Chile/ 醩 de un mill髇! La rebeli髇 mirada desde las calles [Mar韆 Garc韆 Arenales - Maxi Goldschmidt]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Sab Oct 26 15:28:38 UYT 2019
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Correspondencia de Prensa
26 de octubre 2019
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Chile
M谩s de un mill贸n de personas
La manifestaci贸n de ayer fue considerada la mayor desde el fin de la dictadura chilena; organizaciones sociales se unen para exigir una Asamblea Constituyente en Chile.
Mar铆a Garc铆a Arenales
La Diaria, 26-10-2019
https://findesemana.ladiaria.com.uy/
Para poder entender por qu茅 miles de personas, principalmente j贸venes, protestan en las calles de Chile desde el 6 de octubre basta con escuchar una breve conversaci贸n telef贸nica entre la primera dama del pa铆s, Cecilia Morel, y una amiga. 鈥淎delantaron el toque de queda porque se supo que la estrategia es romper toda la cadena de abastecimiento [...] intentaron quemar un hospital y tomarse el aeropuerto, o sea, estamos absolutamente sobrepasados. Es como una invasi贸n extranjera, alien铆gena, no s茅 c贸mo se dice, y no tenemos las herramientas para combatirla. Por favor, mantengamos nosotros la calma, llamemos a la gente de buena voluntad, aprovechen de racionar la comida, y vamos a tener que disminuir nuestros privilegios y compartir con los dem谩s鈥, dijo la esposa del presidente Sebasti谩n Pi帽era.
Se trata de un audio de Whatsapp, de menos de un minuto de duraci贸n, que fue filtrado en la tarde del domingo. M谩s tarde, el martes, Morel lament贸 en Twitter su 鈥渄esacierto鈥 y dijo que al sentirse 鈥渟obrepasada por las circunstancias hizo que su estado de 谩nimo personal pareciera el de un estado general de gobierno鈥. En esa misma red social a帽adi贸 que Chile no est谩 para m谩s divisiones e inst贸 a que todos los actores de la sociedad trabajen por 鈥渄isminuir la desigualdad y ser m谩s humildes鈥.
Pero lejos de calmar los 谩nimos, las palabras de la primera dama s贸lo generaron pol茅mica y a帽adieron m谩s le帽a al fuego. Porque no se trata de un simple desacierto, ni de una invasi贸n alien铆gena, como indic贸 Morel, sino de una aut茅ntica desconexi贸n entre las 茅lites pol铆ticas y empresariales chilenas y el resto de la poblaci贸n, los sectores populares.
Si bien la mecha se prendi贸 despu茅s de que el gobierno de Sebasti谩n Pi帽era decidiera subir 30 pesos las tarifas del metro de Santiago, en realidad la crisis social que tiene a varias ciudades chilenas en estado de emergencia y con toque de queda se debe una acumulaci贸n de problemas, 鈥渄e situaciones muy injustas derivadas del modelo neoliberal de los 煤ltimos 30 a帽os鈥, explica a La Diaria la soci贸loga y dirigente feminista Claudia Dides.
Las intensas protestas, duramente reprimidas por las fuerzas militares, han dejado 18 muertos, m谩s de 500 heridos, m谩s de 2.400 detenidos, mujeres abusadas sexualmente, adem谩s de saqueos, incendios, p茅rdidas millonarias y enfrentamientos entre polic铆as y manifestantes.
El mi茅rcoles y jueves fueron jornadas de huelga general y, de momento, las movilizaciones contin煤an. La crisis es de tal magnitud que la alta comisionada para los Derechos Humanos de la Organizaci贸n de las Naciones Unidas, la ex presidenta chilena Michelle Bachelet, anunci贸 que enviar谩 una 鈥渕isi贸n de verificaci贸n para examinar las denuncias de violaciones a los derechos humanos鈥 en el pa铆s.
De poco sirvi贸 que en la noche del martes el propio Pi帽era se dirigiera a la naci贸n 鈥抍itando a Mario Benedetti鈥 para pedir perd贸n a sus compatriotas por su 鈥渇alta de visi贸n鈥 para reconocer que los problemas de 鈥渋nequidad y abuso鈥 se estaban acumulando, o que incluso admitiera que ni su gobierno ni los anteriores estuvieron a la altura de las circunstancias.
El mandatario, adem谩s, propuso un paquete de medidas que incluye aumentar 20% las jubilaciones b谩sicas (unos 28 d贸lares), incrementar el salario m铆nimo, mejoras en materia de salud y un aumento de los impuestos a quienes m谩s ganan. Sin embargo, Pi帽era decidi贸 mantener al Ej茅rcito en las calles.
Una parte importante de la ciudadan铆a chilena considera que esas medidas son insuficientes y sigue reclamando que los militares se retiren.
鈥淓n general hay una resistencia a las medidas que anunci贸 Pi帽era porque formaron parte de su programa (electoral) y, por tanto, no tienen nada que ver con las peticiones que se est谩n haciendo hoy. Las medidas son insuficientes para los cambios que est谩 pidiendo Chile, son migajas鈥, sentencia Dides.
La activista, que critica la ausencia de conducci贸n pol铆tica por parte del gobierno y la divisi贸n de los partidos de centroizquierda, asegura que uno de los grande errores de Pi帽era es que 鈥渘o sac贸 a nadie de su gabinete, no hay responsables pol铆ticos en esto鈥.
Esos reclamos del pueblo chileno a los que hace referencia Dides incluyen un aumento de presupuesto en la salud y educaci贸n p煤blicas, y un 鈥渃ambio total鈥 en las pensiones, que funcionan bajo un sistema privado heredado de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) que reporta jubilaciones muy bajas a los trabajadores cuando se retiran. Es m谩s, en Chile hay un elevado n煤mero de jubilados que se ve obligado a incorporarse al mercado laboral debido al bajo nivel de sus pensiones, ya que el promedio de lo que reciben se sit煤a en los 290 d贸lares. Tambi茅n son muchas las familias que se endeudan para poder pagar la educaci贸n de sus hijos, y tambi茅n lo hacen los propios estudiantes.
Otro de los reclamos de la ciudadan铆a es la nacionalizaci贸n del agua y otros recursos naturales como el cobre y el litio, adem谩s de una nueva Constituci贸n elaborada por una Asamblea Constituyente. De hecho, si hay algo que en estos d铆as ha despertado una esperanza de cambio en el pa铆s es que numerosas organizaciones sociales se han reunido para reclamar un nuevo pacto social con una Constituci贸n que reemplace a la actual, redactada en 1980, en plena dictadura. Entre esas organizaciones se encuentran la Central Unitaria de Trabajadores, la Coordinadora No+AFP, la Cumbre de los Pueblos, la Agrupaci贸n Nacional de Empleados Fiscales y la Confederaci贸n Nacional de Federaciones de Pescadores Artesanales de Chile, a las que se suman artistas y otras figuras p煤blicas.
鈥淓stamos viviendo un momento bien complejo porque es tiempo de un nuevo pacto social en Chile y estamos discutiendo c贸mo lo vamos a hacer. No hay una f贸rmula, pero la gente no se ha ido a sus casas, se est谩 organizando, est谩 discutiendo. M谩s all谩 de la violencia y el vandalismo, tambi茅n hay muchas asambleas. Nos hemos vuelto a reorganizar como hicimos 30 a帽os atr谩s en el per铆odo de la dictadura militar鈥, explica Dides, que forma parte de ese colectivo de organizaciones sociales que exige cambios.
Chile, a帽ade, necesita una nueva Carta Magna legitimada por su pueblo, elaborada con las organizaciones sociales y partidos pol铆ticos mediante una Asamblea Constituyente, 鈥渜ue tenga que ver con la realidad del pa铆s y donde se reconozcan los derechos b谩sicos鈥, sostiene la activista.
Desde hace tiempo la reforma tributaria, la de las pasividades y la de salud permanec铆an atascadas en el Parlamento, y ahora estas organizaciones sociales han pedido que no se lleve a cabo ninguna votaci贸n, 鈥渜ue se paralice todo鈥, porque consideran que se necesitan proyectos de ley que efectivamente sean capaces de dar cuenta de la realidad que atraviesa el pa铆s y que se ha puesto en evidencia con este estallido social.
Asimismo, recuerdan que si el gobierno realmente quiere empezar a negociar para terminar con esta grave crisis, el requisito indispensable es que los militares salgan de las calles.
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Una mirada desde las calles de Santiago de Chile
Maxi Goldschmidt, desde Santiago de Chile *
La Diaria, 26-10-2019
En las calles de Santiago las palabras se repiten. Agua, ag眉ita, ag眉ita con bicarbonato. M谩s de un mill贸n de personas a esta hora, las 23.00: empieza el toque de queda.
M茅dico,. Resiste, cabro, c贸mo te llamas. Relevo, relevo. Relevo es cuando se carga un herido de gravedad y no se aguanta m谩s el peso. Se grita relevo y alguien asiste a esa persona que lucha por su vida.
Las brigadas de salud no dan abasto. Llevan una semana atendiendo a miles de personas gaseadas, golpeadas o con balas en los cuerpos. M谩s de 30 perdieron un ojo.
Fuerza. Resiste. Vamos, cabro. Aguante. Cu谩l es el nombre. Ricardo. Ricardo cu谩nto. Ricardo y no se entiende el grito. Ricardo Acu帽a, por las redes sociales, grita una joven.
Los primeros d铆as ven铆an m谩s perdigones en las piernas. Ahora en la cabeza y los ojos, dice Martina, antiparras verdes, casco ciclista, rociador en la mano, estudiante de Medicina.
Ricardo cuelga, est谩 vivo pero cuelga. De su ojo brota sangre que no pueden parar. Lo suben a una ambulancia. Muchos tel茅fonos filman, para difundir r谩pido.
Aunque aqu铆 en Santiago no hay nada que informar. Sebasti谩n Pi帽era dej贸 el poder. Ya no lo tiene. El pueblo se lo arrebat贸 ayer con la manifestaci贸n m谩s grande en la historia de Chile.
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Estamos pidiendo por favor que los militares vuelvan pronto. A los cuarteles.
Dice la tele, que tambi茅n cambia su discurso, ante una evidencia que traspas贸 las fronteras.
Los videos de muertos y heridos son virales hace d铆as. Debe haber gente buena debajo de esos trajes blindados. Pero ac谩 s贸lo se los ve pegando, disparando, matando a un pueblo.
En la tele un soldado baila, otros portan una bandera, otros reciben saludos de otros ciudadanos. Pero ese Chile no est谩 en la calle. Est谩 en sus casas. Ese Chile teme algo que nunca imagin贸.
En la calle se baila y se combate. Miles tiran piedras y retroceden cuando el gas es insoportable. O caen cuando les impacta una bala. A pocos metros de esa ronda de ayuda espont谩nea al herido, se baila.
Asesinos. Renunci谩. Asesinos. Pacos traidores. Asesinos. El pueblo unido. Asesinos. Ya se van. Hay instrumentos por todos lados. Guitarras en alto en las escalinatas de la Biblioteca Nacional. Miles cantan una canci贸n de V铆ctor Jara, de Violeta Parra, entre gas lacrim贸geno.
Jaime tiene 72 a帽os. Rosa, uno menos. 48 de casados. Ella lleva bastones ortop茅dicos. Queremos pensiones dignas que alcancen para vivir. No nos alcanza ni para los remedios, dice Rosa. Jaime viene, adem谩s, por Alex Nu帽ez. Compa帽ero de trabajo, lo mataron a golpes los pacos.
Esta multitud, alegre y pac铆fica, abre grandes caminos de futuro y esperanza. Todos hemos escuchado el mensaje. Todos hemos cambiado. Eso dice Pi帽era. A nadie le importa.
Los pueblos se sorprenden a s铆 mismos. Les hacen olvidar a base de recetas vencidas su poder, su fuerza.
Lucina tiene 36 a帽os y dos balazos en la pierna. Fue el lunes, hoy vino en muletas. Creemos que fueron francotiradores, porque ven铆a corriendo de los pacos y le dieron de frente.
En las puertas de la estaci贸n Baquedano pintaron ac谩 se tortura. Se tortur贸 hace unos d铆as. A Nicol谩s lo metieron en la comisar铆a debajo de la estaci贸n de subte y lo torturaron. Mientras, escuch贸 tiros y vio cuerpos colgados. Hay una denuncia y muchas pruebas.
Rodean la Casa de La Moneda. Hay ni帽as y ni帽os. Muchos con barbijos y m谩scaras. Muchas bicicletas. Motos. Tablas. Limones. Humo, disparos, sartenes y gas lacrim贸geno. Disparos. Piedras.
La noche ser谩 larga. Hoy no hay toque de queda que valga. No hay amenazas ni muerte. No hay nada que pueda impedir el destino que decide este pueblo.
Chile despert贸. Recuper贸 la memoria. La memoria y la fuerza ancestral de nuestros pueblos. Los que enfrentaron la conquista. Los que resisten. Las calles est谩n llenas de banderas mapuches. De chilenas y mapuches.
Mucha gente llora, los ojos rojos, no ve nada. Mucha gente le acerca un lim贸n, o le tira espray en la cara. Agua, ag眉ita, ag眉ita con bicarbonato.
* Maxi Goldschmidt es corresponsal argentino y trabaja en la revista C铆trica. Nos mand贸 esta cr贸nica desde Santiago anoche, a las 23.00, al borde del cierre. La escribi贸 como pudo, entre los cacerolazos y las corridas que se escuchaban en su hotel, a pocos metros del Palacio de la Moneda.
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