Bolivia/ Valentía. Eva Copa Murga: la antítesis de Yanine Añez, pero también de Evo Morales [María Galindo]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Nov 22 12:50:39 UYT 2019


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Correspondencia de Prensa

22 de noviembre 2019

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Bolivia

 

Eva

   

Retrato de Eva Copa Murga, la mujer que se hizo cargo de la Asamblea
Legislativa Plurinacional y del peso que carga hoy por no huir y construir
una salida democrática al golpe fascista que se hizo del poder en Bolivia.

 

María Galindo 

lavaca, 22-11-2019 

https://www.lavaca.org/

 

Mientras deambulan los asesinados en la ciudad de El Alto en ataúd donado,
buscando justicia para sus muertos, mientras la ciudad entera carga esos
muertos para exigir la renuncia de Janine Añez, aparece como salida de la
nada Eva Copa Murga. Jura como presidenta del Senado y se constituye por el
azar en la segunda mujer al mando del Estado.

 

Pertenece a la bancada del Movimiento al Socialismo (MAS) y está a punto de
terminar su mandato. En estos cinco largos años jamás habíamos escuchado su
voz. Los espacios de visibilidad y mando los copaba la clase media letrada y
blanqueada perteneciente al MAS y los dirigentes hombres capaces de imitar y
obedecer a Evo: por eso nadie hasta ahora conoció a Eva.

 

Es ahora entonces, cuando la renuncia de Evo ha producido un vacío de poder
gigante, donde cada quien escapó por su lado resquebrajando internamente al
propio partido, que aparece Eva y acepta jurar al cargo por responsabilidad,
por coraje, por valentía. No la valentía del que se pretende fuerte, sino la
valentía de quien se reconoce débil y de quien sabe que saberse débil es una
fuente infinita donde encontrar las claves para sacar al país de este
callejón sin salida. Y así, el golpe fascista y racista que quería ocuparlo
todo, se topó con Eva Copa Murga que le puso freno al avasallamiento. 

 

Tiene 32 años, es alteña, hace semanas que no duerme en su casa por razones
de seguridad; es estudiante de Trabajo Social y la vida no le ha dado la
oportunidad de terminar su carrera. Estudia en la universidad pública de El
Alto, en esa carrera que forma parte de la facultad de Ciencias Sociales,
una carrera que esta plagada de birlochas que no quieren convertirse en
intelectuales, sino que entran con el deseo de usar su comprensión de la
gente para servir a la gente. No es chola, aunque seguramente su madre o su
abuela lo son: ella es birlocha. Viste un cómodo pantalón y su cabello negro
largo y brillante no esta trenzado, sino suelto o con cola. Sus labios café
oscuro, sus mejillas quemadas por el sol alteño y más que nada su forma de
hablar -con una mezcla extraña de parquedad, solidez y timidez- la colocan
como la antítesis política de Yanine Añez. 

 

Mientras Añez es una pantalla y por serlo juega a ser una muñeca ornamental
del juego macabro fascista que gobierna Bolivia, Eva no es una pantalla: es
una mujer que asumió el peso del que otros y otras huyeron. Cuando le
pregunté cómo y por qué se había animado a hacerlo me dijo: “porque soy
alteña, porque no tengo otra salida, porque no me voy a ir de Bolivia a otra
parte: no tengo por qué escapar”. Y cuando le pregunté ¿y por qué han
escapado tantos y tantas?, responde: “Dicen que por razones familiares”. 

 

Llevo trece años en Radio Deseo entrevistando cuerpo a cuerpo a todo tipo de
personajes y nunca he sentido tanto respeto por mi interlocutora como el que
me inspira Eva. Cuando terminamos de hablar y ya no estamos al aire nos
damos un abrazo largo, en un estudio pequeñísimo, y recién ahí ella por fin
decide llorar. Me contengo no porque me sienta más fuerte que ella, es que
quiero escuchar sus sollozos. La estrujo y siento su fragilidad. Ella
pertenece a quienes no olvidan su fragilidad. 

 

Eva está ahora sujeta a todo tipo de hostigamiento. Los policías que
custodian la plaza de gobierno la obligan a presentar su credencial una y
otra vez para recordarle con su prepotencia de qué lado están hoy las armas.
Eva padece además la invisibilidad crónica que soportan las mujeres
políticas: los medios no la ven, pero sus colegas parlamentarios de la
derecha la miran de pies a cabeza para intimidarla. Eva viene del mundo de
l en s invisibles y esa es hoy su mayor fortaleza. Nadie esperaba que ella
jugara ningún papel, menos aún que se pusiera a la cabeza de la Asamblea
Legislativa Plurinacional.

 

Lleva pocos días en el cargo y ha logrado instalarse como Poder Legislativo
alternativo al Ejecutivo de facto. Ha logrado sujetar a su bancada y
declarar que Evo Morales abandonó el cargo: lo hizo para no conducir al
Parlamento a la discusión sin salida de aceptación o rechazo de la renuncia.
Y eso hoy en Bolivia es frenar la muerte y atajarla con los brazos. Eso es
no aferrarse al caudillo y sabe actuar según su propia consciencia, sabiendo
que lo que está en juego no es lo bien o mal que quede Evo: lo que está en
juego es la democracia. Así ha logrado instalar comisiones de trabajo para
empezar todo de cero: formar tribunal electoral y convocar a elecciones.

 

Desde el Ejecutivo de facto -donde quieren guardar las formas jurídicas que
maquillen su dictadura como democrática- no han tenido otra alternativa que
mandar su proyecto de ley al Senado sin poder lanzar las elecciones por
decreto y a su medida.

 

Todo eso lo ha hecho Eva aceptando cargar el bulto de las circunstancias en
sus espaldas, pisando un piso agrietado que podría tragarla a cada paso.

 

La ciudad de El Alto es una ciudad donde cotidianamente las mujeres cargan
en sus espaldas grandes bultos en aguayos, llevan su mercadería, o sus
wawas, sus angustias o sus esperanzas a cuestas. Eva carga un bulto también:
el bulto de esperanzas para frenar una guerra civil, el bulto de ungüentos
con que conjurar la violencia de los asesinos, carga el bulto de los sueños
de los asesinados, carga el bulto de las lágrimas de las dolientes que no
paran de llorar, dejando claro una vez más que las mujeres no queremos
ocultar nuestra fragilidad y nuestro dolor.

 

Eva es la antítesis de Yanine Añez, pero también de Evo.

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