Brasil/ La lucha vuelve a las calles: derrocar a Bolsonaro [Esquerda Online - Editorial]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Jun 9 14:20:45 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

9 de junio 2020

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Brasil



La reanudación de las calles y la lucha por el derrocamiento de Bolsonaro



Esquerda Online, editorial, 9-6-2020

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Traducción de Ernesto Herrera - Correspondencia de Prensa



Miles salieron a las calles el domingo (7de junio) en diez estados y el
Distrito Federal (Brasilia). A pesar de los límites impuestos por la
pandemia, se ha demostrado que las calles no son el monopolio de los
bolsonaristas. Los actos que tuvieron lugar en decenas de ciudades,
organizados por hinchadas de fútbol, los movimientos sociales y de lucha
contra las opresiones, y que contaron con el apoyo de los partidos de
izquierda (PSOL, PT, PSTU, PCB y UP), levantaron las banderas del Fuera
Bolsonaro, el antirracismo y el antifascismo. Es importante destacar que los
actos bolsonaristas fueron mucho más pequeños que los de la izquierda,
reuniendo a unos pocos cientos de personas.



Las manifestaciones contra el Bolsonaro tuvieron una importante presencia de
negros, jóvenes pobres, mujeres y trabajadores en general. Los manifestantes
llevaban máscaras, se preocupaba por mantener la distancia entre los
presentes y se evitaba la acción de infiltrados y provocadores.



Ciertamente, si no fuera por las restricciones que requiere la pandemia -por
ejemplo, a quienes están o viven con personas del grupo de riesgo se les
dijo que no salieran de sus casas- los actos hubieran sido mucho mayores. En
cualquier caso, los miles de personas que concurrieron, representaron
valientemente la opinión de decenas de millones de brasileños. Cabe señalar
que las manifestaciones de este domingo conectaron a Brasil con una gran ola
de luchas contra el racismo que se está extendiendo por todo el mundo,
impulsada por el histórico levantamiento antirracista de los Estados Unidos.



Dicho esto, consideramos que los actos fueron una victoria inequívoca en las
calles, ya que refuerzan la lucha contra Bolsonaro y su proyecto fascista y
racista. Aquellos como Guilherme Boulos y el MTST (Movimiento de los
Trabajadores Sin Techo) tenían razón al mantener la convocatoria para
organizar las manifestaciones. Los actos confirmaron que una nueva
generación joven quería y tomaría las calles, con la izquierda organizada o
sin ella. También es importante señalar que en algunas capitales y ciudades,
como Belém, Fortaleza y São Carlos, la represión impidió que se produjeran
las manifestaciones, lo que indica hasta qué punto las libertades
democráticas ya están comprometidas.



Manteniendo y fortaleciendo los cuidados sanitarios, creemos que es
necesario continuar y ampliar los actos. En este momento, la lucha en las
calles para derrocar un gobierno genocida es también un trabajo esencial.
Después de todo, para salvar vidas y las garantías democráticas, la primera
condición es remover al fascista del poder.



La necesidad de la unidad democrática y la trampa del Frente Amplio con la
derecha



El gobierno de Bolsonaro representa la amenaza más grave para el régimen
liberal-democrático brasileño, desde su establecimiento al final de la
dictadura empresarial-militar. Heredero de las tradiciones más macabras de
esa dictadura, Bolsonaro nunca pretendió vestir el traje democrático. Desde
sus mandatos como parlamentario, su carrera política se ha basado siempre en
la apología de la tortura, la defensa de los golpes reaccionarios, el odio a
la izquierda y a los sectores más oprimidos de la sociedad y, en definitiva,
la propaganda de los ideales neofascistas.



Sin embargo, a lo largo de la campaña electoral de 2018 y del primer año de
su mandato presidencial, una parte importante de la población brasileña
tendió a minimizar los peligros inherentes a tales posiciones. Este cuadro
experimentó un rápido retroceso desde el momento en que la pandemia de
Covid-19 se afianzó en el país. Adoptando una postura negacionista y
genocida ante la enfermedad, Bolsonaro se opuso a las medidas de aislamiento
social, lo que provocó un aumento considerable del rechazo popular a su
gobierno.



Como revelan las encuestas de opinión, hay una mayoría social contra la
permanencia de Bolsonaro en la presidencia, porque entiende que su política
significa la defensa de las ganancias empresariales en detrimento de las
condiciones vida de la clase trabajadora. El problema central de la
situación es, por lo tanto, encontrar la manera más eficaz de transformar
esta oposición difusa en un movimiento capaz de derrotar a Bolsonaro y poner
fin a su mandato.



Para derrotar el proyecto neofascista, es muy importante formar la más
amplia unidad democrática - como todos los sectores sociales y políticos
dispuestos a unificar la acción - en torno a puntos concretos para poner fin
al gobierno de Jair Bolsonaro. El común denominador para la construcción de
esta amplia unidad democrática debe ser nada menos que la defensa de la
eliminación de la amenaza dictatorial, es decir, el derrocamiento del
gobierno.



Sin embargo, la iniciativa de mayor repercusión hasta el momento, el
Manifiesto "Estamos Juntos" no supone el fin del gobierno de Bolsonaro, a
pesar de todos los delitos de responsabilidad cometidos por el presidente y
las crecientes y explícitas amenazas golpistas procedentes del Palacio del
Planalto (sede del gobierno federal en Brasilia: ndt). El “Estamos juntos”
se limita a una defensa genérica de la democracia y la ley.



Hay varios peligros para la izquierda en esta iniciativa. La primera de
ellas es la falta de claridad sobre las tareas objetivas a corto plazo.
Partiendo de una condena abstracta del radicalismo, el texto no nombra a los
agentes políticos efectivamente responsables de las amenazas a la democracia
brasileña.



El resultado concreto de esta evaluación espectral de la situación es la
ausencia de propuestas de acción: no hay ni siquiera una defensa de la
necesidad del impeachment a Bolsonaro, que ni siquiera se menciona en el
texto. Esa moderación es el resultado del temor de los sectores
empresariales a participar en una disputa más dura, cuya dinámica podría
escapar a su control. La apuesta, por lo tanto, radica en los llamados a la
moderación y a la sumisión al calendario electoral, en espera de las
elecciones de 2022.



La segunda se refiere a la dilución del programa de los trabajadores en
medio de tan amplio cuadro de alianzas. Considerando que los patrones y los
que viven de su propio trabajo son clases con intereses antagónicos, ninguna
alianza duradera entre ambos es viable sin que uno de ellos renuncie a los
elementos más fundamentales de su programa. Dado que una parte significativa
de los intereses empresariales ya están siendo atendidos por el gobierno del
Bolsonario y su programa de contrarreformas neoliberales, la atracción
masiva de sectores de la burguesía a una alianza interclasista sólo sería
posible si se garantizara la preservación de tales intereses, lo que de otra
manera significaría para las fuerzas de la clase trabajadora,  capitular a
un programa que ataca sus derechos y condiciones de vida más básicas.



De este modo, la política del Frente Amplio, que se justifica por la
necesidad de aumentar el número de agentes políticos comprometidos con
determinados objetivos para facilitar su consecución, acaba resultando
ineficaz para alcanzar los objetivos de la clase trabajadora tanto a corto
como a largo plazo. Por un lado, no actúa con decisión para derrocar al
gobierno neofascista de turno. Por otro lado, no ataca las raíces del
fenómeno bolsonarista, preservando los fundamentos de la sociedad
capitalista en crisis. En el afán de producir una unidad entre las clases,
termina por poner a los trabajadores en una posición de mero vagón de cola
siguiendo el ritmo dictado por la locomotora burguesa.



Debemos luchar, sí, por la construcción de la más amplia unidad democrática,
incluyendo a todos los sectores burgueses y de derecha. Pero esta amplia
unidad, por un lado, debe darse en torno a posiciones concretas - la defensa
del derrocamiento del gobierno bolsonarista y/o contra sus medidas
autoritarias - por otro lado, no debe confundirse con una alianza estable
con sectores empresariales y la derecha, bajo pena de que la izquierda
sucumba a la dirección y el programa de la oposición burguesa.



Los trabajadores y los oprimidos del Frente Único deben liderar la lucha
contra el Bolsonaro



Frente a este escenario, la alternativa estratégica en la lucha contra
Bolsonaro y el neofascismo pasa por la construcción de un Frente Único de
partidos (PSOL, PCB, PT, PCdoB, PSTU, PCO, UP), sindicatos, asociaciones de
moradores, colectivos culturales, feministas, entidades y movimientos de
trabajadores y oprimidos (como el MST, MTST, UNE, etc.) LGTB y de la
población negra. Después de todo, las principales víctimas de las acciones
del gobierno de Bolsonaro (quite de derechos, represión política, exposición
a Covid-19, entre otros) son las únicas que pueden enfrentarse al
neofascismo de forma totalmente coherente.



Con la independencia política y organizativa que el Frente Único garantiza a
estos sectores, es posible dar dos pasos fundamentales y complementarios.
Por un lado, desplazar el centro de la lucha política y social del escenario
institucional, donde el STF (Supremo Tribunal Federal), el Congreso, la
Fiscalía y otras instituciones ya se han mostrado excesivamente tolerantes,
si no abiertamente cómplices, con los movimientos bolsonaristas. En su
lugar, los actos callejeros, las huelgas y otras formas de acción autónoma
directa de los trabajadores y los oprimidos, las cuales deben ser
cuidadosamente planificadas, especialmente en medio de la pandemia.



Por otro lado, la independencia política también se expresa en la esfera
programática. Sin la presión ejercida por las alianzas estables con la
burguesía, es posible que el Frente Único cuestione elementos del
capitalismo brasileño, cuya defensa por el gobierno de Bolsonaro explica en
gran medida su resistencia. Más allá de una abstracción, este punto adquiere
gran importancia ante la siguiente pregunta: ¿cómo obtener el apoyo activo
de la mayoría de la población trabajadora y oprimida, lo cual es esencial
para una victoria política sobre el Bolsonaro? Combinando la lucha contra el
gobierno con la defensa de las condiciones de vida y de trabajo y el rechazo
definitivo de las formas de opresión que constituyen estructuralmente la
explotación y la dominación de clase, la política del Frente Único apunta a
la resolución de los problemas que afectan a la vida cotidiana de esta
mayoría, haciendo más palpable la importancia de la lucha contra Bolsonaro.



Evidentemente, dentro del Frente Único no habrá un acuerdo completo entre
todas las fuerzas y organizaciones involucradas. Sin embargo, al permitir
una acción común en torno al nivel mínimo de consenso, no sólo habrá mejores
condiciones para lucharl, sino que también se colocará la posibilidad de una
discusión programática más profunda, que permita la expansión de la
audiencia de las ideas socialistas.



Nitidez estratégica y posible unidad



El debate entre el Frente Amplio con la derecha y el Frente Único de
trabajadores y oprimidos resume dos estrategias distintas para enfrentar el
gobierno de Bolsonaro y el neofascismo en Brasil. Son dos lógicas de acción
política que sostienen diferentes arcos de alianzas y posiciones
programáticas. Sin embargo, en la realidad de las luchas políticas, estas
dos estrategias pueden materializarse bajo nombres diferentes. Más
importante que alimentar las disputas en torno a las nomenclaturas, es
capturar el significado político de cada iniciativa concreta.



Teniendo claras tales distinciones, es posible incluso poner la cuestión de
las alianzas con sectores de la burguesía en otro registro. Siempre que
exista la posibilidad de acuerdos específicos, con un alcance claramente
delimitado, para aislar y debilitar a Bolsonaro y al neofascismo, los
trabajadores y los oprimidos pueden actuar junto con la oposición burguesa.
Esta acción conjunta, a su vez, debe ser inseparable de la defensa de los
intereses de los trabajadores y la burguesía frente a la totalidad de la
burguesía y la preparación de las condiciones de la futura lucha. Así,
mientras el Frente Amplio significa, en la práctica, la subordinación de los
trabajadores y oprimidos a la burguesía, el Frente Único permite construir
acciones unitarias sin retroceso programático o abandono de nuestros métodos
de lucha.

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