Uruguay/ "Tienen que dejar de decir que somos multitarea". El reclamos de las trabajadoras domésticas. [Stephanie Demirdjian]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Ago 23 12:50:39 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

23 de agosto 2021

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Uruguay



Trabajadoras domésticas reivindican definir categorías para el sector



“Tienen que dejar de decir que somos multitarea”



En su día, referentes del sindicato en Florida, Montevideo y Río Negro
reclaman mejores condiciones laborales, reconocimiento del trabajo y
“salarios justos”



Stephanie Demirdjian

La Diaria, 23-8-2021

https://ladiaria.com.uy/



El descenso de contagios, internaciones y muertes diarias por covid-19 en
Uruguay permite pensar que el fin de la emergencia sanitaria está cada vez
más cerca, tal como anunció el presidente Luis Lacalle Pou la semana pasada.
En este escenario, sectores que se vieron afectados de distintas formas
desde marzo de 2020 comienzan a prepararse para una etapa de reapertura
progresiva.



En el caso de las trabajadoras domésticas, muchas empiezan a reintegrarse a
sus trabajos, algunas a tiempo completo y otras, todavía, con horario
reducido. También hay casos de trabajadoras que continúan en seguro de paro
pero los empleadores “las hacen trabajar igual” –según dijeron
representantes del Sindicato Único de Trabajadoras Domésticas (SUTD) a la
diaria– y muchas, directamente, buscan nuevas oportunidades laborales tras
haber sido despedidas.



Como pasó en otros sectores, la pandemia profundizó los problemas que ya
enfrentaban las trabajadoras domésticas y también creó nuevos. Las
dirigentes sindicales consultadas, referentes de distintos departamentos del
país, hablan de “despidos abusivos”, “maltrato psicológico”, envíos a seguro
de paro de trabajadoras que no llegaban a cubrir los jornales e incluso
casos de “privación de libertad” por parte de empleadores.



A esto se suma la situación de las trabajadoras informales, que “quedaron
sin cobijo” y con la única posibilidad de solicitar una canasta de 1.200
pesos por mes al Ministerio de Desarrollo Social, plantearon las
representantes. La informalidad, de hecho, sigue siendo uno de los
principales problemas del sector, y se mantiene con o sin pandemia. De
acuerdo con la última actualización disponible, hasta diciembre de 2019
había 77.130 trabajadoras domésticas afiliadas al Banco de Previsión Social
(BPS). Sin embargo, en base a datos del Instituto Nacional de Estadística,
el sindicato estima que hay más de 120.000 empleadas en el país, lo que
significa que más de 30% de las trabajadoras está en la informalidad.



En el Día de la Trabajadora Doméstica, que se celebra hoy, el colectivo
renueva el reclamo por mejores condiciones laborales, especialmente en
materia de seguridad y de protección de la salud, y pide la recuperación del
salario que se “perdió” el año pasado. Además, las trabajadoras insisten en
que se reconozcan las categorías para el sector, una reivindicación que
sostienen desde hace años y que resurgió en un contexto de encierro en el
que, además de ejercer las tareas domésticas, tuvieron que ser maestras,
niñeras, enfermeras y cuidadoras.



Que asuman estos roles de cuidado, socialmente asignados a mujeres, no es
casualidad en una de las ocupaciones más feminizadas en el país: el informe
Trabajo doméstico remunerado en Uruguay, elaborado en 2019 por la Asesoría
General en Seguridad Social del BPS, confirma que las mujeres representan
99% del total de personas que trabajan en el sector.



Las consecuencias de la pandemia



Unos meses después de la llegada del coronavirus a Uruguay, el Poder
Ejecutivo creó un régimen especial de subsidio por desempleo para
trabajadoras y trabajadores que tuvieran una reducción máxima de 19 días
completos de trabajo o de 50% de su horario habitual. Sin embargo, el
beneficio “no fue tan así”, afirmó a la diaria la presidenta del SUTD, Lucía
Gándara, y las trabajadoras tuvieron que “solicitar varias cosas” para que
se garantizaran sus derechos.



Una de las situaciones que se dio fue que, luego de tres meses, muchas
tuvieron que volver a trabajar porque no llegaban a los jornales requeridos
por el BPS para percibir el seguro de desempleo. En otros casos, los
empleadores pidieron a las trabajadoras que por razones sanitarias no se
presentaran a trabajar, pero no les pagaron. De esta forma, dijo Gándara,
incumplieron el convenio colectivo de 2010 que estableció la obligación del
empleador de pagar el salario completo a la trabajadora cuando no se la
convoque a realizar la tarea en los días acordados. “Los primeros tres meses
que se pidió aislamiento voluntario, fueron los tres meses de más trabajo
desde el sindicato para apoyar a las compañeras y llegar a arreglos”,
resumió.



Betty Cabrera y Mariela Falero, referentes del SUTD en Río Negro y Florida,
respectivamente, coincidieron en que el principal problema que planteó la
emergencia sanitaria fue que “a muchas compañeras las mandaron a seguro de
paro, a otras directamente las despidieron, o pasó que a algunas las
mandaron a seguro de paro para después despedirlas, lo que genera que
pierdan salario”.



En diálogo con la diaria, Cabrera dijo que la mayoría de las trabajadoras
domésticas en Río Negro son jefas de hogar, lo cual “complicó más la
situación”. Otro obstáculo es el multiempleo. Puso su realidad personal como
ejemplo de lo que atraviesan otras compañeras en ese sentido: “Yo hago
limpiezas y trabajo en tres lugares diferentes. Si a mí me mandaran al
seguro en alguno de esos lugares, tendría que seguir yendo a los otros,
entonces tendría que hacer un seguro especial, porque sigo aportando al BPS
por los otros dos trabajos; el tema es que el sueldo se me ve aminorado a la
hora de cobrar, porque hay un trabajo en el cual no estoy trabajando”.



Por otra parte, Gándara recordó que en julio de 2020 correspondía un aumento
salarial cercano a 8%, pactado en el convenio de 2019, que no se pudo hacer
efectivo en su totalidad porque la parte empleadora alegó dificultades por
la crisis económica. “Sólo aceptamos 4,27%, que es la diferencia de la
inflación, y quedamos para atrás con el 3,5% que nos correspondía por
convenio. Por lo tanto, hasta el día de hoy, ese 3,5% que nos correspondía
lo hemos perdido, así como hemos perdido también a nivel de inflación de
todos estos meses”, aseguró la presidenta del sindicato. El mes pasado
empezó a regir un ajuste de 0,69% para el sector, que “no es un nuevo
aumento”, recalcó, sino “el ajuste de inflación que se tiene que aplicar
hasta que se firme el nuevo convenio”.



Los abusos



Muchas trabajadoras domésticas que no fueron despedidas ni enviadas a seguro
de paro también enfrentaron dificultades. Gándara estimó que la filial de
Montevideo del SUTD recibió cerca de 500 casos de abusos “de distinta
índole” que se dieron durante el ejercicio laboral desde que empezó la
pandemia. En ese sentido, dijo que hubo “despidos abusivos” y “compañeras en
seguro de enfermedad por haber sido maltratadas psicológicamente en sus
lugares de trabajo”.



También existieron situaciones de “privación de libertad”, en las que
trabajadoras “con cama” tenían prohibido salir de los lugares de trabajo,
bajo el argumento de que había que evitar los contagios. La dirigente
sindical dijo que, en la mayoría de los casos, las implicadas prefirieron no
hacer la denuncia por miedo a represalias o a perder el trabajo. “Con todo
esto de la covid, se ha abusado demasiado de nuestro grupo”, sentenció.



A las filiales de Río Negro y Florida no llegaron casos de situaciones de
privación de libertad, en parte porque la mayoría de las trabajadoras
domésticas allí son “con retiro”, explicaron Cabrera y Falero. La referente
rionegrense dijo, sin embargo, que en el departamento sí hubo despidos
abusivos. “Nosotras entendemos que hay despido abusivo cuando a una
trabajadora la mandan al seguro de paro, pensando que va a ser por un
tiempo, y cuando se le termina el seguro le dicen que ya no la necesitan
más”, señaló Cabrera; “esa también es una forma de vulnerar los derechos de
la trabajadora y nos parece que tiene una parte de abuso”.



El incumplimiento de los protocolos sanitarios por parte de patrones fue
otra situación que denunciaron públicamente las trabajadoras domésticas.
Gándara recordó que, al principio de la pandemia, se elaboró un protocolo de
emergencia en el que se aplicó el convenio colectivo de 2008, que en una de
las cláusulas establece que los empleadores tienen que proveer las
herramientas y la vestimenta de trabajo. En este caso, el protocolo incluía
además tapabocas, alcohol en gel, el cambio de zapatos al entrar a la casa y
el cambio de ropa. Pero las dirigentes sindicales aseguran que eso no
sucede. “El convenio dice que tienen que darnos todos los implementos, pero
no te los dan, y si no te los dan vos no te vas a arriesgar, entonces los
llevás desde tu casa”, acotó Cabrera.



La referente de Río Negro dijo que a esto se suma la falta de baños
separados “limpios e higienizados” para que puedan utilizar en las horas de
trabajo y lavarse las manos. “Siempre hay que higienizarse en los lugares en
donde estamos trabajando, en baldes o en piletas, que no son las mejores
opciones”, resaltó.



El reclamo por categorías



Las tres referentes sindicales coincidieron en que la principal
reivindicación de las trabajadoras domésticas, hoy en día, es que se
reconozcan las categorías para el sector. A su entender, esto evitaría que
tengan que asumir tareas que no corresponden al trabajo doméstico, como
sucede históricamente. “Esto no se dio sólo por la pandemia, sino que se da
habitualmente: tú eres contratada para la tarea específica de limpiar la
casa pero después se te agrega el nene que no tiene clases y, ya que estás,
cuidalo y hacele un arrocito, y al final terminás cuidando también al adulto
mayor y sacando a pasear el perro, es decir, realizando tareas que no te
corresponden”, explicó Falero.



Con el coronavirus en el aire, además, las trabajadoras también tuvieron que
ser maestras, detalló Gándara, porque quedaron a cargo de ayudar a las niñas
y los niños a entrar a las clases por Zoom, una plataforma que muchas
aprendieron a utilizar “con el correr de los días de clase”.



Para Cabrera, asumir que la trabajadora doméstica tiene que “hacer de todo”
en una casa es “abusivo” y no sólo porque no es para lo que se les paga,
sino porque puede implicar riesgos para su seguridad. “Si nosotras salimos a
la calle a llevar al niño al colegio o hacer mandados y tenemos un
accidente, no es un accidente laboral, no lo cubre el seguro”, explicó. Puso
el ejemplo de una compañera de Río Negro que fue mordida por un perro, se le
infectó el dedo, se lo tuvieron que amputar y el seguro no se lo cubrió
“porque, como fue una mascota, dijeron que no fue por una tarea del hogar”.



Cabrera consideró que estos obstáculos se terminarían si se reconocieran las
categorías, “porque definirían un poco el trabajo de cada compañera y
asegurarían que estemos un poco más protegidas”. Sin embargo, recordó que es
un reclamo que tiene “varios años” y que “cuesta bastante”, a su entender,
porque los empleadores “saben que es una herramienta para las trabajadoras y
que va a definir un montón de cosas, y obviamente que los perjudica”.



“La parte de los empleadores tiene que reconocer todo esto y dejar de decir
que las trabajadoras domésticas somos ‘multitareas’, como sigue diciendo
hasta el día de hoy”, reclamó Gándara. “Porque, insistimos, no es lo mismo
hacer un churrasco que cuidar a un niño o a un adulto mayor. No es lo mismo
limpiar un wáter que limpiar un aparador. Por lo tanto, van a tener que ser
más sinceros con ellos mismos y reconocer las categorías”.



Más allá de la responsabilidad de los empleadores, Falero insiste en la
importancia de que las trabajadoras tengan toda la información disponible a
la hora de concurrir al espacio laboral. “Siempre que se contrató a una
trabajadora, se la contrataba para la casa y se asumía que era para hacer
todo. De a poco se ha ido delimitando el trabajo, por los logros obtenidos y
porque hay más conocimiento”, enfatizó. Por eso, insistió en la importancia
de visibilizar y difundir entre las trabajadoras cuáles son sus derechos y
obligaciones, y ante qué situaciones pueden decir: “no corresponde”.



En el marco del Día de la Trabajadora Doméstica, Falero alentó a las
trabajadoras a que les pidan a sus empleadores que las registren en el BPS,
“porque trabajar sin estar registrada es estar en una posición voluble, y
después no te podés jubilar”. También las invitó a que se acerquen al
sindicato, que describió como “una buena herramienta para conseguir
derechos”.



Gándara, en tanto, recordó a las trabajadoras domésticas inmigrantes que “la
ley es igual para todas”. Por lo tanto, “aunque no tengan los papeles de
ciudadanía y todo lo legal, tienen que sacarse la cédula uruguaya y así
poder estar inscriptas en el BPS”. Y resumió las reivindicaciones de este 19
de agosto: recuperación del salario, categorías definidas, fueros
sindicales, contratos de trabajo.



Mientras, Cabrera destacó la importancia de que hayan participado compañeras
del interior en los últimos tres convenios colectivos, porque “a veces las
realidades no son las mismas” que en Montevideo. Y dijo: “Para nosotras,
dentro del sindicato, es un logro importantísimo; estamos marcando
historia”.

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