An醠isis/ Del descubrimiento a la desolaci髇. Laboratorio y experimentaci髇 del trabajo en la pandemia del capital [Ricardo Antunes]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Jun 23 13:33:20 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

23 de junio 2020

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An谩lisis



Del descubrimiento a la desolaci贸n. Laboratorio y experimentaci贸n del trabajo en la pandemia del capital



Ricardo Antunes *

Herramienta, 1-6-2020

https://herramienta.com.ar/

Traducci贸n de Ra煤l Perea



La pandemia del capital trat贸 de demostrar su impostura: miles de "colaboradores" est谩n siendo despedidos, los "socios" pueden elegir entre reducir los salarios o experimentar el desempleo y los peque帽os empresarios no encuentran consumidores y ven desaparecer sus ingresos.



Primer acto



El mundo comenz贸 este tr谩gico a帽o 2020 de manera muy diferente. Como si la recesi贸n econ贸mica mundial no fuera suficiente y en un curso marcado en Brasil, ya est谩bamos viendo en el radar signos de un aumento significativo en las tasas de informalidad, precariedad y desempleo, ya sea debido a la proliferaci贸n de una mir铆ada de trabajos intermitentes, ocasionales, flexibles, etc., o debido a formas abiertas y ocultas de la sub-ocupaci贸n, la subutilizaci贸n y el desempleo, todos contribuyen a la expansi贸n de los niveles ya abismales de desigualdad y pobreza social.



Paralelo a esta situaci贸n social cr铆tica, el l茅xico de negocios que se expand铆a en el universo-maqu铆nico de informaci贸n digital mostr贸 mucha pomposidad: platform economy, crowd sourcing, gig-economy, home office, home work, sharing economy, on-demand economy, entre tantos otras denominaciones, sin olvidar que los altos directivos (anteriormente presidentes y directores de grandes corporaciones) fueron renombrados como chief executive officer (CEO). Incluso se invent贸 el coaching, despu茅s de todo, se necesitar铆a  alguien que ganase un buen cacao para realizar algunas caricias espirituales.



Y este nuevo palabrer铆o , propagado por la gram谩tica del capital, se agreg贸 a las ya consolidadas, y que adulteraban los verdaderos significados etimol贸gicos de las palabras que todos conocemos: siempre manteniendo la resiliencia , actuando con mucha sinergia , convirti茅ndose en un aut茅ntico colaborador y en verdad socio , vanagloriarse de la nueva condici贸n de emprendedor , ejercer el trabajo voluntario (de hecho, una imposici贸n 鈥渟util鈥, ya que el voluntariado se ha convertido en una condici贸n sine qua non para obtener un trabajo), entre tantos otros vituperios al lenguaje, que se le atribuyen nuevos "significados".



Pero lo inesperado fue que esta humeante nomenclatura, que parec铆a tan bella, se convirtiera en pura mentira. La pandemia de capital trat贸 de demostrar su impostura: miles de "empleados" est谩n siendo despedidos, los "socios" pueden elegir entre reducir los salarios o experimentar desempleo y los peque帽os empresarios no encuentran consumidores y ven desaparecer sus ingresos.



Es bueno recordar, sin embargo, que incluso antes de la explosi贸n de la pandemia, la  cotidianeidad del trabajo mostraba ya otra realidad completamente diferente: pejotizaci贸n, trabajo intermitente, sub-ocupaci贸n, subutilizaci贸n, info-proletariado, cibertariado, esclavitud digital, profesor delivery , cuenta-propismo fijo, precari@  inflexible, etc., terminolog铆a que, con un tono ir贸nico y cr铆tico, se origin贸 en el propio trabajo. Es por eso que la uberizaci贸n de hoy tiene el mismo rasgo peyorativo que muestra la walmartizaci贸n cuando se habla de las condiciones de trabajo en hipermercados.



Si ese era todav铆a el escenario en la Navidad de 2019, con Trump, Bolsonaro, Orban y otras aberraciones semejantes, todo se comenz贸 a agravar con la llegada de la pandemia. Con la propagaci贸n global del coronavirus, lo que fue des谩nimo se volvi贸 desolaci贸n. Y la crisis econ贸mica que golpe贸 duramente a Brasil se amplific贸 por las crisis del gobierno de Bolsonaro-Guedes, una simbiosis nada extra帽a entre concepciones dictatoriales y fascistas y una variante del neoliberalismo primitivo, devastando a煤n m谩s nuestro terreno social ya desertificado.



Algunos datos muestran esta crudeza. En la medici贸n para el primer trimestre de 2020, el IBGE mostr贸 una intensificaci贸n de las condiciones inhumanas de la clase trabajadora: llegamos al contingente de 12,9 millones de desempleados, y la informalidad (un azote que se convirti贸 en leitmotiv de la acci贸n del capital) super贸 el l铆mite del  40%, con alrededor de 40 millones de trabajadores masculinos y femeninos excluidos de la legislaci贸n de protecci贸n laboral social.



Vale la pena mencionar que estos datos no reflejan lo que est谩 sucediendo en el presente (segundo trimestre), dada la expansi贸n exponencial de la pandemia en Brasil, pero solamente  lo poco que era visible hasta los primeros d铆as de marzo, desde el desempleo (tanto abierto como el producto del des谩nimo) es en gran medida invisible debido a la par谩lisis de grandes sectores de la econom铆a, permitiendo solo una aproximaci贸n sintom谩tica de la realidad. Si incluimos las personas subempleadas (que trabajan menos de 40 horas) y los trabajadores infrautilizados (que seg煤n el IBGE abarcan tanto a las personas subempleadas y desempleadas y la fuerza de trabajo potencial) 1], tendremos una idea m谩s precisa de la magnitud de la tragedia social que contin煤a expandi茅ndose en el pa铆s que a fines de mayo se encuentra en el epicentro de la pandemia.



Segundo acto



Fue en esta situaci贸n verdaderamente catastr贸fica, en la que qued贸 demostrada la simultaneidad de la crisis econ贸mica, social y pol铆tica, donde la nueva pandemia aterriz贸 en nuestros aeropuertos. Muy lejos de un virus cuya responsabilidad se debi贸 a un cierto exceso de la naturaleza, explicaci贸n tan al gusto de la apolog茅tica de la ignorancia que hoy se propaga aqu铆 y en otros lugares, lo que estamos presenciando, a escala global, es el resultado de la expansi贸n y generalizaci贸n del sistema de metabolismo antisocial del capital.



Con una l贸gica esencialmente destructiva, este metabolismo solo puede vivir y reproducirse a trav茅s de la destrucci贸n, ya sea de la naturaleza, que nunca ha estado en una situaci贸n tan deplorable, o de la fuerza laboral, cuya fusi贸n, corrosi贸n y dilapidaci贸n se han vuelto absolutamente insostenibles. Expansionista e incontrolable, sin tener en cuenta la totalidad de los l铆mites humanos, sociales y ambientales, el sistema de metabolismo antisocial del capital alterna entre producci贸n, destrucci贸n y letalidad. De lo contrario 驴qu茅 significa la enorme presi贸n de gran parte de la comunidad empresarial depredadora que exige del gobierno-tipo-lumpen- [2] el regreso inmediato al trabajo y la producci贸n, en medio de la explosi贸n de muertes que siguen creciendo debido a la pandemia?  驴Es para preservar los trabajos, como dicen?



La respuesta es simple y est谩 impresa no solo en el pa铆s, sino en todos los rincones del mundo. De China a Suecia, de Alemania a Sud谩frica, de India a Estados Unidos, de Francia a M茅xico, de Jap贸n a Rusia, con el estallido de la pandemia del capital, la creaci贸n de riqueza y ganancias se estanc贸, dada la paralizaci贸n de producci贸n, con la excepci贸n de las llamadas actividades esenciales (de hecho, al expandir o restringir esta definici贸n, cada gobierno imprime su nivel de mayor sujeci贸n y servilismo al capital).



Como las corporaciones globales saben mejor que nadie que la fuerza laboral es una mercanc铆a especial, ya que es la 煤nica capaz de desencadenar e impulsar el complejo  productivo presente en las cadenas de producci贸n global que hoy en d铆a comandan el proceso de creaci贸n de valor y riqueza social, los capitales aprendieron bien, durante estos casi tres siglos de dominaci贸n, a lidiar con (y en contra) del trabajo.



Sabiendo que, si se llevara a cabo la eliminaci贸n completa del trabajo, se encontrar铆an en la inc贸moda posici贸n de extinguir su propio medio de vida, su alquimia diaria, cotidiana e ininterrumpida est谩 indeleblemente dirigida a reducir al m谩ximo el trabajo humano necesario para la producci贸n. Y esto se hace a trav茅s de la introducci贸n compensatoria del arsenal maqu铆nico-informativo-digital disponible, es decir, mediante el uso de tecnolog铆as de informaci贸n y comunicaci贸n (TIC), "internet de las cosas", impresi贸n 3D, big data , inteligencia artificial, todo esto hoy en d铆a, incrustado en la m谩s que emblem谩tica propuesta de la industria 4.0.



Que este complejo tecnol贸gico-digital-informativo no tiene valores humanos-sociales como su prop贸sito central, esto es algo m谩s que obvio. 驴O ser谩 que alguien cree que la guerra entre la norteamericana Apple y la china Huawei tenga como principal objetivo mejorar sustantiva e igualitariamente las condiciones de vida y de trabajo de miles de millones de hombres y mujeres, blancos, negros, ind铆genas, inmigrantes, que deambulan entre desempleo, subempleo, informalidad e intermitencia? 驴Alguien puede imaginar que el objetivo de las grandes corporaciones globales es darles un trabajo decente, salarios justos, una vida dotada de sentido, el pleno cumplimiento de sus necesidades materiales y simb贸licas?



Una breve mirada a las condiciones de trabajo de Foxconn, en sus unidades en China, donde produce la marca Apple, nos revel贸 diecisiete intentos de suicidio en 2010, de los cuales trece desafortunadamente se han hecho realidad. Tambi茅n podemos recordar las rebeliones contra el infame "sistema 9-9-6", practicado por Huawei (y tantas otras compa帽铆as digitales chinas, como Alibaba), lo que significa trabajar de 9 a 21 hs. (9 horas), seis d铆as por semana. F谩cil 驴no es as铆?



Pero, si 茅ste era el devenir del mundo del trabajo antes de la explosi贸n del coronavirus, 驴qu茅 se est谩 gestando en el presente, en medio de la pandemia del capital? 驴Qu茅 experimentos de trabajo se est谩n ideando en los laboratorios del capital, mientras que una parte expresiva de la clase trabajadora llena las tumbas que, a la intemperie, reciben sus cuerpos.



Tercer acto



Si nuestro an谩lisis est谩 en la direcci贸n correcta, si estamos captando el olor de la cosa, la principal forma experimental de trabajo pos-pand茅mico se encuentra en el trabajo uberizado. Vali茅ndose ilimitadamente de la informalidad, la flexibilidad, la precariedad y la desregulaci贸n, caracter铆sticas marcadas del capitalismo en el Sur global (que tambi茅n se est谩n expandiendo intensamente en el Norte), le correspondi贸 a las grandes plataformas y aplicaciones digitales, como Amazon (y Amazon Mechanical Turk ), Uber ( y Uber Eats), Google, Facebook, Airbnb, Cabify, 99, Lyft, iFood, Glovo, Deliveroo, Rappi, etc., dar un gran salto por la aplicaci贸n de las tecnolog铆as informacionales.



Y aqu铆 los algoritmos se destacan, ya que son programas cuidadosamente preparados para procesar un inmenso volumen de informaci贸n (tiempo, lugar, calidad), capaces de dirigir la fuerza de trabajo de acuerdo con las demandas requeridas, d谩ndoles la apariencia de neutralidad.[3] Junto con la inteligencia artificial y todo el arsenal digital  con fines estrictamente rentables, esto ha permitido la creaci贸n de un nuevo monstruo que distorsiona la concreci贸n y la eficacia de las relaciones contractuales actuales. Los empleos asalariados se transforman en "prestaci贸n de servicios", lo que resulta en su exclusi贸n de la legislaci贸n social que protege el trabajo. Impulsados 鈥嬧媝or la idea del empuje, que los hizo so帽ar con un "trabajo sin jefe", se convirtieron en lo que, en mi libro O privil茅gio da servid茫o, lo llam茅 esclavitud digital.



Realizando jornadas de trabajo frecuentemente superiores a 8, 10, 12 o m谩s horas por d铆a, a menudo sin descanso semanal; percibiendo bajos salarios y que se restan durante la pandemia, sin explicaci贸n por parte de las plataformas digitales; sufriendo despidos sin ninguna justificaci贸n; teniendo que asumir los costos de mantenimiento de veh铆culos, motocicletas, tel茅fonos celulares y equipos, etc., comenzamos a revelar, en los laboratorios del capital, los m煤ltiples experimentos que pretenden implementar despu茅s de la pandemia, que se pueden resumir de la siguiente manera: explotaci贸n y saqueo acentuados y sin ning煤n derecho del trabajo.



Si el desenfreno corporativo contin煤a marcando la pauta, tendremos m谩s informalizaci贸n con la informatizaci贸n, "justificada" por la necesidad de recuperar la econom铆a posterior a Covid-19. Y sabemos que la existencia de una fuerza laboral excedente monumental favorece en gran medida esta tendencia destructiva del capital pospand茅mico.



Tambi茅n hay otros ejemplos que ilustran los experimentos del capital en curso. La simbiosis entre el trabajo informal y el mundo digital ha permitido a los gerentes so帽ar con trabajos a煤n m谩s individualizados e invisibilizados. Al darse cuenta de que el aislamiento social llevado a cabo durante la pandemia ha estado fragmentando a la clase trabajadora y obstaculizando las acciones colectivas y la resistencia sindical, buscan avanzar en la expansi贸n de la oficina en casa y el teletrabajo. De esta manera, adem谩s de reducir costos, abren nuevas puertas para una mayor corrosi贸n de los derechos laborales, acentuando la desigual divisi贸n socio-sexual y racial del trabajo y confundiendo as铆 el tiempo de trabajo y el de la vida de la clase trabajadora. [4]



Los bancos, que ejercitan una gran pragm谩tica de reducci贸n de personal durante d茅cadas, ya que han utilizado el arsenal digital de manera intensiva, ya deben calcular cu谩nto se beneficiar谩n con la introducci贸n de la oficina en casa y el teletrabajo.



Finalmente, vale la pena destacar otro ejemplo que ha sido emblem谩tico: EAD (educaci贸n a distancia). Esta pr谩ctica, que se ha intensificado durante la pandemia, tanto en la educaci贸n p煤blica como privada y especialmente en las universidades privadas, adem谩s de apuntar a la reducci贸n de costos y aumentar las ganancias, apunta a fortalecer los grandes conglomerados privados "educativos". Recientemente, como la prensa inform贸 ampliamente, Laureate, que re煤ne a varias universidades privadas, adem谩s de usar robots para corregir las tareas sin el conocimiento de los estudiantes, despidi贸 a m谩s de cien profesores.



De este modo, a trav茅s de estos y otros mecanismos, las nuevas formas de corrosi贸n en el trabajo han ido ganando impulso durante la pandemia y expandi茅ndose en las actividades econ贸micas m谩s diversas, invadiendo tambi茅n el espacio p煤blico y las empresas estatales. Hace unas semanas, el CEO de Petrobras se uni贸 al coro diciendo que la compa帽铆a estatal puede "trabajar con el 50% de las personas en casa" y, por lo tanto, "liberar varios edificios que cuestan mucho".[5] Vale la pena recordar que, justo antes del brote del coronavirus, hubo un importante paro nacional por parte de los petroleros.



En medio de tanta maquinaci贸n,  pensar que la ayuda de R $ 600 (por tres meses) para aquellos que est谩n en el sector informal es suficiente para reducir el flagelo y el vilipendio al que est谩n sometidos,  s贸lo es posible para un gobierno que practica necropol铆tica y necroeconom铆a, lo que lo llev贸 a "descubrir" que hay m谩s de 40 millones de trabajadores invisibles , una dura constataci贸n del resultado principal de su pol铆tica genocida.



Ricardo Antunes es profesor de sociolog铆a del trabajo en IFCH-Unicamp. Acaba de publicar Coronav铆rus: o trabalho sob fogo cruzado  (electr贸nico, Boitempo, S茫o Paulo, 2020) y una nueva edici贸n actualizada de O privil茅gio da servid茫o (Boitempo, 2020). Publicado por Le Monde Diplomatique (Brasil).



Notas



1] Ver Ricardo Antunes, Coronavirus: trabajo bajo fuego (libro electr贸nico), Boitempo, S茫o Paulo, 2020.

2] Seg煤n Ricardo Antunes, Politica della caverna, Castelvecchi, Roma, 2019..

3] Seg煤n Vitor Filgueiras y Ricardo Antunes, 鈥淧lataformas digitais, uberiza莽茫o do trabalho e regula莽茫o no capitalismo contempor芒neo鈥, Contracampo, Niter贸i, 2020.

4] Sobre la oficina en el hogar, el teletrabajo y sus usos y abusos, ver Ricardo Antunes, Coronavirus ... , op. cit.

5] Juliana Estigarribia, 鈥'Podemos trabajar con el 50% de los empleados en casa', dice el CEO de Petrobras鈥, Exame, 15 de mayo de 2020.

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