Brasil/ Primeros días de 2020. Ya se registran ataques contra indígenas y quilombolas [Lu Sudré]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Ene 17 14:03:23 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

17 de enero 2020

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Brasil

 

Primeros días de 2020

 

Ya se registran ataques  contra indígenas y quilombolas 

 

Pueblos tradicionales y originarios víctimas de asesinatos y agresiones en
Mato Grosso do Sul, Amazonas y Maranhão.

 

Lu Sudré, en São Paulo

Brasil de Fato, 15-1-2020

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<https://www.brasildefato.com.br/%0dTraducción%20de%20Pilar%20Troya%20–%20Br
asil%20de%20Fato%0d> 

 
<https://www.brasildefato.com.br/%0dTraducción%20de%20Pilar%20Troya%20–%20Br
asil%20de%20Fato%0d> Traducción de Pilar Troya – Brasil de Fato

 

Año nuevo, violencia vieja. Los 13 primeros días de 2020, indígenas y
quilombolas (1) fueron víctimas de asesinatos y ataques que dieron
continuidad a la escalada de violencia que alcanzó a los pueblos
tradicionales y originarios el año pasado.

 

El número de líderes indígenas muertos en conflictos en el campo, por
ejemplo, fue el mayor en por lo menos 11 años. Datos de la Comisión Pastoral
de la Tierra (CPT) registraron siete muertes en 2019, contra dos muertes en
2018. Las informaciones son preliminares y el balance final sólo será
divulgado en abril de este año.

 

Entretanto, la tónica continua la misma. Apenas comenzado el 2020, el 2 de
enero, cerca de 180 familias Guaraní y Kaiowá sufrieron una ofensiva de
guardias privados en Dourados, en el estado de Mato Grosso do Sul. La
confrontación, que duró 16 horas y terminó apenas al día siguiente, dejó
siete indígenas heridos por balas de goma y proyectiles de arma de fuego.

 

Entre ellos, un indígena de 12 años que perdió tres dedos de la mano
izquierda al manipular una granada dejada atrás por la policía. Los
policías, de acuerdo con el Centro Indigenista Misionero (CIMI), fueron
hasta el lugar durante el ataque de los guardias privados y también actuaron
de forma violenta contra los indígenas.

 

La acción de guardias privados de hacendados contra los indígenas que ocupan
los territorios en los límites de la Reserva de Dourados, de la cual fueron
expulsados, es constante. Después del ataque de comienzos del año, la
Defensoría Pública de la Unión (DPU) de Campo Grande solicitó al gobierno
estadual que requiera el envío de la Fuerza Nacional de Seguridad Pública
para atenuar los conflictos.

 

El primer domingo del año, 5 de enero, dos campesinos quilombolas fueron
brutalmente asesinados en el municipio de Arari, en el estado de Maranhão.
Líderes de la asociación quilombola de Cedro, Celino Fernandes y Wanderson
de Jesus Rodrigues Fernandes, padre e hijo, fueron asesinados con tiros en
el rostro después de que su residencia fuera invadida por cuatro pistoleros.

 

Según la CPT, los trabajadores habían denunciado el conflicto agrario entre
la comunidad y grileiros (2), que cercan – inclusive con cercas eléctricas –
terrenos públicos de la región para la cría de búfalos.

 

Paulo Moreira, de la coordinación nacional de la CPT, evalúa que el primer
año del gobierno de Bolsonaro profundizó la violencia contra los pueblos
tradicionales de la selva.

 

“El recado del gobierno fue claro. No va a apoyar de forma alguna políticas
para los pueblos y comunidades tradicionales. Eso está provocando, ha
provocado a lo largo de los últimos años, ese incentivo a la violencia. El
gobierno tiene una política de favorecer al capital, al agro negocio y a las
mineras. Deliberada y sistemáticamente, paralizó las políticas para los
pueblos del campo y avanzó en el sentido contrario”, denuncia Moreira,
añadiendo que la perspectiva negativa se mantiene para 2020.

 

Durante la noche del 6 de enero de este año, el día siguiente al asesinato
de los quilombolas maranhenses, tres indígenas del pueblo Miranha, de la
Terra Indígena Cajuhiri Atravesado, en el municipio de Coari (estado de
Amapá), también fueron asesinados. Las muertes ocurrieron debido a un
conflicto local involucrando indígenas y no indígenas y desavenencias
relacionadas a la extracción de la nuez de Brasil en la región.

 

Profesor, el indígena Joab Marins da Cruz fue asesinado en su casa, en la
aldea Cajuhiri Atravessado. De acuerdo con la PM de Coari, Joab habría
entrado en confrontación con el propietario de un rifle supuestamente robado
por su hermano.

 

Inmediatamente después, Marcos Marins da Cruz y Francisco Marins da Cruz
también fueron asesinados después de intentar localizar y perseguir a los
autores de los disparos contra Joab. Uno de los asesinos está preso.

 

Para Paulo Moreira, no es coincidencia que gran parte de los conflictos y
asesinatos contra indígenas y quilombolas históricamente sucedan en la
Amazonía. El destaca que los territorios de los pueblos tradicionales son
extremadamente valiosos y codiciados por diversos sectores.

 

“Es un mercado que avanza de forma violenta, incentivado por el Estado, a
exterminar los pueblos para explotación de la selva. Es el fin de la selva”,
lamenta el coordinador de la CPT.

 

Otra forma de violencia

 

Desde comienzos de enero, seis niños indígenas de menos de un año de edad
también murieron en la región de la Terra Indígena Vale do Javari. En
entrevista al CIMI, Jorge Duarth, coordinador del Distrito Sanitario
Especial Indígena (DSEI), afirmó que las muertes ocurrieron debido a las
condiciones insalubres del puerto local, donde atracan las canoas indígenas
y no hay saneamiento básico.

 

También de acuerdo con informaciones del DSEI, la mayoría de los
fallecimientos tuvo lugar en la ciudad de Atalaia do Norte, municipio
brasileño del interior del estado de Amazonas.

 

Antonio Eduardo Cerqueira de Oliveira, secretario general del CIMI, analiza
que la desestructuración completa de una red de asistencia que garantice
derechos básicos es otra forma de violencia responsable por el aumento de
muertes de indígenas en Brasil.

 

Como ejemplo, cita el desmantelamiento de instituciones importantes desde el
inicio del gobierno de Jair Bolsonaro. Entre ellas, la Fundación Nacional
del Indio (FUNAI), el Instituto Chico Mendes de Conservación de la
Biodiversidad (ICMBio) y el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los
Recursos Naturales Renovables (IBAMA).

 

“Las poblaciones indígenas y quilombolas están siendo colocadas como
enemigas del Estado, del pueblo brasileño. Eso es terrible. El propio Estado
brasileño patrocina una violencia tamaña que niños mueren y eso parece
natural. Tres indígenas fueron asesinados y eso parece natural”, lamenta
Cerqueira de Oliveira.

 

Según el, el gobierno de Bolsonaro tiene la intención de privatizar la
atención de salud de las comunidades indígenas y ya inició el proceso de
desarticulación de esa red.

 

Crítico al proyecto de minería en territorios indígenas presentado por el
gobierno, el secretario del CIMI relata además que el fin del programa Más
Médicos y la consecuente retirada de médicos cubanos de las regiones más
vulnerables del país precarizaron aún más la atención a los indígenas.

 

“Son señales de que estamos viviendo una situación de barbarie. La población
indígena, rural y más pobre, está completamente desprotegida”.

 

Notas 

 

1) Habitantes de quilombos: comunidades rurales ancestrales de población
mayoritariamente negra, creados inicialmente por esclavos fugados. 

2) Los grileiros legalizan tierras con títulos de propiedad falsificados.

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