Feminismos/ Silvia Federici y la resistencia feminista del sur. Quiénes son los nuevos conquistadores [Luci Cavallero y Verónica Gago]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Oct 12 12:47:13 UYT 2019


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Correspondencia de Prensa

12 de octubre 2019

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Feminismos

 

Silvia Federici y la resistencia feminista del sur

 

Quiénes son los nuevos conquistadores

 

Las manifestaciones de las violencias en Latinoamérica se constituyen una
nueva caza de brujxs y principal fuerza productiva de la región, cobrándose
vidas y disciplinando a fuerza de invasiones, colonización, despojos,
criminalización de cuerpos y de territorios. En su gira por Paraguay,
Argentina y Brasil, la teórica y militante Silvia Federici habló sobre la
ofensiva del laboratorio conservador neoliberal en el continente y de las
luchas feministas, comunitarias y populares que resisten, mientras se
reinventan en una trama plurinacional e internacionalista de rebelión y
dignidad.

 

Luci Cavallero/Verónica Gago, desde San Salvador de Bahía

Página/12, 11-10-2019 

https://www.pagina12.com.ar/

 

Estamos ante el despliegue cada vez más brutal y violento de una geopolítica
patriarcal, racista y colonial. Los hechos de estos días en Ecuador
sintetizan la escena del despojo a manos del Fondo Monetario Internacional,
a través del “pack” neoliberal de medidas de ajuste que pusieron en estado
de levantamiento a todo el territorio. Mientras tanto, Guatemala sigue con
estado de sitio en diversas partes del país. Perú en crisis sistémica de su
arquitectura democrática. Honduras y El Salvador con una represión sin
pausa. Colombia en récord de asesinatos a luchadorxs territoriales. México
con una escalada de femicidios. Argentina en el ojo de la tormenta de una
crisis financiera que se traduce en empobrecimiento masivo y aumento de las
violencias machistas. Y, en Brasil, el laboratorio extremo del
conservadurismo neoliberal del continente, se militarizan las ciudades, se
incendia el Amazonas a favor del agronegocio y se prohíbe por decreto hablar
de “violencia obstétrica”. El efecto de conjunto no deja dudas: la violencia
es, en este momento, la principal fuerza productiva, la que abre nuevos
espacios de valorización para el capital a costa de invasiones, conquistas y
criminalización de cuerpos y territorios concretos. Por eso, las escenas de
la caza de brujas, de las privatizaciones de recursos comunes y de la
persecución de las subjetividades rebeldes y heréticas de las que habla la
teórica y militante Silvia Federici están repletas de actualidad. De estas
cuestiones conversó en su gira por Paraguay, Argentina y Brasil en las
últimas semanas. Sin embargo, a pesar de la contra-ofensiva (y de la
renovación de formas de contra-insurgencia), esta región no logra ser
pacificada. Y esto se debe a que las luchas feministas, comunitarias y
populares logran sostener, reinventar y radicalizar una trama plurinacional,
transnacional e internacionalista de resistencia y dignidad. Aquí una
crónica de algunas de esas conversaciones de la feminista italiana más
popular en América Latina.

 

La nueva conquista

 

“¿Quiénes son hoy los nuevos conquistadores y misioneros, los que nos
permiten decir que estamos en un nuevo momento colonial?”, pregunta
Federici, pañuelo verde al cuello, ante un auditorio repleto en la
Universidad Federal de Bahía. Y responde sin dudarlo: “El FMI y sus
gobiernos obedientes, los fundamentalismos religiosos que vuelven a acusar a
las mujeres para destruir los entramados comunitarios históricos y los que
se están creando ahora y las empresas extractivistas”. Los personajes no son
medievales, sino a la altura del neoliberalismo conservador que ha relanzado
su ataque en nombre de la “ideología de género” persiguiendo vidas y deseos
que no se someten a la norma heteropatriarcal y a la austeridad como mandato
de los planes de ajuste. “La esclavitud, la misoginia, la acusación a
mujeres y pueblos indígenas de estar aliadxs con el demonio y la
expropiación de tierras son el inicio colonial del capitalismo a manos de la
Inquisición y el imperialismo que ayer y hoy se vuelven a disfrazar de
acciones humanitarias y proceso civilizatorio”, agregó Federici.

 

La siguen en la conversación Vilma Reis, candidata a intendenta de la ciudad
que suma dos escenas clave (luego de festejar el triunfo de tres
parlamentarias negras en Portugal): el súper encarcelamiento de la población
negra y pobre, y la llamada “guerra contra las drogas” como plan
contra-insurgente que, desde Estados Unidos, sigue siendo la narrativa
adoptada por los gobiernos para criminalizar los barrios y favelas y
justificar los acribillamientos, a puro gatillo fácil. “Nosotras
sobrevivimos a la travesía del Atlántico, como dijo Toni Morrison, y acá
estamos alimentando una pedagogía de la desobediencia, ante los nuevos
colonialismos: desde la industria farmacéutica a todas las formas de pacto
patriarcal contra nuestro saberes”, dice frente al auditorio cada vez más
repleto.

 

Luego, Carolina Rocha, investigadora de la caza de brujas en Brasil y autora
del libro O Sabá do Sertão. Feticeiras, demónios e jesuitas no Piauí
colonial (1750-1758) (El aquelarre del Sertón. Hechiceras, demonios y
jesuitas en el Piauí colonial (1750-1758), habló de la estética política que
impulsan las organizaciones neofundamentalistas pentecostales a favor de la
intolerancia religiosa y agregó: “hoy todas tenemos en claro que el
capitalismo neoliberal no subsiste sin el control de nuestros cuerpos, de
las aguerridas del pueblo garífuna en Colombia a las mujeres kurdas, y a
todas las que cultivan formas de feminismo popular. Hay que agregar que hoy
también se criminaliza nuestra memoria histórica, que nos sirve para sentir
que las que murieron quemadas están acá vivas entre nosotras”.

 

El debate siguió en el seminario internacional titulado “Perspectivas
feministas contra la geopolítica global, patriarcal y racista”, organizado
por el Instituto EQUIT de Brasil, a cargo de Graciela Rodríguez. Helena
Silvestre, militante feminista afroindígena y escritora señaló: “En Brasil
estamos en una línea estabilizada de escándalos diarios del gobierno, tanto
en los dichos del presidente como en los ataques que se concentran en
destruir derechos y servicios públicos. Al mismo tiempo, se está
fortaleciendo una red de mujeres haciendo resistencia y llamando la atención
sobre violencias estructurales que quieren pasar desapercibidas. Por
ejemplo: hoy se está proponiendo la privatización de la enseñanza de niñes
de 0 a 6 años, es decir, guarderías y jardines de infantes. Siguiendo el
camino de otros servicios ya privatizados, sospechamos que esto quedará a
cargo de organizaciones privadas y muchas con fines religiosos. En
simultáneo, el gobernador de San Pablo acaba de acordar con Bolsonaro
militarizar la gestión de la escuela primaria. Entonces, imagínense: niñes
de 0 a 6 años a cargo de organizaciones religiosas y de 6 a 14 con gestión
militarizada. Después de los 14 años ya podés ir directo a la cárcel. Ese es
el modelo que está en la cabeza del gobierno brasileño”.

 

Las escuelas fueron un elemento de la resistencia de los últimos años en
Brasil. La ocupación masiva en 2015 fue contundente y por eso hoy son un
blanco de disciplinamiento en nombre de la “ideología de género”. Es en los
establecimientos educativos que van desde la escuela primaria hasta las
universidades donde se criminaliza la educación con perspectiva feminista
porque abre un tipo de elaboración sobre el deseo que pone en suspenso el
mandato de la familia heteropatriarcal como único destino posible para las
vidas de adolescente y niñxs, generando un tipo de politización de lxs
jóvenes que es perseguido en todo el continente. Esto es notable también en
Chile, donde la ocupación de las escuelas por parte de fuerzas policiales
(“los pacos” literalmente en los techos de algunos edificios emblemáticos de
modo permanente) es otro caso extremo de esta caza de brujxs regional,
criminalizando también la insurgencia de las nuevas generaciones que
protagonizaron el mayo feminista en 2018, pero que viene de una continuo de
fuerzas del movimiento estudiantil desde hace años. Hoy, junto al reclamo
por educación pública para no tener que endeudarse para acceder a la
universidad, se pide educación no sexista. Es cada vez más evidente cómo la
recolonización financiera de nuestro continente que propone el
neoliberalismo conservador exige en simultáneo la producción de juventudes
endeudadas y disciplinadas bajo el mandato de la familia heteropatriarcal.
Refuerza esta idea Lana de Holanda, joven activista trans-feminista, que
trabajó como asesora de Marielle Franco y sigue militando en el PSOL
(Partido Socialismo e Liberdade). Ella explica que la caza de brujxs ataca
hoy sobre todo a la población trans: “Lamentablemente el presidente
autoritario fascista que tenemos es ejemplo del ciudadano medio brasileño,
no es un monstruo aislado. Aquí vemos cómo el neoliberalismo está casado con
el conservadurismo, especialmente encarnado por las iglesias evangélicas, y
su resultado es más violencia y persecución contra la población LGBTIQ,
especialmente a las personas trans, que en Brasil son las más asesinadas”.

 

Contra la globalidad de las finanzas, plurinacionalidad de luchas

 

Es un diagnóstico común en muchos países de la región que el sostenido
incremento de los femicidios va en paralelo al avance de la financierización
de nuestras vidas. La pregunta que aparece es cómo enfrentar la geografía
global del capital financiero si restringimos nuestras prácticas políticas a
un imaginario nacional, que atrasa, incentiva el racismo y es impotente
frente a la avanzada neoliberal. “La deuda es el instrumento privilegiado
para la reestructuración del capitalismo en sus momentos de crisis. Y
tenemos que entender que el dinero sólo funciona como dinero en el
capitalismo después del despojo”, explica Silvia Federici tras escuchar
muchas intervenciones en el seminario y periodiza: dice que estamos en la
cuarta década -después de la crisis de los años 70- que el capitalismo se
recompone endeudando al tercer mundo y, en particular, a las mujeres y lxs
trabajadorxs.

 

La retoma Francy Junior, militante lesbiana del Foro Permanente de Mujeres
de Pernambuco: “Para nosotras, las mujeres del Amazonas, la deuda es culpa
frente a los bancos cuando tenemos que pagar el precio altísimo del gas en
un territorio que produce petróleo”. Ella habla de modelos predatorios que
se anudan: endeudamiento y extractivismo. Esos modelos, dice, explican los
incendios del Amazonas, que tienen en la zona franca de Manaos un punto de
condensación de los megaproyectos extractivos, que van junto a la cesión
forzosa de terrenos para entrenamiento del ejército, la construcción de un
polo naval-portuario y de un polo turístico. Jessica Gonzaga Napoleáo
Valois, joven militante del Colectivo Punta de Lanza, detalla que la
construcción de la terminal portuaria Porto das Lajes, que será construida
en el encuentro de las aguas del Amazonas, implica el desalojo de
comunidades ribereñas que hoy están bajo el proceso de cesión obligatoria de
sus tierras.

 

Violencia contra las mujeres, violencia contra las personas trans, contra
las lesbianas y maricas, aborto, agroecología, cárcel, economía solidaria y
popular y jubilaciones: de estos temas hablan las feministas de la ciudad
del nordeste brasileño de Ceará, que aprovechan las filas que hacen las
mujeres que van a cobrar el subsidio Bolsa Familia, en su mayoría del sector
rural, a partir del 15 de cada mes, durante quince días, cuenta Liliana De
Carvalho Silva, militante del Movimiento Ibiapabano de Mulheres. “Para
nosotras conversar, hacer pedagogía popular feminista sobre estas
cuestiones, en los lugares donde las mujeres tienen que pasar
obligatoriamente tantas horas esperando, es fundamental. Ahí por ejemplo
hicimos un trabajo de encuesta y de problematización sobre la reforma
previsional que fue muy importante para visualizar cómo va a impactar sobre
nosotras. También trabajamos organizando feria con las productoras
agroecológicas, para que circulen sus productos y aprovechando la feria como
espacios de formación feminista”. Escuchan y conversan ahora las mujeres del
Sindicato de Trabajadoras Domésticas de Bahía diciendo que la lucha de
clases en Brasil es lucha de razas. “Hemos pagado la universidad de nuestrxs
hijxs con nuestro trabajo pero aún así, como población negra, aun siendo
profesional no consiguen trabajo”.

 

Hay un punto que se reitera y vuelve al debate. Es la dinámica transnacional
de luchas la que ha visibilizado los impactos del neo-extractivismo como
fórmula de recolonización del continente y la que ha puesto en discusión las
nuevas formas de explotación de los trabajos históricamente despreciados y
mal pagos. Y por eso no es casual que la plurinacionalidad se presente hoy
como una bandera de encuentros, asambleas y protestas. Se trata de la
expresión de una composición concreta de las luchas más vitales en contra de
la alianza neoliberal y conservadora. Y es empujada por las mujeres
indígenas que en Argentina agitan queSomosPlurinacional/" target="_blank">
#NosQueremosPlurinacional, de la campaña de muchas organizaciones y
colectivas que gritan #SomosPlurinacional, de las compañeras de la campaña
#MigrarNoEsDelito, de #NiUnaMigranteMenos y de la composición plurinacional
histórica de las movimientos sociales y las asambleas feministas. Esa
plurinacionalidad es también la del protagonismo indígena que empuja
#ElParoNoPara y la resistencia de #MujeresContraElPaquetazo en Ecuador.

 

Se trata de un acumulado de luchas que tiene la tarea concreta de
descolonizar nuestra lengua y nuestras prácticas, nuestros imaginarios y
nuestros cuerpos. Y, sobre todo, ampliar esa dinámica plurinacional a otros
debates: por ejemplo, al debate sindical. Compañeras del Comité de
Trabajadoras y Sindicalistas de la Coordinadora 8M de Chile están pensando
“un sistema plurinacional de cuidados” tal como lo ha argumentado
recientemente la dirigente gremial Diva Millapan. También Delia Colque, de #
NiUnaMigranteMenos, explicó en un encuentro intersindical con Silvia
Federici que la semana pasada se realizó en Buenos Aires que “hoy las
trabajadoras costureras, todas migrantes, estamos en mayor precariedad
frente a las violencias machistas porque si denunciamos a las parejas
violentas, enfrentamos el riesgo que se use esa denuncia para su
deportación. Quedamos como trabajadoras migrantes rehenes de ese chantaje”.
Por eso, Colque subrayó que es impensable un sindicalismo que no se haga
cargo de la realidad migrante del trabajo, en general en los segmentos más
precarizados de la economía. En el mismo encuentro, después de su nutrida
agenda en Neuquén junto al Colectivo La Revuelta y la Intersindical
NiUnaMenos, Federici subrayó que en Estados Unidos la dinámica sindical está
siendo reinventada e impulsada por lxs trabajadorxs migrantes que en
sectores como la docencia, la enfermería y varios servicios dan cuenta de
unas nuevas modalidades de lucha: “Hoy en Estados Unidos donde hay un tasa
bajísima de sindicalización de apenas el 8 por ciento, los sectores que
están organizándose y revitalizando la lucha sindical son aquellos en donde
hay una presencia mayoritaria de migrantes”.

 

Lo plurinacional, como fuerza transnacional concreta, es también una
perspectiva y un método que permite tramar agenda común, que ensancha los
cuerpos-territorios que nutren los feminismos movilizados. Federici se
despide diciendo que estamos en “el punto cero de la revolución, que es
cuando se pierde la ilusión en lo viejo y se comprende que todo se puede
cambiar y que no hay cambio sin cambiarlo todo”.

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