Francia/ El movimiento no se apaga pero. tampoco se extiende [Léon Cremieux]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Ene 12 11:44:14 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

13 de enero 2020

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Francia

 

El movimiento contra la reforma de pensiones

 

El movimiento no se apaga pero… tampoco se extiende

 

Léon Cremieux *

Viento Sur, 12-1-2020

https://www.vientosur.info/

 

Si se valora en su conjunto, el actual movimiento contra el proyecto de
Macron se sitúa al nivel de los tres principales movimientos sociales de los
últimos decenios puestos en pie para responder a las distintas reformas de
las pensiones: 1995, 2003 y 2010.

 

Macron y su gobierno esperaban desgastar al movimiento huelguístico en la
SNCF y la RATP durante las fiestas navideñas. También esperaban que, con la
ayuda de los principales media del país, llegarían a desacreditarlo ante la
opinión pública; a lograr no sólo que el movimiento huelguístico fuera
minoritario sino también fuera minoritario el rechazo a la reforma, que
sigue siendo rechazado por la mayoría de la población y, en primer lugar,
por el 75% de las y los trabajadores activos.

 

Pero la tenacidad de las y los huelguistas, de las decenas de miles de
militantes que en todos los sitios animan los sindicatos combativos y los
colectivos interprofesionales, han permitido que hasta hoy mismo el clima
político de confrontación social se mantenga y, sobre todo, que el gobierno
aparezca como el principal responsable de esta situación por su
inflexibilidad, después de que durante las vacaciones navideñas lograra
recobrar cierto apoyo. Esta actitud voluntaria tenía como objetivo hacer
creer a la opinión pública que el tema estaba cerrado y el proyecto atado y
bien atado. Asimismo, el gobierno anunció el 17 de diciembre que el proyecto
de la reforma ya estaba escrito y fijado el calendario para su debate en el
parlamento. Para mostrar que así era, se descartó cualquier discusión con
los sindicatos entre el 18 de diciembre y el 6 de enero… y, de forma
ostensible, el gobierno se iba de vacaciones y Macron partía al extranjero.
Este paréntesis que estableció el gobierno sólo fue interrumpido por la
alocución del Macron a final de año; una alocución en la que describió un
país imaginario, pleno de logros económicos y sociales, inmerso en un
ambiente sereno. Una posición despectiva que no hizo sino aumentar la
animosidad de las y los asalariados movilizados contra el gobierno e incluso
la de las y los usuarios del transporte que las pasan canutas todos los días
en la región de Paris o que partían de vacaciones durante las vacaciones de
fin de año.

 

Además, la obstinación por mantener inamovible la opción de situar el año
pivote [si te jubilas antes, pierdes puntos y si más tarde, ganas] de
jubilación a los 64 años le ponía enfrente al conjunto del movimiento
sindical, CFDT y UNSA [que aceptar el sistema por puntos propuesto por el
gobierno y dispuestos a negociar la reforma], potenciales aliados del
gobierno y ausentes en las convocatorias de las movilizaciones
interprofesionales, al margen de la posición de sus secciones en la SNCF y
la RATP que continúan participando en la huelga reconducible por la retirada
del proyecto.

 

También, de modo paradójico, fue el gobierno y no el movimiento quien se
situó a la defensiva entre finales de diciembre y primeros de enero.

 

Las y los huelguistas de la RATP y la SNCF, las y los militantes combativos
supieron imponer un ritmo de movilización sostenido a pesar de las
dilaciones de una intersindical nacional que dejaba al movimiento sin
ninguna jornada de movilización hasta el 9 de enero. La dinámica del
movimiento permitió llegar al 6 de enero con una combatividad intacta y con
un gobierno contra la pared.

 

Políticamente, Macron y su Primer Ministro estaban en un aprieto.

 

De un lado, durante estas últimas semanas, no cejaron en intentar impedir
cualquier extensión de la huelga a otros sectores profesionales que disponer
hasta el momento de acuerdos específicos [regímenes especiales]. De entrada,
como no puede ser menos, los militares, a quienes Macron respeta que no se
vean afectados por el régimen universal [que imponía la reforma como punto
básico]. Sin embargo, el estatus de los militares está regido el mismo
sistema de pensiones que el resto de las y los funcionarios. Otros sectores
funcionarios (policías de a pie, bomberos) también han recibido promesas
parecidas, pero menos precisas. Las y los danzarines de la Ópera de Paris
han rechazo de forma clara la propuesta que les hacían de no aplicar la
reforma en el sector más que a las y los artistas reclutados a partir de
2022, proclamando que "no queremos ser la generación que habrá sacrificado a
la siguiente". Los pilotos de las líneas aéreas han recibido la garantía por
parte del poder de que continuarán beneficiándose, como hasta hoy, de una
pensión completa a los 60 años y de conservar, junto a las azafatas y
azafatos y tripulación, de una pensión complementaria específica.

 

Así pues, de cara a muchos sectores que cuentan con sistemas de jubilación
anticipada, el gobierno se ha visto obligado a quebrar su régimen universal,
multiplicando las excepciones y generando largos períodos de transición para
la aplicación de la reforma.

 

El dilema del poder y las contradicciones del movimiento

 

Mientras que durante tres meses, demagógicamente, el gobierno decía querer
acabar con "los privilegios de los regímenes especiales", ha ido concediendo
unas pocas o muchas de excepciones a su "régimen universal idéntico para
todo el mundo", al mismo tiempo que rechaza reconocer la penosidad en el
trabajo que padecen millones de otros trabajadores y trabajadas, que no
gozarán de ninguna transición en la aplicación de la reforma. Evidentemente,
estas incoherencias debilitan la posición del gobierno. Y ello inquieta a la
MEDF (patronal), que teme que las consecuencias financiera debiliten la
prometida reducción del gasto público.

 

Por otra parte, la posición del gobierno sobre el año de partir a la
jubilación a los 64 años, que Macron y Philippe Édouard han querido hacer de
esta medida un símbolo ha generado una presión contradictoria sobre al
gobierno y en el seno de su mayoría. Por una parte, la voluntad de afirmar
la autoridad del gobierno, el rechazo a cualquier compromiso sobre la
voluntad de reducir al máximo el gasto en pensiones; tanto más en la medida
que ya se han realizado concesiones en varias profesiones; es decir,
mantener su posición que confirme al macronismo como un poder fuerte.

 

Por otra, el temor a que esta posición agresiva aísle aún más al gobierno y
a la mayoría parlamentaria, haciéndoles aparecer como incapaces de encontrar
el mínimo apoyo en el movimiento sindical.

 

Este es el dilema ante el que se encontraba el gobierno a inicios de este
mes.

 

Pero, por otro lado, el movimiento también está atravesado de
contradicciones.

 

La jornada de movilización del día 9 ha sido masiva, las manifestaciones
estuvieron al nivel de las del 5 y 17 de diciembre, aunque fueran
ligeramente inferiores. Además de una huelga importante en la enseñanza y
otros sectores en huelga en la función pública (finanzas, cultura).

 

El 11 de enero se ha vivido una nueva jornada de movilización [la tercera en
una semana], convocada expresamente en sábado para lograr la extensión del
movimiento más allá de los sectores en huelga. Una manifestación importante
de 500000 manifestantes siguiendo el llamamiento de la intersindical CGT,
FO, Solidaires, CGC, FSU. Los chalecos amarillos también convocaron a
sumarse a los cortejos sindicales..

 

De forma deliberada, el jueves y sábado, la policía adoptó una actitud
agresiva similar a la que tuvieron frente a las manifestaciones de los
chalecos amarillos, multiplicando la violencia hacia las y los militantes
sindicales, en especial en Nantes, Rouen y Paris.

 

Pero, junto a la movilización sostenido a un nivel muy alto durante las
jornada nacionales de huelga, y dejando aparte la huelga en las refinerías,
el sector energético, en los Puertos y Muelles, y un llamamiento en el Banco
de Francia, más allá de las convocatorias de la intersindical, aún no han
entrado en huelga reconducible sectores importantes.

 

Ahora mismo, el movimiento huelguístico en la SNCF el récord de jornadas de
huelga en la historia de la SNCF. Este sector junto con el de la RATP lleva
el peso fuerte de la confrontación. La FSU, primer sindicato en la
enseñanza, por el momento no convoca una huelga reconducible y FO se limita
a las convocatorias de huelga nacionales, aparte de apoyar aquellas vayan
surgiendo en un lugar u otro.

 

Última maniobra del gobierno

 

Aprovechando este respiro y con la inmensa ayuda de los grandes medias, el
gobierno acaba de realizar una nueva maniobra para tratar salir de su
aislamiento.

 

El año pivote para jubilarse se ha presentado, de forma interesada, como el
único problema a resolver, a pesar que las y los manifestantes y
huelguistas, la intersindical que representa a la mayoría neta del
movimiento sindical y las encuestas de opinión exigen una retirada total del
proyecto de reforma.

 

De facto, los media y el gobierno han realizado un montaje teatral en el
que, como primer acto, la razón principal del conflicto se reducía a la
cuestión del año pivote y, por tanto, el único debate serio correspondería
llevarlo con la CFDT.

 

En un segundo acto, la CFDT propuso la convocatoria de una gran conferencia
sobre la financiación de las pensiones, como propuesta para reanimar el
"diálogo social".

 

En un tercer acto, el Primer ministro hizo un amago de reunión con los
dirigentes sindicales el día 10 para reabrir el debate, al mismo tiempo que
remitía el proyecto de Ley para su evaluación al Consejo de Estado con el
fin de poder presentarlo en el Parlamento el 22 de enero.

 

En un cuarto acto, a través de un mensaje enviado a las direcciones
sindicales el sábado, el Primer ministro acaba de proponer la "retirada
provisional" de la edad pivote de 64 años en el proyecto de Ley durante dos
meses, a fin de poner en pie una conferencia sobre la financiación de las
pensiones que se desarrollaría entre febrero y abril previo a las decisiones
legislativas finales.

 

Se trata de una propuesta cínica cuyo objetivo es encontrar en ese lapsus de
tiempo una propuesta alternativa que pueda lograr economizar el montante
equivalente a la prolongación de la edad de juvbilación a los 64 años (unos
cuantos miles de millones por año). Evidentemente, esta propuesta debe logra
el consentimiento de la patronal y no conllevar a un incremento de las
cotizaciones patronales. Si se lograra todo ello, el año pivote saltaría de
la propuesta de Ley. En otras palabras, la propuesta alternativa consistiría
cargar el coste de la reforma, de una forma u otra (por ejemplo, alargando
el número de años trabajados necesarios para jubilarse), sobre los y las
trabajadoras. Si no hubiera acuerdo con los "interlocutores sociales",
evidentemente, "el gobierno se haría cargo de sus responsabilidades".

 

De ese modo, este sábado, los media devotos del gobierno y el propio Macron
saludaban esta "salida a la crisis", al mismo tiempo que la CFDT y UNSA se
felicitaban de este paso adelante.

 

Se trata de un nuevo intento de ahogar el movimiento y también de una pose
de Macron, que mantiene al cien por cien el objetivo de reducir el gasto
global de las pensiones al tiempo que se presta a determinados compromisos.

 

Esta mascarada ha sido rechazada por la intersindical nacional que ha
convocado dos nuevas jornadas de huelga y manifestaciones para el 14 y 15 de
enero.

 

Pero el elemento motor para los días que vienen continúan siendo las y los
huelguistas de la SNCF y la RATP y las decenas de miles de militantes que
desde hace un mes desarrollan un trabajo de vanguardia política de este
movimiento tratando de mantenerlo vivo y extender al máximo las huelgas
reconducibles y las movilizaciones.

 

Este núcleo del movimiento desempeña un papel político, en tanto que la
intersindical nacional acompaña al movimiento sin un llamamiento claro en
tanto que tal a una generalización de la huelga reconducible en todos los
sectores. Ahora bien, los próximos días van a marcar un punto de inflexión
en el movimiento. Es ahora cuando se juega la posible extensión de la huelga
a otros sectores, con movilizaciones conjuntas de las clases populares
contra este proyecto exigiendo su retirada pura y simple y planteando la
exigencia de la justicia social a través de un sistema de repartición. Es la
perspectiva de una sociedad solidaria opuesta al capitalismo neoliberal de
Macron la que debe cimentar este movimiento.

 

Si no se produce esta extensión, Macron tendrá la capacidad para deshacer el
nudo corredizo que le aprieta, cuando la relación de fuerzas puede permitir
que ceda. 

 

* Léon Crémieux, sindicalista y militante del NPA (Nuevo Partido
Anticapitalista). 

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