Brasil/ La mayoría de la izquierda viene subestimado a Bolsonaro [Valerio Arcary}

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Ago 31 15:53:49 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

31 de agosto 2020

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Brasil



Seis notas sobre la nueva coyuntura y un problema



Valerio Arcary

Esquerda Online, 28-8-2020

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Traducción de Ernesto Herrera - Correspondencia de Prensa



1.



El punto de partida para una interpretación honesta de la situación
brasileña es que la mayoría de la izquierda, incluidas las fuerzas políticas
más influyentes, viene subestimando a Bolsonaro, algunos más que otros, al
menos desde 2017. Explicar este desdén es complicado. La respuesta simple
pero insuficiente es que la izquierda moderada subestimó a Bolsonaro porque
entender el atractivo del discurso de la extrema derecha, después de más de
trece años en el poder, requeriría una profunda revisión autocrítica. Hay un
grano de verdad aquí. Después de todo, algo muy malo debe haberse hecho.
Pero el problema no es concluir que Bolsonaro arrastró a la mayoría de la
clase media por varias razones, el desafío es averiguar por qué la mayoría
de la clase trabajadora organizada, ancla social  del PT desde los años
1980, no se movilizó para defender el gobierno de Dilma Rousseff. Esta
ausencia fue perturbadora. Como resultado, la izquierda moderada abrazó la
táctica quietista de apostar para derrotar a Bolsonaro en las elecciones de
2022, calculando que se acumularía un desgaste inevitable.



2.



La simple respuesta de la izquierda súper-revolucionaria es que Bolsonaro
fue, esencialmente, un accidente electoral: las fuerzas de la clase
trabajadora estarían intactas, y el derrocamiento de Bolsonaro está aún por
construirse, porque falta la disposición de las direcciones más influyentes.
También hay un grano de verdad aquí. Después de todo, es injustificable que
los gobernadores colaboren institucionalmente con el gobierno de extrema
derecha. Pero disminuye la importancia reaccionaria del golpe parlamentario,
y escamotea su confusión ante él, y la ofensiva burguesa después de
diciembre de 2015. Como resultado, abrazaron las tácticas de la ofensiva
permanente, apostando por "ultrapasar por la izquierda " a las direcciones
mayoritarias, con la precipitación de una situación pre-revolucionaria.
Resumen de la ópera: todavía hay muchas dificultades para aceptar que nos
enfrentamos a un enemigo peligroso: una fuerza política neofascista de base
social.



3.



La situación cambió con la pandemia de marzo/abril. Desde el principio
estaba claro que las dificultades serían múltiples y de todo tipo. No había
condiciones ni siquiera para garantizar las mascarillas. La predicción de
que la pandemia tomaría la forma de una calamidad humanitaria fue
consensuada. Pero si el desafío no era lo suficientemente grande, las
posiciones de Bolsonaro convirtieron la crisis sanitaria en una crisis
política. El gobierno despreció la gravedad de la pandemia; dos ministros de
salud fueron defenestrados; una fracción de la burguesía, la mayoría de la
clase media y los gobernadores de los estados más importantes rompieron con
la política de Brasilia; y, finalmente, Bolsonaro descartó la necesidad de
una cuarentena, aunque parcial, incorporó al gobierno a miles de oficiales
de las Fuerzas Armadas; inició una redada de la Policía Federal, forzó la
dimisión de Sergio Moro, favoreció las movilizaciones que propugnaban un
autogolpe.



4.



Cuando la pandemia golpeó al país, la mayoría de la izquierda, moderada y
radical, evaluó que sería un desafío enorme y sin precedentes promover una
estrategia de salud y una política de reducción de daños en la escala
necesaria para contener esa contaminación acelerada. La parte de la
población económicamente activa con contratos de trabajo se limita a menos
de la mitad: poco más de treinta millones en el sector privado y doce
millones en la administración pública. Otros cuarenta millones no podrían ni
siquiera sobrevivir sin el apoyo del Estado. La construcción de una
cuarentena estricta no sería posible, porque la mayoría burguesa estaba en
contra. El análisis fue que la combinación de una calamidad humanitaria y
una crisis económica dejaría debilitado al gobierno bolsonarista. Cientos de
miles de muertes, decenas de millones de desempleados, una grave crisis
social y, por lo tanto, una oportunidad. Este pronóstico se confirmó durante
los primeros cuatro meses. Pero en el último mes, la situación ha cambiado,
y Bolsonaro se ha recuperado. Hay buenas razones para pensar que se trata de
una oscilación temporal, efímera y transitoria. Hay tendencias y
contratendencias. Factores que presionan en una dirección, y otros que los
neutralizan parcialmente. La verdad es que la incertidumbre aún prevalece.



5.



Muchos factores se han centrado en la inversión de la tendencia de la
coyuntura: a) La distribución de ayuda de emergencia de R$600 para a 65
millones de personas, es la política pública de asistencia más voluminosa
de la historia; b) la retirada de Bolsonaro de la estrategia de auto-golpe
después de la detención del asesor Queiroz, la dimisión de Weintraub y el
reposicionamiento ante el STF (Supremo Tribunal Federal) frente las
investigaciones contra sus hijos, uno diputado y otro senador, del gabinete
de odio, fakenews  y corrupción; c) la renegociación del arco de alianzas en
el Congreso Nacional incorporando la mayor parte del Centrão (partidos
oportunistas que cambian votos por cargos: NDT) a la base del gobierno; d)
nuevo pacto con la burguesía de un presupuesto para 2021 que mantenga el
tope de gastos públicos, de una reforma administrativa que introduzca el
gatillo de la reducción de los salarios de los funcionarios públicos y de
una reforma fiscal que simplifique la recaudación pero no aumente la carga
tributaria; e) la imposibilidad de la izquierda de contar con movilizaciones
masivas en las calles debido a la pandemia, a pesar de que ha habido
valientes luchas defensivas como la huelga de los repartidores por
aplicación, en Renault de Curitiba, los metroviarios de San Pablo y la
resistencia a regresar a las aulas; f) por último, la tendencia a la
banalización de la pandemia en una parte importante de la base social y
electoral de Bolsonaro.



6.



Entre todos estos factores, el menos comprendido es la naturalización de la
pandemia, especialmente entre los partidarios de Bolsonaro. Sucede que
corresponden al menos a un tercio de la población. Esto es un problema. Un
problema, en la ciencia, es un asunto a resolver. Diferentes investigaciones
han identificado que existe una fuerte correlación entre quienes no temen o
temen menos al peligro de la pandemia, y quienes apoyan al gobierno. Tiene
más apoyo entre los hombres que las mujeres, entre los mayores que los
jóvenes, entre los menos educados que los más educados, y más en el sur que
en el noreste. La banalización de la pandemia refleja a grandes rasgos la
tendencia a quitarle a los gobiernos la responsabilidad de la calamidad
sanitaria, y se basa en muchos factores, y parece difícil discernir el peso
específico de cada uno de ellos, pero podemos considerarlo: a) hay mucha
confusión sobre lo que es la enfermedad y desconfianza en la información
científica; b) existe la percepción de que es una fatalidad que castiga a
los ancianos y a los enfermos con la muerte; c) existe una responsabilidad
de las propias víctimas, porque no serían capaces de cuidarse a sí mismas;
d) hay una presión para reactivar la actividad económica, mucho más intensa
entre los propietarios de pequeñas empresas y los trabajadores informales;
e) hay fatiga por la cuarentena después de cinco meses y ansiedad por volver
a una rutina de vida normal; f) existe la percepción de que el pico de la
pandemia ha terminado y los riesgos son aceptables.



Aunque se consideran estos y otros factores, el crecimiento en parcelas de
la población del marasmo, la apatía, la indiferencia y la insensibilidad a
una tragedia humana tan devastadora como la pandemia, debería ser suficiente
para asustarnos. Al final, ¿por qué? La trivialización de la muerte no es
normal. Pero la verdad es que la brutalización de la vida no es una sorpresa
en Brasil. Es una rutina social y política. Se basa en la deshumanización de
los más pobres, de los negros, de los desvalidos, y tiene profundas raíces
que distinguen al Brasil: la esclavitud y la desigualdad social y racial.
Por lo tanto, está sostenido por una fuerza ideológica. Hay una visión del
mundo que sostiene la trivialización de la pandemia. Refiriéndose a las
formas económicas de organización social contemporánea a las características
de una naturaleza humana invariable - el hombre como lobo del hombre - el
reaccionismo brasileño basa la justificación del capitalismo en la
desigualdad natural. La rivalidad entre los hombres y la disputa por la
riqueza sería un destino inevitable. Somos malvados. Un impulso egoísta o
una vocación perezosa, una ambición insaciable o una avaricia incorregible
definirían nuestra condición. Esto es fatalismo: el individualismo sería
finalmente la esencia de la naturaleza humana. Y la organización política y
social tendría que adaptarse a la imperfección humana. Y se resigna. Una
humanidad dominada por la mezquindad, la ferocidad o el miedo necesitaría un
orden político disciplinado, por lo tanto represivo, que organizara los
límites de sus luchas internas como una forma de "reducción de daños". En
resumen, y siendo brutal: el derecho al enriquecimiento sería la recompensa
de los empresarios, o más valientes, o más capaces, y sus herederos. La
propiedad privada no sería la causa de la desigualdad, sino una consecuencia
de la desigualdad natural. Es porque hay tantas habilidades y disposiciones
diferentes que distinguen a los hombres que, según los defensores de una
naturaleza humana rígida e inflexible, la propiedad privada existe, y no al
revés. La diversidad entre los individuos, innata o adquirida, sería el
fundamento de la desigualdad social. Por consiguiente, el capitalismo sería
el posible horizonte histórico y el límite de lo deseable. Porque con el
capitalismo, en principio, cualquiera puede disputar el derecho al
enriquecimiento.



El marxismo nunca afirmó que la condición humana fuera la generosidad o la
solidaridad. Tampoco ha afirmado que sería imposible reconocer las
características de una esencia humana. Lo que distinguió al marxismo de
otras tendencias igualitarias fue la insistencia en la idea de que la
condición humana sólo podía entenderse como un proceso de evolución
histórica de las relaciones sociales. Relaciones sociales inmersas en un
proceso de cambio. Un proceso que deja muchas posibilidades abiertas. La
humanidad ha transformado su relación con la naturaleza y se ha transformado
a sí misma a través del trabajo. Reconociendo que la naturaleza humana sólo
podía entenderse a partir de las relaciones sociales, estuvo de acuerdo en
que hay determinaciones que cambian, y otras que permanecen más o menos
constantes durante un período histórico, que puede ser más o menos largo,
hasta que éstas también evolucionan. Decir que la esencia humana está
condicionada por la forma de las relaciones sociales dominantes significa
reconocer que, si éstas favorecen la envidia y la competencia,, entonces la
mayoría de los seres humanos se comportarán de manera codiciosa y brutal.
Pero eso no significa que estas acciones respondan a impulsos innatos. La
colaboración y el conflicto siempre han estado presentes en las relaciones
sociales, en diversos grados, a lo largo del proceso de evolución. No sólo
somos seres sociales, sino que somos una de las formas de vida más sociales.
Si no existiera la capacidad de colaboración, no habríamos sobrevivido.



* Miembro de la Coordinación Nacional de Resistencia, tendencia del PSOL
(Partido Socialismo y Libertad).

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