Estados Unidos/ ¿Cómo deben posicionarse los socialistas en las elecciones de 2020? [Adam Shils]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Sep 29 01:03:42 UYT 2020


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Correspondencia de Prensa

29 de septiembre 2020

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Estados Unidos



¿Cómo deben posicionarse los socialistas en las elecciones de 2020?




Adam Shils *

International Socialism Project, 22-9-2020

https://internationalsocialism.net/

Traducción de Correspondencia de Prensa



En varias notas recientes, hicimos una evaluación general de las elecciones
de 2020, donde explicamos por qué consideramos que la oposición al Partido
Demócrata es una piedra angular, un elemento fundamental de la política de
clase. El propósito de este artículo es explicar la estrategia y las
tácticas socialistas en las elecciones de 2020. Llegamos a la conclusión que
los socialistas deben llamar a votar por los candidatos ecosocialistas del
Partido Verde, Howie Hawkins y Angela Walker en todos los estados del país.



El combate contra Trump



Muchos militantes están de acuerdo con la posición socialista, en general,
sobre los demócratas, pero este año hay algo diferente. El triunfo de Trump
sería tan nefasto y las perspectivas de un segundo mandato tan peligrosas
para la clase trabajadora, que las posiciones generales se desvanecen ante
la urgencia inmediata. Una emergencia que concluye que es necesario apoyar a
Biden para poder derrotar a Trump.



Los partidarios de este punto de vista tienen razón cuando insisten sobre la
naturaleza racista y autoritaria del capitalismo lumpen de Trump. No
minimizamos ni un segundo los peligros de la ofensiva de Trump. Lo que nos
separa de los votantes convencidos de Biden es otra cosa: ¿cómo se puede
combatir con éxito a Trump y al trumpismo?



Acción y organización de masas



La principal pregunta es: ¿cómo se puede combatir con éxito la ofensiva de
la clase dirigente? La respuesta es: cambiando las relaciones de fuerzas
entre las clases a través de acciones masivas en las calles y en los lugares
de trabajo. Las manifestaciones y huelgas a gran escala han demostrado ser
el único método eficaz para asegurar avances para la clase trabajadora  y
sus organizaciones. La lista de esas victorias es bien conocida: el
movimiento sufragista que consiguió el voto de las mujeres, el crecimiento
de los sindicatos en los años 30, que mejoró enormemente las condiciones
laborales, el movimiento pacifista por los derechos civiles que acabó con
las leyes Jim Crow (1) y las luchas urbanas de los negros de los años 60,
que consiguieron grandes avances en el ámbito del bienestar social. Esto no
es simplemente una vieja letanía socialista. Es una visión precisa y exacta
de cómo se produce el cambio social. Las elecciones no son la táctica con la
que se puede derrotar a la reacción y que permiten el avance de la lucha de
clases, la táctica es la de la lucha de masas.



Este aspecto general es, sin duda alguna, válido en la "América" de Trump.
Las enormes manifestaciones callejeras del movimiento Black Lives Matter que
tuvieron lugar este verano -y continúan- han sido el mayor escollo para
Trump. Imaginemos un instante la situación si al movimiento originado por el
asesinato de George Floyd se le hubieran unido otros movimientos similares:
los sindicatos, como en los años 30, un movimiento por los derechos de los
inmigrantes, como en los Días de Mayo de 2006 y 2007, y un movimiento por
los derechos de las mujeres, como en los años 60 y principios de los 70.



La construcción  y la organización de esas luchas es el eje central para
derrotar las políticas de Trump. La lucha de masas es primordial, pero no
puede surgir de la nada. Las diferentes políticas electorales favorecen o
frustran el desarrollo de movimientos de resistencias fuertes. Ese es el
contexto en el que debemos plantear las cuestiones de estrategia y tácticas
ante una elección. Estamos a favor de una táctica política que impulse la
lucha en las calles y en los lugares de trabajo, estamos en contra de una
táctica electoral que la debilite.



El Partido Demócrata: amortiguadores para el capitalismo



Aquí es donde entra en juego la cuestión del Partido Demócrata. El Partido
Demócrata es un componente integral, crucial, del capitalismo
estadounidense. No es "sólo una lista electoral", un "terreno de lucha" o
algo por el estilo. Es la herramienta esencial con la que la clase
capitalista estadounidense puede absorber, integrar y desarmar una oposición
social potencial.



No se trata aquí de una mera teoría socialista. ¿O acaso no es cierto que
cada vez que hubo grandes movimientos sociales y que éstos centraron su
atención y sus esperanzas en el Partido Demócrata, el resultado fue la
desmovilización de esos movimientos?



Todo aquello que fortalece al Partido Demócrata fortalece el mecanismo que
permite a la clase dirigente mantener su dominación. Esto es válido para
quienes llaman al apoyo crítico, "dentro/fuera", viéndolo como un recurso
para "derrotar a Trump", o para todas las tácticas de ese tipo. Votar y
apoyar a los candidatos del Partido Demócrata debilita la construcción de
las luchas en las calles y en los centros de trabajo, incorporando así esas
luchas al marco de la política burguesa.



En síntesis, las elecciones son una manera más de luchar contra la clase
dirigente y sus partidos. Estamos a favor de votar por candidatos que,
aunque sea de manera imperfecta, avancen en esa perspectiva. Estamos en
contra de los candidatos y de las campañas que debilitan la acción
extraparlamentaria, que permiten que las luchas sean absorbidas por el
Partido Demócrata, una de las dos alas del "partido de la propiedad".



Para resumir. Sí, las políticas de Trump son un peligro manifiesto y
palpable para la clase trabajadora y los oprimidos. Hoy en día, luchar
contra estas políticas es nuestra tarea número uno. Para lograrlo, debemos
actuar en las calles y en los lugares de trabajo. El hecho de votar por el
Partido Demócrata, cualquiera que sea el pretexto, es votar por el partido
que la clase dominante utiliza para desviar las luchas necesarias.



Howie Hawkins, una alternativa socialista al bipartidismo



No apoyamos a Biden, pero no vamos a quedarnos en casa el 3 de noviembre.
Para nosotros, la independencia de clase se expresa a través del voto a
Howie Hawkins y Angela Walker. Esta campaña se centra en el ecosocialismo.
Un Green New Deal ecosocialista es probablemente la más importante de las
reivindicaciones de la campaña. Los candidatos tienen un orgulloso
antecedente en el movimiento de los trabajadores: Hawkins, como camionero en
UPS (United Parcel Service) y Walker, como conductora de la ATU (Amalgamated
Transit Union) de Milwaukee. Vale la pena insistir en la clara oposición de
clase de Hawkins y Walker a los demócratas, lo que los sitúa a la izquierda
de muchos socialistas. Por ejemplo, el folleto de campaña de Hawkins para la
conferencia Socialismo 2019, organizada por Haymarket/Jacobin/DSA, se
denominaba "Independencia de clase".



El Partido Verde no tiene el peso necesario, es cierto. El eslogan de la
campaña, "un millón de votos para el socialismo" puede resultar, incluso,
demasiado optimista. Sin embargo, no hay duda de que Howie y Angela están
del lado de la "lucha de la calle". El énfasis que puso esta campaña en el
movimiento Black Lives Matter, en el apoyo a los movimientos sociales y de
los trabajadores y la perspectiva socialista en general, merecen nuestro
apoyo.



* Adam Shils, docente jubilado de Chicago. Tiene una larga militancia en los
sindicatos y en la izquierda marxista. Colaborador del portal International
Socialist Project...



Nota



1) Las leyes Jim Crow (Jim Crow Laws) eran leyes nacionales y locales
promulgadas por las asambleas legislativas de los estados del Sur entre 1877
y 1964 para impedir la aplicación efectiva de los derechos constitucionales
de los afroamericanos adquiridos a partir de la Guerra de Secesión: la
Decimotercera Enmienda de la Constitución estadounidense, del 6 de diciembre
de 1865, que abolió la esclavitud; la Decimocuarta Enmienda a la
Constitución estadounidense, de 1868, que le concedió la ciudadanía a toda
persona nacida o naturalizada en los Estados Unidos y prohibió toda
restricción a ese derecho; la Decimoquinta Enmienda a la Constitución
estadounidense, de 1870, que garantizó el derecho de voto a todos los
ciudadanos de los Estados Unidos. (Correspondencia de Prensa]

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