Brasil/ Coronavirus dentro de las cárceles puede materializar la pena de muerte [Petra Silvia Pfaller - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Abr 30 01:42:32 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

29 de abril 2020

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Brasil 

 

Entrevista con Petra Silvia Pfaller

 

Coronavirus dentro de las cárceles puede materializar la pena de muerte 

 

João Vitor Santos 

IHU Online, 29-4-2020

http://www.ihu.unisinos.b/

Traducción de Ernesto Herrera - Correspondencia de Prensa

 

Las cárceles contemporáneas son verdaderas mazmorras. Hacinadas, fétidas y
sin la más mínima condición de higiene en la mayoría de los casos, se
vuelven fácilmente en terreno fértil para la propagación de enfermedades,
convirtiendo la detención en una virtual sentencia de muerte. Y en medio de
la pandemia de Covid 19, los riesgos son aún mayores. “No es posible hacer
aislamiento dentro de los presidios, pues están superpoblados”, destaca la
religiosa Petra Silvia Pfaller. Ella forma parte de la congregación de las
Hermanas Misioneras de Cristo, es alemana y vive en Brasil desde 1991,
graduó en Derecho por la Pontificia Universidad Católica de Goiás (PUC-GO),
y tiene una especialización en Derechos Humanos y en Derecho Penal por la
misma institución. 

 

-IHU On-Line - La Pastoral Carcelaria Nacional aplicó un cuestionario para
obtener más información sobre la situación de las prisiones en el país
durante la pandemia Covid-19. ¿Qué revelaron los datos de esta encuesta?

 

Petra Silvia Pfaller - La Pastoral lanzó un cuestionario online el 3 de
abril, y en sólo tres días, obtuvimos 1.213 respuestas de todos los estados
del país. Entre las personas que respondieron se encontraban familiares (de
los presos), trabajadores de la Pastoral, guardias penitenciarios, técnicos
de prisiones, abogados y jueces, defensores públicos y miembros de
organizaciones de derechos humanos.

 

Los datos confirmaron que las visitas a las prisiones están efectivamente
prohibidas en todo el país; que el ingreso de alimentos y materiales de
higiene enviados por familiares y agentes de la Pastoral no están entrando
en la mayoría de las prisiones; y que hay varios casos sospechosos de presos
infectados por coronavirus en las cárceles; pero la falta de información
proporcionada por los organismos oficiales hace difícil identificar
realmente estos casos - recordando que el cuestionario se aplicó cuando
todavía no se había confirmado oficialmente ningún caso de coronavirus
dentro de las prisiones. Desde entonces, se han confirmado casos en varios
estados, por lo que sospechamos que continúa la sub-notificación de los
casos.

 

-IHU – Todavía sobre esta encuesta, ¿qué fue lo que más le impresionó de los
informes?

 

PSP- Lo que más impresionó fue el número de personas que no sabían si había
casos o sospechas de prisioneros infectados en las prisiones. 621 personas
(51,5%) no pudieron responder si había o no sospechas, y 736, o el 61,2%, no
pudieron decir si había casos confirmados. Esto revela la gran falta de
transparencia en la gestión de las unidades penitenciarias y las secretarías
de seguridad de los estados, dejando a los familiares y a las organizaciones
de derechos humanos en la oscuridad sobre las medidas que se están adoptando
para combatir realmente la pandemia.

 

Hasta la primera confirmación oficial de la existencia de un preso con el
virus en la prisión, el propio ex Ministro de Justicia, Sergio Moro,
subestimó la gravedad de la posibilidad de contagio dentro de las cárceles,
diciendo que si los presos estuvieran aislados en las prisiones no se
contaminarían y afirmando que todo estaba bajo control.

 

-IHU - ¿Puede el aislamiento de los presos en las cárceles, sin la visita de
abogados y familiares, convertirse en un riesgo mayor para los detenidos y
aumentar las violaciones de los derechos humanos? ¿Por qué?

 

PSP- Sí. La pandemia ha hecho que la cárcel, que ya está extremadamente
cerrada a la sociedad, se cierre aún más. Los familiares y las
organizaciones como la Pastoral también se encargan de fiscalizar la
situación en los presidios y de denunciar posibles violaciones de derechos.
Si no podemos entrar, estas violaciones se producirán con mayor frecuencia
de lo que normalmente lo hacen.

 

En el cuestionario, recibimos una serie de informes diciendo que la tortura
continúa, y que el coronavirus está siendo usado como un instrumento de esta
tortura.

 

Hay relatos como este: "dos personas sospechosas (de contraer Covid-19) y
una muerte. Están dejando a los sospechosos junto con los otros, y he oído
que es ‘dejarlos morir’. Todos ellos no tienen agua para beber, para bañarse
o para lavarse las manos, tampoco tienen jabón".

 

Otro informe también decía que si un recluso hablaba por teléfono con su
familiar sobre cómo es realmente la situación en los presidios, la llamada
se interrumpía.

 

-IHU- ¿Qué regiones, estados o ciudades son más preocupantes y requieren más
atención? ¿Por qué?

 

PSP- Es difícil de decir, porque, como hablamos antes, la falta de
transparencia y de información es muy grande. De la información de los
agentes pastorales, se deduce que hoy, la situación más grave está en el
complejo carcelario de Brasilia, con un gran número de presos infectados,
así como varios guardias carcelarios.

 

Recibimos una denuncia de Amazonas de que en una cárcel, más de 300
prisioneros presentaban síntomas similares a los del Covid-19, y que no
estaban siendo tratados. La enfermería sólo dio un medicamento para la tos y
dijo que no era nada.

 

-IHU - ¿Cómo analiza las medidas que han sido adoptadas en los centros
penitenciarios por las autoridades?

 

PSP- Las medidas son insuficientes. Prueba de ello es que, como ha advertido
La Pastoral Carcelaria desde el comienzo de esta pandemia, hay presos
infectados.

 

No es posible cumplir aislamiento dentro de las prisiones, porque están
superpobladas. ¿Cómo va a estar un preso a dos metros de distancia del otro
en una celda donde ni siquiera hay espacio para acostarse y dormir? ¿Cómo se
higienizarán los reclusos si hay un constante racionamiento de agua en
muchas unidades? ¿Cómo van a conseguir la inmunidad si la comida que
consiguen es agria?

 

-IHU- ¿Cuáles son los mayores desafíos para enfrentar la pandemia del nuevo
coronavirus en el sistema penitenciario?

 

PSP- Las prisiones son máquinas de muerte y tortura. No se puede hablar de
enfrentar esta pandemia dentro del presidio, porque las personas que están
encarceladas son consideradas desechables por la sociedad. La única solución
que la Pastoral Carcelaria ve para evitar que los presos y las presas se
contaminen con el coronavirus es la descarcelación. Como lo han hecho otros
países, como los Estados Unidos, Irán, Italia, España, Francia, sólo para
mencionar algunos.

 

Sin duda es necesario y urgente sacar a la gente de las prisiones y reducir
el número de personas que están encarceladas. El Consejo Nacional de
Justicia (CNJ) también ha hecho esta recomendación. Y, como ya se ha
mencionado, la falta de información y transparencia, sobre lo que sucede en
los presidios, es muy preocupante.

 

-IHU- La salud dentro de la prisión siempre ha sido un problema. Además del
Covid-19, ¿cuáles son los mayores problemas de salud en el universo de las
cárceles? ¿Y cómo enfrentarlos?

 

PSP- La población carcelaria está en una situación muy vulnerable. La
incidencia de la tuberculosis en las prisiones es 30 veces mayor que en la
sociedad en general. A principios de año, en el estado de Roraima, hubo una
denuncia de que los presos tenían una enfermedad de la piel que "se los
comía vivos", que luego se descubrió que era una evolución de la sarna.

 

Las mujeres presas, en particular, sufren mucho por el tema de la salud: las
prisiones no tienen un servicio especializado para esta población, con sus
necesidades específicas. Las mujeres embarazadas, por ejemplo, no reciben
ningún tipo de acompañamiento. Tenemos noticias de que hoy en día todavía
hay niños y madres con sus bebés en la cárcel, por ejemplo, en Minas Gerais.

 

La única forma de abordar el problema de la salud es enfrentarse al
encarcelamiento y a su funcionamiento torturante.

 

-IHU - ¿Cómo responde a los que dicen cosas como "este virus en la cárcel no
es mi problema" o "deja que los presos contraigan esta enfermedad y mueran"?

 

PSP- Esta mentalidad de que "los buenos bandidos son bandidos muertos"
siempre ha estado muy presente en la sociedad. La vida de los encarcelados
es responsabilidad del Estado, y como los que creen en las palabras y
enseñanzas de Cristo, debemos respetar la vida, no difundir el odio. No es
porque alguien esté en prisión que deba ser condenado a muerte, y una
epidemia del coronavirus dentro de las prisiones sería una masacre, una pena
de muerte legalizada. 

 

-IHU - ¿Cómo ha actuado la Pastoral en estos tiempos de pandemia?

 

PSP- La Pastoral Carcelaria trabaja a nivel estatal y diocesano a través de
sus agentes, que son voluntarios. En esta pandemia, nuestro trabajo de campo
es muy restringido, porque recomendamos a nuestros agentes que se queden en
casa. Aun así, nuestros agentes han mantenido el contacto con los miembros
de las familias y han trabajado para acopiar productos de higiene,
alimentos, máscaras y otras donaciones que pueden ser entregadas a los
presidios.

 

Y la Pastoral ha recibido y remitido denuncias a los órganos competentes,
relacionados o no con la pandemia, y ha buscado información sobre la
situación en las prisiones (las acusaciones pueden hacerse a través del
sitio web de la Pastoral Carcelaria (CNBB), por teléfono +55 (11) 3101-9419
o por correo electrónico: nacional en carceraria.org.br
<mailto:nacional en carceraria.org.br>   o juridico en carceraria.org.br
<mailto:juridico en carceraria.org.br> ).

 

-IHU On-Line - El pasado viernes 24 de abril, el entonces Ministro de
Justicia, Sergio Moro, renunció al cargo por diferencias con el Presidente
de la República. En cuanto al sistema penitenciario, ¿cómo evalúa la gestión
de Sergio Moro? Y, con la partida del ministro, ¿cómo proyecta las políticas
del sistema penitenciario del actual gobierno?

 

PSP- La principal propuesta de Moro fue el "paquete anticrimen". Las medidas
de este paquete en nada resolverán la cuestión de la seguridad en el Brasil.
Por el contrario, cuanto más se encarcele, más aumenta la violencia. 

Y en esta pandemia, hemos recibido informes de los jueces de que la postura
del ministro, al negar la gravedad del coronavirus en la cárcel, les hizo
temer por la liberación de presos, poniendo en peligro la vida de muchas
personas, y de la sociedad en su conjunto. No esperábamos ninguna política
positiva del ex Ministro de Justicia, ya que componía el gobierno de un
presidente que propaga el odio y el endurecimiento de las políticas de
seguridad pública.

 

Pero el tema penitenciario en el Brasil no depende sólo del gobierno. La
cárcel, que debería ser el último recurso, siempre ha sido el primero, por
lo que somos el tercer país más encarcela en el mundo. Y las respuestas a
las masacres y crisis en las cárceles, son más represión y violencia. El
objetivo del encarcelamiento masivo, es sobre mayoritariamente la población
más marginada del país: negros, jóvenes y favelados.

 

-IHU - ¿Quieres añadir algo?

 

PSP - También es bueno recordar que los guardias carcelarios están en riesgo
tanto como los presos y las presas. La mayoría sin los equipos de
protección, los Epis. Tenemos informaciones de que muchos profesionales en
esta área han sido infectados. En las cárceles insalubres y superpobladas es
imposible seguir el protocolo de prevención de pandemias.

 

Otro punto importante es que muchos jueces, bajo el discurso de la
protección de la seguridad pública, siguen la política represiva del Estado,
y no aplican las recomendaciones del CNJ de desencarcelamiento para
disminuir el hacinamiento en los presidios. Afirman que la protección de la
sociedad es más importante y no tienen en cuenta que –depende del estado- el
40, 60% de las personas encarceladas son presos provisorios, sin sentencia
condenatoria, es decir, inocentes según la Constitución Federal y corren el
riesgo de contraer el peligroso coronavirus. Y mucha gente que está en
prisión, podría permanecer en casa sin representar un peligro para la
sociedad.

 

Esperamos, por el bien de todos, que esta apuesta no tenga un final
desastroso, y si lo tiene, no fue por falta de aviso. Me pregunto cómo un
juez o jueza puede acostarse por la noche y dormir, sabiendo que miles de
custodiados están en los infiernos de la cárcel, expuestos a una pena de
muerte decretada por omisión. El gesto de Pilatos al condenar a Jesús se
repite: se lavan las manos.

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