Marxismo/ La economía de Ernest Mandel, ayer y hoy [Michel Husson]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mie Jul 15 17:01:09 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

15 de julio 2020

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Marxismo



La economía de Ernest Mandel, ayer y hoy



Michel Husson

A l’encontre, 13-7-2020

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Traducción de Ruben Navarro – Correspondencia de Prensa



Un cuarto de siglo después de la muerte de Ernest Mandel (el 20 de julio de
1995), este artículo no pretende ser un homenaje. En el espíritu del
marxismo vivo, como fue el suyo, nos limitaremos preferentemente a mostrar
cómo sus escritos económicos siguen siendo actuales y esbozaremos las
interrogantes, anteriores o actuales, que los mismos plantean. (1)



La difusión del marxismo



Mandel desempeñó un papel clave en la difusión de un marxismo liberado de
los oropeles estalinistas, preocupado siempre por establecer un vínculo
entre el análisis económico y la acción militante. Su primera contribución
importante fue el Tratado de Economía Marxista, publicado en 1962. Esta
síntesis tuvo una amplia difusión internacional y contribuyó a la renovación
de un marxismo vivo, ansioso de integrar los últimos acontecimientos. El
capítulo XI sobre las crisis periódicas es un claro ejemplo de ello: Mandel
ya esboza una síntesis entre las teorías basadas en el sub consumo y la
desproporcionalidad, refiriéndose a las contribuciones de economistas como
Harrod, Kuznets, Samuelson, Goodwin, Kalecki y Joan Robinson. Aunque las
encuentra "demasiado simplificadas", estima que "siguen constituyendo un
material importante".



En 1963, Mandel dio una serie de conferencias durante un fin de semana de
formación organizado por la Federación parisina del PSU (Parti socialiste
unifié). Esas conferencias dieron lugar a un folleto, "Iniciación a la
teoría económica marxista", que luego será reeditado varias veces. Aunque
obviamente merecería ser actualizado, se trata de un texto notable,
extremadamente pedagógico e ilustrativo de la constante preocupación de
Mandel por tender puentes entre la teoría más exigente y la formación de los
militantes.



En 1967, Mandel publicó "La formación del pensamiento económico de Karl
Marx". Uno de los principales propósitos de este libro era el de dar a
conocer una de las obras fundamentales de Marx -los Grundrisse- antes
incluso de que la primera traducción francesa, la de Roger Dangeville, fuera
publicada. Hay que leer, en particular, el capítulo sobre la "dialéctica del
tiempo de trabajo y del tiempo libre", que es una introducción perfecta al
tema de la reducción del tiempo de trabajo.



Queda así claro que Mandel buscaba difundir el pensamiento económico de
Marx, con el objetivo constante de proponer una versión no dogmática del
mismo. Por lo tanto, no es casual que se le haya pedido la redacción del
prefacio de la edición inglesa del Capital (Penguin), lo que permite medir
la notoriedad de Mandel en el mundo anglosajón. Lamentablemente, esas
introducciones a los tres libros de El Capital no fueron publicadas en
francés, aunque han sido traducidas al español y reunidas en un libro
titulado "El Capital. Cien Años de Controversias En Torno a la Obra de Karl
Marx" que constituye una introducción excelente a la obra cumbre de Marx.



El problema de la "transformación"



Podemos, por ejemplo, citar un pasaje dedicado al problema de la
transformación de los valores en precios. Este problema teórico tiene su
importancia porque abrió las puertas a una crítica de la teoría del valor de
Marx: habría una contradicción insuperable entre el Libro I del Capital (los
valores son proporcionales al gasto del trabajo) y el Libro III (los precios
son proporcionales al capital adelantado).



La respuesta de Mandel consiste en rebatir la hipótesis fundamental de los
críticos de Marx, según la cual los precios de producción de los insumos
(inputs, lo que entra en producción) son idénticos a los precios de
producción (outputs, lo que se produce): "los insumos de los ciclos de
producción actuales son datos conocidos al principio del ciclo, y que no
tienen un efecto retroactivo en la perecuación de la tasa de ganancia entre
las diferentes actividades industriales durante ese ciclo". Basta con
considerar que también se calculan en precios de producción y no en valores,
pero que estos precios de producción son el resultado de la perecuación de
las tasas de ganancia durante el ciclo anterior, y que desaparecen todas las
incoherencias (...) Los precios de producción de las materias primas, como
los de todos los insumos utilizados en la producción (...) son el resultado
de la perecuación de las tasas de ganancia que tuvo lugar en el período
anterior" (véase el fragmento "El problema de la transformación", traducido
por el autor de este artículo). En pocas palabras, fue presentada la
solución. Pero, curiosamente, Mandel no insistió en ello: en la obra
colectiva "Ricardo, Marx, Sraffa", sólo trata el problema de la
transformación desde el punto de vista del papel que juegan el oro y el
dinero.



La trayectoria del capitalismo



Los resultados del capitalismo de posguerra (bajo desempleo, crecimiento del
poder adquisitivo) iban en contra de las tesis sobre el declive inevitable o
sobre la pauperización del proletariado defendidas por los economistas
estalinistas. Para analizar esta nueva configuración, Mandel habló de
neocapitalismo (un término que luego rechazaría) y comenzó a utilizar la
idea de onda larga.



Ya en 1963 -en su ya mencionada “Iniciación a la Teoría Económica Marxista”-
Mandel se refiere a Kondratieff y luego subraya que "la onda larga que
comenzó con la Segunda Guerra Mundial y en la que todavía estamos -digamos
la ola de 1940-1965 o 1940-1970- se ha caracterizado, por el contrario, por
la expansión". Ésta permite "un aumento tendencial del nivel de vida de los
trabajadores". Existe, pues, una previsión clara del cambio de rumbo que se
va a producir, la que será explicitada en un notable artículo publicado en
1964 en Les Temps Modernes, llamado "El apogeo del neocapitalismo y su
porvenir" ("L’apogée du néo-capitalisme et ses lendemains"), en el que
Mandel predecía el próximo fin de la expansión de posguerra, la que todavía
no había recibido el nombre de los "Treinta gloriosos".



Con la teoría de las ondas largas, Mandel retoma las elaboraciones de
principios del siglo XX, sobre todo las de Parvus y Trotsky. Reproducimos a
continuación la curva original del artículo (2) de Trotsky de 1923 y su
transcripción en francés. Ahí ya se esboza la idea clave de la teoría de las
ondas largas, a saber, que el capitalismo atraviesa períodos históricos: "20
años de desarrollo capitalista muy gradual (A-B); 40 años de ascenso firme
(B-C); 30 años de crisis prolongada y de declive (C-D)" y Trotsky señala que
no se trata de ciclos, como piensa erróneamente Kondratieff, porque "su
carácter y duración no están determinados por el juego interno de las
fuerzas capitalistas, sino por las condiciones externas que constituyen la
base de su desarrollo".



La tasa de ganancia



Mandel se refirió siempre a la formulación clásica de la ley de la tendencia
a la baja de la tasa de ganancia, lo que puede verse, por ejemplo, en su
texto "Variables parcialmente independientes y lógica interna en el análisis
marxista clásico": "el aumento de la composición orgánica del capital
conduce a una tendencia a la disminución de la tasa media de ganancia (...)
A largo plazo, la tasa de plusvalía no puede aumentar en proporción a la
tasa de aumento de la composición orgánica del capital, y la mayor parte de
las contratendencias tienden, al menos periódicamente (y también a muy largo
plazo), a ser suplantadas a su vez".



Esta formulación tradicional es, sin embargo, discutible, porque el aumento
incuestionable de la composición física del capital (el número de "máquinas"
por trabajador) no conduce necesariamente a un aumento de la composición
orgánica (en términos de valor), porque entre ambos se encuentra la
productividad del trabajo. Como quiera que sea, el proceso de desarrollo de
las ondas largas tiene algo que ver con la tasa de ganancia. Pero esto no
significa que la fase expansiva se inicie automáticamente en el momento en
que la tasa de ganancia alcanza un cierto punto. Es una condición necesaria
pero no suficiente. La forma en que se recobra la tasa de ganancia debe dar,
al mismo tiempo, una respuesta adecuada a otras cuestiones, como la relativa
a la realización del producto.



La tasa de ganancia es, sin embargo, un buen indicador sintético de la doble
temporalidad del capitalismo, como insistía Mandel. El establecimiento de un
orden productivo coherente significa mantenerlo a un nivel alto y más o
menos "garantizado". Al cabo de cierto tiempo, la interacción de las
contradicciones fundamentales del sistema degrada esta situación y la crisis
aparece siempre y en todas partes marcada por una baja significativa de la
tasa de ganancia. Ésta refleja la doble incapacidad del capitalismo para
reproducir el grado de explotación de los trabajadores y para asegurar la
realización de las mercancías, más que una tendencia al alza en la
composición orgánica del capital. Es así entonces que nos parece útil
reformular la ley de la tendencia a la baja de la tasa de ganancia: la tasa
de ganancia no disminuye de manera continua, pero los mecanismos que la
impulsan hacia abajo terminan siempre prevaleciendo sobre lo que Marx
llamaba las contratendencias. El giro es endógeno, por lo que la exigencia
de una reestructuración del orden productivo reaparece periódicamente.

En todo caso, Mandel nunca hizo de esta ley el alfa y omega de la
explicación de las crisis. En el capítulo de su libro "La crisis:
1974-1982", dedicado a esta cuestión, Mandel enumera las causas invocadas
por varias escuelas marxistas: "¿La sobreacumulación de capital? Sin duda
alguna (...) ¿El subconsumo de las masas? Sin duda alguna (...) ¿La anarquía
de la producción y la desproporción entre las diferentes ramas? Sin duda
alguna (...) ¿La caída de la tasa de ganancia? Sin duda alguna". En cuanto a
este último enfoque, aclara: "pero no en el sentido mecanicista del término,
que sugiere una cadena causal rectilínea". Mandel rechaza pues claramente
cualquier explicación mono causal de la crisis y en particular, la tendencia
a la baja de la tasa de ganancia que, para algunos marxistas, es una
garantía de ortodoxia.



¿En qué onda nos situamos?



Es lógico que nos planteemos la pregunta de dónde estamos. Nuestra respuesta
es que todavía estamos en la onda larga recesiva iniciada con la recesión
generalizada de 1974-75 y luego con la recesión de 1981-82. Esto requiere
varias precisiones.



La primera es que la teoría de Mandel nunca postuló que cada onda larga
debía durar entre 25 y 30 años. Por supuesto, así fue más o menos en el
pasado, pero esto no significa que ésa deba ser la regla, simplemente porque
las ondas largas no son ciclos. Es absolutamente necesario rechazar esa
asimilación errónea, que aparece por ejemplo, en los escritos de Robert
Boyer, uno de los fundadores de la llamada escuela de regulación: "no
podemos conformarnos con la interpretación más bien mecánica propuesta por
N.D. Kondratief, recientemente retomada por E. Mandel, que representa la
historia del capitalismo como la sucesión de olas de fuerte acumulación y
luego de débil acumulación que duran aproximadamente un cuarto de siglo
(...) Ningún principio teleológico permite garantizar ni la sucesión
mecánica de fases ascendentes y luego descendentes, ni el paso automático de
un régimen de acumulación principalmente extensivo a un régimen de
acumulación principalmente intensivo". (3)



Se trata de un grave error de lectura que debe compararse con lo que Mandel
explicó en la primera versión de su libro sobre las ondas largas en 1980:
"La aparición de una nueva onda larga expansiva no puede, por lo tanto,
considerarse como un producto endógeno -más o menos espontáneo, mecánico,
autónomo- de la onda larga depresiva precedente, cualquiera que sea la
duración y gravedad de esta última. No son las leyes de desarrollo del
capitalismo, sino los resultados de la lucha de clases durante todo un
período histórico los que determinan ese vuelco decisivo. En otras palabras,
nuestra tesis es la siguiente: el desarrollo histórico pasa por una
dialéctica de factores objetivos y subjetivos, en la que los factores
subjetivos se caracterizan por una relativa autonomía. No están directa e
inevitablemente predeterminados por lo que ha sucedido anteriormente en
cuanto a las tendencias fundamentales de la acumulación del capital, las
tendencias del cambio tecnológico, o el impacto de estas tendencias en el
proceso de organización del trabajo en sí mismo".



O para resumir: "las ondas largas son más que simples movimientos de alza o
de baja en la tasa de crecimiento de las economías capitalistas. Son, en el
profundo sentido de la palabra, períodos históricos específicos".



Desde este punto de vista debemos analizar la trayectoria del capitalismo
desde el giro de los años 1980. Es cierto que la tasa de ganancia se
recuperó, en todo caso hasta la crisis de 2008, pero eso no es suficiente.
En efecto, nada es más ajeno a la teoría que el hecho de postular que basta
con alcanzar cierto punto de rentabilidad para iniciar una nueva fase
expansiva. La novedad es que esta recuperación de la tasa de ganancia (con
la que discrepan algunos autores marxistas) no fue acompañada de una
reanudación de la acumulación, del crecimiento o del aumento de la
productividad. Este último punto es, en nuestra opinión, de suma
importancia: la desaceleración o incluso el agotamiento de las mejoras en la
productividad es el indicador más significativo de una pérdida de dinamismo
del capital.



Ahora bien, esos aumentos de productividad son posibles gracias a la
introducción de considerables innovaciones tecnológicas. En la teoría de las
ondas largas, existe un vínculo orgánico entre la sucesión de las ondas
largas y la de las revoluciones científicas y técnicas, pero esta relación
no puede reducirse a una visión inspirada en la de Schumpeter, en la que la
innovación sería en sí misma la clave para la apertura de una nueva onda
larga. Desde este punto de vista, los cambios vinculados a las nuevas
tecnologías constituyen sin duda un nuevo "paradigma técnico-económico",
pero esto no basta para fundar una nueva fase expansiva. Ese es precisamente
el debate sobre el estancamiento secular, que se basa en la observación de
que las innovaciones significativas en todos los ámbitos no generan aumentos
de la productividad.



La automatización



Hay quienes se imaginan que las nuevas tecnologías implican un potencial de
aumento de la productividad, lo que también implicaría una gran reducción
del empleo. Suponiendo que este pronóstico fuera cierto, habría que
interrogarse sobre el modelo social asociado a estas transformaciones. Sobre
ese punto, conviene referirse a un texto clave de Mandel, escrito en 1986:
"Marx, la crisis actual y el futuro del trabajo humano". Mandel presenta un
cuadro muy pesimista -pero bastante premonitorio- de los efectos de la
automatización capitalista, evocando la perspectiva de una “sociedad dual
que dividiría al proletariado actual en dos grupos antagónicos: los que
siguen participando en el proceso de producción de la plusvalía, es decir,
en el proceso de producción capitalista (con tendencia a la reducción de los
salarios); los que son excluidos de este proceso, y que sobreviven por todos
los otros medios que no sean la venta de su fuerza de trabajo a los
capitalistas o al Estado burgués: asistencia social, aumento de las
actividades ‘independientes’, campesinos dispersos o artesanos, retorno al
trabajo doméstico, comunidades lúdicas’, etc. , y que compran mercancías
capitalistas sin producirlas. Una forma transitoria de marginalización del
proceso productivo ‘normal’ se encuentra en el trabajo precario, el trabajo
a tiempo parcial, el trabajo no declarado, formas que afectan
particularmente a las mujeres, los jóvenes, los inmigrantes, etc.”



Mandel y el coronavirus



Este anacronismo es deliberado: con él pretendemos subrayar el hecho de que
el interés de los trabajos económicos de Mandel no sólo radica en los
análisis que aportan, sino también en las herramientas metodológicas que nos
brindan. Por eso su lectura, o relectura, sigue siendo útil un cuarto de
siglo después de la desaparición de Mandel. La teoría de las ondas largas se
basa en gran medida en la distinción entre factores endógenos (que se
refieren al funcionamiento "normal" del sistema y a sus contradicciones
internas) y factores exógenos (que en cierto modo son externos al sistema).
Mandel dedicó gran parte de sus reflexiones a esta distinción, y nos
referimos aquí al texto de Francisco Louçã, "Ernest Mandel y el pulso de la
historia" ("Ernest Mandel et la pulsation de l’histoire").(4) Pero esta
discusión sigue siendo de actualidad: ¿Debemos considerar la crisis del
coronavirus como una crisis exógena o no? En un reciente artículo (5),
Philippe Légé responde positivamente a esta pregunta.



Todos los impactos exógenos infligidos al capitalismo no le brindan, sin
embargo, la posibilidad de alcanzar una nueva fase expansiva. Desde luego,
el capitalismo tendrá que reaccionar para volver a los negocios como de
costumbre ("business as usual"). Su objetivo, obviamente, será el de
restablecer la tasa de ganancia, ya que ése es su único barómetro. Salarios
y gastos sociales congelados o recortados, automatización acelerada,
reducción de los efectivos: vemos claramente hacia dónde se dirige la
recuperación. Pero estas reacciones, que son en cierta medida reflejos
propios al capitalismo, no atenuarán en modo alguno las contradicciones que
ya existían antes de que estallara la crisis.



Tenemos, una vez más, que recurrir a la contribución de Mandel: para que se
genere una ola expansiva, no basta con la recuperación de la tasa de
ganancia o con que aparezcan innovaciones tecnológicas. Se debe establecer
un orden productivo que asegure las condiciones para la reproducción del
sistema. Sin embargo, estas condiciones no se dan ahora por una razón que es
esencial desde nuestro punto de vista, a saber, el agotamiento de las
mejoras de la productividad. Sin poder recobrar la que es su fuerza
propulsora y fuente de una relativa legitimidad, el capitalismo está
condenado a una reproducción inestable y fundamentalmente antisocial. Esto
era cierto antes del coronavirus, es aún más cierto después.



Notas



(1) Las referencias a los textos de Mandel con (en la mayoría de los casos)
los links respectivos, pueden consultarse en la página siguiente:
http://hussonet.free.fr/mandel.htm  <http://hussonet.free.fr/mandel.htm>
Textos en francés, en inglés y en castellano.

(2) Léon Trotsky, « La courbe du développement capitaliste », 1923 ;
Critiques de l’économie politique, n° 20, avril-juin 1975.

(3) Robert Boyer, « La crise actuelle : une mise en perspective historique
», Critiques de l’Economie Politique, nouvelle série n°7-8, 1979.

(4) Publicado en Actuel Marx-PUF (París, febrero de 1999) titulada “El
marxismo de Ernest Mandel”, con textos de varios autores y dirigida por
Gilbert Achcar:. https://www.puf.com/content/Le_marxisme_dErnest_Mandel
(Redacción Correspondencia de Prensa)

(5) Philippe Légé, « Une crise mixte aux conséquences décisives », junio de
2020.

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