México/ Un año de la victoria de Amlo. Crecientes pugnas en la cumbre del poder [Manuel Aguilar Mora]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Jul 15 17:23:56 UYT 2019


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Correspondencia de Prensa

15 de julio 2019

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México

 

Un año de la victoria de Amlo

 

Crecientes pugnas en la cumbre del poder 

 

Manuel Aguilar Mora *

Ciudad de México, 15-7-2019

 

El 9 de julio tuvieron lugar dos hechos sintomáticos de la dinámica
acelerada en la que se está desarrollando el comienzo del gobierno de Andrés
Manuel López Obrador (Amlo), hechos ocurridos precisamente en los días en
que se cumplía el primer aniversario de su contundente victoria electoral
cuyas consecuencias han y están cimbrando el establishment político burgués
tradicional del país. La renuncia de Carlos Urzúa como el jefe de la
Secretaria de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y la detención y
encarcelamiento de Juan Collado por parte de la Fiscalía General de la
República (FGR), personaje controversial conocido como “el abogado defensor
de los poderosos” (por ejemplo de los ex presidentes Peña Nieto, Salinas de
Gortari y del charro mayor del sindicato petrolero Carlos Romero Deschamps)
acusado de ser el centro de gigantescas operaciones financieras
fraudulentas. Acontecimientos aparentemente desvinculados por completo, que
no obstante se unen en las corrientes que atraviesas el escenario en que se
desarrolla aceleradamente la llamada “Cuarta Transformación” histórica del
gobierno de Amlo.

 

Crisis en las finanzas públicas

 

El primero de estos acontecimientos que se difundió como el más importante
por mucho en todos los medios fue la renuncia de Carlos Urzúa, como jefe de
la poderosa entidad gubernamental que maneja las finanzas del gobierno.
Urzúa era hasta ese día un cercano amigo de Amlo desde hace más de dos
décadas, siempre entre la primera fila de sus colaboradores, encargado de la
política económica. La razón concreta de la renuncia no se conoce
exactamente aunque el propio Amlo señaló que el presupuesto gubernamental
para el 2020 presentado por Urzúa, un plan que según el presidente podía
haber sido propuesto por José Antonio Meade o Agustín Carstens o sea los
gurus financieros neoliberales de Peña Nieto y Calderón, pudo haber sido muy
bien una de sus causas.

 

Urzúa aludió otros motivos posibles de su renuncia en una breve pero
explosiva declaración pública. Señaló discrepancias con el presidente en
materia económica (por ejemplo discrepancias sobre una reforma fiscal que el
presidente se niega realizar), decisiones de política económica sin sustento
(la construcción de la refinería de Dos Bocas en Tabaco), imposición de
funcionarios sin conocimiento de la Hacienda Pública, presiones de
influencias y para coronar este rosario de cargos lanzó la acusación de la
existencia en la SHCP de conflicto de interés de funcionarios.

 

En su primera entrevista inmediatamente posterior a su renuncia Urzúa fue
más explícito e incluso llamó por su nombre al personaje central responsable
del “conflicto de intereses” dentro del gobierno de Amlo: Alfonso Romo. Y
añadió de manera contundente: “Ideológicamente Romo es un hombre de extrema
derecha y en términos sociales oscila entre el Opus Dei y los Legionarios de
Cristo. ¿Cómo un hombre así que llegó a admirar a Pinochet y a Marcial
Maciel, acabó no sólo siendo amigo de López Obrador, sino incluso siendo el
jefe de la Oficina del Presidente? […] lo que no puedo entender es que López
Obrador lo tenga en su gobierno.” (Proceso, 14.07.2019)

 

Estas son razones más creíbles de la renuncia de Urzúa. Nadie puede creer
que la política económica puesta en práctica en lo que va del gobierno
estuviera en contradicción con los propósitos del presidente. Más bien lo
que surge con evidencia es que las contradicciones de un curso económico
improvisado, “voluntarista” según Urzúa, sin un plan bien estructurado ha
hecho crisis. Por una parte las recetas neoliberales del renunciante, que
Amlo aceptó sin sonrojarse y que llevó a extremos no aceptable por el propio
Urzúa, chocaron con las promesas de campaña y la inclinación desaforada por
el asistencialismo del presidente que ha conducido al gobierno a superar con
creces la austeridad y los recortes ejercidos por los gobiernos neoliberales
de Calderón y Peña Nieto: caída de la inversión pública, miles de
desempleados gubernamentales, cierre de instituciones tradicionales de
asistencia y cultura, en una palabra, subejercicio escandaloso de los
recursos fiscales. Estamos de hecho ante el intento de Amlo de culpar de su
política económica a un chivo expiatorio quien, por su parte, no
desaprovechó la oportunidad para denunciar vicios y conflictos ya muy
evidentes en el joven gobierno. 

 

De hecho la renuncia de Urzúa no es algo inesperado. Sin duda es la que más
destaca junto a la de Germán Martínez el ex director del Instituto Mexicano
del Seguro Social, pero no son las únicas pues en estas últimas semanas se
han dado más de diez renuncias parecidas de funcionarios y funcionarias de
los niveles más altos de las instituciones gubernamentales. La desazón en
las filas del gobierno obradorista con los días que pasan, se hace más y más
evidente pues son demasiadas las contradicciones que se acuerpan tanto en el
gobierno propiamente dicho como en el Movimiento de Regeneración Nacional
(Morena), el supuesto partido, que en realidad no lo es, que agrupa a los
obradoristas.

 

El propio Amlo lo reconoció en su intervención de aceptación de la renuncia
de Urzúa cuando declaró: “Como se están llevando a cabo estos cambios, se
cimbra, rechina y hay a veces incomprensión o dudas o titubeos, incluso al
interior del mismo gobierno, del mismo equipo, pero nosotros tenemos que
actuar con decisión y con aplomo”. Y añadió: “no se puede poner vino nuevo
en botellas viejas […] no más de lo mismo, tenemos que acabar con la
corrupción con la impunidad, tenemos que hacer valer la austeridad
republicana, no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”. (Reforma,
10.07.2019)

 

Arturo Herrera, subsecretario de la SHCP quien sustituirá a su mentor y ex
jefe Carlos Urzúa, se comprometió a mantener la meta del superávit del uno
por ciento del PIB y a presentar el plan de Pemex los próximos días. Herrera
es un personaje tan idóneo como Urzúa para “satisfacer a los mercados”,
dogma central de los economistas neoliberales. Textualmente lo dijo el mismo
así: “Quiero pensar que los mercados querían mucho al Doctor Urzúa, pero que
también me quieren a mi”. (Reforma, 10.07.2019). Así Amlo, sustituye a Urzúa
por quien fuera vicepresidente por América Latina del Banco Mundial y busca
seguir quedando bien con los banqueros y con los sectores patronales que no
han jalado parejo y se han abstenido de realizar las inversiones necesarias
para lograr hacer realidad los deseos del presidente de lograr un
crecimiento del 4.0% de la economía este año. Muy lejos de ello. Al
contrario, la lentitud del ritmo de crecimiento de la economía en los
primeros siete meses del gobierno ha prendido las señales de alerta de que
incluso se pueda estar gestando una recesión este año. Esta situación
preocupa manifiestamente a las altas esferas gubernamentales.

 

El caso de Pemex

 

El mismo Urzúa reconoció que una de las principales diferencias con Amlo se
refiere a la situación de Petróleos Mexicanos (Pemex), la cual es muy
delicada por su enorme endeudamiento. Para él el proyecto de la refinería de
Dos Bocas es poco realista en las actuales condiciones. El gobierno ha
decidido construir la refinería con los recursos propios, o sea de Pemex,
pues no hubo propuestas que se presentaran en las licitaciones para su
construcción. El cálculo oficial de su costo es de en 8 mil millones de
dólares y de tres años su construcción. He aquí las palabras de Urzúa: “la
gran mayoría de las empresas señalan que no se puede hacer por menos de 15
mil millones de dólares y la mayoría de expertos consideran que no puede
hacerse en tres años. […] El problema de este gobierno es su voluntarismo”.
(Proceso, ibidem.)

 

Es público y notorio que la situación de Pemex es crucial para las finanzas
del gobierno y para la política social del obradorismo. Pero Amlo no ha
cambiado ni un ápice el verticalismo característico de los círculos
oficiales en el mundo del trabajo. El super corrupto líder sindical
petrolero Romero Deschamps sigue entronizado en su puesto sembrando el
terror y la corrupción en las filas de los trabajadores. Es imposible que la
compañía con creces más importante del país pueda recomponerse sin la
participación colectiva, democrática y auto-gestionada  de sus trabajadores,
por completo aherrojados y silenciados por la bota del charrismo. 

 

La crisis de Morena

 

Para completar una situación en extremo compleja a la que se ha llegado en
el primer año de la victoria electoral del obradorismo, se debe tener en
cuenta la crisis que ya se trasluce en el partido oficial que tiene la
mayoría abrumadora en las dos cámaras del Congreso federal: Morena.

 

Enrumbado hacia su próximo Congreso Nacional del 20 de noviembre, las
fricciones y las claras pugnas por la dirección del partido son evidentes.
Se discute la naturaleza misma del partido, su institucionalidad y
organicidad, su posición ante el gobierno de su fundador, caudillo y jefe
indiscutible, en una palabra su existencia misma como partido pues hasta la
fecha no ha logrado conformarse propiamente como tal. Por ejemplo, su órgano
oficial, Regeneración, no se publica desde hace casi un año.

 

El escándalo provocado en estos mismos días en Baja California es una
muestra muy clara de la diferenciación existente en las filas de este
“partido-movimiento-aparato electorero” que busca su identidad en el curso
de estas pugnas por su dirección, se trata de lo sucedido con la “Ley
Bonilla” así llamada por el apellido del gobernador electo del estado, el
morenista Jaime Bonilla. En junio pasado los bajacalifornianos votaron
mayoritariamente por Bonilla, un político muy cercano a Amlo, para que fuera
gobernador para un periodo de dos años. Sin embargo el 8 de julio el
Congreso estatal (con una mayoría del PAN) aprobó una reforma constitucional
para ampliar el periodo del aún gobernador electo a cinco años. El repudio
generalizado a la “Ley Bonilla” se hizo sentir de inmediato no sólo a nivel
local sino también nacional. El mismo Amlo marcó su distancia con respecto a
ella pero en Morena hubo quienes la apoyaron, entre ellos la secretaria
general en funciones de presidenta del Comité Nacional, Yeidkol Polevnsky.
Fue una situación en que se mostró el ADN del ancien régime que todavía
empapa a la política de la “Cuarta Transformación”. Los tres partidos
burgueses principales estuvieron comprometidos: Morena con Bonilla al
frente, el PAN con los diputados que votaron mayoritariamente la ley
comandados por el gobernador todavía en funciones Francisco Vega y el PRI
cuya complicidad le permitió mantener a uno de sus miembros como presidente
de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.

 

La pugna interna en Morena está forjando un ala derechista encabezada por la
secretaria general y presidenta en funciones Yeidkol Polevnsky y una de
izquierda con su dirigente Bertha Luján, presidenta del Consejo Nacional,
ambas en franca lucha por la presidencia del partido en noviembre próximo.

 

La pugna con la “mafia del poder”

 

Ante tantos conflictos y contradicciones es obvio que en la población
comienzan a darse lenta pero inexorablemente corrientes de insatisfacción y
una caída también lenta pero constante de la popularidad de Amlo. La
muletilla inevitable expresada en sus discursos cuando descarga en la
herencia de años de malgobierno de la “mafia del poder” la dificultad que
enfrenta su gobierno ante los cambios o su completa ausencia, muletilla
repetida infinitas veces por sus partidarios más fieles de que en meses no
se pueden superar los problemas gestados en décadas, comienza a perder
credibilidad. Por ejemplo, el hecho de que en los primeros cinco meses de
2019 hubo 14 135 asesinatos la cifra más alta de todos los tiempos, que
decenas de mujeres siguen siendo asesinadas todos los meses, son hechos que
contrastan fuertemente con la propaganda del régimen sobre la Guardia
Nacional constituida supuestamente para luchar por la seguridad del país que
sin embargo su primera tarea ha sido la de actuar como asistente de la
“border patrol” de Trump persiguiendo a los migrantes centroamericanos,
caribeños y hasta africanos que buscan llegar a la frontera con Estados
Unidos (EUA).

 

Esta situación ha transformado por completo la tradicional política
migratoria mexicana como consecuencia del catastrófico acuerdo de Amlo con
Trump en el que el primero se comprometió, ante el chantaje de la Furia
Naranja de imponer fuertes aranceles a las importaciones nacionales, a que
México se convertiría en la práctica en “tercer país seguro” para impedir la
llegada de migrantes a EUA. Porfirio Muñoz Ledo, el presidente morenista de
la Cámara de Diputados ha declarado, como muchos más, abiertamente su
oposición a esta capitulación del gobierno de Amlo ante Trump, llegando a
decir que el acuerdo ha convertido a nuestro país “en una jaula”.

 

Si tanto son culpables los miembros de la “mafia del poder” de los problemas
y tribulaciones del pueblo mexicano, ¿por qué se les ha perdonado? Si tanto
obstaculizan la “Cuarta transformación” obradorista, ¿por qué no se les
castiga, por qué no se les llama a rendir cuentas? He aquí otra
contradicción que se agrava con el tiempo y que es muy posiblemente la causa
del terremoto que está sacudiendo ya los más altos niveles de los poderosos
grupos alrededor de los ex presidentes Salinas de Gortari y Peña Nieto, del
líder charro Romero Deschamps, de numerosos altos políticos y ex
funcionarios de los gobiernos de toda la República, líderes priistas,
panistas y perredistas, todos ellos vinculados a casos de corrupción y
narcotráfico que son o han sido clientes del “abogado defensor del poder”.
Se trata de Juan Collado, uno de esos personajes “intocables” que llegó
hasta los cuernos de la luna durante el sexenio del ex presidente Peña Nieto
y que hoy está encarcelado acusado por la Fiscalía General de la República
(FGR) de ser el promotor y centro de una red de lavado de dinero y
delincuencia organizada de alcance internacional.

 

De hecho la FGR ya había comenzado a desenredar las redes de poderosos
grupos políticos comprometidos en negocios fraudulentos con motivo de las
investigaciones de los sobornos de la compañía brasileña Odebrecht a los
directivos de Pemex, empezando por su presidente Emilio Lozoya durante el
sexenio de Peña Nieto. Con motivo de la orden de aprehensión a Lozoya, éste
se fugó hace varias semanas y actualmente es buscado por la Interpol a
petición de la Fiscalía mexicana. Pero el encarcelamiento preventivo por
seis meses de Collado, sin derecho a fianza, plantea cuestiones que ya no es
posible de eludir en referencia a las relaciones mafiosas de numerosos
personajes y grupos pertenecientes a la élite del poder mexicana. Las
posibles consecuencias de este acontecimiento todavía son difíciles de
aquilatar, pero una cosa sí es segura serán enormes y tendrán una gran
importancia política.

 

Así, en el primer aniversario de la victoria electoral apabullante de Amlo,
después de transcurridos los primeros siete meses de su gobierno, el país se
encuentra en una situación política preñada de conflictos sociales que se
agravan y con una élite del poder erizada con pugnas interburguesas de
grandes dimensiones.

 

Muchos escenarios se perfilan en el próximo futuro, complejos y
contradictorios como son, es muy difícil precisar todavía su carácter por la
novedad de la situación y la rapidez con la que se están dando los cambios y
los acontecimientos. Una cosa, no obstante, es segura entre el mar de
incertidumbres: la población mexicana, en especial sus sectores empobrecidos
y de trabajadores comienzan a moverse y a ocupar las calles, todavía
desorganizada y caóticamente. Esa es en última instancia lo que explica y
trasciende a las pugnas actuales en la élite del poder nacional. De ese
cúmulo de contradicciones que se entretejen en el vasto territorio que se
extiende desde Tijuana en Baja California a Tapachula en Chiapas en el seno
de las reservas profundas de las masas populares se está gestando una
situación inédita, nueva, cuyas repercusiones concretas son difíciles de
pronosticar pero sin duda su impacto transformará de una manera u otra el
panorama actual político de México. 

 

* Militante de la Liga de Unidad Socialista (LUS). Profesor de la
Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), En 1968 integró el
Comité de lucha de Filosofía y Letras al lado de José Revueltas. Fue
fundador del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Autor de
numerosos libros sobre la historia política y social de México.

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