Brasil/ Debate sobre cristofobia es estratégico para candidaturas ultraconservadoras [Romilso Pacheco - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Sep 26 13:13:13 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

26 de septiembre 2020

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Brasil



Debate sobre cristofobia es estratégico para candidaturas ultraconservadoras



Al citar el término en la ONU, Bolsonaro adelanta su estrategia electorera,
señala el teólogo Ronilso Pacheco: religiones de raíz africana sufren más
persecución, pero no fueron mencionadas por el presidente.



Mariana Correia *

La Diaria, 26-9-2020

https://ladiaria.com.uy



La palabra cristofobia fue utilizada por Jair Bolsonaro el martes en su
discurso en la 75º Asamblea General de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU). Al citar ese término, que define la aversión al cristianismo o
hacia aquellos que profesan la fe cristiana, el presidente de Brasil hizo un
“llamado a toda la comunidad internacional por la libertad religiosa y la
lucha contra la cristofobia”, y agregó que Brasil es un “país cristiano y
conservador, y tiene su base en la familia”, aunque el Estado brasileño sea
laico, como lo establece la Constitución Federal.



Antes de llegar al discurso de Bolsonaro, el término cristofobia ha sido
utilizado por parlamentarios de la Bancada Evangélica en el Congreso. En
2015, por ejemplo, el diputado federal Marco Feliciano (del partido
Republicanos) utilizó la palabra para atacar las manifestaciones del Desfile
LGBT. Cuatro años atrás, un proyecto de ley del edil Eduardo Tuma (del
Partido de la Social Democracia Brasileña) que creaba el Día de la Lucha
contra la Cristofobia se tramitó en la Cámara Municipal de San Pablo.



La existencia de la cristofobia en un país de mayoría cristiana –50% de los
habitantes son católicos y 31% evangélicos, según Datafolha– es
contradictoria. Los más discriminados por motivos religiosos en el país son
los practicantes de umbanda, candomblé y otras religiones de origen
africano, según datos del propio gobierno federal: de 506 casos registrados
el año pasado por el servicio estatal Disque 100, que recibe denuncias de
violaciones a los derechos humanos, sólo 23 fueron de agresiones contra
sectores evangélicos.



“Existe el prejuicio, así como hay prejuicios contra varios grupos”, pero
“los cristianos tienen en sus manos todo el aparato del poder estatal”,
señaló el teólogo e investigador sobre iglesia, sociedad y derechos civiles
Ronilso Pacheco, después de escuchar en internet el discurso del presidente
Bolsonaro. Habló con Agência Pública, desde Estados Unidos, donde está
cursando una maestría en teología del Union Theological Seminary, de la
Universidad de Columbia, en Nueva York.



El teólogo e investigador destaca que Brasil no está entre los países en que
hay persecución contra los cristianos. El prejuicio existe, incluso entre
las denominaciones evangélicas, “por cuestiones de clase, por cuestiones
raciales”, dice. Según Pacheco, el término cristofobia fue utilizado por
Bolsonaro de una manera estratégica y, según todo indica, debe orientar los
debates electorales en defensa de una agenda ultraconservadora.



-¿Hablar de cristofobia, o fobia a los creyentes en Brasil, es un debate
legítimo desde tu punto de vista? ¿Existe realmente un prejuicio contra los
cristianos o contra los evangélicos?



El prejuicio existe, así como hay prejuicios contra varios grupos. La gran
cuestión es que este prejuicio está lejos de ser caracterizado como
cristofobia o creyentefobia. No se puede negar que existe un prejuicio sobre
la creencia de los evangélicos, por ejemplo, la forma de vivir, las
costumbres. Incluso un prejuicio intraeclesiástico, entre las iglesias
evangélicas; por ejemplo, entre las iglesias más elitistas y las
pentecostales, marcadamente más empobrecidas, generalmente ubicadas en las
periferias. Por un lado, hay iglesias con personas más pobres, muchas sin
escolaridad completa, y otras más elitistas, con pastores con formación
académica. Cuando cruzás estas relaciones hay prejuicio, pero están cargados
de problemas de clase, problemas raciales, considerando que muchas de las
iglesias más pobres y periféricas tienen una presencia negra muy fuerte. En
este contexto, los evangélicos a menudo se ven como de mente estrecha,
alienados, hay una generalización de los evangélicos. Pero todo esto es
completamente diferente al discurso de cristofobia. Este discurso no aplica
porque compara erróneamente a Brasil con países donde, de hecho, hay
persecución contra los cristianos. En Brasil los evangélicos conservadores y
fundamentalistas están masivamente dentro del gobierno. Es absolutamente
contradictorio decir que existe cristofobia cuando este grupo religioso
tiene en sus manos todo el aparato del poder estatal.



-¿Podría compararse la cristofobia con la idea del “racismo inverso”?



Es algo que está en el mismo campo. La idea del racismo reverso, de alguna
manera, por muy extraña que sea, intenta reconocer que el racismo existe y
es una mentalidad generalizada. La gravedad de este concepto de cristofobia
es que no reconoce esta mentalidad prejuiciosa que afecta a diferentes
grupos. Asume un lugar de supuesta vulnerabilidad y persecución por parte de
un grupo específico, que serían los cristianos y, sobre todo, los
evangélicos; es un error similar, pero con este agravante, que en mi opinión
es sumamente significativo y peligroso.



-¿En la práctica, el fundamentalismo cristiano que crece en el país
representado por líderes como Bolsonaro estimula el prejuicio contra otras
religiones, como las de origen africano?



El fundamentalismo religioso promueve que se mantengan los prejuicios
históricos contra las religiones de origen africano, atravesadas por el
racismo en Brasil. Cuando Bolsonaro dice que aunque el Estado es laico el
país es cristiano y conservador, está reprimiendo principalmente a las
religiones más perseguidas y vulnerables en el contexto religioso brasileño.
Esta postura es perniciosa y nociva para la propia pluralidad social, no
sólo desde el punto de vista de las creencias. No es sólo que la convicción
religiosa del presidente o de los miembros del gobierno sea cristiana. Más
que la convicción religiosa, es la construcción de un proyecto político que
involucra la perspectiva religiosa impuesta de manera generalizada a la
sociedad: en las políticas públicas, en el reconocimiento de grupos y
minorías sociales. Es un impacto mucho mayor que en lo religioso. Hay un
no-reconocimiento de la presencia de diversidad religiosa. Hay un
no-reconocimiento de la violencia sufrida por las religiones de matriz
africana. Pero también hay una amenaza a las libertades individuales cuando
las propuestas del gobierno se hacen bajo el escrutinio de perspectivas
cristianas fundamentalistas y conservadoras.



-¿El aumento de denuncias de intolerancia religiosa, sobre todo con ataques
a terreiros y otros relatos de violencia, está relacionado con esto?



Los ataques contra las religiones de matriz africana han aumentado en Brasil
y esto está vinculado con un ambiente más violento y persecutorio. En la
medida en que existe una negación sistemática de la persecución y la
violencia, y no hay una política pública que reconozca estas amenazas,
estamos contribuyendo a un ambiente de violencia creciente. Hasta mediados
de 2010, el debate sobre la intolerancia religiosa se había fortalecido. Sin
duda, hubo un retroceso, con un aumento de las denuncias tanto de violencia
física como de agresiones verbales contra religiones de origen africano.
Esto, sin duda, es fruto de un ambiente de violencia y prejuicio creado
también por el actual gobierno.



-Hablabas de un proyecto de supremacía cristiana. ¿Podrías explicar mejor
ese concepto?



El campo evangélico siempre ha estado en disputa por la esfera pública, por
la influencia del poder político. Pero ahora es como si estuvieran en un
gran giro. Hay un proyecto de supremacía muy claro, con énfasis en valorar
una idea de persecución religiosa, como reflejo de lo que sucede en Estados
Unidos, donde están en debate prácticas cristianas en escuelas públicas, por
ejemplo. En este proyecto de supremacía, los cristianos conservadores ocupan
cargos estratégicos en el gobierno de Bolsonaro: en Educación, en Justicia,
en Derechos Humanos, en Capes [Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de
nivel superior, que depende del Ministerio de Educación y que se enfoca en
la evaluación de los programas de posgrado y en las becas para estudiantes
de ese nivel], en la Defensoría Pública de la Unión, en el Consejo Nacional
de Educación. También en Relaciones Exteriores, con Ernesto Araújo, quien ha
sido punta de lanza de una gran alianza global por la libertad religiosa,
que en realidad se limita a fortalecer la libertad cristiana y la injerencia
del cristianismo en la sociedad. Es un proyecto de clara supremacía, cuya
gran coronación será la presencia en el Supremo Tribunal Federal.



-¿El llamamiento del presidente a luchar contra la cristofobia es una
estrategia electoral?



Es algo que se conecta con el proyecto de supremacía coordinado con otros
países como Estados Unidos, Hungría. La estrategia electoral viene a
remolque. La cristofobia se puede utilizar para proteger candidaturas y
pautas ultraconservadoras. Es un término que se puede aplicar a cualquier
cosa. Un debate sobre los discursos homofóbicos –qué es creencia, qué es
discurso de odio– puede enmarcarse como cristofobia; un debate sobre la
política de drogas y el funcionamiento de las comunidades terapéuticas, por
ejemplo. Cualquier discusión que cuestione las prácticas de las comunidades
terapéuticas cristianas, que no respetan lo más básico de la política de
salud mental, puede enmarcarse en una perspectiva de cristofobia; en
seguridad, vinculado a los excesos de la Policía, en proyectos de ley y
orden; en educación, donde el Consejo Nacional de Educación está impregnado
de una presencia evangélica conservadora, cualquier resistencia a la moral y
los valores cristianos se puede interpretar de esta manera. Podría ser
cristofóbico todo aquel que cuestione la agenda ultraconservadora. En esta
perspectiva, el término cristofobia sirve para blindar cualquier tipo de
propuesta y probablemente será utilizado como estrategia electoral decisiva
en las próximas elecciones.



***



Al revés



El concepto, muy cuestionado, de “racismo inverso” se refiere a un supuesto
racismo de parte de una minoría o un sector oprimido de la sociedad hacia la
mayoría o el sector más poderoso. Se ha utilizado para descalificar
políticas de discriminación positiva. Por ejemplo, se ha argumentado que la
política de fijar cuotas para el acceso de la población negra a las
universidades de Brasil es racista porque “discrimina” a los blancos.



Bolsonaro también dijo, en el mismo discurso en la ONU, que Brasil es un
país cristiano y conservador, aunque el Estado es laico. ¿Cuál es el
simbolismo de esta declaración ante la comunidad internacional?



El énfasis del presidente, hasta ahora, estaba en que el Estado era laico,
aunque el gobierno fuera cristiano. Cada vez más abandona este discurso y
asume otro ante la comunidad internacional en que presenta a Brasil como un
país que tiene una identidad ideológica y religiosa, es decir, es cristiano
y conservador. Decir esto frente a la comunidad internacional es subyugar a
toda la diversidad que existe en la sociedad brasileña y al mismo tiempo es
la afirmación de una supremacía religiosa cristiana, que es parte de este
proyecto de gobierno.



* Este artículo fue publicado originalmente por Agência Pública, 22-9-2020:
https://apublica.org/2020/09/debate-sobre-cristofobia-e-estrategico-para-can
didaturas-ultraconservadoras-avalia-pesquisador/

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