Cultura/ Lina Wertmüller, señora directora. [María José Santacreu]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Dic 17 09:13:13 UYT 2021


  _____

Correspondencia de Prensa

17 de diciembre 2021

https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

germain en montevideo.com.uy <mailto:germain en montevideo.com.uy>

  _____



Cultura



Lina Wertmüller (1928-2021)

Señora directora



El 9 de diciembre, a los 93 años, murió la directora y guionista italiana
Lina Wertmüller, la dama de los anteojos blancos. Discípula de Fellini, con
quien trabajó en 8 ½, realizó 24 largometrajes y tuvo una carrera
fulgurante. Sus películas, muy celebradas en los años setenta, merecen, sin
embargo, una revisión contemporánea que observe con mayor atención y menos
prejuicios la complejidad de sus construcciones narrativas.



María José Santacreu

Brecha, 17-12-2021

https://brecha.com.uy/



Hay muchos datos curiosos en torno a la vida y la obra de Lina Wertmüller.
Que se llamaba Arcangela Felice Assunta Wertmüller von Elgg Spanol von
Braueich. Que igual de largos eran los títulos de sus películas (al punto
que ostenta un récord Guinness por su film de 1978, Un fatto di sangue nel
comune di Sculiana fra due uomini per causa di una vedova si sospettano
moventi politici. Amore-Morte-Shimmy. Lugano belle. Tarantelle. Tarallucci e
vino). Nunca recibió un Oscar por una película, salvo, claro, el honorífico
en 2019, seguramente por ostentar otro récord difícil de ignorar: haber sido
la primera mujer nominada a este premio como directora. En aquel entonces,
perdió contra Rocky, que tenía que ganar algo, pobre, después de perder
injustamente aquella pelea contra Apollo Creed. Con un solo golpe, le ganó
no solo a Lina, sino también a Bergman, Lumet y Alan Pakula, también
nominados. Fue de esa manera que el mundo se dio cuenta de que en 49 años de
premios Oscar ninguna mujer había siquiera competido en el rubro de
dirección. Cuarenta y nueve años, 242 hombres, una mujer. Hoy resulta
asombroso que aquello fuera normal. Lina perdió, pero tampoco es que se
hubiera tomado la molestia de ir a recibirlo: al igual que hacía en muchas
de sus entrevistas, mandó a ocupar su butaca a la escritora y actriz Lalla
Kezich.



Tuvieron que pasar 42 años para que fuera a recibir su Oscar honorífico y,
muy a su estilo, cuando fue a buscarlo dijo que le gustaría que la
estatuilla, en lugar de llamarse Oscar, se llamara Anna. Wertmüller ostenta
todavía otra distinción: ser la única mujer en dirigir un spaghetti western
(Il mio corpo per un poker, 1968) que, como era de esperarse, lo protagoniza
una mujer. Ya desde la primera escena, la tesis de la película queda clara:
un hombre, sumisamente, enciende el largo cigarro de Belle, que es más
valiente y mejor que cualquiera.



Pero todas estas anécdotas serían meras notas de color si no hablaran del
espíritu de la cineasta, de su iconoclasia, su gusto por lo absurdo y lo
grotesco, su humor por momentos retorcido y, con frecuencia, negro. No era
difícil amar a Wertmüller. Si Fellini, su mentor, era excesivo, ella lo era
a la enésima potencia: salvaje, subversiva, a veces caótica. Sin embargo, la
queja que más a menudo recogió fue que sus intenciones no eran claras. Tanto
fue así que existieron, incluso, artículos que analizaron qué tan de
izquierda era su discurso. Sin pudor alguno, así se llamó el artículo de
Cinéaste: (1) «¿Qué tan de izquierda es Lina?», que comenzaba dando cuenta
de los ditirambos que le dedicaba por entonces la prensa estadounidense:
«¿Tan grande como Fellini, Antonioni y Visconti? (New York Magazine),
¿Profunda como Dostoievski? (Newsweek), ¿Más revolucionaria que Brecht? (New
York Magazine)». En la opinión de la autora del artículo, Lucy Quacinella,
Lina Wertmüller no era tan de izquierda como simulaba ser: a pesar de citar
a Errico Malatesta, los personajes de Amor y anarquía no tenían una
verdadera moral revolucionaria. Para la autora del artículo, Wertmüller era
irresponsable, peligrosamente frívola y francamente reaccionaria al poner en
pantalla personajes estereotipados que no hacían sino reafirmar los
prejuicios corrientes.



Pero esta ambigüedad puede tener otras lecturas. Y es que Wertmüller,
alternativamente, carga u ostenta el mote de irreverente. Esa irreverencia,
cuando se combina con la sombra de la inconsistencia ideológica, hace que
sus películas parezcan caprichosas y sobregiradas, y sustenta la acusación
de irresponsabilidad. Sin embargo, ese es el tema central de su obra: el
problema de la responsabilidad individual, las metas colectivas y la
debilidad de los hombres cuando esas metas más elevadas chocan con las
debilidades y los deseos humanos.



Es así que lo que muchas veces se consideró inconsistencia es, más bien,
deliberada intención. Una intención de pintar un cuadro humano más complejo
y, a menudo, incluso alegórico. En tal sentido, existe un interesante
estudio de Marc Le Sueur, titulado «The Use of Works of Art in the Films by
Lina Wertmüller», (2) que analiza cómo las obras de arte que aparecen en sus
películas muchas veces comentan o modifican el sentido de la escena. En
Sietebellezas, la película más celebrada de Wertmüller, el protagonista,
Pasqualino, es un mafioso de poca monta que cuida a sus siete hermanas, muy
poco agraciadas. Cuando se entera de que una de ellas ha sido deshonrada,
toma venganza por mano propia y mata al responsable de la afrenta. Pero
cuando va a ver al jefe mafioso para consultarle sobre la mejor manera de
deshacerse del cuerpo, podemos ver que al fondo hay una enorme estatua de
mármol de la cual se ven solo los genitales. «El órgano sexual masculino
funciona como comentario sobre el mecanismo que impulsa el acto de venganza
de Pasqualino: el orgullo masculino institucionalizado. Si el simbolismo se
mantuviera a este nivel, no tendría demasiada importancia. Sin embargo,
cuando la cámara se aleja, vemos que los genitales en cuestión no son
cualquiera: son los de la estatua de Cástor y Pólux» (que raptaron a las
hijas de Leucipo y las violaron, por lo que sufrieron la venganza de sus
sobrinos y Cástor perdió la vida).



Estas sutilezas abren nuevas lecturas que contrastan con el contenido más
explícito de la película, como corrientes subterráneas. Las comedias de
Wertmüller generalmente giran en torno al amor, el sexo y la política, y
señalan la imposibilidad de comprender uno sin los otros, presentándolos
como fuerzas que se atraviesan y se vuelven inseparables. Había comenzado en
el cine con Los zánganos, que fue un homenaje a Fellini y casi un
desprendimiento de Los inútiles (I vitelloni), al que le siguieron dos o
tres comedias sin demasiadas pretensiones. Con Los zánganos había capturado
el ojo de la crítica: el film triunfó en el festival de Locarno y
rápidamente la puso entre los directores italianos más interesantes del
momento. Recuperó esa senda con Mimi metalúrgico, una historia de rebeldía
que termina grotescamente mal. Y mal termina también Amor y anarquía, pero
no puede decirse que no lo avisa desde el epígrafe: «¿Qué es un
anarquista?», pregunta un niño. «Alguien que mata a un rey o a un príncipe y
luego es colgado.» En este caso, el objetivo era Mussolini, pero el atentado
se frustraba por culpa de una prostituta.



Lina Wertmüller ha muerto y con ella se extingue un modo de entender el cine
y una manera de hacerlo: un universo habitado por personajes que parecen
salidos de una película de Fellini, pero que, en rigor, eran los personajes
que ella elegía para sí misma. Un mundo en el que las relaciones son
políticas, pero de una política que le huye al blanco y negro. Un lugar en
el que se convocan las fuerzas que nos hacen profunda e imperfectamente
humanos.



Notas



1. Cinéaste, vol. 7, n.º 3 (otoño, 1976), págs. 15-17.

2. Artibus et Historiae, vol. 3, n.º 6 (1982), págs. 151-161./

  _____





--
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus


------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20211217/5455aa34/attachment.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa