Cuba/ Deterioro de servicios afecta las periferias urbanas [Ivet González]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Mar 22 15:16:28 UYT 2019


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Correspondencia de Prensa

22 de marzo 2019

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Cuba

 

Deterioro de servicios afecta las periferias urbanas 

 

Ivet González, desde La Habana

Inter Press Service (IPS), 20-3-2019

http://www.ipsnoticias.net/

 

Cuando oscuros nubarrones cubren el cielo o los servicios meteorológicos
pronostican un huracán, la entrenadora deportiva Yanilia Castre se prepara
para la inundación de su barrio, Nuevo Vista Alegre, en la periferia de esta
ciudad, la segunda en importancia de Cuba.

 

“Esto se convierte en una laguna… Todas las calles se inundan con cualquier
lluvia”, dijo a IPS con tono desesperanzado esta licenciada en cultura
física, que ha pasado toda su vida en este vecindario, en el límite de la
urbe de Santiago de Cuba, a 847 kilómetros al este de La Habana y con
433.498 habitantes.

 

Al caer la lluvia, el agua cubre las calles destruidas y entra en las
viviendas de esta zona baja debido al obsoleto alcantarillado de la ciudad,
cuyo centro fundacional tiene más de 500 años. “Hemos ido al gobierno, ha
venido gente, se han hecho inversiones, pero no han dado resultados. Creo
que esto no tiene solución”, lamentó Castre.

 

Los temporales desajustan la vida de este barrio de construcción legal y
otras periféricas de Santiago por las insuficiencias de la red de desagüe.

 

“Cuando vienen los ciclones, hay que elevar los refrigeradores, las camas
sobre bloques. Incluso así, hay gente que sufre afectaciones de equipos. Las
aguas albañales se mezclan con las otras”, contó la entrenadora, quien
trabaja en una escuela de deportes.

 

Antiguas y limitadas, las redes de suministro de agua y de alcantarillado
sanitario afectan la calidad de vida de las periferias de las grandes
ciudades cubanas como Santiago, aunque estos problemas suelen ser opacados
por el déficit más grave de la vivienda en el país de 11,2 millones de
habitantes.

 

Restaurada en su casco histórico y con proyectos urbanísticos realizados con
motivo de su 500 aniversario en 2015, la ciudad más importante después de la
capital continúa cargando hasta hoy con la deuda de ampliar y modernizar su
alcantarillado, una obra que desborda lar posibilidades de las arcas
públicas.

 

“El sistema de alcantarillado es obsoleto, sin la capacidad requerida”,
explicó Omar López, director de la Oficina del Conservador de Santiago de
Cuba. “Se trata de aprovechar la red existente, pero tiene muchos años y
está sobrecargada”, indicó sobre el problema más acuciante de la urbe luego
del déficit y deterioro habitacional.

 

Por esa causa, “la ciudad se inunda más”, detalló el arquitecto a IPS, quien
señaló a “los barrios perimetrales” como los más afectados. “La ciudad fue
creciendo y los barrios perimetrales no diseñados carecen de alcantarillado,
lo que tienen son fosas, o si pasaba un pequeño río todos vierten a esa
cuenca”, describió.

 

La solución radica en construir nuevas redes de alcantarillado y aumentar
las plantas de tratamiento, ya que la actual opera a bajo nivel en el
saneamiento de las aguas sucias que vierte al mar esta ciudad fundada
alrededor de la bahía homónima, que es la más importante de la región del
Oriente cubano.

 

“Esa obra sería algo millonario, al igual que lo fue el nuevo acueducto, un
trabajo costoso, que demanda romper calles, traer equipamiento, movilizar
personas y conectar todo”, indicó el experto. “Tiene un nivel de complejidad
elevado y mucho más en una ciudad del tamaño de Santiago”, remató el
conservador de la ciudad.

 

El crecimiento urbano no regulado, unido a deficiencias en la gestión de los
gobiernos locales y el deterioro de la infraestructura en un país que
soporta una crisis desde 1991 en recaída a partir de 2016, añade un desafío
más a la sostenibilidad de los asentamientos urbanos, que acogen a 76,8 por
ciento de la población.

 

Las migraciones internas, de los campos hacia las ciudades y de la región
del Oriente hacia las del Centro y el Occidente, también reconfiguran los
bordes sobre todo de las grandes urbes. Solo en la ciudad de Santiago de
Cuba, en 2013 se registraron 42 asentamientos precarios, que emergieron
dentro de la urbe o su periferia.

 

Lugares como Nuevo Vista Alegre, donde colindan barrios estructurados con
aquellos espontáneos, legales con ilegales, y viviendas precarias con otras
confortables, cargan con desventajas en el acceso a los serviciosbásicos,
que el Estado subvenciona a las personas naturales en este país insular
caribeño de gobierno socialista.

 

A la espera de fondos, la estrategia de las autoridades para paliar el
problema consiste en ubicar los edificios nuevos donde pueda aprovecharse la
red existente, en una ciudad que edifica 2.000 unidades residenciales cada
año pero necesita al menos duplicar esa cifra, y en trasladar algunos
asentamientos.

 

Cerca de Nuevo Vista Alegre, el barrio llamado San Pedrito fue mudado por
completo. “Esa decisión le ha aliviado el problema de las inundaciones a
esas personas”, opinó Castre. “Aquí tal vez se pudiera lograr una solución
con un desagüe porque no todo el barrio se afecta, es solo esta zona, que es
la más baja”, valoró.

 

“La población cubana ha exhibido una marcada tendencia a concentrarse en las
zonas urbanas y especialmente en pocas ciudades”, concluyó el informe
“Asentamientos humanos concentrados de mil y más habitantes. Censos de
1907-2012”, que fue publicado en septiembre de 2018 por la estatal Oficina
de Estadísticas e Información.

 

Con sus diferencias, los barrios periféricos de otras ciudades padecen
situaciones desventajosas poco conocidas, como en Palma Soriano, que es una
de las cinco ciudades con más de 20.000 habitantes de la provincia de
Santiago de Cuba y que colinda con la capital provincial.

 

La concejala Magalis Benítez, de pie, es responsable de un tanque
comunitario de agua potable, que abastece a las familias del barrio
periférico El Congrís, en el municipio Palma Soriano, colindante con la
segunda ciudad del país, Santiago de Cuba, en el este del país. Crédito:
Jorge Luis Baños/IPS

La concejala Magalis Benítez, de pie, es responsable de un tanque
comunitario de agua potable, que abastece a las familias del barrio
periférico El Congrís, en el municipio Palma Soriano, colindante con la
segunda ciudad del país, Santiago de Cuba, en el este del país. Crédito:
Jorge Luis Baños/IPS

 

El presidente del gobierno municipal de esa pequeña urbe, Juan Leonardo
Huepp, reveló a IPS que los principales problemas de la urbe radican en el
abastecimiento de agua y la red vial.

 

“El ciclo más corto para recibir agua es de siete días y el más largo hasta
28 días, en algunos lugares. Todas las personas deben almacenar agua”,
detalló sobre el suministro de agua tanto por las tuberías de la red como
por la alternativa de los camiones cisterna.

 

Con una población numerosa y un sector agroindustrial demandante, el
gobierno local de Palma Soriano enfrenta la dura tarea de garantizar el
acceso al agua en medio del colapso de su antiquísimo acueducto, construido
en 1926, y las roídas tuberías de agua mientas se implementa la construcción
de uno nuevo sistema.

 

Transportado en camiones cisterna, el líquido básico llega a barrios que
dependen de esta vía mientras se lleva por tren hasta la industria
azucarera.

 

“Al menos se duplica el costo del servicio”, evaluó Huepp, sobre una
alternativa empleada para abastecer a casi 15 por ciento de la población de
78.000 habitantes de esta urbe y cabecera del municipio.

 

Justo en los límites urbanos, el barrio precario y emergente de El Congrís
recibe agua en camiones cisterna una vez al mes.

 

“Es algo muy difícil, aunque estamos paliando (el déficit de suministro) con
tractores con cisternas acopladas de empresas que apoyan casos críticos de
personas postradas y otras necesitadas”, explicó a IPS la concejala Magalis
Benítez.

 

Incluso productores con pozos en sus fincas recibieron una licencia especial
del gobierno local para distribuir agua hasta los hogares, mediante un
servicio privado que solo cobra por el transporte. Entre 2016 y 2017, el
barrio estuvo entre los beneficiados por un proyecto sobre agua segura
coordinado por la organización internacional Oxfam.

 

A la entrada de su casa, Benítez se encarga de distribuir una cantidad
establecida del agua potable que almacena en uno de los tanques comunitarios
de 10.000 litros aportados por el proyecto, que en su municipio, Palma
Soriano, benefició a 4.234 familias.

 

“Recibimos seminarios y talleres sobre el uso del agua… la gente se preparó
para esta situación”, apuntó.

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