Cuba/ El congreso del Partido y más continuidad. [Leonardo Padura]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Abr 16 14:48:34 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

16 de abril 2021

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Cuba

 

El congreso del Partido y más continuidad 

 

El VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba escenificará el retiro de la
vieja guardia y del propio Raúl Castro. Pero en Cuba se habla de muchas
otras cosas: de la unificación monetaria, la pandemia, las vacunas cubanas,
la crisis y la posibilidad de sacrificar ganado después de casi 60 años de
prohibición. «El congreso de la continuidad histórica» resume las tensiones
entre inercias y cambios.

 

Leonardo Padura *

Nueva Sociedad, abril 2021

https://www.nuso.org/

 

La gente en La Habana habla. Habla de todo. Habla mucho, por ejemplo, del
rebrote del covid 19, que en los últimos dos meses ha alcanzado cifras que
rondan el millar de contagios diarios, cuando nos habíamos habituados a
contar menos de cien. Habla del anuncio de supuestas medidas adicionales de
restricción por la pandemia, más cierres, más controles. Habla del vecino
que ha dado positivo y está ingresado, el pobre. Habla, claro que habla, de
los diversos candidatos vacunales cubanos, apuesta por ellos y los espera
como la tabla de salvación.

 

También habla, ahora mismo, de que el gobierno cubano, luego de casi seis
décadas de prohibición, autorizará a los ganaderos del país a sacrificar
reses para comerciar la carne y les dará facilidades para vender la leche. Y
eso no es cualquier cosa: en Cuba por sacrificar una vaca recibías una
condena peor que las de la India. Podías ir veinte años a la cárcel, mucho
más tiempo que por ciertos homicidios. Claro, se podrá vender carne y leche
pero… con controles. En Cuba todo se regula, se controla, aunque luego se
recontrarregula y se descontrola, como la transmisión de la epidemia. El
problema es que en Cuba, que llegó a ser un país exportador de carne, no
quedan muchas vacas.

 

La decisión de «liberar» las reses llega envuelta en un paquete de sesenta y
tres medidas de las que, se asegura en medios oficiales, «treinta son
consideradas de prioridad y otras de carácter inmediato, para estimular la
producción de alimentos en la nación», algo que, como lo habla la gente, es
un problema cada vez mayor. Entre esas medidas se incluyó además la
reducción de la tarifa eléctrica a los productores de alimentos, luego del
aumento de precios decidido por el gobierno.

 

Se habla, y mucho, de que el dinero no alcanza. Al fin se realizó la tanto
tiempo esperada y mil veces anunciada unificación monetaria que sacó del
juego a los llamados pesos convertibles (CUC) que tenían una cierta
equivalencia con el dólar (USD), pero que se cambiaban a veinticuatro pesos
cubanos (CUP) por CUC… pero también a doce, o uno a uno, según la instancia
comercial o administrativa que realizara el canje, dando como lógico
resultado que nunca se sabía a ciencia cierta cuánto costaba o valía algo.
Así funcionaba (o pretendía funcionar) la economía nacional.

 

Ahora se ha fijado el cambio oficial de un dólar en veinticuatro CUP, para
no devaluar demasiado la moneda cubana. Y se han quintuplicado o más los
salarios estatales y las pensiones en CUP, mientras se han septuplicado o
mucho más los precios de los productos en las tiendas del Estado. Sin
embargo, como esas tiendas del Estado están desabastecidas y frente a ellas
se producen largas colas que pueden llevarle al pretendido comprador cinco,
seis horas, a sol y lluvia y sin baño donde hacer sus necesidades (de eso
también se habla, muchísimo), el mercado negro del cambio de divisas le ha
dado a dólar y al euro valores más reales: unos cuarenta y ocho pesos por
dólar y cincuenta y seis pesos por euro. Y subiendo.

 

Se habla, por supuesto, de que el presidente Joe Biden ni nos ha mirado. Se
esperaban algunos cambios en las medidas muy restrictivas que aplicó la
administración anterior, que recrudeció las leyes del embargo, prohibió
prácticamente el envío de remesas desde Estados Unidos a Cuba, cerró el
consulado de La Habana y complicó la posibilidad de viajar a los cubanos con
familias al otro lado del Estrecho de La Florida. Hoy en día para aspirar a
un visado el ciudadano cubano debe ir a un tercer país. Guyana, por ejemplo.
Y cuando habla del tema, la gente se pregunta: ¿Biden en más de lo mismo?
Hasta ahora, para los cubanos, parece que sí.

 

Pero se habla, sobre todo, de que la «cosa» está mala. De que la economía
está en crisis con la paralización del turismo y la ineficiencia
tradicional, del incremento de las actividades de la disidencia, de que la
vida es cada vez más cara y la gente no sabe como arreglárselas. Hasta el
propio presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, lo dice cuando reclama
soluciones inmediatas, pues hay urgencia, no hay tiempo para los plazos
largos.

 

Y aunque también se habla del VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba,
creo que se le dedican menos palabras, comentarios, pensamientos de los que
por lógica debería provocar. Incluso en los medios oficiales, regidos por el
Partido, estoy casi seguro de que se ha hablado mucho menos que otras veces.
Apenas se sabe que se discutirá en el Congreso de «la actualización de la
Conceptualización del Modelo Económico Cubano de Desarrollo Socialista y de
la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del
Partido y la Revolución». O sea, se volverá a hablar de lo que ya se habla.

 

Se dice, además, que el Congreso traerá cambios. Pero solo sabemos con
certeza de que habrá uno, y lo conocemos desde hace varios años: el general
Raúl Castro dejará su puesto como Secretario General y lo entregará al
actual presidente de la República.

 

¿Qué implicará ese cambio? La gente no lo sabe y apenas especula sobre el
tema. Ya se sabe, porque se ha dicho, que el Congreso será un ejercicio de
continuidad, de reafirmación de la irreversibilidad del socialismo en Cuba,
o sea, que en esencia se dirá que se mantendrán las mismas formas de
gobierno, política y de organización social existentes en estos momentos.

 

Si hubiera más información sobre qué podría traer la reunión del máximo
órgano de decisión del país, quizás la gente hablaría mucho más. Pero el
secretismo es parte del sistema político cubano. No obstante, se supone que
el relevo de generaciones históricas no implicará un relevo esencial de
prácticas políticas, aunque ya a nivel económico, como he relatado antes, se
han ido introduciendo transformaciones, pues el país atraviesa una de sus
peores crisis financieras, de producción y de suministros, no tan profunda
como la de las años de 1990, pero bastante cercanas.

 

Con menos expectativas en el ambiente de lo que tal vez debería generar la
reunión del partido único y gobernante en Cuba, sería deseable que el
Congreso en marcha (entre el 16 y el 19 de abril) diera muchos más temas de
los que hablar, especular, resultados que esperar. Que como resultado del
cónclave se sacudieran más y mejor unas estructuras económicas que han
demostrado estar plagadas de mecanismos y leyes disfuncionales (como las que
provocaron el empobrecimiento de la masa ganadera del país) o la tan
demorada unificación monetaria, que llegó cuando no podía esperarse más y
fue en el peor momento económico de la nación (por solo citar un par de
ejemplos a partir de lo antes mencionado), cambios que traigan más
esperanzas a una población que vive una etapa de infinitas dificultades,
agravadas por la presencia de la pandemia que ha alterado el equilibro
económico del mundo, no solo de la isla.

 

En el plano simbólico, el Congreso marcará un cambio histórico en la isla,
cuando por primera vez en seis décadas no sean ya Fidel y Raúl Castro los
líderes al mando. En los últimos años, y más en los meses recientes, la
presencia pública del general Raúl Castro se hizo muy esporádica, mientras
la del presidente Díaz-Canel alcanzó niveles de visibilidad que ni siquiera
sostuvo Fidel (según recuerdo). Por lo tanto, habrá que ver si en lo real el
traspaso de poderes es completo y qué significaría de cara a las nuevas
realidades del país y del mundo. Aunque, repito, se habla de continuidad,
solo continuidad.

 

Una gran campaña de vacunación contra el covid 19, con vacunas creadas en
Cuba, puede ser un gran legado del VIII Congreso del Partido Comunista de
Cuba, en este mes de abril de 2021. La salida del panorama político activo
de Raúl Castro, lógicamente que entraña un vuelco histórico más o menos
visible en lo inmediato. Pero la gente necesita más. No solo para hablar,
sino para vivir mejor. Creo que después de tantos sacrificios, los cubanos
nos lo merecemos.

 

Y con urgencia, no con soluciones a largo plazo que a veces ni siquiera han
llegado, perdidas en el tiempo, en el espacio, en la ineficiencia y en el
olvido. 

 

* Novelista, guionista, periodista y crítico literario, autor de ensayos y
volúmenes de cuentos. Uno de los escritores más reconocidos de Cuba, es el
renovador en su país del género de la novela negra y el autor, entre otros
muchos libros de ficción, de la serie «Las cuatro estaciones», protagonizada
por el detective Mario Conde. En 2009 publicó El hombre que amaba a los
perros y en 2013 Herejes. Su último libro es Como polvo en el viento (todos
ellos publicados en la editorial Tusquets).

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