Brasil/ Educación: militarismo, privatización y corte de recursos [Cristiane Sampaio]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Ene 9 15:06:17 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

9 de enero 2020

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Brasil

 

Militarismo, privatización y recorte de recursos en educación

 

Cristiane Sampaio

Brasil de Fato, 7-1-2020

https://www.brasildefato.com.br/

Traducción de Pilar Troya - Brasil de Fato.

 

Si la década de 2000 y los años de 2010 estuvieron marcados por la expansión
de la educación pública en Brasil, con aumento de cupos en las
universidades, multiplicación de becas de investigación, estructuración y
consolidación de instituciones federales, el año de 2019 cierra la década
teniendo como rasgos la inestabilidad institucional y una retracción en la
inversión pública en el sector.

 

La inconstancia que dictaría el ritmo de la cartera a lo largo del período
dio señales ya en los primeros meses del año, con un constante cambio de
nombres que figuraban en el nivel jerárquico superior del Ministerio de
Educación (MEC). El escenario tuvo como destaque la situación del Instituto
Nacional de Estudios y Investigaciones Educativas Anísio Teixeira (INEP),
que responde, entre otras cosas, por el Examen Nacional de Educación Media
(ENEM).  

 

Por lo menos 14 despidos fueron registrados en cargos estratégicos dela
institución, como es el caso del propio presidente, Marcus Vinicius
Rodrigues. Un decreto firmado por el entonces gestor deflagró una crisis en
el primer semestre del año, relacionada con el Sistema de Evaluación de la
Educación Básica (SAEB), debido a la medición de índices de la
alfabetización infantil en el país.

 

El análisis había sido hecho en 2013, 2014 y 2016 y pasó a ser previsto
solamente para 2021.

 

Al abrir un hiato histórico entre las diferentes evaluaciones, el decreto
coleccionó críticas de diferentes lados, principalmente de especialistas. El
episodio inflamó la relación entre Marcus Vinicius Rodrigues y el entonces
ministro de Educación, Vélez Rodríguez, que revocó la medida al día
siguiente a la publicación del texto, después de una discusión con el
presidente del instituto.

 

Marcus Vinicius Rodrigues se despidió de la institución con duras críticas a
Vélez y acusando al mandatario de nombrar a personas con posiciones
ideológicas inapropiadas para la cartera. 

 

Mientras Rodrigues saludaba al ala militar de la gestión, el ministro tenía
vinculación con el astrólogo Olavo de Carvalho, autoproclamado filósofo que
es considerado el "gurú ideológico" del gobierno Bolsonaro.

 

Cambios continuos

 

Entre idas y venidas, el resultado de los pulsos indicó lo que se
fortalecería en el MEC a lo largo de 2019: una crisis institucional marcada
sobre todo por disputas de poder entre militares, gestores con perfil
técnico y discípulos olavistas.

 

En abril, la tríada implosionó: los desacuerdos y el agitado juego de poder
interno llevaron al despido del propio ministro, cuya exoneración fue
anunciada por el presidente de la República vía redes sociales. Vélez dejó
la cartera después de un conjunto de medidas polémicas.

 

Entre ellas, estaba una promesa de que cambiaría los libros didácticos del
país para revisar la forma como la dictadura militar y el golpe de 1964 son
abordados y también llegó a pedir a las escuelas que filmaran a los
estudiantes cantando el himno nacional y pasaran el material al MEC.

 

En ese momento, la coordinadora del Foro Estadual de Educación de Paraná,
Andréa Caldas, afirmó a Brasil de Fato que el mandatario venía demostrando
“enorme desconocimiento sobre la educación brasileña y sobre el aparato del
Estado”. 

 

Lógica privatizadora y corte de recursos

 

Con la despedida de Vélez, Bolsonaro nombró para el ministerio al economista
y profesor Abraham Weintraub, que tiene una trayectoria ligada al mercado
financiero y había participado del equipo de transición del gobierno para
tratar del tema de las pensiones.

 

El perfil privatizador del actual ministro es el rasgo principal de la
gestión del economista, que ha conducido el MEC con base en medidas como el
llamado “Future-se”, programa que ayuda a sedimentar el camino de la
iniciativa privada dentro de la educación pública por medio del incentivo a
la búsqueda de recursos propios por parte de las instituciones de educación
superior (IES).

 

La medida está directamente relacionada con otro problema que se destacó a
lo largo del año: la asfixia presupuestaria promovida por el gobierno
Bolsonaro en el sector. 

 

Ya afectado directamente por el Techo de Gastos, aprobado en el gobierno de
Temer (2016-2018), el segmento vio la pesadilla aumentar en este primer año
de la nueva gestión.

 

Datos oficiales muestran que hubo una retención total de 1.700 millones de
reales del presupuesto de las universidades, lo que equivale a casi 25% de
los gastos discrecionales y 3,43% del presupuesto total de las IES.

 

Weintraub utilizó como escudo, entre otras cosas, el argumento de que la
retención estaría respaldada por la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF), que
impone reglas a los gastos públicos. Convocado para aclarar sus
declaraciones al Congreso, afirmó que Brasil "gasta demás" en educación,
generando nuevas y duras reacciones.

 

En ese momento, llegó a sugerir una negociación, afirmando que la liberación
de los recursos del área estaría sujeta a la aprobación de la impopular
reforma de las Pensiones de Bolsonaro y Guedes. “Estamos viviendo un momento
muy extraño, en que todo es medio que en base a un chantaje no republicano”,
dijo al ministro, en la ocasión, el senador Jean Paul Prates (Partido de los
Trabajadores -estado de Rio Grande do Norte).

 

Convulsión social

 

El recorte oxigenó la insatisfacción popular, llevando a una serie de
protestas nacionales en defensa de la educación pública y contra el intento
de ideologización del área, utilizado por Weintraub como arma contra las
críticas. Entre otras cosas, el ministro acusó las universidades de promover
lo que llamó de “algazara”, en referencia a la supuesta existencia “de gente
desnuda” dentro de los campus y otras prácticas.

 

“Universidades que, en vez de procurar mejorar el desempeño académico,
estuvieran haciendo algazara, tendrán sus recursos reducidos”, dijo el
ministro, dando a la retórica de los recortes un bies ideológico y generando
una ola de críticas. 

 

La declaración generó reacciones de trabajadores del área, estudiantes,
especialistas y otros diferentes sectores de la clase media brasileña. Fue
el llamado “tsunami de la educación”.

 

La tijera del gobierno en educación provocó reducción de los gastos de agua,
luz, funcionarios tercerizados, manutención de equipamientos y otros.

 

La producción científica también fue afectada en este primer año de
gobierno, con la caída en el presupuesto del Consejo Nacional de Desarrollo
Científico y Tecnológico (CNPQ) y de la Coordinación de Perfeccionamiento de
Personal de Nivel Superior (CAPES),sobre los cuales pesa aún una amenaza de
fusión que ayuda a endosar las críticas a la gestión de Bolsonaro.   

 

"Rector no es gerente de banco"

 

También se destacó a lo largo del año el nombramiento de rectores que no
figuraban en primer lugar en la terna enviada por la comunidad académica,
como era tradición desde 2003. De los 11 rectores nombrados por el
presidente de la República hasta septiembre, por ejemplo, seis no fueron los
más votados.

 

Críticos de la medida denunciaron la existencia de una tentativa de
cercenamiento de la autonomía de las instituciones por el hecho de que
Bolsonaro atropelló la terna y alineó nombramientos por cuenta propia. "No
se puede confundir rector con gerente de banco. (…) No hay que hablar de
personas tomando decisiones de forma aislada”, dijo el vice-presidente de la
Asociación Nacional de Dirigentes de Instituciones Federales de Educación
Superior (ANDIFES), Edward Madureira Brasil.

 

También tuvo realce la creación, en noviembre, de una tarjeta de estudiante
virtual, con el propósito de estrangular las recursos que ayudan a mantener
entidades como la Unión Nacional de Estudiantes (UNE). “Es un intento de
desmovilizar al movimiento estudiantil”, atribuyó Lucas Reinehr, de la
dirección de la organización, cuando la medida aún no había sido
oficializada, pero ya provocaba movilizaciones contraria.

 

Educación militar

 

En paralelo a los recortes e intervenciones en la educación pública
convencional, la gestión de Bolsonaro comenzó además un programa de
expansión de las escuelas cívico-militares en el país, con una inyección de
54 millones de reales (13,2 millones de dólares) en cada una de las unidades
del proyecto piloto, que será implantando en 2020.

 

Además de poner al sector como prioridad en la canalización de los recursos
públicos, el presidente han sido blanco de críticas de especialistas y
opositores que apuntan una tentativa de precarización intelectual y
cercenamiento de las libertades individuales en la educación pública por
medio de la adopción de la doctrina militar en las escuelas.

Escuela sin partido 

 

Al final del año, la política de avance del autoritarismo sobre el área de
educación mostró nuevamente las garras con a volta de la comisión del
proyecto de ley (PL) conocido como “Escuela sin Partido”, que fue
reinstalada en la Cámara de Diputados a comienzos de diciembre, después de
articulación de parlamentarios conservadores. El tema es una de las banderas
que moviliza a actores políticos vinculados a Bolsonaro.

 

El PL estaba archivado desde diciembre de 2018, cuando cerró el último
cuadrienio parlamentario sin votación en la comisión especial por falta de
acuerdos. A pesar de él presidente de la Casa, Rodrigo Maia (Demócratas-Río
de Janeiro), haber anticipado que no hay compromiso de votar el texto en el
plenario, a volta de la propuesta deberá lanzar gasolina en los debates
sobre a educación en 2020.

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