África/ Lo que le espera. ¿La pandemia le pasó de largo o recién empieza? [Sergio Kiernan]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Sab Mayo 2 02:51:30 UYT 2020
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2 de mayo 2020
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África
¿La pandemia le pasó de largo o recién empieza?
La que le espera a África
Sergio Kiernan
Página/12, 2-5-2020
https://www.pagina12.com.ar/
África tiene 55 países, 1200 millones de habitantes, situaciones sanitarias
más que precarias, endemias como el dengue, la malaria y el mortífero ébola.
Y sin embargo, en esa inmensidad de territorio y de gentes, los casos de
covid-19 no llegan a 40.000 y los muertos llegarían recién la semana que
viene a los 1600. Es un fenómeno que no se puede explicar y que es difícil
de interpretar. ¿De alguna manera el continente tiene defensas ocultas que
el coronavirus no puede penetrar? ¿O simplemente está llegando más despacio
pero cuando se desate va a ser catastrófico?
Estas preguntas no son académicas, porque las respuestas pueden dar
soluciones a problemas de esta y de futuras pandemias. No extraña que la
difusión del virus en África se esté siguiendo con atención en la
Organización Mundial de la Salud, pese a las enormes dificultades en
conseguir la información más básica en un país abundante en estados
fallidos. Y tampoco se puede decir que todo es un error, falta de capacidad
de los locales en identificar y contar casos. Si la covid-19 afectara la
misma proporción de africanos que de, por caso, alemanes, habría incontables
millones de casos y decenas de miles de muertes. Sería inconfundible.
De hecho, las autoridades médicas de varios países, coordinados por el
Centro Africano de Control y Prevención de Enfermedades, realizaron testeos
para medir qué tan lejos de la realidad están estas cifras. Los resultados
fueron desconcertantes: en el inmenso suburbio de Kibera, una inmensa villa
miseria en Nairobi, Nigeria, que es un paradigma de hacinamiento, los
médicos le hicieron el test a 400 personas. Y encontraron apenas tres
resultados positivos.
El primer mapa de la difusión que aparece en los estudios es bastante
esperable, con la mayoría de los casos concentrados en el norte africano y
en las ciudades más comunicadas con Europa. Le siguen los focos en las
capitales con aeropuertos más activos en Nigeria, Kenia y Sudáfrica. Esta
asociación con el extranjero también explica que en Sudáfrica la mayoría de
los casos confirmados sean de la clase media y alta local, tanto negra como
blanca, y que en las barriadas de Soweto el coronavirus tenga el apodo de
“virus de los blancos”.
Pero ahí mismo aparece la primera anomalía, que es Addis Abeba, la capital
etíope y sede de la Unión Africana y varios organismos multinacionales
continentales. Más llamativo todavía, la vieja ciudad imperial es la sede de
la más formidable aerolínea africana, Ethiopian Airlines, famosa por cubrir
todos los países del continente y ser la puerta de entrada a Asia, Europa y
las Américas. Cuando el coronavirus azotaba a China, Ethiopian siguió
cubriendo esas rutas, algo que los chinos agradecieron recientemente con una
gran donación médica. Pese a esta exposición extra, entre los cien millones
de etíopes hay apenas 133 casos registrados y tres muertos.
Mientras los racistas del mundo escriben en internet que tal vez los negros
puedan tener una inmunidad natural, olvidando la cantidad de árabes y
bereberes del norte continental, y la cantidad de víctimas de raza negra en
Estados Unidos y Brasil, los especialistas destacan que África se aisló
rápidamente. Al cierre de fronteras, se agregó la muerte súbita del turismo,
que dejó playas, zocos, safaris y parques nacionales vacíos. De hecho, es
tal el vacío en las grandes reservas nacionales que los cazadores furtivos
están masacrando rinocerontes como nunca antes.
A esta parálisis reciente se le suma la habitual dificultad de viajar en el
continente. Excepto por las rutas costeras del norte árabe y los países con
mejor infraestructura en el sur -Namibia, Sudáfrica y Botswana- las rutas
suelen ser más teóricas que otra cosa. El viajero tiene que aceptar que 400
kilómetros puedan ser un viaje de dos días o que simplemente sea imposible
viajar por tierra entre dos países. Esto explica lo caros que son los
pasajes aéreos en el continente y que los vuelos suelan ir repletos. Y
también que los chinos estén haciendo semejante negocio construyendo rutas
por media Äfrica. Esta barrera, que en condiciones normales es un problema
de subdesarrollo, también redujo el movimiento de personas infectadas.
Lo que ya es una preocupación es la enorme disrupción económica en un
continente donde el ingreso per cápita equivale a cinco dólares por día,
distribuido de la peor forma concebible. Las Naciones Unidas calculaban que
en este 2020 por lo menos 130 millones de personas iban a pasar hambre en el
mundo. Con la pandemia, se teme que la cifra se duplique por la
imposibilidad de tantos de ganarse la vida, por el cese de ingresos por
turismo y el corte en la remisión de dinero que hacen los emigrantes a sus
familias. En África hay 368 millones de chicos que comen en sus colegios,
que ahora están cerrados.
La fragilidad económica de la mayoría, la amplia mayoría, de los africanos
no puede exagerarse. África subsahariana tiene 41 por ciento de sus
poblaciones por debajo de una línea de pobreza que es muy, muy baja. De los
28 países más pobres del mundo, 27 son africanos (el otro es Haití). Hay
países que tienen un analfabetismo del 70 por ciento y desastres como la
República Central Africana, donde la expectativa de vida promedio es de 54
años. Y pese a los recientes entusiasmos de entes como el FMI, el
crecimiento de la economía de la última década apenas llega al tres por
ciento, apenas superando la tasa de crecimiento de la población.
Con lo que si la pandemia del coronavirus no está pasando de largo sino
demorándose en estallar, podemos estar a las puertas de un desastre masivo.
En África cada año mueren cientos de miles de personas de malaria, una
enfermedad perfectamente tratable, por falta de atención médica básica.
Nigeria y Sudán consideran una utopía erradicar el sarampión y el polio, y
una advertencia de los últimos años a los viajeros es la de vacunarse contra
la tuberculosis. La mortalidad infantil en los países más pobres ronda el
siete por ciento y la ONU calcula que sólo el quince por ciento de los
africanos tiene agua corriente asegurada. En los peores casos, como la
destrozada Liberia, no pasa del tres por ciento.
Si la idea de la distancia social y la cuarentena es no abrumar nuestros
sistemas de atención de urgencia, África no tiene ni para empezar. En el
continente hay una cama en terapia intensiva cada 200.000 habitantes,
promedio que en Europa sube a una cama cada 250 personas. En Sudán del Sur
hay cuatro respiradores para once millones de habitantes. En la República
Central Africana hay tres para cinco millones. En Liberia hay siete, pero
uno está en la sala de primeros auxilios de la embajada de EE.UU. Diez
países del continente no tienen ni uno.
En total, hay dos mil respiradores para los 41 países subsaharianos. Etiopía
tiene el mayor número, 557, lo que hace que haya uno cada 200.000 personas.
Son tan pocos que nadie espera que en ningún plazo inmediato pueda haber
suficientes. Con lo que los organismos internacionales y los gobiernos se
están preocupando por cosas más básicas como máscaras, agua corriente y
jabón. También faltan cosas mucho más necesarias que los respiradores, que
son necesarios para el tres por ciento de los pacientes.
Como por ejemplo, oxígeno a presión. El ingenio africano -región que alberga
a los mecánicos más ingeniosos del mundo, sólo comparables a los cubanos-
encontró soluciones notables. Cuando la planta de oxígeno comprimido del
hospital central de Addis Abba se rompió, el gobierno llamó a la única
fábrica de jeans del país. Resulta que para desteñir los jeans se usa
oxígeno comprimido y la fábrica comenzó a llenar los tubos que necesitaba el
hospital.
Claro que para estas soluciones hacen falta fábricas, una base industrial,
otro bien escaso en Äfrica.
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