Venezuela/ "Maduro es antidemocrático y Guaidó es un usurpador" [Gonzalo Gómez Freire - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Feb 11 13:51:56 UYT 2019


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Correspondencia de Prensa

11 de febrero 2019

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Venezuela

 

Entrevista con Gonzalo Gómez Freire

 

“Maduro es antidemocrático y Guaidó es un usurpador”

 

“A Maduro el pueblo no le quiere y a Guaidó nadie lo eligió”. Esta es la
consigna de Marea Socialista ante la crisis en Venezuela. Este movimiento
político de corte chavista aboga por la soberanía popular frente a la total
polarización política del país entre el gobierno “autoritario” de Maduro y
la presidencia “títere” de Guaidó. Hablamos con Gonzalo Gómez Freire, una de
las voces autorizadas de Marea Socialista y cofundador del medio de
comunicación independiente Aporrea.

 

Dani Domínguez 

lamarea.com, 8-2-2019

https://www.lamarea.com/

 

“A Maduro el pueblo no le quiere y a Guaidó nadie lo eligió”. Esta es la
consigna de Marea Socialista ante la crisis en Venezuela. Este movimiento
político de corte chavista aboga por la soberanía popular frente a la total
polarización política del país entre el gobierno “autoritario” de Maduro y
la presidencia “títere” de Guaidó. Hablamos con Gonzalo Gómez Freire, una de
las voces autorizadas de Marea Socialista y cofundador del medio de
comunicación independiente Aporrea.

 

-Desde su posición socialista es crítico con el gobierno de Nicolás  Maduro
y también con el opositor Juan Guaidó. ¿Qué le reprocha a cada uno?

 

El de Maduro es un gobierno que viene destrozando los derechos de la clase
trabajadora. Es muy autoritario, antidemocrático. Es demasiado corrupto.
Compromete la soberanía en materia social y petrolífera y, a pesar del
discurso antiimperialista, lo que busca es reacomodarse en la economía
global como neo-burguesía, supeditándose a los imperialismos emergentes.
Viola gravemente la Constitución y ha venido desmantelando todo lo que
quedaba de la revolución bolivariana como proceso real, del que solo le
queda un lenguaje manipulador y carente de contenido verdadero. Guaidó es
también un usurpador, pero ha logrado colocarse con la maniobra de cabalgar
el inmenso malestar y la protesta genuina del pueblo. Se ha autoproclamado
presidente al margen de la Constitución, sin ser elegido por nadie. Ha
llevado a su terreno a inmensas movilizaciones de masas hartas del gobierno
de Maduro e ilusionadas con la posibilidad de un cambio, pero la fuente de
su proyecto está en Washington y sus decisiones no le pertenecen. Está al
servicio de una operación intervencionista de recolonización desde el
extranjero. En el fondo se han repetido muchos de los elementos del golpe
que Carmona le dio a Chávez, pero aquel tenía verdadero apoyo popular y este
está buscando el apoyo militar que aún no ha aparecido, aunque tiene detrás
el poder militar y económico de los Estados Unidos. Nosotros rechazamos la
supuesta “presidencia títere” de Guaidó, pero a la vez decimos que Maduro no
puede seguir gobernando contra el pueblo. Apelamos a la soberanía popular.

 

-Lo que se transmite desde los medios de comunicación es una total
polarización de la sociedad venezolana. ¿Es así o existen posiciones
intermedias?

 

La polarización de los actores políticos y de las organizaciones sociales
parece ser casi total y así se muestra. Pero pueblo adentro, protestar
contra Maduro no es equivalente a confiar en Guaidó. El pueblo está
expectante. Yo formo parte de un sector que no se sujeta a esa polarización
y que promueve la autonomía política y de clase de los trabajadores y del
movimiento popular que marque distancia frente a la burocracia corrupta y
frente al capital explotador. Por ejemplo, en el seno de la Intersectorial
de Trabajadores de Venezuela (ITV) que es un órgano de articulación de las
luchas de la clase trabajadora, pero políticamente plural, dimos la batalla
(como Marea Socialista junto con otros factores clasistas de izquierda) para
lograr que la ITV no fuese de manera oficial a la marcha convocada por
Guaidó el 23 de enero pasado. Promovimos que sostuviese su propia
convocatoria separada y con su propia agenda para contribuir a levantar la
autonomía de los trabajadores como un actor con voz propia y en reclamo de
la soberanía popular. Insistimos en que se mantuviese apegada al programa de
lucha que aprobamos en asambleas. Pero gran parte de la dirigencia sindical
fue a la marcha y muy pocos se han desmarcado de las acciones unilaterales y
anticonstitucionales de Guaidó. Me refiero a la dirigencia sindical que
protesta y reclama con los trabajadores, porque la del gobierno de Maduro es
casi un aparato más de la burocracia del Estado.

 

Los medios, tanto los privados como los del Estado, no están interesados en
mostrar opciones de ruptura con la polarización porque están involucrados
con uno u otro contenedor. Caso distinto al de Aporrea, por ejemplo, que es
un medio de comunicación alternativo y popular.

 

-¿Qué se propone desde esta posición intermedia?

 

No me identifico con la calificación de “intermedia”, simplemente es otra
posición. Y, por otra parte, las posiciones no son únicas en el espectro no
alineado con la polarización. Marea Socialista, junto con la Plataforma
Ciudadana en Defensa de la Constitución (Documento de la Plataforma por el
Referendo Consultivo: www.aporrea.org/actualidad/a275273.html)
<http://www.aporrea.org/actualidad/a275273.html>  donde participan varios
ministros de Chávez que rompieron hace tiempo con el gobierno de
Maduro-Militares-PSUV, promueve el ejercicio de la soberanía popular a
través de una salida constitucional democrática con el pueblo movilizado.
Decimos que “a Maduro el pueblo no lo quiere y a Guaidó nadie lo eligió”.
Planteamos la relegitimación de todos los poderes y la realización de
elecciones generales; para lo cual apelamos a la posibilidad de un referendo
consultivo, previsto en el artículo 71 de la CRBV (Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela) , para que el pueblo se exprese y
decida, libre y soberanamente, en materia de especial trascendencia
nacional. Para ello se requiere que lo pida el 10% de los electores. Y sea
quien sea el que se autocalifique como “presidente”, no puede desconocer ese
derecho porque la soberanía reside en el pueblo y no en el presidente de
turno.

 

-¿Es esta crisis diferente al resto y definitiva para que se produzca  un
cambio en Venezuela?

 

Esta es la crisis de una revolución traicionada. Con Chávez había un proceso
democrático, progresivo, de transformación, que acumuló muchas conquistas
para el pueblo, a pesar de que muchos de los problemas comenzaron a gestarse
durante su mandato. Ahora lo que tenemos es la triste realidad de que el
imperialismo y la burguesía tradicional vienen a recoger el resultado de la
tarea ya realizada por una burocracia corrupta, de una especie de
“neo-lumpen-burguesía” que quiso agarrarse las riquezas de un país en lugar
de continuar la posibilidad revolucionaria que se inició con Chávez. No se
puede comparar el cambio que vendría de las manos intervencionistas de
Estados Unidos y de los sectores capitalistas tradicionales con lo que fue
el cambio vivido en los mejores años de la revolución bolivariana. Creemos
que solo si se configura un movimiento autónomo de la clase trabajadora y
los sectores populares podremos aspirar a un cambio favorable para nosotros.
El cambio que representan Guaidó y Trump, obviamente, no es el nuestro, y lo
que representa Maduro también es su negación. Nosotros, para contribuir a un
cambio en favor del pueblo, llamamos a construir fuerza autónoma,
construyendo una organización como Marea Socialista, junto con las alianzas
que sea necesario forjar. No vemos soluciones mágicas si no se configura un
actor político realmente identificado con los trabajadores y el pueblo.

 

-¿Cuál es el mejor y el peor escenario posible?

 

Que el pueblo movilizado reclame su condición de soberano y que fuerce una
consulta o nuevas elecciones democráticas con mejores garantías. Que los
factores en pugna busquen una salida negociada, pero no como componenda
entre cúpulas, sino de cara al pueblo. Todo es preferible a una guerra civil
o a una invasión. Pero el precio de la paz no puede ser seguir en la
miseria, sin democracia y sin soberanía nacional.

 

-Ante una convocatoria de elecciones, ¿cambiarían los resultados respecto a
las anteriores? ¿Aceptaría el resultado la opción perdedora?

 

Las anteriores elecciones, aunque llamamos a votar, fueron en condiciones
irregulares y carentes de garantías y transparencia. Habría que renovar el
Consejo Nacional Electoral, pero no como un reparto de cargos entre los
partidos políticos y poderes fácticos en disputa, sino con participación
abierta de la ciudadanía, bajo forma que habría que discutir. Eso no lo
garantizan ni la burocracia de Maduro ni el binomio Guaidó-Trump. Una
elección democrática en esas elecciones sería preferible y probablemente
aceptable, aunque no necesariamente estaría construida la configuración que
exprese los intereses de la clase trabajadora y los sectores populares en la
misma, porque nuestras organizaciones han sido degradadas, sometidas,
clientelizadas… y tiene que haber una reconstrucción de nuestro sujeto
social y político.

 

-¿Cómo valora la posición de Europa?

 

En sentido general creo que termina siendo funcional a los planes de Trump.
En el caso español vi una declaración en la que el gobierno dijo que, si
Maduro no llama a nuevas elecciones democráticas, podría reconocer a Guaidó;
y no me parece que este sea la opción democrática frente al otro, porque eso
lo tiene que dirimir nuestro pueblo de manera directa. Creo que no es lo que
le compete a la UE, porque Guaidó busca imponerse por vías
inconstitucionales, nadie lo eligió y se autoproclamó en una marcha sin que
previamente hubiese una decisión de la Asamblea Nacional que él venía
encabezando, aunque esa AN estuviese declarada en “desacato” por el Tribunal
Supremo de Justicia.

 

Creo que como gobiernos deben mantenerse en el marco del principio de no
intervención y de respeto a la soberanía de los pueblos. Eso sí, entre los
pueblos propiamente dichos, entre pueblo y pueblo, creemos en la solidaridad
internacional para con la gente de Venezuela que está resistiendo a la
descarga de la crisis sobre sus espaldas, que está pidiendo ayuda
alimentaria y no xenofobia en otros países, que busca eco en sus denuncias
contra la represión y que tiene derecho a que se le incluya, sin trampas, en
la decisión democrática sobre su destino.

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