Uruguay/ "En una semana se verá un auge de los contagiados" [Giovanni Escalante - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Mar 22 13:29:42 UYT 2020


  _____  

Correspondencia de Prensa

22 de marzo 2020

 <https://correspondenciadeprensa.com/> https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

 <mailto:germain5 en chasque.net> germain5 en chasque.net

  _____  

 

Uruguay

 

Giovanni Escalante: “En una semana se verá un auge de los contagiados”

 

El representante de la OPS en Uruguay, Giovanni Escalante, entiende que en
una semana más se empezaría a notar el crecimiento exponencial de los
infectados en el país.

 

Tomer Urwicz

El País, 22-3-2020 

https://www.elpais.com.uy/

 

Uruguay fue de los últimos países en recibir la pandemia del coronavirus.
Eso le dio una ventaja preparativa. Pero si no hay un cambio de actitud
poblacional, tendiente al distanciamiento social, el sistema sanitario corre
riesgo de colapsar. Así lo entiende Giovanni Escalante, el representante de
la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Uruguay. Según el experto,
en una semana más se empezaría a notar el crecimiento exponencial de los
infectados en el país.

 

-¿Cómo Uruguay está enfrentando esta pandemia en comparación al resto de la
región?

 

-La ventaja de Uruguay es que se ha preparado desde antes. El país acumuló
información de inteligencia sobre lo que ha sucedido en los demás países.
Los primeros casos de infectados, importados, tienen muy pocos días. Eso
ayudó a ganar tiempo para fortalecer los servicios de salud. Me consta que
desde el primer día en su mandato, el ministro (Daniel) Salinas se puso al
hombro este asunto. No lo hizo solo, sino que se valió de expertos que lo
rodean. Es así que las cifras (de infectados) que están habiendo son las
esperables.

 

-¿Qué es lo relevante para que las cifras sigan siendo “las esperables”?

 

-Lo importante es que la curva, que se irá graficando en el tiempo, tienda a
aplanarse. Eso depende de dos factores claves: la dinámica de la población y
la respuesta de los servicios de salud. La población tiene que acatar las
medidas cuarentenales que está impulsando el gobierno. Es que todas las
medidas, salvo aquellas de impulso económico, son cuarentenales: suspensión
de clases, de ferias que no sean de alimentos, la sugerencia de aislamiento
domiciliario, restricción de vuelos, cierre de fronteras y fin de los
espectáculos públicos. Pero por más medidas de este tipo, en la ecuación lo
que hace la diferencia es el grado de civismo (de responsabilidad cívica)
que tenga el país. Respecto a la dimensión sanitaria, se ha hecho un
relevamiento de las capacidades existentes. Están dadas como para atender a
un incremento de casos de terapia intensiva, pero el sistema podría
saturarse si es que la población incumple las medidas gubernamentales.

 

-¿Cuál es el punto de equilibrio para que no colapse el sistema?

 

-Hoy no se sabe. Hay una cifra de camas, cercanas a las 700, pero como es un
virus nuevo se desconoce cuál es la respuesta inmunológica que tiene la
sociedad uruguaya, la densidad población, los grupos de riesgo, cómo circula
en la población. Pero también ese equilibrio está dado en que la gente haga
un uso racional de los servicios de salud, que se vacune contra la influenza
(se está adelantando la vacunación) para evitar otros agravamientos. Cuando
una persona tiene síntomas similares a una gripe, no tiene que ir corriendo
a hacerse un test de diagnóstico de coronavirus.

 

-¿Por qué?

 

-A veces se piensa que hacerse el test ya es terapéutico. Un diagnóstico no
cura nada, solo viene a confirmar un cuadro que los médicos lo sospechan
clínicamente. Por tanto, aquel que tiene síntomas, es más importante que se
aísle a que corra por un test.

 

-En cada país, decía usted, el virus puede comportarse de otra manera: ¿cuál
es la tasa de transmisión en Uruguay?

 

-Todavía no sabemos. Recién está iniciando la curva. En ese sentido,
parecería que se está demasiado pendiente de los casos sospechosos y los
infectados confirmados, pero en toda pandemia importan otros factores: los
enfermos graves y críticos, los fallecidos (por grupos etarios), los
recuperados y la población de referencia. Luego sí se puede estimar la
dinámica de reproducción. Para complejizar un poco más el asunto: la
capacidad de transmisibilidad del virus también está sujeta a las medidas
que adopten las personas. El virus no tiene pasaporte ni credencial. Lo que
hace España, Italia o Argentina también va a incidir en la transmisión
global del virus. Como lo que hace Uruguay va a incidir en otros.

 

-¿Uruguay está haciendo bien esos deberes o no está siendo del todo
solidario?

 

-Hay medidas que parecen sensatas, pero, reitero, la ecuación incluye a cómo
se comporta la población, la respuesta sanitaria y, agrego, la constancia de
respuesta a lo largo del tiempo.

 

-¿Se debería decretar la cuarentena general obligatoria?

 

-Es una decisión del gobierno. Como cooperación internacional solo
suministramos información e inteligencia para que sean los gobiernos los que
opten qué camino seguir.

 

-¿Qué sugiere esa inteligencia?

 

-Por el momento las medidas son adecuadas. Pero exhortaría a tener en cuenta
otros factores: las determinantes económicas y de trabajo, la garantía de
los derechos humanos y de movilidad, de violencia de género. Las cuarentenas
extremas a veces pueden perjudicar a los que más lo necesitan, por eso una
medida no puede ir contra derechos fundamentales. 

 

-Con el escenario actual, ¿cuándo sería el pico máximo de infectados en el
país?

 

-La experiencia que hemos visto en otros países, en especial en China y
Corea, es que a las dos semanas levanta más la curva y luego empieza a
estabilizarse. En Uruguay es de esperar que dentro de una semana se vea un
auge de los contagios. Esa curva puede crecer más si la gente no cumple con
el aislamiento domiciliario. Ninguna cuarentena sirve si la gente dice:
“Igual me voy de fiesta”.

 

-¿Cuán viable es el aislamiento cuando el virus circula a gran escala?

 

-Vayamos al caso extremo. Alguien que vive en mi misma casa tiene
coronavirus. En la medida de lo posible, lo mejor es que esa persona puede
tener un cuarto aislado y ventilado.

 

-El “paciente 31” de Corea del Sur fue a la iglesia y contagió a más de
1.160 personas. Uruguay tuvo su “multidiseminador” en el “paciente 1”: ¿cómo
puede afectar este hecho?

 

-Por suerte, Uruguay se dio cuenta rápido. También por suerte se hizo una
rápida búsqueda de los contactos. La información puede ayudar en ese
sentido. Si tenés síntomas, tomá medidas de aislamiento.

 

-¿Hay alguna medida que sea necesario afianzar mejor?

 

-El cuidado del personal de salud. Este tipo de pandemias desgastan a los
equipos sanitarios: hay que regular los turnos, intensificar la higiene y la
bioseguridad. Para que ello fluya mejor la población tiene que usar los
recursos de manera prudente. Uruguay tiene una ventaja, que es ejemplo
regional: tiene un sistema integrado de salud. La complementación entre lo
público y lo privado es clave en estas instancias, ni que hablar en
departamentos del norte con población más dispersa.

 

-¿Hay quienes aprovechan la pandemia para hacer negocios?

 

-No hemos notado esta especulación. Ahí es clave la regulación del
Ministerio de Salud, por ejemplo, para que no haya una escalada del precio
de los insumos básicos y del equipamiento de salud. En este sentido, es muy
buena la iniciativa de producción de test locales

 

-Cuando asumió el nuevo gobierno dijo que “no había” un plan para enfrentar
al coronavirus. Usted es asesor de los gobiernos: ¿había un plan?

 

-Estamos en el país dando cooperación desde 1952. Nuestro deber es brindar
todo el apoyo e información necesaria para que haya planes preparativos.
Cada año se reevalúan los preparativos. Le corresponde al Ministerio de
Salud la actualización. Toda alternancia en el gobierno supone cambios de
opiniones. Pero nuestra misión es solo ayudar.

 

-¿El diseño fue equivocado?

 

-Nunca un plan está terminado. La circulación del virus es muy reciente.
Empezó a fines de diciembre. Al principio era en China y países vecinos. Las
enfermedades emergentes tienen dinámicas que no hacen tan previsible las
velocidades.

 

-¿La enfermedad emergente hace que se deje de lado otras problemáticas de la
salud?

 

-No se debería descuidar nada. Con el ministro Salinas hemos coincidido en
la necesidad de un plan de respuesta multiamenaza.

 

-¿Qué significa?

 

-La salud pública tiene que tener en cuenta un racimo de amenazas:
enfermedades emergentes y reemergentes, bioterrorismo, radiación,
intoxicación masiva, desastres naturales. Entonces el plan de respuesta
debería responder a cualquiera de esas amenazas. Para que funcione, tienen
que estar todos los sectores.

 

-¿Cómo está afectando la pandemia de Covid-19 a la salud más silenciosa: la
mental?

 

-Toda emergencia genera una exageración del estrés. Un poco de estrés es
sano, porque te mantiene alerta. Pero el exceso, genera depresión, neurosis.
Se ve un aumento en el consumo de alcohol. Pero hay otro desafío: las
familias están aisladas y eso puede generar problemas de convivencia. O, por
el contrario, puede que se deje de lado a los más adultos.

 

-Parte del estrés es la incertidumbre: ¿hasta cuándo esto?

 

-En el caso de China ha evolucionado en unos 45 días. Cada país tendrá su
tiempo. Lo importante es no entrar en la ruta del pánico y la histeria,
porque eso genera reacciones violentas. Ya se ha visto personas que van al
supermercado y se compran todo el papel higiénico o todo el alcohol en gel.
Esas son reacciones inapropiadas.

 

-Para aquel que pierde un empleo o un ser querido, esta pandemia no tiene
nada bueno. ¿Pero puede que haya algo positivo tras esta tormenta?

 

-Esta pandemia va a traer lecciones importantes. La primera de ellas es
darle el verdadero valor a la salud. Fue muy acertada la medida del estado
uruguayo de haber invertido tanto en salud: más del 9% del Producto Interno
Bruto. Todo sistema es perfectible. La segunda lección es la reflexión de si
nuestros hábitos y costumbres producen bienestar. Durante esta pandemia ha
quedado demostrado que las bajas defensas son muchas veces fruto de nuestros
hábitos: comer mal, dormir mal, fumar.

 

-¿La solidaridad será otra lección?

 

-Tal vez la más importante. Es lo que decíamos antes: si Uruguay hace todo
bien, pero sus países limítrofes no, se va a perjudicar igual. O viceversa.
Pero también este tipo de enfermedades emergentes ponen de manifiesto cómo
nos comportamos con el otro, cómo nos informamos, cómo hacemos las compras.

 

Hace un mes en Uruguay preocupaban más el sarampión y el dengue que el
coronavirus, ¿ahora el Covid-19 es lo más urgente?

 

-Esta es una enfermedad emergente. Es una de las tantas que hubo y que irá a
haber. Se ha demostrado que un 70% de este tipo de enfermedades víricas
están vinculadas a las zoonóticas: se producen porque se ha alterado la
interface entre los animales y humanos. El Covid-19 surge en un mercado con
aglomeración de humanos y de animales silvestres, vivos, en Wuhan. Hay una
diseminación de animales a humanos. Eso nos debe llevar a una reflexión
sobre cómo modificar este relacionamiento. Tras esta pandemia, hay que
reflexionar si nuestros estilos de vida y costumbres son los más saludables.

 

-¿Le está diciendo “adiós” al mate compartido?

 

- (Risas) Efectivamente. No digo que el mate sea malo. Hay que reflexionar
si compartir el mate es una práctica saludable. Puede que yo comparta el
mate sin tener síntomas, pero expongo a la otra persona.

 

-¿En qué incidirá un cambio de hábitos?

 

-Estamos notando que el sistema inmunológico de una población está
incidiendo directamente en las tasas de contagio.

  _____  

 



-- 
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus
------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20200322/6bf81ed6/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa