Brasil/ Bolsonaro se debilita, la derecha avanza, y la izquierda levanta la cabeza [Esquerda Online - Editorial]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Dic 3 11:18:18 UYT 2020


  _____

Correspondencia de Prensa

3 de diciembre 2020

https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

germain en montevideo.com.uy <mailto:germain en montevideo.com.uy>

  _____



Brasil



Bolsonaro se debilita, la derecha avanza y la izquierda levanta la cabeza



Esquerda Online, editorial, 2-12-2020

https://esquerdaonline.com.br/

Traducción de Correspondencia de Prensa



Las elecciones municipales de 2020 fueron atípicas. En primer lugar, porque
se produjeron en medio de una pandemia que ya ha matado a más de 173.000
brasileños y ha causado una grave crisis económica y social. Segundo, porque
tuvieron lugar bajo el gobierno de extrema derecha de Jair Bolsonaro, que
hace meses amenazó con dar un golpe.



En este contexto, los votantes acudieron a las urnas en elecciones
condicionadas por las particularidades locales, como la tasa de aprobación
negativa o positiva de los alcaldes actuales. El considerable aumento de la
tasa de abstención puede explicarse por varias razones, como la falta de
interés en la política por parte del electorado, pero la principal razón fue
el temor a la contaminación por el virus.



Para facilitar el balance general, evaluamos el desempeño de los cinco
grandes bloques políticos nacionales: el de la derecha tradicional que no es
la base de apoyo del gobierno, liderado por el PSDB, DEM y MDB; el de la
extrema derecha, cuyo ala principal es el bolsonarismo; el de la derecha que
es la base de apoyo del gobierno (PP, republicanos, PTB, entre otros); el de
la izquierda (PSOL, PT y PCdoB); y el del centro-izquierda (PDT y PSB). Al
final, presentamos, resumidamente, apuntes sobre las tareas de la izquierda
para el próximo período.



Derecha tradicional (no-bolsonarista) ganó



El campo de la derecha que no tiene base en el gobierno - comandado por el
PSDB, DEM y MDB - ganó en 15 capitales, ganando la mayoría de las
principales: São Paulo (PSDB), Río de Janeiro (DEM), Belo Horizonte (PSD),
Salvador (DEM), Curitiba (DEM) y Porto Alegre (MDB).



Es importante destacar el resultado del DEM, que ganó en cuatro capitales y
sigue compitiendo con Macapá. Además, el partido de Rodrigo Maia aumentó
significativamente la proporción del electorado gobernado (de 7,9 millones a
17,7 millones) y los ingresos presupuestarios administrados en los
municipios bajo su administración (de 32.500 millones a 91.000 millones) y
ganó diez de los cien municipios más poblados.



El PSDB, a su vez, disminuyó en número de municipios (de 785 a 520), en
términos de electorado gobernado (de 34,6 millones a 24,8 millones) y de
ingresos presupuestarios administrados (de 183.200 millones a 155.100
millones), pero sigue siendo el partido más grande en los dos últimos.
Además, el partido de João Dória logró un resultado significativo en el
estado de São Paulo, ganando en la capital y en casi 200 municipios, y
ganando 16 de los 100 municipios más grandes.



El MDB conquistó cinco capitales, siendo Porto Alegre la más importante, y
ganó en 18 de las 100 ciudades más pobladas. Por otro lado, disminuyó el
número de ayuntamientos (de 1035 a 784) y el electorado gobernado (de 21
millones a 18,9 millones).



En el contexto de una mayor dispersión de los votos entre los numerosos
partidos, puede decirse que la derecha tradicional (no-bolsonaristal) gana
fuerza para la contienda nacional de 2022, recuperando una parte
considerable de la base social (especialmente en la clase media) perdida
para el bolsonarismo en 2018.



Bolsonaro perdió



De las 63 solicitudes que Bolsonaro declaró de apoyo público (18 alcaldes y
44 concejales), sólo 5 alcaldes y 11 concejales fueron elegidos. Además, de
los bolsonaristas "de raíz", sólo uno ganó en las capitales,  Delegado
Pazolini, en Vitória (Espírito Santo).



Se hizo evidente, en casi todo el país, el flujo y reflujo de la extrema
derecha, que obtuvo una enorme victoria hace dos años en las elecciones
presidenciales, para los gobiernos estatales y en la elección de diputados
estatales, federales y senadores. El hecho de que Bolsonaro no pudiera
formar su propio partido, lo que significó que las candidaturas de extrema
derecha se dispersaran en varios lemas, tuvo una influencia considerable en
este contratiempo.



También cabe destacar que Crivella, apoyado por Bolsonaro, sufrió una dura
derrota en Río de Janeiro, obteniendo sólo un 35% en la 2ª ronda. Otro
candidato patrocinado por el presidente, Celso Russomano, terminó con sólo
el 10% en la ciudad de São Paulo. Los otros candidatos bolsonaristas en
Porto Alegre, Curitiba, Florianópolis y Belo Horizonte tampoco tuvieron un
desempeño expresivo.



Otro hecho importante es que el PSL, un partido que el Bolsonaro apalancó en
2018 y que albergaba a muchos candidatos de extrema derecha, controlando la
segunda mayor parte del Fondo Electoral, no ganó ninguna de las 100 ciudades
más pobladas. Los republicanos, por otro lado, otra sigla con un fuerte peso
del bolsonarismo y controlado por la Iglesia Universal, perdieron peso en el
electorado gobernado (cayendo de 7,1 millones a 5,3 millones) y ganaron en
sólo 03 de las 100 ciudades más grandes.



La derrota política y electoral de Bolsonaro se ve mitigada por el resultado
de los partidos de derecha que están en la base de apoyo del gobierno
federal (el llamado “centrão” gubernamental). Este bloque gobernante ganó
seis capitales: Cuiabá, Campo Grande, Manaus, Rio Branco, João Pessoa y São
Luis.



Además, algunos candidatos bolsonaristas, aunque derrotados, tuvieron
resultados significativos, como el Delegado Eguchi en Belém y el Capitán
Wagner en Fortaleza. Cabe señalar que los candidatos de extrema derecha
ganaron algunas grandes ciudades, como São Gonçalo (RJ) y Anápolis (GO).



Otro aspecto que debe destacarse es el aumento del rechazo del Bolsonaro en
el país el mes pasado, invirtiendo la tendencia al alza de su popularidad
que se viene observando desde julio. Este aumento del rechazo se produjo con
mayor intensidad en las capitales, destacando el alto grado de desgaste en
Salvador, São Paulo, Porto Alegre y Recife.



Como principal conclusión política sobre este punto, se puede afirmar que, a
pesar del avance del “centrão” gubernamental, el gobierno Bolsonao  y el
bolsonarismo, como fuerza político-ideológica neofascista, se han debilitado
políticamente.



“Centrão” gubernamental tiene saldo positivo



Los partidos de derecha que se encuentran en la base de apoyo al gobierno de
Bolsonaro han aumentado el número de alcaldías ganadas (especialmente en los
pequeños municipios) y la proporción de electorado gobernado y el control
presupuestario en los municipios. A pesar de ello, este "centro" sigue
estando detrás del tradicional ala derecha (no presupuestario) en todos
estos parámetros de evaluación.



El bloque ganó en seis capitales, aunque no son las principales capitales de
cada región, con énfasis en el crecimiento del PP, Ciro Nogueira, y el PSD,
Gilberto Kassab. A su vez, los republicanos y Podemos perdieron espacio en
términos de electorado gobernado y control presupuestario. Con el avance de
los municipios, el poder de negociación del "centro" aumenta en el gobierno
y en el Congreso.



Izquierda tiene recuperación relativa. El PSOL es el destaque



En primer lugar, es importante evaluar el resultado contradictorio del PT,
el mayor partido de la izquierda brasileña. Por primera vez en su historia,
el partido de Lula no eligió alcalde en ninguna capital. El PT ganó cuatro
ciudades importantes, en comparación con dos en 2016, pero redujo el número
de alcaldías de 254 a 183 (el número más bajo en 16 años). En cuanto al
número total de habitantes que serán gobernados por el PT en las ciudades,
hubo un ligero aumento: en 2016 había 6.033 millones, ahora habrá 6.045
millones.



Se puede concluir que el PT tuvo un resultado electoral general ligeramente
superior al de 2016, a pesar de la disminución del número de alcaldías
lograda. El partido contuvo la sangría de 2016, pero la derrota en São Paulo
y en todas las capitales pesa cualitativamente. Es decir, el partido de Lula
sufrió una derrota política en estas elecciones, aunque mejoró un poco su
desempeño electoral en las ciudades medianas y grandes.



El PT, por lo tanto, salió relativamente debilitado en el bloque izquierdo.
Sigue siendo el partido más grande de la izquierda, pero tiene mucha menos
fuerza que antes.



El PSOL tuvo el mejor resultado de la izquierda: ganó en Belém, con
Edmilson, y tuvo más de 2 millones de votos (40%) en São Paulo, la ciudad
más grande del país, proyectando una nueva figura nacional, Guilherme
Boulos.



Además, el PSOL reforzó su presencia en las Cámaras Municipales de
importantes capitales como São Paulo, Río de Janeiro, Porto Alegre, Belo
Horizonte, entre otras, y aumentó en un 50% el número total de concejales
elegidos en el país. Es importante destacar el hecho de que el partido
eligió a muchos líderes negros, mujeres, LGBT y jóvenes, mostrando una
armonía con las vanguardias de las luchas más dinámicas.



Así, el PSOL salta de nivel en las filas de la izquierda y en la arena
política nacional, asumiendo nuevas responsabilidades y desafíos. Vale la
pena recordar que el resultado del partido hubiera sido mejor si Marcelo
Freixo hubiera sido candidato en Río de Janeiro.



El PCdoB, en cambio, perdió votos, alcaldías y concejales, pero se compensó
yendo a la 2ª vuelta en Porto Alegre, con Manuela (D´Avila). Apreciando
todos los aspectos, se puede ver el debilitamiento del partido, que tiene el
registro electoral seriamente amenazada por la cláusula de barrera en 2022.
También cabe destacar la derrota política del grupo de Flávio Dino en São
Luis (MA).



Puede decirse que el bloque de izquierda, en su conjunto, a pesar de las
derrotas electorales en la segunda vuelta en trece ciudades, tuvo un
fortalecimiento político al pasar a la segunda vuelta en cinco capitales y
proyectar a Boulos, Manuela y Marilia (Arraes) en el escenario nacional.
Además, obtuvo una victoria en Belém y ganó en cuatro grandes ciudades:
Contagem, Diadema, Juiz de Fora y Mauá. En 2016, la izquierda había pasado a
la 2ª ronda en sólo tres capitales, ganó en una capital (Río Branco) y
conquistó sólo dos de las cien ciudades más pobladas.



El centro-izquierda (PDT y PSB) avanza en las capitales del Noreste



El bloque formado por PDT y PSB ganó en cuatro capitales, manteniendo las
alcaldías de Recife y Fortaleza y conquistando Aracajú y Maceió. Sin
embargo, no se desempeñó bien en las regiones del sudeste, sur y norte. En
Río de Janeiro, Marta Rocha (PDT) no pasó a la segunda ronda, al igual que
Marcio França (PSB), en São Paulo.



El bloque de Ciro Gomes tuvo ocho victorias entre los 100 municipios más
grandes, contra doce en 2016. El PSB perdió ayuntamientos y cayó de 11,7 a
6,9 millones de gobernados en las ciudades. El PDT mantuvo el nivel de las
alcaldías ganadas, pero bajó de 8,4 a 7,8 millones de gobernados en los
municipios. Con esto, se puede decir que el centro-izquierda no avanzó en
términos nacionales como deseaba Ciro Gomes, sino que conquistó posiciones
importantes en el Noreste.



Desafíos de la izquierda en el próximo período



El país continúa en una situación política reaccionaria marcada por la
ofensiva burguesa contra los derechos sociales y democráticos. Pero hay
signos de un cambio positivo en la correlación de fuerzas políticas y
sociales, con el debilitamiento del Gobierno Bolsonaro y del bolsonarismo
como fuerza político-ideológica.



En este primer momento, la vieja derecha (PSDB, DEM y MDB) es la principal
beneficiaria del desgaste de Bolsonaro, sobre todo por la reanudación del
apoyo de la clase media en los grandes centros urbanos. La izquierda, por su
parte, está empezando a recuperarse de las derrotas consecutivas de los
últimos años. El fenómeno de Boulos en la ciudad de São Paulo (que tuvo una
fuerte repercusión nacional), la elección de Edmilson en Belém y la llegada
de Manuela y Marília a la segunda vuelta en Porto Alegre y Recife son prueba
de ello.



El debilitamiento del bolsonarismoy el reciente desgaste del gobierno
federal son signos alentadores para la lucha política y social. Sin embargo,
hay que tener cuidado: Bolsonaro todavía tiene una base de apoyo
considerable. Está debilitado, pero aún no ha sido derrotado. Esta es una
tarea política pendiente.



2021: luchar por los derechos y por el Fuera Bolsonaro



Una vez terminadas las elecciones municipales, antes de hablar de la lejana
elección presidencial de 2022, debemos pensar en la lucha de clases de 2021.
La pandemia aún no ha sido superada, el desempleo es récord, la inflación de
los alimentos no da tregua y la ayuda de emergencia termina ahora en
diciembre.



En este sentido, la primera tarea es organizar la lucha del pueblo
trabajador y oprimido por sus demandas más sentidas: empleo, ingresos,
salarios, educación, salud, vivienda y derechos, dando peso a la lucha
contra el racismo, el machismo, la LGTBfobia y la defensa del medio ambiente
y los pueblos indígenas.



Debemos luchar por la ampliación y extensión de la ayuda de emergencia,
siendo fundamental para ello el fin del techo del gasto público, así como
para la valorización de los servicios y los funcionarios públicos, diciendo
no a la Reforma Administrativa.



Desde el punto de vista de la pandemia, es necesario garantizar lo antes
posible un plan de vacunación seguro para toda la población, comenzando por
los profesionales de la salud y las personas del grupo de riesgo, así como
la ampliación de las pruebas y las medidas sanitarias en los lugares de
trabajo y el transporte público. Con el aumento del contagio y las
hospitalizaciones en todo el país, es un crimen volver a las aulas en las
escuelas y universidades.



Para fortalecer la lucha social, es esencial construir el Frente Único de
organizaciones políticas, sindicales y sociales de la izquierda brasileña
para hacer frente a los ataques y reformas de Bolsonaro y la derecha
neoliberal. En este sentido, es esencial la unidad de lucha de los Frentes
Pueblo Sin Miedo y Brasil Popular, del movimiento feminista, negro, LGBT,
sindical, indígena, izquierdista y ambientalista, entre otros.



El objetivo estratégico para el próximo año debe ser derrotar a Bolsonaro en
las calles, antes del 2022. Vale la pena recordar que Trump sólo perdió las
elecciones estadounidenses en noviembre porque meses antes hubo un poderoso
levantamiento antirracista que movilizó a decenas de millones en las calles.
La clase trabajadora, los negros, el movimiento feminista y LGBT, la
juventud, entre otros sectores sociales, podrían, si se ponen en marcha,
derrocar al neofascista en el poder. Con la fuerza de las calles, la
izquierda puede tomar la delantera en la oposición Bolsonaro.



Por último, cabe destacar la importancia de fortalecer el PSOL como una
nueva alternativa de la izquierda. La campaña de Guilherme Boulos demostró
que es posible tocar los corazones y las conciencias de millones de
personas, movilizando a miles de activistas, con una política y un programa
dirigidos a los intereses del pueblo trabajador y oprimido y conectados a
las luchas sociales, sin alianzas con la derecha.

  _____











--
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus


------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20201203/468bbb24/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa