Uruguay/ Vivir sin miedo. Victoria tensa,
derrota a medias [Venancio Acosta]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Vie Nov 1 16:46:54 UYT 2019
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Correspondencia de Prensa
1° de noviembre 2019
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Uruguay
Vivir sin Miedo: victoria tensa, derrota a medias
Ese perro sigue allÃ
Uruguay no dijo no a la reforma. Montevideo lo hizo. De no ser por la capital, en el resto del paÃs la propuesta habrÃa obtenido la mayorÃa para ser aprobada. La concentración del rechazo en el sur repite la tendencia de consultas directas anteriores que desnudaron un voto de izquierda cada vez más lejos del Interior. A pesar del desplante, la reforma obtuvo más de un millón de votos y –con un Parlamento renovado– nada impide que resucite por la vÃa parlamentaria.
Venancio Acosta
Brecha, 1-11-2019
https://brecha.com.uy/
Las victorias, a veces, pueden ser perturbadoras. La reforma no salió. Pero más de un millón de personas le dio el sà a la ocurrencia punitiva de un Jorge Larrañaga (1) que el domingo de noche se presentó airoso y sonriente, aparentando serenidad frente a las cámaras de televisión.
¿De qué se rÃe Larrañaga? Aun sin haberlo votado directamente para que mantuviera su banca en la Cámara alta –cosa que logró, de todos modos–, el 46,7 por ciento del electorado que optó por el Sà parece haber contribuido a sostener la suerte del caudillo en el campo electoral. Luego de haber sorteado una serie de derrotas que parecÃan haber dañado sus posibilidades de prosperar en el ruedo, Larrañaga –ahora, el resiliente– ha recompuesto su lugar en el tablero.
“Estamos felices y contentos, porque, a nuestro juicio, hemos jugado un papel importantÃsimo para este excepcional y estupendo resultado que tiene hoy el Partido Nacional.†Esto dijo el senador sanducero en una conferencia de prensa apenas se hicieron públicos los resultados; destacó, además, la densidad de los sufragios obtenidos, sobre todo en el interior del paÃs. Lo escoltaban –parejamente sonrientes– Silvia Ferreira Sienra y Jorge Gandini, dos de sus fieles escuderos en la empresa reformista.
Retorno de lo reprimido
Con la seguridad pública como botÃn electoral, el mecanismo de consulta popular se reveló como un recurso posible para gritar presencia en el ajedrez polÃtico. Cuando Pedro Bordaberry (Partido Ccolorado), en 2014, a través de un plebiscito, quiso bajar la edad de imputabilidad penal, obtuvo un resultado casi idéntico: 46,8 por ciento de apoyo. A la vez, conservó su banca como senador y obtuvo visibilidad como uno de los portadores del discurso de la mano dura en el Parlamento. Lo hizo, sin embargo, encabezando un Partido Colorado con una interna conturbada y en medio de la peor racha electoral de su historia. Larrañaga acabó por comer del fruto de esa estrategia polÃtica (luego de que, en 2014, despotricara contra ella). Pero el contexto, en su caso, es sensiblemente distinto.
Además de haber logrado llenar con claridad el espacio vacÃo de la mano dura, Larrañaga no sólo puso a resguardo su pellejo en el mapa polÃtico, sino que captó un apoyo del electorado que es interpretado como una legitimación, a futuro, de las eventuales polÃticas de seguridad que ponga en práctica un eventual gobierno de coalición. Parece un hecho que el escenario resultante de la primera vuelta notoriamente hace propicio el regreso, por la vÃa parlamentaria, de lo reprimido en las urnas.
El Partido Nacional quedó en la antesala de ocupar el gobierno nacional. Y es dable suponer que, vista la composición legislativa del próximo perÃodo, no habrá pruritos en profundizar las medidas represivas que el consenso interpartidario que funcionaba desde 2010 (bajo égida del Frente Amplio) habÃa comenzado a impulsar discretamente. No ha de descartarse, por otro lado, que Larrañaga vaya a ocupar cargos de relevancia en el Ejecutivo del nuevo gobierno, en áreas afines a la seguridad pública. Sobre todo teniendo en cuenta el segundo lugar de Alianza Nacional en la interna nacionalista y la perseverancia del senador con el tema: al menos desde 2009, Larrañaga viene dando forma a una serie de medidas, compartidas por Luis Lacalle Pou, como la flexibilización de la legÃtima defensa policial. Esta misma semana, de hecho, Lacalle anticipó que busca poner en práctica aspectos contenidos en la reforma Vivir sin Miedo, como la cadena perpetua.
Las palabras que Luis Eduardo Morás escribÃa en estas páginas una semana después del plebiscito de 2014 resuenan a esta altura de 2019 con un eco particular: “Los democráticos temores y las pragmáticas ‘razones de seguridad’ parecen llevar a un probable consenso: descartada la desmesura de la vÃa constitucional para incrementar los castigos y poner orden (…) se abre el camino de los acuerdos parlamentarios hacia una legislación más rigurosa para enfrentar el problema. En definitiva, el rechazo a la reforma constitucional se reducirÃa apenas a un pronunciamiento sobre lo controvertido del instrumento elegido, dejando intactos los fundamentos ideológicos de la propuestaâ€.(2)
Triunfo de los vencidos
Más de 1,1 millones de personas votaron a favor de la reforma.(3) La propuesta ganó en 14 departamentos y hegemonizó con holgura el voto en el Interior. La opción por Vivir sin Miedo hizo punta fundamentalmente en dos: Artigas y Rivera –la franja norte, más lejana a la capital– votaron por encima del 61 por ciento de sus respectivos padrones y articularon el grito más estridente en favor de la mano dura (también Lavalleja, donde alcanzó el 60 por ciento). Asimismo, en 12 de esos departamentos la propuesta se impuso con un apoyo promedio que ronda el 55 por ciento. (4) Si de estos compatriotas dependiera, la tal reforma serÃa un hecho consumado.
La excepción fueron sólo cinco departamentos del suroeste, donde el Sà no llegó a los votos necesarios. En dos de ellos (que corresponden a jurisdicciones que aglutinan la mayor cantidad de electores) el voto afirmativo estuvo lejos de ser mayorÃa: en Montevideo votó afirmativamente alrededor del 38 por ciento y en Canelones el 43. En los otros tres departamentos donde la reforma no prosperó –San José (49 por ciento), Colonia (48) y Soriano (49,5)– la distancia fue, más bien, de un puñado de votos.
La distribución geográfica de la votación del plebiscito revela un antagonismo marcado entre el polo norteño, que sostiene el voto conservador, y el polo suroeste, que continúa siendo un reducto de la izquierda. Esto no es una novedad. Quizás lo más relevante, en cambio, sea la constatación de que el caudal electoral de los departamentos del sur (pero fundamentalmente de Montevideo) inclinó la balanza de forma determinante para que la reforma no fuera aprobada. Sin los votos de la capital –aun contando los de Canelones– la reforma tendrÃa la mayorÃa en la suma de los votos del resto del paÃs.
Este último dato no es menor si tenemos en cuenta el escenario del último plebiscito, por la baja de la edad de imputabilidad. En 2014 el apoyo a la propuesta de Bordaberry alcanzó un 46,8 por ciento en todo el paÃs, superando el 50 por ciento en sólo diez departamentos (cuatro menos que ahora). Sin embargo, entonces, de por sà los resultados en todo el Interior, aunque por la mÃnima diferencia (49 por ciento), alcanzaban para rechazar la propuesta, sin necesidad de que el electorado de Montevideo fuera un factor determinante en el resultado. Esta vez el proyecto de Larrañaga habrÃa obtenido más del 50 por ciento de no haber sido por el electorado de la capital, que inclinó la balanza hacia abajo. La concentración del voto de izquierda en el sur se agudizó. Ganó Montevideo.
Cuestión de relato
El esfuerzo de la contracampaña, nucleada en la Articulación Nacional No a la Reforma, dio sus frutos en la capital, donde el Sà murió arrinconado contra la costa este. Una vez más, el voto por la mano dura en Montevideo recaló en los barrios con mejores indicadores socioeconómicos: Pocitos, Punta Carretas, Carrasco y Punta Gorda. En el Interior, el caudal de militantes contra la propuesta fue más escuálido. Y, cuándo no, tendió a confundirse con la campaña del oficialismo. Lo cual, según algunos integrantes de la Articulación, probablemente acabó por producir tendencias inversas.
En los últimos años, cada vez que la izquierda se lanzó –o fue empujada– al terreno de la democracia directa, en lances electorales en los que a los sectores medios más politizados pareciera Ãrseles la vida, más tarde o más temprano se dio de bruces con la vieja indiferencia de la gente común (valga la imprecisión del término): su mundo simbólico y su vida concreta. Y la indiferencia en el terreno polÃtico –todos lo saben– ha dado muestras de haberse convertido en algo más que una simple desatención. Sobre todo cuando se le anteponen eslóganes o narrativas heroicas. Más aún cuando se cargan a su cuenta los peores males de ocasión. Faltan datos del escrutinio. Hay voces que aún no se pronunciaron. Queda el último envión de la campaña. Pero hay preguntas que no callan.
Notas
1) Senador del Partido Nacional, principal impulsor de la reforma constitucional plebiscitada el 27 de octubre. Previamente, los promotores de la campaña “Vivir sin Miedoâ€, habÃan recolectado 405 mil firmas que habilitaron el plebiscito. La reforma proponÃa la creación de una Guardia Nacional con 2 mil efectivos militares; la
2) Véase Brec ha, 6‑11‑14.
3) Según la Corte Electoral, un total de 1.129.780 personas apoyaron la reforma en todo el paÃs.
4) En esta franja media se encuentran Maldonado, Rocha, Lavalleja, Flores, Florida, Tacuarembó, Treinta y Tres, Cerro Largo, Durazno, Salto, Paysandú y RÃo Negro.
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