Siria/ La estrategia del régimen de Al-Assad es provocar una catástrofe humanitaria [Dossier]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mie Mar 4 22:48:00 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

4 de marzo 2020

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Siria



"El hecho de provocar una catástrofe humanitaria forma parte de la
estrategia del régimen sirio”



Luc Mathieu/Hala Kodmani

A l’encontre, 1-3-2020

http://alencontre.org/

Libération, 28-2-2020

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Traducción de Ruben Navarro – Correspondencia de Prensa



Las declaraciones de preocupación y los llamamientos a la distensión
provenientes de todas partes se multiplicaron el viernes 28 de febrero, tras
el enfrentamiento militar en la región de Idlib entre Turquía y el régimen
sirio respaldado por Rusia. Tras el mortal ataque contra sus soldados,
Ankara convocó una reunión de emergencia de la OTAN, la que expresó su
solidaridad, sin ningún otro tipo de compromiso. El Consejo de Seguridad de
la ONU iba a celebrar una reunión de emergencia el viernes por la tarde en
Nueva York sobre los últimos acontecimientos en Siria, a pedido de los
Estados Unidos y de los países miembros europeos. La UE se refirió a un
"riesgo de una gran confrontación militar internacional" en Siria y "está
considerando todas las medidas necesarias para proteger sus intereses de
seguridad", anunció el viernes el jefe de la diplomacia europea, Josep
Borrell.



¿Cómo se ha llegado hasta este punto?



La escalada, que casi degeneró el viernes en un conflicto abierto entre
Turquía y Rusia, era previsible. Desde mediados de diciembre la tensión
viene aumentando, luego del lanzamiento de una nueva ofensiva del régimen
sirio, junto con sus aliados rusos e iraníes, para retomar la provincia de
Idlib. La región está controlada principalmente por los yihadistas de Hayat
Tahrir al-Sham. También hay grupos rebeldes, apoyados por Turquía. Pero la
provincia es sobre todo el último refugio de cientos de miles de civiles que
han huido de los combates de los últimos años en todo el país o han firmado
"acuerdos de reconciliación" con el régimen en otras regiones, como Deraa
(sur) o los propios suburbios de Damasco.



A mediados de diciembre, después del fracaso de un nuevo alto el fuego, los
bombardeos se intensificaron. Los ataques no se dirigen solamente a las
posiciones en el frente, sino sobre todo a lo que queda de las
infraestructuras civiles: escuelas, hospitales, mercados... Los habitantes
huyen de la zona. El éxodo crece a medida que el ejército sirio avanza por
tierra después de masivos ataques aéreos. El régimen sólo recupera pueblos y
aldeas vacías. "Provocar una catástrofe humanitaria con el éxodo de civiles
hacia el norte forma parte de la estrategia del régimen sirio y su aliado
ruso para ejercer más presión sobre Turquía", señala Emile Hokayem, analista
del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres.



A partir de enero de 2020, el gobierno turco manda refuerzos de vehículos
blindados y soldados de las fuerzas especiales. También proporciona armas,
incluyendo misiles anti-tanque, a los grupos rebeldes a los que respalda.
Pero esto no es un impedimento para que los soldados sirios avancen o para
que los aviones rusos bombardeen. El 29 de enero, la ciudad de Maarat
al-Noman, conocida tanto por su oposición a Bashar al-Assad como a los
grupos yihadistas, fue reconquistada por Damasco. El avance de las tropas
leales a al-Assad dejó también varios puestos de vigilancia militar turcos
rodeados detrás de las líneas del frente. Estos puestos de vigilancia habían
sido construidos después del acuerdo de Sochi firmado en 2018 entre Moscú y
Ankara, y se supuestamente iba a conducir a una "desescalada". A principios
de febrero, 13 soldados turcos murieron por disparos de artillería y
bombardeos. El régimen logró recuperar el control de la autopista M5, que
conecta Alepo con Damasco, uno de sus objetivos prioritarios. La afluencia
de personas desplazadas hacia la frontera turca alarma a la comunidad
internacional, que multiplica sus declaraciones, sin que Moscú o Damasco
cambien su posición. Las reuniones entre los funcionarios turcos y rusos
continúan en paralelo, sin resultados concretos. Ankara quiere volver a las
condiciones establecidas por el Acuerdo de Sochi. Por su parte, Rusia la
acusa de no haber respetado estas mismas condiciones, incluyendo la retirada
de los grupos armados de las zonas desmilitarizadas que habían previamente
acordado. Turquía responde que los aviones rusos siguen bombardeando. Por lo
tanto, los combates continúan. El jueves, grupos rebeldes y yihadistas
tomaron la ciudad de Saraqeb, bloqueando nuevamente la autopista M5. Por la
noche, al menos 33 soldados turcos fueron asesinados en Balyoun, en el sur
de la provincia.



Turquía-Rusia: ¿dúo o duelo?



Desde un punto de vista militar y también político, Turquía acaba de recibir
un golpe muy duro. El ataque que sufrió el jueves por la noche fue el más
mortal para su ejército en los últimos treinta años. Hay que remontar a la
época de la guerra abierta con los separatistas kurdos en los años 90 para
encontrar un balance de unos treinta soldados muertos en un solo ataque.
Pero sobre todo, llega después de semanas de amenazas verbales y refuerzos
militares enviados a través de la frontera con Siria. Erdogan había lanzado
un ultimátum a las tropas del régimen sirio, que debían retirarse a finales
de febrero de las posiciones tomadas en torno a los puestos de observación
turcos en la provincia de Idlib. Turquía lanzó también repetidos llamados a
Rusia para que respetara los acuerdos de desescalada y hubo varias reuniones
de delegaciones militares rusas y turcas, sin llegar a un acuerdo para
detener el avance de las fuerzas del régimen sirio en la provincia de Idlib.



El ataque de los grupos rebeldes sirios guiados por el ejército turco fue
sin duda exitoso el miércoles, con la reconquista de la estratégica
localidad de Saraqeb. Pero la represalia de la fuerza aérea contra sus
hombres comandados o incluso operados directamente por Rusia, que controla
el espacio aéreo sirio, fue brutal. Y eso marca la fragilidad de la posición
turca. En la asociación establecida desde 2017 con Moscú sobre Siria, Ankara
aparece hoy como el pariente pobre, si no el perdedor en un acuerdo de
impostores. "Erdogan no tiene alternativa en las opciones estratégicas en
cuanto a su agresividad hacia los europeos y su compromiso con los rusos",
señala Emile Hokayem. Al tiempo que desaparece la ilusión de un acuerdo con
Moscú en el marco del proceso de Astana o de los acuerdos de Sochi, los
occidentales le reprochan su apoyo a los grupos islamistas y su ofensiva
contra los kurdos en Siria".



Rusia aparece como el que distribuye las cartas en Siria, incluso contra su
socio turco, mientras afirma querer mantener el diálogo. "Moscú está
soplando mucho aire caliente y un poco de frío al aplicar la estrategia de
reconquistar territorios para su aliado, el régimen sirio, a toda costa.
Pero también tomando la iniciativa de una llamada telefónica entre Putin y
Erdogan y el anuncio de un diálogo que continuaría, pero sin ninguna
concesión real", observa el analista Emile Hokayem. De hecho, Rusia ha
mostrado una total constancia en su apoyo al régimen de Al-Assad desde 2015.
El acuerdo establecido con Turquía ha sido la clave para avanzar y recuperar
metódicamente las regiones controladas por la rebelión, desde el sur hasta
el norte del país. El actual enfrentamiento en la provincia de Idlib y sus
dramáticas consecuencias eran previsibles. "Turquía se está despertando
demasiado tarde, después de haberse enemistado con demasiados países con su
comportamiento esquizofrénico. Su reacción errática y el chantaje hecho a
Europa con los refugiados es una táctica muy arriesgada. Es una maniobra
infame, como infame es la actitud de los europeos y de los países árabes,
especialmente en el Golfo, que muestran una total indiferencia ante la
suerte de tres millones de civiles sirios atrapados en la región de Idlib",
dijo Hokayem. Turquía se encuentra hoy aislada. Queda por ver si Erdogan
puede permitirse continuar sus ataques en Siria contra Al-Assad y Rusia o
interrumpirlos. La cuestión de esta opción estratégica sigue abierta".



¿Cuán grave es la situación humanitaria?



El desastre, anunciado, es aún peor de lo previsto. La situación es
"desesperada", según Médicos Sin Fronteras, "totalmente inaceptable" para el
Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), "una pesadilla", según la ONG
Care, que añade: "Es incomprensible". La tragedia humanitaria que afecta a
la población de Idlib no tiene precedentes, incluso después de nueve años de
un conflicto en el que los crímenes de guerra se han convertido en la norma.
"Nunca antes tantas personas han sido desplazadas en un área tan reducida y
en un período de tiempo tan breve [desde el comienzo del conflicto]. Las
vidas humanas son cada vez más amenazadas", señala la Oficina de Asuntos
Humanitarios de las Naciones Unidas (OCAH) en su nota del 26 de febrero.



Desde mediados de diciembre, con la reanudación de la ofensiva del régimen
sirio y sus aliados rusos e iraníes en Idlib y la parte occidental de la
provincia vecina de Alepo, unas 950.000 personas han sido desplazadas, según
las Naciones Unidas, de las cuales el 60% son niños y el 21% mujeres. Son
personas altamente vulnerables, ya que muchos habían debido huir en años
anteriores, desplazados por los combates y los bombardeos. Desde diciembre,
estos refugiados han estado llegando con casi nada, unas pocas ropas y
mantas, a veces utensilios de cocina, y muy raramente dinero. Los campos
donde esperaban refugiarse están superpoblados. Más de un millón de personas
viven en el campamento de Atmé, que está junto a la frontera turca. Los
recién llegados se instalan donde pueden, en tiendas de campaña improvisadas
o en sus coches si los tienen, a veces fuera si no tienen elección. Varios
niños han muerto congelados en las últimas semanas. "El invierno es muy duro
en Idlib. La gente se encuentra bloqueada, aislada de todo, y no le queda
nada para sobrevivir", dijo Fabrizio Carboni, director regional del CICR
para el Próximo y Medio Oriente.

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"La mayor historia de horror humanitario del siglo XXI" está teniendo lugar
actualmente en Idlib.



Cientos de miles de refugiados atrapados en una jaula a cielo abierto. El
número de personas desplazadas en la provincia por los combates desde
diciembre de 2019 asciende  a 900.000, de las cuales el 80% son mujeres y
niños.



Benjamin Barthe

Le Monde, 29-2-2020

https://www.lemonde.fr/



Ocho meses escapando bajo las bombas, una caída libre que nada parece poder
detener. El calvario de la familia Hallak, agricultores de la región de
Idlib, es emblemático del calvario soportado por los civiles de esta
provincia noroccidental de Siria.



En la primavera del hemisferio norte de 2019, las fuerzas pro-Assad
iniciaron el ataque a la región, el último bastión de la rebelión, dominada
por el grupo yihadista Hayat Tahrir Al-Cham. A medida que se acercaban los
ataques de las fuerzas aéreas rusas y sirias, los padres alquilaron camiones
y trasladaron todo el contenido de su gran casa desde Kafr Sijnah, en el sur
de la región, a Jinderes, 150 km más al norte. Incluso nos llevamos las
puertas y ventanas", dijo Ahmed, el hijo mayor, a través de WhatsApp.



Unos meses después, con sus ahorros agotados, la familia dejó el apartamento
donde se habían refugiado para una casa más modesta en el campo, al oeste de
Alepo. El respiro fue breve. El avance de las tropas pro gobierno (pro
Bashar) en esta área obligó a la familia Hallak a abandonar nuevamente su
hogar. Una tercera vez en ocho meses. "Esta vez ya no se trata de llevarse
los muebles, la gasolina se ha vuelto demasiado cara", dice Ahmed. Nos
fuimos  sólo con nuestras mantas, ropa y algunos utensilios de cocina.”



Ahora son quince, hacinados en un diminuto apartamento de dos habitaciones
sin ventanas, agua ni electricidad en el pueblo de Deir Hassan, un pueblo
cerca de la frontera turca al que cientos de miles de sirios han llegado en
las últimas semanas. "El régimen está empujando a toda la población de Idlib
a lo largo de la frontera, como si quisiera crear una Franja de Gaza siria",
dice Ahmed preocupado. Es como si nos estuviéramos sumergiendo en lo
desconocido".



Las Naciones Unidas hablan de "la mayor historia de horror humanitario del
siglo XXI". El número de habitantes de la provincia de Idlib desplazados por
los combates desde diciembre de 2019 ha alcanzado ya los 900.000, de los
cuales el 80% son mujeres y niños. Esta población está agrupada entre
Darkoch, Al-Dana, Afrin y Azaz, territorios fronterizos con Turquía,
relativamente poco afectados por los bombardeos.



Una trampa a cielo abierto



Los más afortunados encontraron una tienda en uno de los enormes
campamentos, golpeados por los vientos y la nieve, que bordean estas colinas
en los confines de Siria. Otros duermen a la intemperie, en sus vehículos o
en edificios sin terminar. Todos los refugios colectivos, como mezquitas y
escuelas, fueron requisados durante la oleada anterior de desplazamientos en
la primavera y el verano de 2019, que afectó a 300.000 personas.

Los náufragos de Idlib están en una trampa al aire libre. Turquía, que
alberga a 3,5 millones de sirios pero se niega a aceptar una nueva afluencia
de refugiados, ha cerrado tres veces sus fronteras. Por otro lado, por los
corredores abiertos por el ejército sirio para facilitar el paso hacia el
territorio gubernamental, teóricamente al abrigo del peligro, sólo han
pasado mil personas desde diciembre de 2019, según la ONU. "Esto es una
prueba, si es que una prueba fuera necesaria, de que la gente de Idlib no
quiere vivir bajo el régimen de Assad", dijo Ossama Shorbaji, director de la
ONG siria Afaq.



Pero la amenaza se está acercando. Las fuerzas de al-Assad, que habían
encontrado dificultades para avanzar durante la primera fase de la ofensiva
el año pasado, se apoderaron de más de 300 localidades, o sea cerca de las
de la región de Idlib, en unas semanas. El miércoles 26 de febrero, los
combatientes de Hayat Tahrir Al-Cham, con la ayuda de otras facciones no
yihadistas, lograron recuperar el Saraqeb, un cruce de autopistas, que
habían perdido a principios de mes. Esta operación se llevó a cabo con el
apoyo del ejército turco, que tiene varios miles de hombres sobre el
terreno. Cerca de 30 de ellos murieron el jueves en un bombardeo atribuido a
la Fuerza Aérea Siria [1].



Éxodo gigantesco



Pero al mismo tiempo, los rebeldes quedaron aislados de las regiones
montañosas de Gebel Al-Zawiya y Gebel Shashabo, los bastiones históricos de
la insurgencia, en el sur de la provincia de Idlib. Las fuerzas de al-Assad
penetraron en particular, en Kafr-Nabel, una ciudad reconocida por la
creatividad y la resistencia de sus habitantes. Durante años, manifestaron
todos los viernes, desafiando y burlándose de las autoridades con consignas
contundentes y humorísticas a la vez.



La derrota que se inicia de los grupos anti-Assad es el resultado lógico de
su agotamiento, después de meses de bombardeos, que desgastaron poco a poco
sus líneas de defensa. El gigantesco éxodo desencadenado por los bombardeos
sirio-rusos, que arrasaron con decenas de infraestructuras civiles, entre
ellas escuelas y hospitales, acentuó la desorganización del campo rebelde.
Según la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos, esos ataques causaron la muerte de más de 1.700 civiles,
entre los cuales 337 mujeres y 503 niños, en un período de diez meses.



La retirada de los insurgentes es también el resultado de la introducción de
drones e instrumentos de visión nocturna en las filas leales [a Bashar], en
cantidades más importantes que en el pasado. Este equipamiento aumentó la ya
abrumadora superioridad militar de las fuerzas oficiales. Muchos vehículos
blindados rebeldes, algunos suministrados por Turquía, fueron alcanzados por
el fuego de misiles poco después de ser localizados por uno de esos aviones
espía.



El regreso al campo de batalla de las milicias pro-iraníes, compuestas por
combatientes chiítas afganos e iraquíes, también ha tenido un efecto. "La
República Islámica de Irán se había mantenido alejada de los combates del
año pasado para no perjudicar sus relaciones con Turquía", dice Nawar
Oliver, analista del centro de estudios sirio Omran, cercano a la oposición.
Teherán esperaba que Ankara siguiera comprándole su petróleo, pese a las
amenazas de sanciones de Washington".



Un costo humanitario "demente"



Un cálculo infructuoso: a pesar de las complicadas relaciones con la
administración de EE.UU., Turquía aceptó el embargo contra Irán. Las tropas
a sueldo de Teherán han reaparecido en suelo sirio, especialmente al oeste
de Alepo, zona que ayudaron a recuperar a principios de mes. Esta medida
permitió que las autoridades sirias volvieran a abrir el aeropuerto de
Alepo, cerrado hace casi ocho años por la presión de los rebeldes.

La reapertura del aeropuerto de la gran metrópoli del norte de Siria fue
recibida con alegría por la población. Los barrios occidentales habían sido
regularmente blanco de grupos armados basados en las afueras. Según las
Naciones Unidas, el fuego de los rebeldes contra las zonas controladas por
el gobierno en Alepo y en la provincia septentrional de Hamah ha causado la
muerte de 93 civiles desde abril de 2019, entre ellos 23 mujeres y 28 niños.



La voluntad del régimen de Assad, que reitera constantemente su intención de
restablecer su autoridad en toda Siria, es la de llevar a cabo esta ofensiva
hasta el final: la reconquista de la ciudad de Idlib y de los dos pasos
fronterizos, Bab Al-Hawa y Atme, por los que pasan las armas y la ayuda
humanitaria. "Si Idlib cae, 600.000 personas más serán arrojadas a las
carreteras", advierte Assaad Al-Achi, director de una ONG siria con sede en
el sur de Turquía. El costo humanitario será demente. ¿Y Rusia está
dispuesta a dejar que esto suceda?"



Nota



[1] El gobierno de Erdogan, en un intento de "negociar" con los gobiernos de
la UE miembros de la OTAN, está impulsando el traslado de migrantes a
Grecia, causando tensiones extremas en ese país. Las tropas turcas "con
base" en Siria no tienen cobertura aérea y, por lo tanto, las conversaciones
con Putin demuestran la impotencia político-militar de Erdogan,. (Redacción
A l’encontre)

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