Haití/ Cómo las mujeres sacuden el mundo político [Sabine Lamour]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Ene 28 13:36:45 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

28 de enero 2020

https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

germain5 en chasque.net <mailto:germain5 en chasque.net> 

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Haití

 

Cómo las mujeres sacuden el mundo político

 

Sabine Lamour *

Plataforme Altermundialiste, 19-1-2020

http://alter.quebec/

Traducción de Viento Sur

https://www.vientosur.info/

 

La originalidad del movimiento feminista haitiano radica en el hecho de que
no cabe pensarlo en términos de ola (primera, segunda o tercera)  1/ ni en
términos de corriente definida (liberal, negra, descolonial…). Este
movimiento, a contrapelo de los demás movimientos feministas, contribuye
enormemente a la identificación de las realidades nacionales problemáticas,
como por ejemplo las violencias cometidas contra mujeres y niñas, la
participación política, la impunidad, la soberanía nacional y la lucha
contra el oscurantismo.

 

Me parece que la metáfora de la sacudida es más apropiada para hablar del
movimiento feminista haitiano. Cada vez que se plantea un problema a escala
nacional, las feministas se sitúan en la primera fila del escenario para
plantear reivindicaciones y definir orientaciones, como ocurrió en 1915
(ocupación de Haití por EE UU), 1957 (ascenso de Duvalier al poder), 1986
(caída de Duvalier), 1991 (golpe de Estado militar contra el gobierno de
Jean Bertrand Aristide) y en 2004 (desalojo del poder del partido Fanmi
Lavalas). El movimiento se estructura en situaciones críticas en que son
atacados los fundamentos de la convivencia por las fuerzas dominantes, tanto
internas como externas.

 

Estas luchas se organizan en torno a pilares estratégicos basados en
reivindicaciones populares como el derecho de autodeterminación, el reparto
igualitario de los lotes entre hombres y mujeres, el derecho a los recursos.
El movimiento feminista lucha contra las asimetrías entre los sexos en una
perspectiva popular global. Las feministas han participado siempre en las
efervescencias que agitan nuestra sociedad. Fiel a esta tradición, el
movimiento se alzó, después del seísmo, contra un conjunto de derivas que
ponían en peligro su existencia y que se oponían a la reconstrucción real de
la sociedad.

 

Para hablar de sus acciones en el plano político durante estos últimos diez
años, pondremos el acento en los siguientes puntos. En primer lugar, las
pérdidas sufridas durante el seísmo. En segundo lugar, la exclusión de las
feministas haitianas impulsada por actores internacionales presentes en
Haití tras el seísmo. En tercer lugar, las acciones de establecimiento de la
realidad y, finalmente, las luchas contra las medidas machistas o
antifeministas emprendidas por los gobiernos haitianos desde entonces.

 

Las pérdidas del movimiento feminista

 

La década de 2010 comenzó con el terrible terremoto del 12 de enero. La
catástrofe golpeó duramente a todo el país. Entre las víctimas hubo varias
feministas, entre ellas tres líderes históricas del movimiento, a saber:
Magalie Marcelin, dirigente de Kay Fanm; Myriam Merlet, dirigente de
EnfoFanm y Anne Marie Coriolan, la instigadora de la SOFA (Solidaridad de
Mujeres Haitianas). Fue un momento duro para el movimiento. Las feministas
ni siquiera tuvieron tiempo de llorar por sus hermanas. La llegada al país
de gentes de fuera tras la catástrofe, que por su número carecía de
precedentes, en forma de fuerzas militares extranjeras, contingentes
humanitarios de las ONG y misioneros, vino acompañada de toda su carga de
problemas y agresiones. Estos nuevos actores se instalaron con todo un
aparato imponente en la sociedad y aprovecharon la ocasión para reforzar su
influencia en la maquinaria estatal con la complicidad de las autoridades
nacionales (Lamour 2019)  2/. Peinaron el territorio nacional en función de
las competencias que se atribuyeron a sí mismos esos actores e impusieron la
urgencia como modo de gestión empresarial de los problemas sociopolíticos y
económicos suscitados por el seísmo. Al establecer este dispositivo,
impusieron la perspectiva coyuntural como modo de administración del
territorio, ignorando el peso de la sociedad civil haitiana a la hora de
abordar determinados problemas. Las ONG aprovecharon para adoptar
decisiones, unas más inadecuadas que otras para la población haitiana.

 

Una lucha ideológica impuesta por los actores externos

 

En esta lógica, estos nuevos actores se interesaron por la cuestión de las
violencias cometidas contra las mujeres, despreciando el saber hacer
desarrollado desde hacía más de dos décadas por las organizaciones
feministas tras el fin de la dictadura. A fin de imponer su legitimidad para
abordar las violencias, los actores internacionales utilizaron el concepto
de epidemia de violaciones para hablar de las violencias cometidas contra
las mujeres en el campo. De ahí se derivó una idea de los haitianos como
predadores sexuales y de las haitianas como sus presas. Estos planteamientos
despolitizaron la violación y las violencias sexuales sufridas por las
mujeres, cuando la construcción política de la violación constituye un
enfoque estructural fundamental del movimiento feminista desde 1915.

 

Las organizaciones feministas creadas a partir de 1986 se rebelaron contra
esta situación. Refutaron el discurso construido y rechazaron asimismo la
colaboración propuesta por determinadas ONG, denunciando en los medios estas
intrusiones insanas. Para neutralizar a las feministas y continuar con sus
planes, estos actores propagaron a escala mundial el rumor de la “muerte del
movimiento” (Magloire, 2018; Côté, 2018)  3/. El resultado fue una
valoración negativa del feminismo haitiano, que quedó así descalificado como
interlocutor para la resolución de la crisis nacional tras la catástrofe. La
circulación de este rumor facilitó la difusión de un discurso victimizante,
encaminado a negar toda forma de reconocimiento con respecto a la labor ya
realizada por las feministas dede el fin de la dictadura. La palabra de las
feministas supervivientes de la catástrofe también quedó deslegitimada. En
esta lucha por la información, las feministas vieron restringido el acceso a
las plataformas mediáticas y su visibilidad se redujo en beneficio de
organizaciones de mujeres creadas tras el cataclismo.

 

En esta lucha, que pretendía ignorar a las personas organizadas sobre el
terreno, las ONG dejaron de financiar los programas de las organizaciones o
propusieron a estas últimas unas sumas exageradas, que debían gastar en un
tiempo récord so pretexto de la urgencia (el Estado haitiano no financia a
su sociedad civil). Las organizaciones que rechazaron estas condiciones
sufrieron una caída vertiginosa de su financiación durante los primeros años
posteriores al seísmo, pese a que prosiguieron con su labor política de
acompañar a mujeres. El movimiento quedó postergado. Al emprender esta vía,
los actores externos reafirmaron la subordinación de las mujeres en el
debate sobre la reconstrucción del país.

 

En esta fase, el dispositivo creado por los actores internacionales facilitó
la domesticación de la sociedad civil al invadir los espacios de debate y
controlar los recursos disponibles: por un lado, afirman el principio
discursivo de reconocimiento de los derechos de las mujeres, y por otro
impiden el acceso de las feministas a los foros mediáticos y a los recursos
para continuar esa misma lucha. En esta tesitura, el dispositivo asegura que
las organizaciones que componen el movimiento aparezcan más como objetos que
no sujetos de un discurso construido en el plano interno.

 

Las acciones de afirmación sobre el terreno

 

Para luchar contra estas derivas y refutar el discurso de impotencia de las
feministas, las feministas haitianas retomaron su labor de acompañamiento y
apoyo a las mujeres víctimas de violencia en condiciones extremadamente
difíciles desde febrero de 2010. Conmemoraron las principales jornadas del
movimiento, a saber, el 8 de marzo y el 3 de abril. En efecto, en marzo de
2010 crearon una estructura móvil de atención psicológica con miras a acoger
a mujeres en refugios provisionales  4/, sin dejar de llevar a cabo la labor
de sensibilización contra las violaciones en el campo. Además de estas
acciones, sus esfuerzos fueron múltiples, acogieron en sus casas a mujeres
violentadas y apoyaron el relanzamiento de actividades generadoras de
ingresos junto con otras mujeres.

 

La primera gran batalla después del terremoto que libraron las mujeres fue
la relacionada con el PDNA (Evaluación de necesidades después de la
catástrofe), el documento que definía las acciones encaminadas a la
reconstrucción. El PDNA fue el resultado de un procedimiento de dos meses
que aplicó el gobierno haitiano y que reunió a más de 250 personas que
representaban a Naciones Unidas, el Banco Mundial, la Unión Europea y el
Banco Interamericano de Desarrollo. A pesar del número de agentes
implicados, el documento no integraba la dimensión de género en las
estrategias propuestas por el gobierno haitiano para la recuperación de las
políticas macroeconómicas, sociales, medioambientales, infraestructurales y
de gobernanza.

 

Durante ese mismo periodo, las feministas haitianas impulsaron, con el apoyo
de Gérandal Thélusma –política haitiana, diputada en la 48ª legislatura–, la
lucha por la aprobación de la ley de paternidad responsable por el
parlamento haitiano. Y ganaron la batalla.

 

Una información más realista sobre las condiciones de las mujeres

 

Para contrarrestar el PDNA, las feministas elaboraron, con la ayuda de
aliadas internacionales, un contrainforme en el que denunciaban la ausencia
en el documento de toda referencia a los problemas específicos que
afrontaban las mujeres. El 3 de abril  5/ de 2010, la CONAP (Coordinadora
Nacional de Defensa de los Derechos de las Mujeres) publicó una nota para
denunciar las relaciones de dependencia estructural del país con respecto a
las potencias imperialistas, cuestionando la legitimidad de la CIRH
(Comisión Temporal de Reconstrucción de Haití) como órgano encargado de la
reconstrucción. En un artículo publicado en la página web de Radio Kiskeya,
el 3 de abril de 2010, la CONAP anunció lo siguiente:

 

Para este 3 de abril de 2010, la CONAP proclama su independencia de agentes
oportunistas o de cualquier planteamiento populista implicados en gestiones
encaminadas a recoger las migas de un pastel envenenado y cuya receta, como
siempre, se cocinó sobre las espaldas de las mujeres y, una vez más, en
detrimento del pueblo reivindicativo y, por tanto, en contra de los
intereses de la nación hatiana  6/.

 

En otra declaración del 31 de marzo de 2010, la misma organización explicó:

 

La CONAP está más decidida que nunca a retomar la pluma de Mireille
Neptune-Anglade, para reivindicar las aportaciones de La seconde moitié du
développement a la creación de riquezas en nuestro país, y de este modo
continuar el combate reivindicativo por imponer el reconocimiento de las
ladrès fanm, las marginadas entre las obreras del polígono industrial, las
trabajadoras domésticas, las comerciantes del sector informal y las
productoras del mundo rural, expuestas más que nunca al fenómeno de la
feminización de la pobreza y de la violencia de género. El impacto
devastador del seísmo del 12 de enero ha comportado pérdidas económicas
inconmensurables ante la situación económica de las familias, debilitando
los resortes de las fanm potomitan, de las que siguen dependiendo el 80 % de
los hogares de la nación y de las que un 48 % están encabezadas por mujeres.
Estas familias sobreviven con menos de dos dólares al día, comprometiendo
igual de drásticamente el bienestar de varias generaciones  7/.

 

Cuota femenina o responsabilidad de los hombres

 

En 2012, las organizaciones feministas se entregaron en cuerpo y alma a
rechazar la promesa de que en el gobierno de Lamothe/Martelly habría un 40 %
de mujeres. Para Danièle Magloire, “lo más importante no es la presencia de
mujeres. Hay que ver sobre todo la orientación del gobierno en las
cuestiones sociales, económicas y del Estado de derecho”. Michaëlle
Desrosiers, por su parte, dijo lo siguiente: “La presencia de [estas]
mujeres en un gobierno de extrema derecha –por muy popular que sea– refleja
la visión y el posicionamiento ideopolítico y económico de estas últimas en
lo tocante a la apertura de Haití a los inversores asociados a los
neocolonos” 8/.

 

En mayo de 2012, la SOFA reclamó que el presidente Michel Martelly publicara
un informe indicando las fuentes de financiación de su campaña electoral y
denunciando a los cascos azules que estaban en el origen de la epidemia de
cólera en Haití. Dede entonces, la SOFA se dedicó a llamar la atención de la
sociedad sobre la corrupción que gangrenaba el espacio político y las
derivas institucionales del parlamento. Asimismo, la SOFA hizo sonar la
alarma mostrando los problemas asociados al programa Ti manman chéri,
implementado por el gobierno de Martelly. Contrariamente a esta medida, las
feministas, a través de Marie Jocelyn Lasègue, exigieron la promulgación de
la Ley de paternidad, maternidad y filiación, planteando el principio de la
gratuidad de las pruebas de ADN para romper con la realidad de los y las
menores sin padre en Haití. Esta postura se inscribe en la lucha de las
feministas para conseguir que las mujeres accedan a una autonomía no
controlada en Haití. En este país, las mujeres tienen libertad para
desplazarse, pero esta autonomía aparente está asociada al hecho de que se
hagan cargo de su progenie.

 

El año 2012 fue crucial para las feministas en la lucha contra el acoso
sexual de las mujeres profesionales en Haití, con la denuncia del caso Josué
Pierre-Louis  9/, el entonces presidente de la Junta electoral, exministro
de Justicia. Fue un año clave en la lucha contra las violencias sexuales y
machistas. En la misma época asistimos a la aplicación de estrategias
antifeministas internas, obra de hombres periodistas en Haití. De ello dio
cuenta el artículo de Danièle Magloire sobre el movimiento feminista (ibid.
2018).

 

En 2013, las feministas exigieron la implantación de la cuota del 30 % en la
ley electoral. Hablando de este periodo, Marie Frantz Joachim (2012)  10/
señaló lo siguiente:

 

La institución del principio de la cuota del 30 % en la ley electoral de
2006 constituye uno de los mayores avances del movimiento feminista de aquel
periodo, en la medida en que introdujo una dimensión política formal de la
lucha feminista en Haití. Decimos formal porque es bien sabido que el
movimiento feminista es eminentemente político, vista la lucha de lleva a
cabo por derribar el sistema patriarcal y transformar económica, política,
social y culturalmente las condiciones de vida de las mujeres. Se opone a
todas las formas de autoritarismo.

 

Asimismo quieren que la ley electoral castigue a los partidos, asociaciones
y confluencias políticas culpables de prácticas machistas, entre ellas el
incumplimiento de la cuota. En octubre de 2013, las feministas jalonaron el
año con la celebración del parlamento simbólico de mujeres. Hablando de
aquella iniciativa, Marie Frantz Joachim (2015) explica  11/:

 

[La iniciativa] movilizó a cerca de un centenar de personas, que
representaban a cuarenta (40) asociaciones y comités de mujeres de partidos
políticos de todos los departamentos, salvo el del Centro y el del Noreste.
En el Parlamento Simbólico de Mujeres se implicaron 150 miembras de
organizaciones de mujeres y de estructuras mixtas. Simularon con todo rigor,
orgullo y serenidad la función de diputadas (99), senadoras (30), primera
ministra y ministras (hombres y mujeres). El proceso de organización del
Parlamento Simbólico de Mujeres fue en sí misma una importante iniciativa a
favor de la política inclusiva, relacionando la SOFA, las organizaciones
amigas y asociaciones con las autoridades parlamentarias.

 

En 2014, la batalla principal del movimiento fue la aprobación de la Ley de
paternidad responsable bajo el gobierno de Martelly. Fue un momento clave en
la lucha contra la impunidad en Haití. Las turbulencias provocadas por las
derivas políticas condujeron al sometimiento del ministerio de la Condición
Femenina, que se convirtió en una institución de propaganda
progubernamental.

 

Replegadas en sus respectivas organizaciones, durante los cinco años que
siguieron al cataclismo, las feministas desarrollaron una lucha sin cuartel
para que las mujeres participaran en todos los niveles en los espacios
decisorios. En este contexto, la SOFA  12/ condujo un estudio en 2015 sobre
los obstáculos que impiden a las mujeres acceder a los espacios decisorios.
Esta lucha permitió que las feministas fueran reconocidas como
interlocutoras en relación con cuestiones de relevancia nacional, lo que dio
pie a una serie de peticiones para que más mujeres accedieran a dichos
espacios.

 

Se formaron varias coaliciones de mujeres, entre ellas el COTEM (Comité
técnico y multisectorial). Tales iniciativas dieron fruto y las feministas
ganaron la batalla de la representación en los ayuntamientos y las entidades
territoriales. Todas las mancomunidades de municipios tienen por lo menos
una mujer entre las tres personas que las componen obligatoriamente. Esta
lucha explica por qué existe la asociación de alcaldesas de Haití, la
Fenafemh (Federación Nacional de Alcaldesas de Haití). Actualmente, las
organizaciones feministas cooperan con las concejalas, incluidas las
alcaldesas, con vistas a conservar la cuota del 30 % reconocida por la
constitución modificada de 2011.

 

Durante todo el mandato de Michel Martelly, las mujeres denunciaron las
derivas del poder, en particular los ataques del presidente contra las
mujeres en la sociedad. Testimonio de ello es la campaña de apoyo Nou Tout
se Lili a favor de la periodista Liliane Pierre-Paul, atacada por el
presidente Martelly. Además de las luchas por la participación política de
las mujeres, se mantuvo una antigua constante en el seguimiento de la
aplicación de los grandes ejes estratégicos del movimiento por parte de las
políticas, entre ellas las cuestiones de salud de las mujeres y la lucha sin
cuartel contra las violencias cometidas contra las mujeres.

 

En 2016 tuvo lugar en Puerto Príncipe un coloquio internacional sobre las
cuestiones de género, los feminismos y las relaciones entre los sexos. Fruto
del mismo fue publicado un libro en 2018 por Éditions féministes
Remue-Ménage, titulado Déjouer le silence: Contre-discours sur les femmes
haïtiennes. Además, las feministas participaron conjuntamente en varios
grandes eventos feministas científicos internacionales. Esta dimensión de la
lucha asume la dinámica global que anima al movimiento feminista haitiano.
En efecto, debido a la posición desfavorable que ocupa el país en el
escenario internacional, las feministas luchan en general en dos frentes: el
nacional y el internacional. Las feministas haitianas fueron las primeras en
denunciar las derivas de la MINUSTAH (Misión de las Naciones Unidas para la
Estabilización de Haití), las violaciones de menores y jóvenes de ambos
sexos y el abandono de sus hijos por parte de los Cascos Azules. Para dejar
constancia de su desacuerdo, las feministas cortaron toda relación con la
MINUSTAH en Haití, emprendiendo una batalla por la retirada de los soldados
de la ONU del territorio haitiano y la indemnización a las mujeres víctimas
de abusos y víctimas del cólera.

 

Paralelamente, durante este periodo se intensificó la lucha por la
despenalización del aborto. Esto tiene que ver con el hecho de que las
feministas se dieron cuenta de los daños causados por este acto en la vida
de las mujeres, particularmente de las más pobres. Así que montaron un
colectivo, llamado DSSR (Derechos Salud Sexual y Reproductiva), que
básicamente se encarga de la lucha por el acceso de las mujeres a la salud
sexual y reproductiva.

 

Entre 2018 y 2019, las organizaciones de mujeres creadas a partir de 1986,
incluida la SOFA, desarrollaron una lucha encarnizada contra el gobierno de
entonces, posicionándose a favor del cese del presidente actual,
participando en manifestaciones, escribiendo comunicados de prensa y
organizando actividades para denunciar la creciente adopción de medidas
encaminadas a establecer una dictadura. Esta lucha se inscribe en un combate
contra el oscurantismo y por la supervivencia de la sociedad haitiana.

 

Además de estas acciones realizadas durante el decenio, las feministas
libran una batalla sin respiro contra el poder del PHTK (Partido Haitiano
Tèt Kale), que moviliza una forma tóxica de masculinidad para gobernar. En
efecto, este poder no duda en hacer llamamientos a violar a las mujeres que
cuestionan a las autoridades. El PHTK no se distancia de los hombres del
poder, de los responsables cuyos nombres aparecen asociados a agresiones
físicas y sexuales de sus parientes y sus empleados. Los dignatarios del
PHTK utilizan la denigración, el insulto, la violencia y la corrupción como
modos de gobernar.

 

En las luchas contra la corrupción que se desarrollan en la sociedad
haitiana, la violación de mujeres, especialmente en los barrios populares,
se utiliza como medio de represión para neutralizar la movilización. A fin
de contrarrestar estas derivas, la SOFA, Kay Fanm (Casa de Mujeres) y Fanm
Deside (Mujeres Decididas) llevan a cabo sobre el terreno un conjunto de
acciones de concienciación para explicar a la población el peligro que
representa este poder, mostrando las similitudes que existen entre el poder
del PHTK y el poder de los Duvalier, el poder que reinó en Haití a base de
asesinatos, masacres, saqueos y violaciones durante 29 años, con la
complicidad de un amplio sector de la comunidad internacional, como ocurre
hoy con el poder del PHTK.

 

En conclusión, esta travesía del decenio muestra que el movimiento feminista
abarca en su ímpetu un doble movimiento: la responsabilidad para con la
sociedad haitiana y la esperanza de un mañana mejor. Las mujeres rechazan la
resignación. Desde 1915, ellas hacen de la indignación un leitmotiv para
construir en Haití una dinámica política portadora de transformación social.
Fiel a sus pilares estratégicos basados en un siglo de lucha, el movimiento
feminista haitiano ha logrado imponer la cuestión de la participación
política en el debate nacional de los últimos diez años, a pesar de que los
medios de que dispone son bastante escasos.

 

A lo largo de este decenio, las mujeres han reforzado su presencia en el
plano político en los ayuntamientos y las entidades territoriales. Se han
impuesto como interlocutoras políticas ineludibles a través de la CONAP, que
ha desarrollado en la década transcurrida una lucha sin cuartel por la
visibilización de la labor política de las feministas. También han logrado
incluir en el debate la cuestión del acoso como forma de violencia contra
las mujeres con el escándalo Josué Pierre-Louis e imponer el término
tizonnay en el vocabulario haitiano para calificar el acoso sexual. Han
transformado las reivindicaciones políticas de las mujeres en política
pública a través del Plan Nacional de Igualdad entre Mujeres y Hombres y el
Plan Nacional de Lucha contra las Violencias Cometidas contra las Mujeres,
mostrando al mismo tiempo la necesidad de que se promulgue una ley nacional
para luchar contra las violencias.

 

En cuanto a la salud, las mujeres han demostrado la necesidad de vincular el
combate por la despenalización del aborto con el del derecho a la vida y a
la salud sexual y reproductiva. Asimismo, han relanzado la lucha contra la
impunidad impulsando, junto con toda la sociedad, la lucha contra la
corrupción y el fraude administrativo y participando en distintos niveles en
la batalla en torno a los fondos de Petrocaribe. Aparte de estas luchas, la
conquista más importante es la transmisión de los saberes feministas a una
nueva generación de militantes a fin de mantener viva la llama de la
combatividad de las mujeres en la sociedad haitiana.

 

En definitiva, a través de esta presentación, la sacudida restituye la
manera en que las feministas se ven obligadas a luchar en diversos espacios
(internacional, nacional…) para mantener sus conquistas, al tiempo que
militan para obtener nuevas. Este choque evoca la idea de un seísmo; réplica
tras réplica, las mujeres responden a situaciones de agresión al tiempo que
se agarran a los pilares estratégicos que sostienen las reivindicaciones
sociales del movimiento, y que deben ayudarles a superar las crisis sociales
y contribuir a construir la sociedad. 

 

* Sabine Lamour es socióloga y feminista, dirigente de SOFA (Solidaridad de
Mujeres Haititanas).

 

Notas

 

1/ Bibia Pavard, “Faire naître et mourir les vagues: comment s’écrit
l’histoire des féminismes”, Itinéraires, 2017-2 | 2018, en línea desde el
10/03/2018, consultado el 14/01/2020. URL:
http://journals.openedition.org/itineraires/3787; DOI:
10.4000/itineraires.3787

2/  Sabine Lamour, “L’irresponsabilité, une compétence de dominant”, Revue
Internationale des études du développement, n°239, septiembre de 2019.

3/  Danièle Magloire, “L’antiféminisme en Haïti” y Denyse Coté, “Défense des
droits des femmes en Haïti: les effets déstructurants de l’aide
humanitaire”, en Déjouer le silence: contrediscours sur les femmes
haïtiennes. Bajo la dirección de Sabine Lamour, Denyse Coté y Darline
Alexis, Montréal y Puerto Príncipe: Remue-ménage, Mémoire d’encrier et Press
UniQ, 2018.

4/  Ronald Colbert, “Des cellules mobiles d’intervention psychosociale pour
soutenir les femmes victimes de violences”, Alterpresse,
https://www.alterpresse.org/spip.php?article9425#.Xh3NPEdKiM8, publicado en
línea el 9/04/2010, consultado en línea el 10/01/2020.

5/ El 3 de abril es la jornada de las mujeres haitianas, en conmemoración de
la manifestación del 3 de abril de 1986 organizada por las feministas tras
la caída de la dictadura.

6/ Declaración de la CONAP contra el “proyecto de reconstrucción” adoptado
en Nueva York, http://www.radiokiskeya.com/spip.php?article6679). Las
organizaciones firmantes son Fanm Deside Jakmel, Kay Fanm, REFRAKA, SOFA;
consultada en línea el 13/01/2020.

7/  Haïti-Séisme/ConférenceNY: “La CONAP s’inscrit en faux contre la tenue
de la rencontre onusienne”,
https://www.alterpresse.org/spip.php?article9410#.Xh24skdKiM8. Consultado en
línea el 10/01/2020.

8/ “Haïti: Une organisation féministe dénonce le silence de Michelle
Bachelet sur la violence des casques bleus contre les femmes”, Alterpresse,
https://www.alterpresse.org/spip.php?article12884#.XhkatEdKiM8, publicado el
25/11/2011, consultado el 14/01/2020.

9/  “Haïti-Viol-Affaire Josué Pierre-Louis: organizaciones de derechos
humanos interpelan al Consejo Superior del Poder Judicial (CSPJ) sobre las
graves amenazas proferidas contra un juez de instrucción, Carta de cuatro
organizaciones y de la plataforma de organizaciones de defensa de los
derechos humanos a los miembros del CSPJ”, Alterpresse, publicado el
20/12/2012, consultado en línea el 9/01/2020.

10/  Marie Frantz Joachim, “Quand Fleurissent les lilas, acquis et
questionnements autour de 25 ans de lutte de femmes, Alterpresse, publicado
el 27/12/2012, consultado en línea el 12/01/2020.

11/  Marie Frantz Joachim, “Haïti: Le mouvement féministe est-il en
hibernation?”, Alterpresse.

12/ SOFA, Ankèt prezans fanm yo nan eleksyon législatif 2015 yo: Baryè avan,
pandan epi apre kanpay sou direksyon Julien Sainvil, septiembre de 2016.

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