Argentina/ La cuarentena imposible: informales, desempleados y precarizados [Fabián Kovacik]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Abr 6 06:17:09 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

6 de abril 2020

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Argentina



Segunda semana de cuarentena



No me dejan salir



El coronavirus ya modificó la vida cotidiana de los argentinos y apunta a
reorganizar el escenario económico en la puja de poder entre los sectores
populares y los grupos concentrados. Las ayudas económicas al sector
informal no alcanzan, y, asfixiados por una cuarentena imposible de cumplir,
millones de personas se exponen al amedrentamiento policial al salir de sus
casas. El aporte de los grandes grupos económicos a la causa nacional
todavía se espera.



Fabián Kovacik, desde Buenos Aires

Brecha, 4-4-2020


https://brecha.com.uy/



La decisión del presidente Alberto Fernández de prolongar el aislamiento
obligatorio hasta el 13 de abril aumentó los interrogantes en torno a la
situación sanitaria, económica y social en el país. Desde el punto de vista
médico, los resultados indican una progresión bajo control de la pandemia
con una tasa de mortalidad sostenida de un 2 por ciento respecto del total
de infectados. Los casos positivos ya superan los 1.000 y comenzó a
registrarse un número importante de contagios por transmisión comunitaria.
La capital sigue siendo el principal foco y le sigue el Gran Buenos Aires.
Entre ambos concentran el 60 por ciento de los casos, pero también las
cifras más duras y riesgosas en términos de desempleo y pobreza.



Informales, desempleados y precarizados



Al cabo de una semana de decretado el aislamiento obligatorio, el gobierno
reparó en los problemas del sector informal de la economía. Con viviendas
precarias y familias numerosas, ese sector recibió el anuncio de un bono de
5 mil pesos (77 dólares) para el mes de abril. La medida fue ampliada el
jueves 26 con un subsidio especial de otros 10 mil pesos para aquellos
inscriptos como monotributistas, una categoría fiscal que engloba desde el
emprendedor individual que produce artesanías o vende servicios hasta los
miembros de una cooperativa. Según datos de la Administración Federal de
Ingresos Públicos, el padrón nacional para esta categoría oscila entre 3 y 4
millones de personas. Para percibir el subsidio es necesario inscribirse en
la página web de la Administración Nacional de la Seguridad Social, que
debió extender la fecha de recepción de formularios tres días más: sólo en
los primeros dos días ya se habían anotado 9 millones de personas.



“Que los inscriptos superen el número de monotributistas y alcancen al 75
por ciento de la mano de obra activa total en la Argentina habla de las
graves falencias en los ingresos de los trabajadores y en la distribución de
la renta, dadas las necesidades que esta pandemia terminó por desnudar”,
señaló a Brecha Enrique Martínez, coordinador del Instituto para la
Producción Popular y extitular del Instituto Nacional de Tecnología
Industrial bajo los gobiernos de Raúl Alfonsín, Néstor Kirchner y Cristina
Fernández. “La situación de los sectores populares es grave. Todo el sector
de pequeñas y medianas empresas, los cuentapropistas y los cooperativistas
se ha quedado sin posibilidad concreta de producir y obtener ingresos”,
agregó.



“En Argentina el sector cooperativo nunca logró constituirse en cadena de
producción y valor propia; siempre dependió, en algún punto, de los grupos
económicos concentrados. Hoy llega a esta instancia totalmente desprotegido.
Para salir de esta situación hará falta no sólo la intervención estatal,
sino la inteligencia para plantear una salida que contemple la producción y
los ingresos. No hay que sacarles a los ricos para darles a los pobres; hay
que permitir que los pobres trabajen y desarrollen sus propias capacidades”,
enfatizó Martínez.



Los ministerios de Economía y Desarrollo Productivo, en las últimas semanas,
establecieron medidas puntuales, como la reducción de tasas de interés para
créditos blandos, la suspensión de impuestos para las pymes, el
congelamiento del precio de los alquileres y de los créditos hipotecarios
hasta el 30 de setiembre, con la idea de frenar la caída de la economía en
los sectores bajos y asalariados. Una caída en la actividad implica mayores
problemas en la vida cotidiana de millones de habitantes de las barriadas
populares, que viven de trabajos ocasionales o de un salario en relación de
dependencia, lo que implicaría una agudización del conflicto social.



La cuarentena imposible



“En los barrios populares lo último que necesitábamos eran policías y
gendarmes”, señaló a Brecha Ismael Jalil, de la Coordinadora contra la
Represión Policial e Institucional (Correpi). “Necesitamos hospitales
ambulantes, ayuda social y dinero para que la gente pueda comer ante la
pandemia. El encierro, tal como lo plantea el gobierno nacional, está
pensado para las clases medias urbanas, y está bien. Pero en los barrios
populares la gente vive en ranchos o con familia de seis o siete miembros
hacinada en una habitación. La idea de quedarse en casa es suicida, y cuando
salen, los meten en cana”, agregó.



Según datos relevados por Correpi, desde el inicio del aislamiento
obligatorio se produjeron 500 mil notificaciones por violar la cuarentena.
13 mil personas, en su mayoría jóvenes de entre 18 y 30 años, terminaron en
las comisarías. “Violar la cuarentena fue la excusa policial para caerles a
los pibes que tenían otras causas”, señaló Jalil. A raíz de estas denuncias,
tanto el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, como los intendentes
de los principales municipios del Gran Buenos Aires plantean una variante
para la consigna oficial “no salgas de tu barrio”. “Es difícil pedirle a la
gente que vive de changas callejeras que no salga de su casa, porque así no
puede sobrevivir”, remató Jalil.



Dilema frente a los poderosos



Frente a la emergencia sanitaria, el presidente Alberto Fernández reorganizó
su agenda. Había asumido con la idea de reconstruir un país endeudado cuyo
tema central era la negociación con el Fmi y los acreedores, y terminó
enfrentado a una pandemia mundial cuyos alcances aún no se perciben
totalmente. Si el tema excluyente del último mes fue el acelerado avance del
coronavirus, la tarde del viernes 27 abrió un nuevo frente de tormenta.



Mientras pequeños empresarios, cooperativistas y sectores del comercio
cuentapropista reclaman al gobierno medidas complementarias ante un
inminente corte de la cadena de pagos, “los grandes grupos económicos
concentrados aprovechan la situación y buscan que la cadena de pagos se
corte para promover una vuelta a la actividad”, señaló a Brecha Francisco
Cantamutto, licenciado en Economía e investigador del Conicet. El grupo
multinacional Techint –dedicado a la ingeniería y construcción de grandes
obras– decidió despedir a 1.450 obreros no renovándoles el contrato, lo que
generó las primeras discusiones sobre cómo sostener la actividad económica
en un contexto de aislamiento de la mano de obra.



La Asociación de Empresarios Nacionales –que reúne a pequeños y medianos
empresarios ligados esencialmente a abastecer el mercado interno– reclama al
gobierno medidas más severas contra los bancos y las grandes empresas, por
ejemplo, la obligación de pagar a las pymes toda la facturación en un plazo
máximo de 15 días y los créditos de los bancos a la mitad de la tasa actual
para evitar el corte de la cadena de pagos.



“Es hora de que los grandes empresarios ganen un poco menos”, dijo en ese
sentido el presidente Fernández en su mensaje del domingo pasado, al
extender el plazo de aislamiento hasta el 13 de abril. Para Cantamutto, la
popularidad del mandatario indicada por los últimos sondeos presentados en
marzo debería ser aprovechada para rediscutir los términos de las relaciones
sociales y económicas de Argentina: “Es necesario hacer partícipes del
salvataje a los grandes bancos y a las grandes empresas, implementar un
impuesto a las grandes fortunas y a los fondos en el exterior que puedan ser
identificados por el Banco Central, además de suspender el pago de la deuda
externa”.



El economista Claudio Katz, investigador del Conicet y docente de la
Universidad de Buenos Aires, fue más allá: “Es muy probable que el manejo de
esta crisis defina la tónica, conservadora o progresista, del quinto
peronismo. Alberto proviene del primer sector, pero se amoldó al segundo por
el liderazgo de Cristina Fernández. La redefinición en curso hace tambalear
su proyecto inicial de repetir el equilibrio de Néstor, incorporando
ingredientes de institucionalidad alfonsinista a la coalición gobernante”.



Sin embargo, anota Katz, “Fernández logró hasta ahora afianzar la hegemonía
que introdujo al inicio de su gestión. Ya consiguió el acompañamiento de la
oposición, la tregua de los medios de comunicación y el continuado sostén
del electorado, que apostó a superar la pesadilla del macrismo. Cuenta,
además, con la aprobación de los científicos y sanitaristas, que ejercen una
influencia mayúscula en la coyuntura actual. La derecha ha perdido
gravitación”. A pesar de eso, “el escenario puede cambiar si las respuestas
a la crisis son inadecuadas. La población evalúa con enorme atención la
gestión oficial del vendaval económico y sanitario”.



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