México/ El Estado ausente de López Obrador [Eliana Gilet]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Jue Abr 9 11:40:04 UYT 2020
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Correspondencia de Prensa
9 de abril 2020
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México
Ante el nuevo coronavirus
El Estado ausente de López Obrador
El presidente mexicano se resiste a aprobar medidas de apoyo económico para
los trabajadores afectados por las disposiciones de distanciamiento social
voluntario. Mientras tanto, el virus avanza en su país sin demasiados
obstáculos.
Eliana Gilet, desde Ciudad de México
Brecha, 9-4-2020
https://brecha.com.uy/
El primer caso de covid-19 en México fue registrado el 27 de febrero, pero
lo que puso al país en el mapa internacional fue la actitud del presidente,
Andrés Manuel López Obrador (Amlo, como se lo conoce en su país), quien
continuó con sus giras y actos públicos mientras el mundo se apuraba a
atender la crisis. Eso estuvo (y está) directamente vinculado a la
estrategia de “mitigación” explicada entonces por Hugo López-Gatell,
subsecretario de Salud y vocero técnico del gobierno federal en el combate a
la pandemia.
“No existe aspiración alguna”, ni en México ni en el resto del mundo, dijo
López-Gatell el 27 de febrero, “de contener la transmisión del agente
infeccioso como lo hizo China en Hubei; a lo que sí se aspira es a canalizar
los esfuerzos para mitigar el daño, reduciendo la velocidad de transmisión y
protegiendo a las poblaciones más vulnerables”. Su estrategia se basa en
reconocer tres fases: una primera con “casos importados”, una segunda de
“transmisión comunitaria”, y finalmente el pico de la pandemia y su
posterior declive. No obstante, la representación gráfica de estas etapas,
difundida por gobierno, no indica cuántas personas infectadas se esperan.
Según señalaron entonces los expertos oficiales, México entraría en la fase
de transmisión comunitaria 40 días después de registrado el primer caso. Sin
embargo, habían pasado sólo 27 días cuando el 24 de marzo, siguiendo a pies
juntillas los dictámenes del día anterior del Comité Técnico, Amlo inició su
conferencia de prensa mañanera ante una “nueva fase” de la pandemia. “No se
ha actuado de manera apresurada, no hemos hecho caso a conjeturas. Se ha
actuado con profesionalismo, se ha hecho a un lado la politiquería. Hemos
enfrentado a nuestros adversarios, que buscan siempre dañarnos aunque en ese
propósito se dañe al pueblo, y hemos enfrentado el amarillismo de algunos
medios de comunicación”, afirmó el presidente.
Ese día, y con 367 casos en todo el país –cinco de los cuales no estaban
asociados a casos “importados”– López-Gatell indicó que “es la pérdida de
trazabilidad de los contagios y no el número de casos lo que señala
formalmente el inicio de la fase dos”. A partir de allí se extendió la
suspensión de clases en todo el sistema educativo –que había comenzado el 14
de marzo y se suponía que duraría un mes–, y recién entonces se empezó a
promover la distancia social como medida de prevención de los contagios.
Hasta ahora, México desaconseja el uso de mascarillas protectoras.
Desandar la experiencia
El 30 de marzo, con más de mil casos confirmados, se decretó el estado de
emergencia sanitaria y se convocó a una cuarentena “voluntaria” de un mes.
Sin embargo, académicos como Gustavo Cruz Pacheco –titular del Instituto de
Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y Sistemas de la Unam y miembro del
equipo técnico que en 2009 enfrentó la pandemia de gripe A H1N1, que tuvo su
centro epidémico en Ciudad de México– calculan que por cada diagnosticado
hay entre cincuenta y cien personas asintomáticas que contagian sin saberlo.
Para Cruz Pacheco, una cuarentena efectiva debería aplicarse en cada ciudad
de forma local, a medida que vayan explotando los brotes epidémicos –como se
hizo en 2009–, y no de manera generalizada como se está haciendo ahora. Los
sitios donde actualmente se registra la mayor densidad de casos de covid-19
por habitante son Ciudad de México, Guadalajara, algunos puntos no definidos
de los estados de Quintana Roo y Baja California Sur, así como la ciudad de
Monclova.
El análisis de la situación en esta última localidad, clavada en el desierto
central del estado de Coahuila en la frontera norte, refleja el fracaso de
la estrategia gubernamental de “mitigación”. A pesar de registrar un brote
de covid-19 desde mediados de marzo, el Hospital del Instituto del Seguro
Social no ha recibido atención específica del gobierno federal, del que
depende, al punto de que sus trabajadores tuvieron que manifestarse para
exigir el material sanitario básico (tapabocas, guantes y batas) y para que
se les practiquen las pruebas de rigor. Aunque han sido ejecutadas
parcialmente, ya se sabe que 32 de los 42 infectados en Monclova al inicio
de abril son parte del personal médico de la institución, entre ellos un
doctor que falleció a causa del virus.
Si bien algunos medios han llamado a Monclova “la Wuhan mexicana”, la
diferencia entre ambas ciudades está en la respuesta estatal. Si en la
localidad china las autoridades locales fueron desplazadas por el gobierno
central al verse rebasadas por el nuevo coronavirus, en Monclova, ante la
falta de respuesta del gobierno federal, la epidemia ha tenido que ser
manejada por un comité local dirigido por los alcaldes municipales.
Lo que no sabe
Mientras tanto, es posible que en México exista un importante subregistro de
casos, vinculado a las escasas pruebas de diagnóstico que se han realizado
en el país. Primero, porque el mandato de los asesores técnicos del gobierno
indicó que hasta el inicio del “contagio comunitario” sólo se practicaran
análisis a quienes presentaran síntomas y, además, hubiesen viajado al
exterior o tenido contacto con alguien foráneo. A eso se han sumado los
dilatados plazos para entregar los resultados de las pruebas. Según
señalaron algunos epidemiólogos, esto hizo que las cifras oficiales tuvieran
dos o tres semanas de retraso con respecto a la realidad.
Brecha comparó la cantidad de pruebas de covid-19 aplicadas en tres países
con base en las tasas de testeo cada 100 mil habitantes, y el resultado es
abrumador. Según las cifras públicas de los exámenes practicados hasta el 4
de abril, Estados Unidos (convertido en el nuevo centro de la pandemia
mundial) presenta una tasa de 496 estudios cada 100 mil habitantes. Uruguay
tiene una tasa de 138 pruebas cada 100 mil habitantes. México, al 4 de
abril, había realizado apenas 13 análisis de covid-19 cada 100 mil
habitantes.
Aunque las autoridades mexicanas se galardonan de estar en el pelotón de los
países con menos contagios y muertes por el nuevo coronavirus, estas cifras
apuntan más a la escasa cantidad de pruebas realizadas en el total de la
población que a una efectiva política de mitigación centralizada. El que no
busca no encuentra, dice (también) el dicho popular.
Un caso importado
María Martha murió el día que México entró a su fase dos. Tania, su hija,
narró a Brecha los detalles del caso, que conviene tener presente frente a
las declaraciones del presidente de que “se ha actuado con profesionalismo”.
María Martha y su familia llegaron a Ciudad de México el lunes 16 de marzo
–tras haber pasado una estancia en Italia y en España– en un vuelo comercial
de Iberia. “Mi papá tiene fotos de la sala del aeropuerto donde se recogen
las maletas y está lleno. El contacto que se tenía entre los pasajeros era
casi cuerpo a cuerpo y la mayoría de las personas que desembarcaron no
traían ningún tipo de tapabocas, aunque mi familia, sí”, relató Tania.
Su madre presentó los síntomas inmediatamente, por lo que presumen que viajó
enferma. “Los funcionarios de aduanas no tenían guantes ni tapabocas, ni
ningún otro tipo de protección para ellos, aunque estaban revisando maleta
tras maleta”. Tania evocó el estupor que sintieron al no recibir ninguna
recomendación de ponerse en cuarentena preventiva, a pesar de que venían de
lo que en ese momento era el centro de la pandemia: “Fue impactante llegar a
la Ciudad de México sin medidas para impedir el contagio ni para detectar a
los posibles enfermos, mucho menos para atender a la gente o para dar
seguimiento a estos pasajeros, que eran de alto riesgo”, dijo en entrevista
telefónica desde su propia cuarentena, tras haber contraído el virus. “No
creo que esa negligencia sea un problema de infraestructura, de falta de
capital humano o tecnología. Es una cuestión de voluntad política, de
decisión de no tomar la pandemia en serio y no tomar acciones eficaces para
proteger a la población”, sostuvo.
Pasó una semana entre que su madre manifestó los primeros síntomas y que el
virus se comió su capacidad respiratoria. “No presentaba la sintomatología
exacta que estaba difundiendo el gobierno y, aunque tenía fiebre, no tenía
tos seca, sino con flemas. Acudimos a uno de los hospitales privados que
ofrecían la prueba, porque pensamos que en los públicos la rechazarían por
no presentar el cuadro clínico exacto. Allí pagamos 25 mil pesos (1.000
dólares) por el examen y por las tres horas que mi madre estuvo en
observación”. A María Martha la mandaron a su casa, a esperar el resultado.
“Nos dijeron que nos daban el resultado en cinco días. Eso nos quitó mucho
tiempo, porque esperábamos el diagnóstico para que se le indicara un
tratamiento acorde”, dijo Tania, que pidió no revelar su identidad debido a
las amenazas que ha recibido su familia tras relatar el caso públicamente.
Sin respuesta del hospital, llamaron al número indicado por las autoridades
de Ciudad de México para atender casos sospechosos, donde respondieron la
encuesta telefónica prevista que clasifica a las personas por niveles de
riesgo bajo, medio o alto, según los síntomas que presenten. “Nos dijeron
que dejáramos a mi madre aislada en un cuarto para evitar el contagio al
resto de la familia y nos ofrecieron hacer una nueva prueba enviando a unos
médicos que nunca llegaron. Al día siguiente, mi madre amaneció con 38
grados de fiebre y comenzó a deteriorarse muy rápidamente. Le empezó a
faltar el oxígeno y, aunque volvimos a llamar a ese número, la respuesta fue
que la dejáramos sola”.
Consiguieron un tanque de oxígeno por su cuenta y decidieron volver a
internarla en otro hospital privado. “Ahí se le diagnosticó ‘neumonía viral
atípica’ y se le hizo una segunda prueba de covid-19. Se la empezó a tratar
con retrovirales, pero mi mamá ya no se recuperó”. Entró a terapia intensiva
el lunes 23 de marzo, cuando se agudizó su cuadro clínico. “Estuvimos con
ella en la mañana y podía hablar, aunque tenía muchos problemas para
respirar. Cuando la vimos a mediodía estaba consciente, pero ya no podía
hablar. Empezó a quedarse dormida aun con asistencia respiratoria. La última
vez que la vimos ya no nos respondió, le dijimos que la amábamos y que
íbamos a salir de esta.” María Martha murió a las cinco y media de la tarde
del lunes 23.
Minutos después de su muerte, llegó el resultado del segundo análisis que le
practicaron, confirmando la infección de María Martha con el nuevo
coronavirus. “Gracias a que el resultado llegó en ese momento, la doctora
pudo asentar en el acta de defunción que mi madre murió a causa del
coronavirus y emitir la alerta sanitaria para toda la familia. Sin ese
resultado, el acta de defunción de mi madre diría que murió por una neumonía
atípica”, remarcó Tania.
El pasado 28 de marzo, la Secretaría de Salud dijo que “en las últimas 24
horas” se venían realizando “campañas de desinformación deliberada, donde se
empezó a inflar sin ninguna base de evidencia la falsa idea de que el
gobierno intenta modificar las cifras de neumonía para ocultar la incidencia
de covid”. Como respuesta, las autoridades publicaron gráficas sobre la
incidencia de neumonías en los últimos siete años, generadas por el Sistema
Nacional de Vigilancia Epidemiológica de México. Según leyó de una gráfica
López-Gatell –de nuevo, sin dar cifras–, en las primeras semanas del año
2020 se ha reportado una caída en la incidencia de la neumonía. “La curva se
encuentra por debajo de la cantidad esperada desde el inicio del año al
momento actual”.
Huérfanos
México no ha previsto ningún tipo de apoyo económico específico para su
población trabajadora ante el estado de emergencia sanitaria decretado el 30
de marzo y vigente al menos por un mes. La situación en el país es grave si
consideramos que la mitad de su población económicamente activa sobrevive en
la informalidad y sin prestaciones o garantías ante este parate “voluntario”
de las “actividades no esenciales”.
Aunque se esperaba que López Obrador anunciara un plan emergente de apoyo
económico durante su informe trimestral de gobierno presentado el pasado
domingo, el presidente se plantó en una defensa de sus políticas sociales
con un discurso en tono de campaña electoral. La única opción económica que
ofreció ante la contracción de las actividades fueron préstamos para
pequeñas y medianas empresas. Dijo que lo peor está por venir en las
próximas dos a cuatro semanas, según los cálculos de su equipo técnico, pero
que México tiene una fortaleza en su “cultura” y que en este país “la
principal institución de seguridad social es la familia”.
Así, buena parte de los más de 31 millones de mexicanos que sobreviven del
comercio, el trabajo doméstico y el agrícola han quedado huérfanos de padre
y madre, y con lo peor de la pandemia mordiéndoles los talones. “El gobierno
mexicano está teniendo una estrategia centrada en cuidar lo más que pueda el
tema económico, y por eso ha dilatado tomar medidas en lo laboral. Desde el
30 de marzo hay un llamado claro a quedarse en casa, pero no hay una
política pública que acompañe ese llamado y que permita que las personas que
viven al día o en pobreza lo cumplan”, señaló a Brecha Andrea García,
politóloga mexicana y experta en relaciones laborales. “A esas personas se
las pone en la condición de tener que elegir entre morir de hambre o exponer
su bienestar y salud por sobrevivir”, apuntó.
La situación tampoco es halagüeña para los trabajadores formales, presos de
las negociaciones entre sindicatos y patrones en las que, a partir de un
anuncio de la secretaria de Trabajo, Luisa María Alcalde, se han pautado
drásticas reducciones de sueldo para “ayudar” a las empresas a que no se
fundan. “A partir de un pedido del gobierno, las representaciones sindicales
están aceptando reducciones de hasta 50 por ciento del salario, además de la
pérdida de ciertas prestaciones y bonos”, agregó García. En México no existe
el seguro de paro nacional, sólo hay uno parcial y limitado a la capital del
país que obliga a sus beneficiarios a trabajar en beneficio del ayuntamiento
local.
Mientras gobiernos abiertamente de derecha como el de Donald Trump y Jair
Bolsonaro ya anunciaron transferencias de dinero para que su población pueda
acatar la cuarentena (aun con criterios racistas en el caso de Estados
Unidos, donde se excluye a los migrantes de ese apoyo), el progresista Amlo
continúa afirmando que es la fuerza moral de su población la que va a sacar
a México de la crisis. Por si eso no alcanzara, ya hay decenas de policías
desplegados por todo el centro de la capital. En los últimos días, los
agentes cerraron, con cintas amarillas de escena del crimen, el paso a las
principales zonas peatonales, como la calle Madero o el Zócalo.
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Migrantes en riesgo
Un guatemalteco preso en la Estación Migratoria de Tenosique, en el estado
mexicano de Tabasco, en el sureste del país, falleció el lunes 23 de marzo
tras una protesta que solicitantes de asilo hicieron dentro de esa cárcel
irregular. Según relataron a Brecha integrantes del albergue franciscano
para migrantes La 72, ubicado en Tenosique, los guardias de migración
trancaron las puertas del celdario ante la quema de colchones por los
detenidos y evitaron la salida de la gente atrapada entre el fuego y el
humo, hasta que otros migrantes rompieron los candados y los sacaron. Las
protestas de los solicitantes de refugio en México se han repetido en otras
cuatro cárceles para migrantes del país, cuyos ocupantes denuncian el
hacinamiento y la falta de respuesta de las autoridades.
Todo el sistema asilar mexicano está parado por la pandemia. Esto alarga sin
medida el tiempo de reclusión irregular de los solicitantes, personas que no
han cometido ningún delito, ya que entrar a México sin papeles es tan sólo
una falta administrativa. En ese contexto, Brecha supo de al menos un caso
en el que agentes mexicanos de Migración incitaron a un grupo de
centroamericanos deportados de Estados Unidos a que cruzaran la frontera con
Guatemala por pasos fronterizos irregulares, rompiendo de forma clandestina
la protección sanitaria impuesta por ese y otros Estados vecinos.
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