión.

 

Muchos indígenas se oponen a que ellos asuman funciones del Estado, como la
protección territorial, pero los guardianes están decididos a seguir
desempeñando ese trabajo. “Nos cansamos de esperar una respuesta del Estado
y resolvimos asumir la protección de nuestras tierras”, afirma Cláudio José
da Silva, coordinador general de los Guardianes del Bosque de la tierra
indígena Caru.

 

El secretario de Derechos Humanos y Participación Popular de Maranhão,
Francisco Gonçalves, dijo que el agravamiento de los conflictos que
resultaron en la muerte de Paulo Paulino es resultado de la postura adoptada
por el gobierno de Jair Bolsonaro. “Los conflictos vienen de décadas, pero
se agravaron este año con el desmantelamiento de los órganos federales y el
abandono de las políticas de protección a los pueblos indígenas; el discurso
beligerante y de odio que el gobierno de Bolsonaro envía a los grupos
criminales funciona como un salvoconducto para entrar en tierras indígenas”,
afirma. “Nos preocupa mucho la ausencia de órganos federales en la
protección de las comunidades”, evalúa Gonçalves.

 

En la aldea Lagoa Comprida, donde vivía Paulino Guajajara, el clima es de
tensión y miedo. Cansados, los indígenas dijeron estar pasando las noches en
el medio del bosque, temiendo posibles ataques de madereros y habitantes de
poblados cercanos. El entorno de la aldea es blanco de codicia de los
madereros llegados de poblados rurales de municipios vecinos, como Bom Jesus
das Selvas y Buriticupu, debido a la gran concentración de lo que quedaba de
maderas nobles.

 

De acuerdo con pobladores de la zona, después de que la Policía entró para
buscar el cuerpo de Paulino Guajajara, hubo un rumor acerca de un ataque a
la aldea que harían personas que no eran indígenas y que estaban indignadas
con la llegada de las autoridades. Según líderes indígenas y fuentes de la
Funai, después de la llegada de la Policía a Araribóia, cinco casas de
indígenas fueron quemadas en un poblado fuera de la aldea, en la región
conocida como Cerolzal.

 

En esa región también deambula un grupo de indígenas que viven aislados, del
pueblo Awá-Guajá, filmados en julio por el fotógrafo y documentalista Flay
Guajajara. Los guajajara intentan protegerlos a cualquier costo de los
constantes invasores, en su mayoría madereros y cazadores. 

 

* Este reportaje es parte del proyecto de Agência Pública llamado “Amazonia
sin ley”, que investiga la violencia relacionada con la regularización de
tierras, la demarcación de tierras y la reforma agraria en la Amazonia
legal.

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