Estados y farmac閡ticas/ Una asociaci髇 il韈ita contra la salud del mundo. [Eduardo Castilla]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Feb 15 14:50:22 UYT 2021


  _____

Correspondencia de Prensa

15 de febrero 2021

 <https://correspondenciadeprensa.com/> https://correspondenciadeprensa.com/

redacci贸n y suscripciones

 <mailto:germain en montevideo.com.uy> germain en montevideo.com.uy

  _____



Estados y farmac茅uticas



Una asociaci贸n il铆cita contra la salud del mundo



Eduardo Castilla *

Ideas de Izquierda, 14-2-2021

https://www.laizquierdadiario.com/



El 27 de abril de 2016, Andr茅s Fl贸rez, embajador colombiano en EE. UU., escribi贸 a Bogot谩:



Dado el directo relacionamiento que hay entre un grupo significativo de congresistas con la industria farmac茅utica en EE. UU., el caso del GLIVEC es susceptible de escalar hasta el punto de crear un inconveniente en la aprobaci贸n de los recursos de la nueva iniciativa denominada 鈥淧az Colombia鈥 [1].



El vocero del pa铆s sudamericano devino lobbysta directo de las grandes farmac茅uticas imperialistas. La gesti贸n de Juan Manuel Santos hab铆a osado desafiar los intereses de la suiza Novartis, cuestionando su monopolio para la producci贸n de Glivec, un medicamento contra el c谩ncer en la sangre. El f谩rmaco ten铆a un costo de producci贸n anual estimado en USD 180 d贸lares. En Bogot谩, Medell铆n o Cali se adquir铆a a USD 19.000. El Estado colombiano ejerc铆a, apenas, una m铆nima defensa del inter茅s nacional. El poder imperial respond铆a con un escarnio p煤blico mundial y la amenaza directa de todo tipo de sanciones [2].



La crisis provocada por la vacuna del Covid-19 desnuda el car谩cter irracional del sistema internacional de patentes y la propiedad privada capitalista. El Estado, engranaje fundamental de ese esquema, merece ser puesto bajo la lupa. Los investigadores Cecilia Rikap y Guillermo Folguera nos ayudan a pensar esos lazos.



El planeta asiste a una prepotencia de las grandes farmac茅uticas. Emulando el (pobre) universo del cine postapocal铆ptico 鈥揷贸mo no recordar Resident Evil鈥, las corporaciones se presentan como un poder cuasitotalitario. Imposibilitados de obtener las dosis necesarias de vacunas para el Covid-19, diversos gobiernos proponen un relato que entremezcla protestas, malestar y cierta victimizaci贸n, ejerciendo una condena moral contra esos monstruos llamados Pfizer, AstraZeneca o Moderna. Son, sin embargo, colaboradores activos de la gesti贸n de ese poder. Socios de una alianza contra la salud de la inmensa mayor铆a de la humanidad.



Orden mundial y ciencia



En las d茅cadas posteriores al final de la Segunda Guerra Mundial, la hegemon铆a norteamericana se hizo potente, cuasi absoluta. El nuevo poder ciment贸 su expansi贸n a base de una furiosa propaganda en favor de una democracia burguesa que 鈥揳l interior de sus fronteras鈥 incumpl铆a a煤n m谩s la falacia de la representaci贸n, negando voto y derechos pol铆ticos a millones; una democracia 鈥渆xportada鈥 mediante golpes de Estado hacia Am茅rica Latina y el mundo semicolonial. Aquel despliegue encontr贸 en la ciencia y la tecnolog铆a otro pilar legitimador. Empujado por las tensiones de la Guerra Fr铆a, el Estado norteamericano invirti贸 en un desarrollo creciente y potente de la ciencia.



Guillermo Folguera es doctor en Ciencias Biol贸gicas por la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, licenciado en Filosof铆a e investigador del CONICET. En di谩logo exclusivo con este medio, apunta que el poder de grandes laboratorios y farmac茅uticas se fue erigiendo en aquel per铆odo:



Despu茅s de la Segunda Guerra Mundial y prepar谩ndose para la Guerra Fr铆a, se dise帽an pol铆ticas de Estado vinculadas con la ciencia y la tecnolog铆a. En muy pocos a帽os se consolida un pensar que plantea, tanto en t茅rminos de salud como en producci贸n de alimentos, que los Estados tienen que idear estrategias sostenidas en ciencia y tecnolog铆a. Cuando le茅s los documentos ya hay un acento en la importancia de conseguir inversiones privadas. Hay un fuerte acento en lo estatal, pero abriendo la ventana para lo que despu茅s va a ser la importancia de las multinacionales.



Aquella din谩mica se acentu贸 en las d茅cadas siguientes. Previo a esa posibilidad, la burgues铆a se vio obligada a derrotar la insurgencia obrera y popular que recorr铆a el globo. Los 60 y 70 presentaron a la clase trabajadora, la juventud y m煤ltiples sectores oprimidos dando batalla al gran capital y sus pol铆ticas de racionalizaci贸n y ajuste. La revoluci贸n dijo presente. El poder burgu茅s apel贸 a todas sus herramientas: en el centro del orden mundial combin贸 la fuerza, el enga帽o y la traici贸n; en la periferia, tambi茅n recurri贸 a las represiones sangrientas.



Sobre esa derrota se edific贸 el ciclo neoliberal. Como una mancha de aceite que se propaga, el capital fue penetrando tramos y trozos de realidad, creando mecanismos para la construcci贸n de un nuevo ciclo de ganancias. Soporte legal, jur铆dico y militar del mundo burgu茅s, el poder estatal garantiz贸 ese despliegue. El sistema de patentes se present贸 como una suerte de piedra de toque en aquellas transformaciones.



Los herederos de Bob Dole



Bod Dole ser谩, eternamente, uno de los protagonistas de aquel m铆tico cap铆tulo de Los Simpson en que Kang y Kodos demuestran la pobreza del bipartidismo norteamericano. Las grandes farmac茅uticas lo recordar谩n como un precursor en la satisfacci贸n plena de sus intereses.



En 1980, junto al dem贸crata Birch Bayh, Dole fue autor de una ley fundacional para el poder de las grandes farmac茅uticas. La Bayhl-Dole Act habilit贸 a que los resultados de la investigaci贸n financiada con fondos p煤blicos pudieran ser patentadas por el sector privado. Otorg贸 a las grandes empresas una herramienta para maximizar su tasa de ganancia al permitirles apropiarse de los conocimientos creados por la investigaci贸n estatal.



Desde 1969 el concepto de 鈥渃omplejo m茅dico-industrial鈥 hab铆a entrado en la jerga pol铆tica y cient铆fica para conceptualizar la creciente voracidad capitalista en el sistema de cuidados de salud [3]. Los cambios en el sistema de patentes acompa帽aron ese despliegue.



Cecilia Rikap es doctora en Econom铆a y especialista en econom铆a de la ciencia, tecnolog铆a e innovaci贸n. Entrevistada en exclusiva, afirma que



En EE. UU. 鈥搚 Europa luego lo copi贸鈥, desde los 70 y fundamentalmente desde los 80, hay un proceso de endurecimiento de los derechos de propiedad intelectual, que termina en el acuerdo TRIPS y todos los que siguen despu茅s, instalando un r茅gimen de propiedad intelectual a nivel global, que favorece la emergencia de estas empresas como monopolios intelectuales.



Guillermo Folguera tambi茅n sit煤a en aquellos a帽os 80:



鈥 la aparici贸n de una serie de engranajes muy importantes para comprender la situaci贸n general y la discusi贸n actual en torno a las farmac茅uticas. Aparecen fuertemente consolidadas las patentes, como un norte que tienen que perseguir instituciones estatales como las universidades para autoabastecerse.



En 1994, en la cumbre del ciclo neoliberal, naci贸 a la vida el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC, TRIPS por sus siglas en ingl茅s). Bajo ese esquema, las multinacionales extendieron el sistema de patentes al globo entero. Joel Lexchin lo describe as铆:



El objetivo de la industria farmac茅utica era que todos los pa铆ses adoptaran los mismos derechos de propiedad intelectual que los de los Estados Unidos, independientemente de su nivel de desarrollo o de su capacidad para administrar farmacoterapia a sus poblaciones a un precio asequible [4].



Ese empoderamiento global de las corporaciones vino de la mano del nacimiento de la OMC (Organizaci贸n Mundial del Comercio), el primer d铆a de 1995. Describiendo el esquema naciente, el economista italiano Ernesto Screpanti rese帽贸 que:



En los ADPIC, la Organizaci贸n Mundial del Comercio revela claramente su naturaleza como una organizaci贸n pol铆tica que tiene el prop贸sito de salvaguardar los intereses de las multinacionales. No por casualidad las grandes corporaciones jugaron un papel clave en la elaboraci贸n de los acuerdos [鈥 Mientras que todos los dem谩s acuerdos tienen formalmente el objetivo de ampliar la competencia y la libertad de comercio, los acuerdos ADPIC adoptan la forma de una regulaci贸n proteccionista. Buscan expl铆citamente proteger las posiciones monop贸licas y los beneficios monop贸licos que proveen la investigaci贸n cient铆fica y tecnol贸gica, actividad en que sobresalen las grandes multinacionales del Norte [5].



驴Intocables?



En agosto de 2014, el esc谩ndalo golpe贸 las puertas de Valeant. En una operaci贸n nada trasl煤cida, la farmac茅utica norteamericana invirti贸 en la empresa canadiense Biovall, que, a su vez, compr贸 luego la mayor parte de su paquete accionario. Formalmente convertida en empresa extranjera, la multinacional mantuvo su nombre legal y su base operativa en suelo estadounidense. La maniobra financiera le permiti贸 una reducci贸n en las tasas corporativas a pagar, pasando de un 35 % a menos de un 5 % [6].



Cecilia Rikap la enlista dentro de las m煤ltiples concesiones estatales al poder de las grandes farmac茅uticas:



鈥 la posibilidad de tener una tasa impositiva m谩s baja que las que se pagan en sus pa铆ses de origen o los vac铆os legales que hay en los sistemas tributarios a nivel global, les permiten localizar sus ganancias en para铆sos fiscales, por ejemplo.



Profundizando la descripci贸n, a帽ade que:



Hay toda una serie de pol铆ticas que contribuyeron a que se desarrollen. Cuando hablamos del Estado hablamos del Estado en EE. UU. y en Europa, que es donde est谩n las grandes farmac茅uticas [鈥 No es que hacen alg煤n tipo de financiamiento directo de estas empresas, sino que producen conocimientos p煤blicos que estas empresas despu茅s se apropian.



En la misma sinton铆a, describe la conformaci贸n de



鈥 un sistema de investigaci贸n y de financiamiento p煤blico que favorece constantemente lo que yo llamo monopolios intelectuales, del que las grandes farmac茅uticas son un ejemplo paradigm谩tico. Se trata de empresas que acumulan capital sobre la base de monopolizar conocimiento. Y esa monopolizaci贸n de conocimientos les permite apropiarse de rentas intelectuales, es decir apropiarse de parte del valor que se produce en el resto de la sociedad.



Bajo esa misma mec谩nica, el Estado debilita los instrumentos formalmente destinados a controlar el poder de las farmac茅uticas. En EE. UU. la instituci贸n encargada de esa labor es la Administraci贸n de Medicamentos y Alimentos (FDA por sus siglas en ingl茅s). Su relaci贸n con las grandes corporaciones nace pre帽ada de una contradicci贸n fundamental: parte importante de su presupuesto surge de aportes hechos por los grandes usuarios corporativos. Es decir, su financiamiento est谩 atado a recursos que provienen de quienes deben ser controlados. Lo mismo sucede con la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios del Reino Unido (MHRA) en Gran Breta帽a. En las tierras (ca贸ticamente) conducidas por Boris Johnson, desde 1989 ese organismo estatal recibe la totalidad de sus recursos de contribuciones hechas por los usuarios corporativos [7].



El poder y entrelazamiento del gran capital farmac茅utico avanza 鈥搒in dudas o culpa鈥 sobre el mundo de la academia y la educaci贸n. Hilary y Steven Rose describen c贸mo



Las ciencias de la vida [鈥 han creado una nueva forma h铆brida ubicada en un espacio nuevo, a medio camino entre la universidad y la industria. Las viejas disciplinas de la ciencia y la tecnolog铆a mutan y se fusionan. Prolifera la hibridez. Los laboratorios industriales, con todos sus requisitos de confidencialidad, se sit煤an cada vez m谩s en el propio campus universitario, con parques cient铆ficos construidos en zonas convenientemente cercanas para los emprendimientos creados por los mismos acad茅micos [8].



La resultante es una legi贸n de profesionales formados bajo la ideolog铆a neoliberal, atentos a la defensa estricta de la ganancia empresaria. Hace pocos a帽os Victor Dzau se convirti贸 en 铆cono de ese v铆nculo. Desde 2014 ejerce como presidente de la Academia Nacional de Medicina. Sus lazos con el gran empresariado 鈥搎ue sorpresivamente nadie parece haber notado鈥 eran m谩s que estrechos: hab铆a sido parte de las juntas de directores de empresas vinculadas a la salud como Medtronics, Alnylam Pharmaceutical y Genzyme [9].



La tendencia lejos est谩 de ser puramente for谩nea. En Argentina, el Conicet cuenta en su Directorio a Graciela Ciccia, tambi茅n Directora de Innovaci贸n y Desarrollo Tecnol贸gico del Grupo INSUD, propiedad de Hugo Sigman.



El Estado en su pureza capitalista



La pandemia del covid-19 desnud贸 la decadencia de la salud p煤blica a escala global. Apil谩ndose sobre los a帽os neoliberales, el ciclo de ajuste fiscal que sigui贸 a la crisis de Lehman Brothers aceler贸 la declinaci贸n. La imagen dram谩tica de m茅dicos italianos eligiendo qui茅n vive y qui茅n no humedeci贸 millones de retinas en todo el mundo.



Ratificando su naturaleza de clase, los Estados concedieron a grandes laboratorios y farmac茅uticas la potestad de producir la vacuna. Gigantescos recursos p煤blicos fueron puestos en funci贸n de esa labor. Solo el gobierno de EE. UU. 鈥揵ajo la gesti贸n de Donald Trump鈥 entreg贸 m谩s de USD 10 mil millones sin que las empresas estuvieran obligadas a ofrecer la vacuna a un precio justo o a compartir los derechos de propiedad intelectual. Las grandes farmac茅uticas contaron, adem谩s, con las ventajas de la investigaci贸n estatal. En noviembre de 2020, un informe publicado en el sitio Public Citizen daba cuenta de que 鈥渓as vacunas Pfizer y Johnson & Johnson se desarrollaron utilizando una tecnolog铆a de prote铆na de espiga que hab铆a sido descubierta por cient铆ficos de los Institutos Nacionales de Salud鈥 [10].



Sin embargo, en el ca贸tico laberinto de la creaci贸n de vacunas, no todos los poderes estatales asisten al mismo trato. Los gobiernos de Israel, Canad谩 o Gran Breta帽a, entre otros, han logrado acceder a una cantidad de dosis que garantiza iniciar un serio plan de vacunaci贸n. En el otro extremo, los pa铆ses de 脕frica siguen condenados a ser parias del mundo. A inicios de febrero, solo seis pa铆ses hab铆an recibido cantidades m铆nimas de vacunas [11]. Consultada sobre esa situaci贸n, Cecilia Ripak indica que:





Hay que diferenciar entre Estados de los pa铆ses centrales versus Estados de pa铆ses perif茅ricos. Los Estados de los pa铆ses centrales van a tener mayor capacidad de negociaci贸n. EE. UU. tiene la capacidad de presionar a Pfizer o a Moderna sobre la cantidad de vacunas que le va a dar, cu谩ndo se las va a dar y qu茅 priorizar. No significa que va a ganar cualquier batalla. S铆 que va a tener mayor capacidad para sentarse en mayor igualdad de condiciones con la farmac茅utica.



La ratificaci贸n de la pol铆tica internacional del sistema de patentes equivale a perpetuar la pandemia. La liberaci贸n de las mismas 鈥搑eclamada por m煤ltiples ONG y organizaciones sociales鈥 permitir铆a extender su producci贸n a naciones con la capacidad t茅cnica de producirla, como Argentina. Resulta evidente que el poder de las multinacionales 鈥搃mpulsado y avalado por sus Estados鈥 resulta avasallante para los gobiernos de los pa铆ses dependientes y atrasados. Sin embargo, en esa tensi贸n, las clases dirigentes de esas naciones no pueden ser presentadas como meras v铆ctimas. Poco importa el relato pol铆tico de turno. En los hechos, las corporaciones tienen una alfombra roja de bienvenida.



En su libro La ciencia sin freno, Guillermo Folguera ilustra en cantidad y calidad las concesiones del Estado argentino frente al poder de corporaciones multinacionales y nacionales. Los acuerdos entre grandes empresas y universidades p煤blicas de todo el pa铆s 鈥揺jemplificado en el firmado entre Bayer y la Facultad de Agronom铆a de la UBA [12]鈥; as铆 como los convenios secretos firmados con la norteamericana Chevron, deben contabilizarse en ese rubro.



Si se atiende espec铆ficamente a la adquisici贸n de las vacunas, el Estado argentino cedi贸 abiertamente al chantaje de los grandes laboratorios internacionales. En octubre de 2020 se vot贸 鈥揷on la oposici贸n del Frente de Izquierda鈥 una norma que, entre otras cosas, impon铆a la resoluci贸n de conflictos en tribunales internacionales y obligaba al Estado nacional a hacerse cargo de eventuales indemnizaciones. Peronistas y cambiemitas, sin denunciar la enorme extorsi贸n que sufr铆a el pa铆s, levantaron la mano para convalidar el poder de las farmac茅uticas.



Derecho contra derecho



鈥淣o desarrollamos este producto para el mercado indio, seamos honestos. Desarrollamos este producto para pacientes occidentales que pueden pagarlo". Esta cruel confesi贸n fue realizada por Marijn Dekkers, consejero delegado de Bayer, en enero de 2014. El empresario alem谩n quer铆a negar a m谩s de mil millones de personas el acceso al Nexavar, un f谩rmaco de avanzada para tratar c谩nceres de h铆gado y ri帽贸n.



Estructurada sobre la permanente b煤squeda de ganancia, la racionalidad capitalista remite, casi necesariamente, al desprecio por la vida [13]. Un desprecio que recorre el interior de cada empresa, pero desborda esas fronteras y avanza sobre el conjunto de la vida humana.



Hace ya demasiado tiempo, Karl Marx escribi贸 en los Grundrisse que el capitalismo era el primer modo de producci贸n de la historia en haber convertido al progreso hist贸rico en prisionero [14], al punto de atar la ciencia y la t茅cnica a los designios de la creaci贸n de riqueza en su forma espec铆ficamente burguesa, es decir, convirtiendo todo en mercanc铆a susceptible de ser vendida.



Iniciada la tercera d茅cada del siglo XXI, el sistema de patentes que rige el mundo se presenta como una forma concreta, real, de ese aprisionamiento. Las grandes multinacionales farmac茅uticas, imponiendo su inter茅s particular, rechazan hacer universal y p煤blico un conocimiento que permitir铆a evitar decenas de miles de muertes diarias. El avance de la ciencia y la t茅cnica, orientado hacia el lucro, se contrapone a la salud y la vida de la inmensa mayor铆a de la poblaci贸n mundial. El derecho a la propiedad privada se opone al derecho a la existencia. El Estado actual, fiel a su naturaleza capitalista, funciona como garante y socio activo de esa continuidad hist贸rica, jur铆dica y social. La casta pol铆tica que lo gestiona ratifica la primac铆a del inter茅s burgu茅s por sobre la vida y la salud de miles de millones.



Esa irracionalidad del capital, avalada y sostenida por el Estado no es, empero, inmodificable. Contra toda visi贸n apocal铆ptica del desarrollo cient铆fico y tecnol贸gico, estos pueden ser orientados en un sentido socialmente distinto, puestos en funci贸n de cuidar y salvar la vida de la humanidad.



Pero esa tarea requiere una perspectiva revolucionaria que, barriendo el poder pol铆tico del gran capital, inicie la construcci贸n de un Estado de nuevo tipo 鈥揳l decir del revolucionario italiano Antonio Gramsci鈥 donde el motor de las nuevas creaciones no sea el lucro privado sino las necesidades, crecientes y constantes, de las grandes mayor铆as. Donde todas las potencialidades de la t茅cnica y la ciencia pueden ser puestas al servicio de una progresiva mejora en la salud de los miles de millones de explotados y oprimidos que pueblan el globo. Donde la direcci贸n y gesti贸n de los procesos de producci贸n de medicamentos 鈥搇levada a cabo por cient铆ficos y trabajadores鈥 garantice la prioridad de la vida sobre otras variables.



Un horizonte as铆 no tiene nada de ut贸pico. Requiere, es cierto, un duro combate por derribar el poder de las clases dominantes. Se trata de una tarea urgente, necesaria y apasionante.



* Es periodista y editor general de La Izquierda Diario.



Notas



[1] Memorando de Canciller铆a. 27/04/2016. Consultado en https://www.keionline.org/sites/default/files/Florez-27April2016.pdf.

[2] Novartis v Colombia. C贸mo las grandes farmac茅uticas sabotearon la lucha por un tratamiento asequible contra el c谩ncer, en https://isds-americalatina.org/casos/novartis-v-colombia/.

[3] Robb Burlage and Matthew Anderson, 鈥淭he Transformation of the Medical-Industrial Complex: Financialization, the Corporate Sector, and Monopoly Capital鈥, en Health Care Under the Knife: Moving Beyond Capitalism for Our Health, compilado por Howard Waitzkin, Monthly Review Press, 2018, pp. 73-74.

[4] 鈥淟a industria farmac茅utica en el capitalismo contempor谩neo鈥, en https://monthlyreview.org/2018/03/01/the-pharmaceutical-industry-in-contemporary-capitalism/.

[5] Ernesto Screpanti, Global Imperialism and the Great Crisis. The Uncertain Future of Capitalism, Montly Review, 2014, p. 110. Ernesto Screpanti es un economista marxista, autor de numerosos libros. Actualmente es profesor de Econom铆a Pol铆tica en la Universidad de Siena, en Toscana.

[6] Robb Burlage y Matthew Anderson, ob. cit., pp. 76-77.

[7] Joel Lexchin, ob. cit.

[8] Genes, c茅lulas y cerebros, Ediciones IPS, 2019, p. 35.

[9] Robb Burlage y Matthew Anderson, ob. cit.

[10] Julia Rock, 鈥淐OVID-19 Vaccine Developers Want to Keep Getting Billions in Public Money With No Strings Attached鈥, en https://jacobinmag.com/2021/02/covid-vaccine-developers-pfizer-johnson-government-funds-prices. El informe se puede leer en https://www.citizen.org/article/leading-covid-19-vaccines-depend-on-nih-technology/

[11] 鈥淎frican nations fear more Covid deaths before vaccination begins鈥, en https://www.theguardian.com/global-development/2021/feb/04/african-nations-fear-more-covid-deaths-before-vaccination-begins.

[12] 鈥淐abe recordar que Bayer ha comprado recientemente a Monsanto y es una de las empresas m谩s grandes del mundo en materia de agronegocios. El convenio es por 鈥渃apacitaci贸n鈥: la divisi贸n agro de Bayer (Cropscience) pag贸 530.000 pesos por temas de 鈥渁lta direcci贸n en agronegocios y alimentos鈥, destinados a 鈥渆mpleados, t茅cnicos y empresarios鈥. Eran ocho m贸dulos, de diez horas de clase cada uno, que se dictaron en la sede de Bayer (Buenos Aires, CFP24 Editora, 2020, p. 63).

[13] John Parrington lo resume se帽alando que 鈥渄ado que el capitalismo se trata de la b煤squeda de ganancias, esto significa que, de 煤ltima, la industria farmac茅utica se trata de la generaci贸n de ganancias. Ya sea mediante productos que tengan utilidad o no, al final del d铆a todo se trata de generar ganancias鈥. Entrevista en https://www.laizquierdadiario.com/Coronavirus-vacunas-ciencia-y-capitalismo.

[14] 鈥溾ero es el capital el primero en haber hecho prisionero al progreso hist贸rico (las ciencias y las t茅cnicas) para ponerlas el servicio de la riqueza鈥 (citado en Bensa茂d, Daniel, Los despose铆dos, Prometeo, 2011, p. 48.

  _____





--
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electr贸nico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus


------------ pr髕ima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20210215/2f5617eb/attachment-0001.htm


M醩 informaci髇 sobre la lista de distribuci髇 Boletin-prensa