África Occidental/ En el foco del coronavirus. La guerra ha dejado a 700.000 personas desprotegidas y sin hogar [Nick Turse]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Mar 31 17:29:10 UYT 2020


  _____

Correspondencia de Prensa

31 de marzo 2020

 <https://correspondenciadeprensa.com/> https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

 <mailto:germain5 en chasque.net> germain5 en chasque.net

  _____



África Occidental



En el foco del coronavirus



La guerra ha dejado a 700.000 personas desprotegidas y sin hogar



Nick Turse

Rebelión, 31-3-2020

https://rebelion.org/

Traduccíón de Sinfo Fernández – Rebelión



Burkina Faso ha sido el país que sufrió la primera muerte confirmada de
Covid-19 en toda el África subsahariana. La víctima fue Rose-Marie Compaoré,
la primera vicepresidenta del Parlamento de la nación del Sahel.



Diminuto, empobrecido y plagado de conflictos, Burkina Faso es ahora el país
más afectado de África occidental, con 146 casos confirmados, entre ellos
cuatro ministros del Gobierno. El embajador de EE. UU. en ese país, Andrew
Young, también dio positivo en la enfermedad.



Burkina Faso está soportando dificultades sin cuento: pobreza, sequía,
hambre, golpes de Estado. Pero el coronavirus representa un nuevo tipo de
amenaza para un país asolado por una guerra que ha desplazado a alrededor de
700.000 de sus habitantes en el último año. Muchas de esas personas se
encuentran ahora bajo una gran tensión física y emocional, sin refugio,
comida y sin poder acceder a la satisfacción de otras necesidades, mucho más
vulnerables por todo ello ante la pandemia.



Los expertos sanitarios temen que Covid-19 pueda diezmar asentamientos
enteros de desplazados de Burkina Faso, por lo que se preparan para brotes
devastadores en zonas de conflicto, campos de refugiados y en los países más
pobres del mundo en desarrollo.



A nivel mundial, millones de refugiados y desplazados internos, que viven en
condiciones miserables y de hacinamiento se encuentran en peligro. “Cuando
el virus alcance asentamientos superpoblados en lugares como Irán,
Bangladesh, Afganistán y Grecia, las consecuencias serán devastadoras”,
advirtió Jan Egeland, secretario general del Norwegian Refugees Council, una
importante agencia de ayuda humanitaria, en un comunicado reciente sobre los
peligros causados por el Covid-19. También se refirió a “la carnicería que
puede producirse cuando el virus llegue a zonas de Siria, Yemen y Venezuela,
donde los hospitales han sido destruidos y los sistemas de salud se han
derrumbado”.



Si bien el gobierno de EE. UU. y la cobertura de los medios se han centrado
en las vulnerabilidades individuales, como la edad y las afecciones médicas
preexistentes, Jerry-Jonas Mbasha, coordinador del grupo de salud de la
Organización Mundial de la Salud en Burkina Faso, hizo asimismo hincapié en
los peligros de las vulnerabilidades sociales y en el hecho de que el
estatus social de los desplazados internos los hace especialmente
susceptibles a la enfermedad porque tienen un acceso muy limitado a
servicios sociales básicos, atención médica, agua potable, saneamiento e
higiene. Como estos problemas no están abordándose en profundidad, dijo a
The Intercept, van aproducirse altas tasas de mortalidad. No tengo razones
para creer que Moumoumi Sawadogo tuviera el Covid-19 cuando lo conocí hace
ocho semanas en Burkina Faso. Después de vivir 89 años en una tierra árida y
empobrecida en la periferia del desierto del Sahara, de sobrevivir a una
masacre, caminar durante una semana y aguantar el hambre y la falta de
vivienda, estaba claro que Sawadogo era un superviviente. Pero el Covid-19
plantea un tipo diferente de peligro.



“Estas poblaciones son ya muy vulnerables ante enfermedades que en otra
situación serían fáciles de tratar. Pero ese no es el caso cuando no se
tiene acceso al agua, al saneamiento adecuado o a la atención médica”, dijo
a The Intercept Alexandra Lamarche, reconocida defensora para África
occidental y central en Refugees International. “Podríamos ver desaparecer
poblaciones enteras”.



A finales de enero, Sawadogo fue expulsado de su aldea, Rofenega, por
militantes yihadistas. Durante la semana siguiente, se arrastró con un
bastón a través de los matorrales azotados por el viento. Ahora vive en
Kaya, una ciudad con mercado repleta de decenas de miles de víctimas
desplazadas de la violencia terrorista que malviven sin comida, refugio o
atención médica adecuados. La ciudad corre un grave riesgo de un brote de
Covid-19, que se propaga rápidamente y, según un estudio de la OMS en China,
puede matar a cerca del 22% por ciento de las personas infectadas en el
grupo de edad de Sawadogo.



Rofenega es solo una de las decenas de aldeas vaciadas por los ataques de
grupos entre los que se incluyen Jama’at Nusrat al-Islam wal Muslimin (JNIM,
vinculada a Al Qaida) y el Estado Islámico en el Gran Sahara. En los últimos
cinco años, la violencia militante islamista en Burkina Faso se ha disparado
desde cuatro ataques yihadistas en 2015 a 450 en 2019, según Héni Nsaibia,
investigador principal del Armed Conflict Location and Event Data Project.



La violencia ha empeorado las condiciones de vida en Burkina Faso, que
alberga a menos de 21 millones de personas, de las cuales más de un millón
padecen inseguridad alimentaria, casi 2 millones necesitan urgentemente
agua, saneamiento y apoyo en higiene y 2,2 millones requieren asistencia
humanitaria. El número de desplazados internos, que era de solo 60.000 a
principios de 2019, pronto llegará al millón, y la mayoría de los que han
huido viven en comunidades de acogida, como Kaya, donde más de la mitad de
la población desplazada no tiene hogar o carece de un refugio adecuado. “Los
refugiados y los migrantes, así como las comunidades pobres urbanas que
viven en poblaciones muy densas, son particularmente vulnerables a las
infecciones respiratorias, incluido el Covid-19”, declaró la Dra. Margaret
Harris, portavoz de la OMS.



La Agencia de Refugiados de la ONU está presionando a los gobiernos para que
incluyan a las poblaciones desplazadas en sus planes de respuesta al
Covid-19, dijo a The Intercept Romain Desclous, portavoz regional de la
agencia para África occidental y central. “Todos, incluidos los refugiados,
los solicitantes de asilo y los desplazados internos, deberían poder acceder
a las instalaciones y servicios de salud”, dijo. Si bien Burkina Faso ha
adoptado recientemente un plan de respuesta ante el Covid-19 que tiene en
cuenta a los desplazados internos, no cambia el hecho de que 135 centros de
salud en el país han tenido que cerrar a causa de la violencia, 140 han
reducido sus servicios y 1,5 millones de burkineses dependen ahora de la
asistencia humanitaria sanitaria. El Covid-19 exacerbará una situación que
es ya grave.



“En Burkina Faso las personas tienen ya dificultades para acceder a los
centros de salud del gobierno cuando están desplazadas, y eso afectará a la
situación si el virus comienza a propagarse”, dijo Lamarche a The Intercept.
“Las perspectivas son increíblemente sombrías porque no hay suficiente
infraestructura ni un sistema de salud lo suficientemente fuerte, ya sea
gubernamental o humanitario, para detectar y tratar estos casos”. Mientras
tanto, la carga sobre las instalaciones médicas restantes continúa creciendo
a medida que los ataques dificultan el acceso y concentran a los desplazados
internos en ciudades ya sobrecargadas.



Sawadogo recuerda la incursión en Rofenega como algo borroso salpicado de
disparos. El octogenario de piernas largas con ojos reumáticos y barba
blanca parecía aturdido por la violencia que lo había dejado sin hogar
totalmente desamparado. “Nunca he visto una situación como esta en mi vida”,
me dijo sentado sobre una estera tejida a lo largo de un camino bajo un un
calor de más de 33 grados.



Otros supervivientes del ataque a Rofenega relataron una historia que es
cada vez más común entre los agricultores y pastores de ganado en las zonas
rurales de Burkina Faso. Hombres armados en motocicletas llegaron rugiendo a
las aldeas justo antes del anochecer y comenzaron a disparar. “Dispararon a
nuestros hombres a las puertas de nuestras casas”, dijo a The Intercept
Dialla Seybata, una superviviente de la masacre de 50 años, llegada también
a Kaya. Los militantes mataron a 15 personas en Rofenega, dijo Seybata,
incluidos su esposo, un hijo y otros dos familiares. “Nosotros echamos a
correr. Ni siquiera pudimos enterrar los cuerpos. Nosotros, 20 personas
entre mujeres y niños, caminamos ocho kilómetros para llegar aquí”.



Sawadogo tardó casi siete días en cubrir esa misma distancia. Frágil e
incapaz de caminar sin dificultad incluso una corta distancia, se vio
obligado a viajar solo después de que el resto de su familia huyera en otra
dirección. Con solo un bastón pulido y liso por los años de uso y una manta
muy gastada, Sawadogo caminó cojeando a lo largo de una carretera
polvorienta casi los ocho kilómetros completos desde Rofenega a Kaya,
pudiendo finalmente subir a un carro con un burro en la etapa final del
viaje. En el camino, gastó todo su dinero en comida y tuvo que mendigar para
no pasar hambre. Cuando lo conocí, un pariente lejano había accedido a
recibirlo, a pesar de que Sawadogo iba a ser ahora uno de los muchos
desplazados en una casa llena de personas, incluidos otros familiares que
también se quedaron sin hogar a causa de la violencia.



Si bien Sawadogo agradecía tener un techo sobre su cabeza, esas situaciones
vitales son particularmente peligrosas para su edad en relación al Covid-19.
“Ahora hay familias enteras, o familias múltiples, o familias con múltiples
esposas y un montón de niños, que se alojan en refugios mal construidos, y
eso hace probable que el coronavirus se propague muy rápidamente”, dijo
Lamarche.



Mbasha, el coordinador de la OMS, se hizo eco de estas advertencias y señaló
que si la enfermedad invade los campamentos de desplazados internos iba a
provocar una crisis peor que las de China o Italia, dos países que han
sufrido un gran número de muertes por el Covid-19. Si la ayuda humanitaria y
la respuesta a la pandemia no son rápidas, podría haber un “gran fracaso a
la hora de controlar la propagación de la enfermedad”, dijo a The Intercept.
Disponemos de un tiempo muy corto para actuar, dijo. “Ese momento es ahora y
no mañana”.



* Nick Turse es un periodista que trabaja con Type Investigations. Este
artículo se escribió en colaboración con el Costs of War Project de la
Universidad Brown. Fuente:
https://theintercept.com/2020/03/26/burkina-faso-africa-coronavirus/

  _____





--
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus


------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20200331/c77a60ba/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa