Brasil/ ¿Un maestro de la conciliación de clases en la periferia del capitalismo? [Potiguara Lima]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Abr 12 23:05:49 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

12 de abril 2021

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Brasil

 

¿Un maestro de la conciliación de clases en la periferia del capitalismo? 

 

Potiguara Lima *

Correio da Cidadania, 12-4-2021

https://www.correiocidadania.com.br/

Traducción de Correspondencia de Prensa

 

El discurso de Lula en la segunda semana de marzo de 2021, tras la decisión
del STF (Supremo Tribunal Federal) que le devolvió sus derechos políticos,
generó esperanza en importantes sectores de la población brasileña. 

 

La decisión de uno de los magistrados del Tribunal Supremo expuso la
casuística y las incoherencias que marcaron la proscripción de Lula en las
elecciones presidenciales de 2018 y creó empatía con la situación vivida por
el ex presidente. Para muchos, el mero hecho de que vuelva al tablero
político un líder fuerte que reafirma principios civilizadores básicos, como
la importancia de la vacunación y el respeto a las mujeres, a los negros y a
la población LGBTQIA+, ya es un importante estímulo.

 

Al fin y al cabo, vivimos una crisis humanitaria en el país en la que las
muertes provocadas por la política de Bolsonaro de buscar activamente la
inmunidad de rebaño frente a la pandemia, se cuentan ya por cientos de
miles. El bolsonarismo es la expresión en el contexto brasileño de un
fenómeno más amplio de degradación política. Este fenómeno se expresa en
todo el mundo a través de variantes neofascistas que buscan sostener, sobre
la base de la violencia abierta, intensos patrones de despojo clasista,
racista y sexista, además de mostrar desprecio por las drásticas
consecuencias de la destrucción ambiental.

 

En Brasil, con propuestas como "o trabajo o derechos", "reforma de la
seguridad social" y "autonomía del Banco Central", el candidato Bolsonaro
fue muy bien recibido por las clases dirigentes. Si lo pensamos con calma,
el presidente ha cumplido lo que prometió y no tendrá ningún problema en
satisfacer todos los deseos de las clases dominantes brasileñas, que, detrás
de una retórica liberal completamente fuera de lugar, se sostienen en un
modelo ultra-regresivo de explotación de los trabajadores y el pueblo.

 

La influencia fascista en el bolsonarismo es notable. Es un movimiento de
masas que alienta y moviliza todo tipo de resentimientos sociales que
resultan útiles para el mantenimiento de las desigualdades de clase, género
y raza y mantienen incuestionable e intacta la hegemonía del gran capital
sobre la organización de la sociedad.

 

Para quienes creen en la linealidad del progreso social, resulta increíble
ver como presidente de la República de un país continental a una persona
cuya historia y valores se remontan a la defensa de la tortura y el
exterminio como política de Estado, a la misoginia más repugnante, que
otorga a los hombres el "derecho a violar" o a las manifestaciones de
desprecio e intolerancia contra negros y homosexuales. Pero una visión más
precisa de la historia revela fácilmente que el desarrollo del capitalismo
no está relacionado con el progreso social. Por lo tanto, no son raras las
circunstancias en las que las clases dominantes, los dueños del capital,
hacen uso de las estrategias más viles para asegurar el aumento de sus tasas
de ganancia.

 

Bolsonaro es uno de los instrumentos políticos más abyectos con los que
cuenta la burguesía brasileña para mantener el saqueo del pueblo y sostener
sus privilegios. Su obstinación es tan grande en este sentido que estuvo
dispuesto a promover el exterminio de una parte importante de la población
brasileña con el pretexto de "salvar la economía", cuando en realidad las
medidas adoptadas tienen como objetivo exclusivo garantizar los beneficios
de unos pocos especuladores y grandes empresarios. No hay manera de no
rechazar con vehemencia la política bolsonarista.

 

Y el deterioro económico, social y político provocado por el bolsonarismo es
tan grande que incluso sectores de las clases dominantes evalúan si no sería
conveniente un esquema de dominación política con un poco más de mediación.
Lula es el liderazgo aparentemente más adecuado para el papel de organizador
de los intereses de las clases dominantes sin proponer o defender
abiertamente la violencia social contra los pobres, las mujeres, los negros,
los indígenas, los gays, etc. Por el contrario, Lula defiende en sus
discursos la tolerancia y las oportunidades para cualquiera. Y siente una
inmensa alegría cuando ve a los trabajadores alimentarse, y con gusto, lo
que está bien representado con el acceso a la picanha (bife de consumo
popular: ndt) al que aludió en su discurso del 10 de marzo.

 

Basándose en su creencia en el amor entre los seres humanos,
independientemente de la clase social, Lula propone, por un lado, calma y
esperanza para millones y millones de brasileños, que en su mayoría viven en
condiciones bastante degradantes; por otro lado, Lula insta a las clases
dirigentes a ser sensibles al sufrimiento del pueblo. "Tengo que hablar con
los empresarios. Quiero saber dónde está su locura que no se dan cuenta de
que si quieren crecimiento económico, si quieren que la torta crezca, si
quieren que la economía crezca, tienen que garantizar que la gente tenga
trabajo, que la gente tenga ingresos, que la gente pueda vivir con dignidad,
si no, no hay crecimiento.

 

Si Lula consigue convencer a las clases dirigentes brasileñas de que asuman
un papel "mínimamente" civilizador, y logra convencer al pueblo de que lo
mejor es esperar a que vuelva el crecimiento económico que permita a más
gente comer carne de picanha y subirse a un avión, será la historia quien lo
cuente. Por nuestra parte, entendemos que el agravamiento de los problemas
estructurales nunca antes enfrentados del país, sintetizados en la doble
articulación "dependencia externa-segregación social", hacen que los
objetivos de Lula sean bastante frágiles.

 

Desde el punto de vista del pueblo brasileño, no hay camino hacia una vida
digna para todos que no pase por enfrentar y derrotar a quienes basan sus
beneficios y privilegios en la especulación financiera con el presupuesto
público y en una economía dependiente de la exportación de unos pocos
productos primarios.

 

Es necesario poner fin al subdesarrollo endémico y a la concentración de la
renta y de la propiedad de la tierra asociados a la actual dinámica
económica brasileña. Construir la verdadera solución histórica, que es
cambiar profundamente el país, será mucho más difícil que depositar las
esperanzas en las dotes conciliadoras de un líder carismático.

 

El futuro que necesitamos depende de mucha organización popular y de la
lucha por la comida, el agua, la vivienda, el trabajo, la tierra, la
industria, la salud y la educación. Esta es la única manera de garantizar la
dignidad del pueblo y la soberanía nacional. 

 

* Potiguara Lima es profesor de la red pública estatal.

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