Neurociencia/ Por qué la pobreza impacta en el cerebro [Sebastián Lipina - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Jul 9 14:51:12 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

9 de julio 2020

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Neurociencia



Entrevista a Sebastián Lipina



Por qué la pobreza impacta en el cerebro



El psicólogo sostiene que una infancia precarizada influye en el desarrollo
neuronal y que la desigualdad se resuelve con política.



Gisela Daus

Revista Ñ, 8-7-2020

https://www.clarin.com/



Más de la mitad de la población mundial es pobre: un problema notorio y
prevalente en la humanidad pero evitable. ¿Por qué extinguir la pobreza no
es prioridad? Desde la niñez diversos factores inciden en el desarrollo
potencial del órgano clave en el organismo humano: el cerebro. “En los
últimos cinco años los estudios de la neurociencia y la psicología del
desarrollo vinculados a la pobreza se actualizaron. Las primeras pruebas
empíricas, con información de nivel neural, vinculadas al sistema nervioso,
surgen desde 2003. En 17 años se ampliaron mucho los estudios y la
evidencia”, explica el psicólogo Sebastián Lipina que indaga el tema en su
libro Pobre cerebro. Lo que la neurociencia nos propone pensar y hacer
acerca de los efectos de la pobreza sobre el desarrollo cognitivo y
emocional (Siglo XXI/ampliado y actualizado). “Como fruto de ese trabajo y
de esfuerzos semejantes de otros investigadores, lanzaremos en un mes la
primera red virtual internacional de investigadores en neurociencia y
pobreza, de la que estaremos a cargo con la doctora Martha Farah: un sitio
web con publicaciones, contactos para consultar a los investigadores del
mundo que trabajan en esa área y ponen su trabajo a disposición del planeta,
gratis”, explica el autor en videollamada con Ñ.



–¿Qué descubrimiento reciente destacás en tu campo de trabajo y por qué?



El área maduró, hay más conciencia del carácter asociativo de los hallazgos:
al analizar y comparar variables es distinto mirar cómo se asocian, los
motivos por los que la pobreza se relaciona con el sistema nervioso y los
efectos que genera. La evidencia disponible confirma y amplía lo que otras
disciplinas aportan: que crecer y vivir en pobreza se vincula a
modificaciones del sistema nervioso en todos sus niveles de análisis. Es
decir, desde lo genético-molecular al funcionamiento de millones de células
en simultáneo; cómo eso se interrelaciona con conductas en distintos
contextos de desarrollo, en el desempeño académico o simplemente en la
expresión de conductas cotidianas. Se ampliaron los estudios a distintas
sociedades, culturas, lo cual es expresión de una visión del desarrollo
integral, compleja en la que la cultura es un factor modulador de la forma
de vivir y experimentar la pobreza. Los países centrales apoyan a los
periféricos con tecnología, mejoras en diseños de estudios, acompañando,
debatiendo e incorporando la visión latinoamericana; en foros con
sociólogos, antropólogos, economistas, entre otros investigadores. En un
sentido general sigue como en 2016 al no conocer todas las relaciones
causales que permitan explicar por qué la pobreza produce esos efectos a
nivel neural. También sigue vigente la noción de que el impacto de la
pobreza depende, al menos, de cuatro componentes fundamentales: la
acumulación de riesgos (por ejemplo, experimentar privaciones materiales y
afectivas); en qué momento del desarrollo se experimentan esas privaciones;
la susceptibilidad de cada chico o chica; y la ocurrencia de múltiples
privaciones y amenazas en forma simultánea. La pobreza infantil se asocia a
factores negativos en el desarrollo cognitivo, emocional o académico a
futuro. Es importante entender que la investigación demostró que es posible
modificarlo.



–¿A qué referís con el concepto crítico de qué es la pobreza y cómo se vive?



Una cosa es medirla y otra, lo que le pasa a la gente, cómo la experimenta.
Cuando se vive en pobreza pasan cosas internas por mucho tiempo, como por
ejemplo el desgaste de los sistemas fisiológicos, lo cual altera la manera
de procesar aspectos emocionales, cognitivos y de la relación con el
entorno. Para evaluar un fenómeno tan complejo, no contamos con suficientes
instrumentos. Esto significa que sólo podemos explorar una parte de estos
fenómenos. Por otra parte, existen diferentes creencias sobre sus causas. Un
colega puede pensar que la pobreza es natural, “es algo que va a existir
siempre”; mientras que otros pensamos que es consecuencia de un problema de
organización socioeconómica. El investigador es responsable si tiene una
mirada potencialmente reduccionista: no debe faltarle el respeto a quien
padece esta tragedia. Eso significa que también debemos trabajar con ellos,
con los que padecen la pobreza. Y en ese sentido, completar un estudio
implica modificarlo: además de la imagen cerebral, precisamos tener una
etnografía hecha por un antropólogo; y la voz de quien la vive.



-Subrayás la importancia de diferenciar entre los períodos críticos y los
sensibles.



Los períodos críticos son momentos de organización máxima de una función
neural. Tiene un momento específico de inicio y final. Si ocurre un cambio
dentro de ese período las consecuencias pueden ser permanentes, para bien o
para mal. Los períodos sensibles también son momentos de organización pero
de más de una función, suelen tener más duración, sin claridad en el momento
de inicio y final y durante el cual un cambio puede afectar la organización
de esas funciones. No obstante, es posible de modificación por
intervenciones y un gran esfuerzo. Las funciones cognitivas de
autorregulación y el aprendizaje se organizan a la manera de estos períodos
sensibles. El ciclo embrionario tiene muchos períodos críticos para
funciones básicas del organismo. A medida que el desarrollo avanza y se
organiza tempranamente, las posibilidades de cambiarlo se reducen. Esos
fenómenos de plasticidad involucran otros, como los epigenéticos (ciencia
que estudia cómo se expresan los genes). En esta etapa de la investigación,
estamos acumulando evidencia de fenómenos epigenéticos que podrían ser
causales de la relación entre pobreza y desarrollo del sistema nervioso.
Pero aún debemos definirlo con más evidencia. En cualquier caso, desde el
punto de vista del cuidado infantil, cualquier chico o chica debe tener la
alimentación necesaria para que su organismo esté sano; ser mirado,
respetado y estimulado para querer, aprender, jugar. Si no ocurre todo esto,
pueden aparecer dificultades en su desarrollo. El impacto de la pobreza en
el desarrollo infantil empieza en la panza. Es muy importante al hablar de
“crítico y sensible”, no tomar lo sensible como crítico y no cerrar la
posibilidad de que hay cosas por hacer, a pesar de vivir en pobreza.



–¿Cuáles son los principales problemas hoy, en el estudio científico de la
pobreza, el desarrollo de la disciplina de neurociencia de la pobreza y el
estudio neurocientífico?



El primer problema son las preguntas que nos hacemos los que estamos en el
área, que aún debemos responder en la próxima década, que tienen que ver con
entender si lo que encontramos en cada cultura es universal o no. ¿Qué
aspectos afectan a todos los seres humanos y cuáles se relacionan con las
diferencias culturales e individuales? Sigue siendo necesario conocer los
mecanismos por los que la pobreza impacta sobre el cerebro. Y en tal
sentido, es necesario considerar fenómenos básicos como los epigenéticos,
así como también los psicológicos y sociales. Importa encontrar mecanismos
que nos expliquen las causas, por qué se asocia la pobreza con el sistema
nervioso que genera esos efectos.



–¿Cómo se relacionan los “costos cerebrales de la pobreza”, con la
producción de “residuos humanos”?



Durante la acumulación de adversidad por pobreza estás expuesto a
situaciones de privación materiales, simbólicas-afectivas y se activa el
sistema de regulación del estrés de manera crónica. Ello desgasta la
fisiología de diferentes sistemas: nervioso, inmunológico, cardiovascular;
son costos biológicos y neurobiológicos que si aumentan, incrementan la
posibilidad de que te enfermes y mueras antes de lo esperado. Esto es
producto de cómo nos organizamos socioeconómicamente y sin intervenciones
políticas es como generar “residuos humanos”. La clave de esta asociación es
el lugar donde te parás respecto de la causa de la pobreza. El costo
cerebral de la pobreza, con la hipótesis de Zygmunt Bauman de residuo
humano, es un componente ideológico: o es un problema de la gente pobre o
uno institucional. Adhiero a la última.



–¿Por qué la pobreza no es prioridad, en tu opinión?



Es necesario seguir trabajando en un sentido multilateral o intersectorial
dentro y entre países, atentos a cuáles son los valores que deberían
alimentar nuestras sociedades, sin excluir a la gente. Bauman decía que
estábamos en un interregno: el conocimiento que generamos no permite aún
entender qué debemos hacer para sacar de la miseria a más de media población
mundial. La peste muestra que la estructura en que estamos organizados es
del todo desigual. Me preocupa cómo enfocar el conocimiento generado y crear
futuros estudios, para mejorarla. ¿Qué le podemos acercar a una familia, a
un político, o un colega de otra disciplina, que permita mejorarnos como
personas y salir un poco de esta gran desigualdad? La desigualdad se
resuelve con política, imposible soslayarla.

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