Haití/ Una historia de violencia ligada a la opresión extranjera. [Guido Vassallo - Aldana Vales]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Jul 11 01:10:45 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

11 de julio 2021

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Haití



El asesinato del presidente Jovenel Moïse obliga a analizar el contexto del
país caribeño



Una historia atravesada por la violencia y el intervencionismo extranjero



Aunque fue la primera colonia de Latinoamérica y el Caribe en
independizarse, Haití sufrió desde su nacimiento el acoso de potencias como
Francia o Estados Unidos. Frente a la incertidumbre volvió a agitarse el
fantasma de la injerencia.



Guido Vassallo

Página/12, 10-7-2021

https://www.pagina12.com.ar/



El asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, sumió al empobrecido
país caribeño en otro de sus recurrentes escenarios de incertidumbre. Este
sábado un equipo de la policía colombiana llegó a Puerto Príncipe para
apoyar las investigaciones del magnicidio. Hasta el momento fueron detenidas
20 personas (13 de ellas colombianas) y otras tres murieron durante tiroteos
con las fuerzas de seguridad, por lo que aún hay cinco sospechosos con
paradero desconocido. En sus primeras declaraciones públicas desde el ataque
Martine Moïse, viuda del mandatario haitiano, sugirió que quienes estuvieron
detrás del crimen "no quieren ver una transición en el país".



Pero más allá de investigar las motivaciones que llevaron a que Moïse
recibiera doce balazos en su casa, se vuelve necesario considerar la
historia de Haití, una excolonia francesa que nunca pudo librarse por
completo de la injerencia de las grandes potencias y organismos
internacionales como la ONU. "Este magnicidio puede provocar un nuevo
desembarco de tropas norteamericanas, puede haber un levantamiento popular,
un consenso nacional para formar un gobierno capaz de pacificar el país...
Es difícil saberlo. Estamos en un momento de confusión enorme", asegura en
diálogo con Página/12 Henry Boisrolin, coordinador del Comité Democrático
Haitiano en Argentina.



Una historia ligada al yugo opresor



Aunque fue la primera colonia de Latinoamérica y el Caribe en independizarse
(1804), Haití sufrió desde su nacimiento el acoso extranjero, empezando por
la desorbitada deuda (valuada en 150 millones de francos) que exigió Francia
para reconocer al nuevo país. Ya independizada, Haití sufrió un importante
boicot internacional por parte de las potencias que veían al país como una
amenaza para sus sistemas esclavistas. En 1915 Estados Unidos, aprovechando
una de las reiteradas crisis haitianas, intervino militarmente para proteger
sus intereses económicos y geopolíticos y mantuvo ocupado el país hasta
1934, aunque persiste una fuerte influencia hasta el día de hoy.



Era sabido que cualquier intento de rebeldía le costaría caro a Haití.
Bárbara Ester, socióloga e Investigadora en CELAG, lo demuestra con un
ejemplo: "La dictadura de los Duvalier duró 29 años y nunca fue cuestionada
porque garantizaba la estructura de negocios, mientras que el gobierno de
Jean-Bertrand Aristide, que exigió a Francia el pago de una indemnización en
el marco de los festejos del bicentenario de la independencia, fue
derrocado".



"Papa Doc", "Baby Doc" y después



La segunda mitad del siglo XX estuvo dominada en Haití por el clan Duvalier.
François, conocido como Papa Doc, mantuvo una brutal dictadura desde 1957 a
1971 apoyado en los "tontons macoutes", su milicia personal. Tras la muerte
de François Duvalier llegó el turno de su hijo Jean Claude, Baby Doc,
convertido en presidente vitalicio a los 19 años.



Tras una serie de cortos gobiernos provisionales, en 1990 el sacerdote
salesiano Aristide fue elegido como el primer presidente democrático del
país, aunque no tardó en ser derrocado por un golpe militar. Cuatro años
después fue restituido por una intervención del ejército estadounidense y
terminó su mandato en 1996 después de disolver las fuerzas armadas. De nuevo
jefe de Estado desde 2001, Aristide se vio otra vez obligado a dejar el
poder en 2004 bajo presión de Estados Unidos, Francia y Canadá, y en medio
de una insurrección popular.



La llegada de la ONU



Durante esos años el país quedaría bajo el control de las Naciones Unidas,
que desplegó alrededor de diez mil cascos azules y policías internacionales.
Sin vueltas, Henry Boisrolin califica de "nefasto" el rol de la ONU en el
país caribeño. "Una de sus últimas intervenciones disfrazada de ayuda
humanitaria denominada Minustah (Misión de Estabilización de las Naciones
Unidas en Haití) estuvo en el país de 2004 a 2017. Violaron a niñas, mujeres
y jóvenes e introdujeron el cólera, una enfermedad que no existía en el
país, matando más de 30 mil personas", sostiene este profesor universitario
afincado en Argentina.



Con el trasfondo de una presencia cada vez más fuerte de los organismos
internacionales se sucedieron nuevos gobiernos democráticos. René Préval
reemplazó a Aristide y al día de hoy sigue siendo el único líder haitiano
que terminó los dos mandatos autorizados por la Constitución. El excantante
Michel Martelly fue electo presidente en 2011 y restauró las fuerzas armadas
luego de 16 años de abolición. Ya en 2015 un desconocido Jovenel Moïse
irrumpía en la escena política.



La era Moïse



Jovenel Moïse nació el 26 de junio de 1968 en la localidad de Trou-du-Nord.
Su padre era mecánico y agricultor y su madre costurera y comerciante. Llegó
a la política representando a la elite agraria gracias a su rol como
dirigente de Agritrans, una empresa bananera del nordeste nacida al calor
del despojo de miles de hectáreas campesinas. Su sorpresivo cambio de rubro
se atribuye en gran medida al expresidente Martelly, quien lo eligió para
representar a su partido, el neoliberal Tèt Kale (PHTK).



Elegido en un proceso electoral plagado de sospechas que debió repetirse un
año después, Moïse se comprometió a terminar con la corrupción en Haití. Al
poco tiempo la justicia local denunció varios hechos ilícitos como el desvío
de millones de dólares de la alianza Petrocaribe: la propia empresa del
presidente, Agritrans, fue una de las beneficiadas.



Bárbara Ester explica el trasfondo de esa iniciativa de cooperación: "En
2018 para agradar a Estados Unidos Moïse rompió relaciones con Venezuela y
reconoció a Juan Guaidó, aun siendo Venezuela uno de los países que más
ventajas le otorgó, por ejemplo con el programa Petrocaribe que otorgaba
petróleo a precios blandos y obras de infraestructura con el excedente. Esta
salida disparó el precio del combustible". La cosa se puso peor un año
después cuando estalló lo que, para la socióloga de la UBA, "fue el mayor
escándalo de corrupción por un monto que representaba un cuarto del PBI
haitiano".



Otro aspecto que no puede obviarse en el balance de la última presidencia
haitiana es la aparente conexión entre Moïse y las bandas criminales. Ese
vínculo fue investigado profundamente por organismos de derechos humanos y
Boisrolin no duda de su existencia: "Se han visto bandidos desfilando en las
calles, dando conferencias de prensa y exhibiendo sus armas, haciéndose
responsables directos de masacres mientras el presidente nunca decía una
palabra de eso".



El profesor Boisrolin advierte que, además de "ganar" mediante fraude las
elecciones, Moïse jamás cumplió sus promesas de campaña. "Este hombre
dirigía el país mediante decretos. Había impuesto una dictadura y el pueblo
haitiano está en contra de toda forma de dictadura", afirma.



El futuro inmediato de Haití



Si bien este viernes el presidente del Senado Joseph Lambert fue proclamado
por sus colegas como "presidente interino", nadie se anima a aventurar lo
que pueda pasar en Haití en los próximos días. "Este momento debe ser de
consenso para evitar la ocupación del país y derrotar un nuevo golpe de
Estado. Hay que formar un gobierno de transición y ruptura con ese sistema
de opresión neocolonial", sostiene Boisrolin.



Mientras en las calles de Haití se respira una tensa calma, vuelve a emerger
el fantasma de la injerencia internacional. Para Ester esas "ayudas" nunca
terminan saliendo bien: "Lo más trágico de la situación es que legitime o
cree la falsa sensación de que se necesita una nueva ocupación militar
extranjera en Haití. Esto es precisamente lo último que necesita el país
porque es la principal causa de sus males".



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La política de Estados Unidos hacia Haití, bajo la lupa tras el asesinato de
Moïse



Haití y EE.UU., un vínculo tóxico



La crisis actual hace temer que éste sea un nuevo episodio en un vínculo que
nunca resultó ventajoso para el país caribeño.



Aldana Vales

Página/12, 10-7-2021



En 1915, después del asesinato de Jean Vilbrun Guillaume Sam, el presidente
de Haití en ese momento, Estados Unidos decidió enviar tropas al país
caribeño con la excusa de que ayudarían a mantener el orden y lograr una
estabilización. Se quedaron hasta 1934. Ahora, tras un episodio similar, el
gobierno interino haitiano recurrió a la Casa Blanca para buscar apoyo en
medio de la crisis, lo que volvió a poner el foco en la política exterior de
Washington hacia Puerto Príncipe.



La crisis actual desatada a partir del asesinato del presidente Jovenel
Moïse hace temer que este sea un nuevo episodio en un vínculo que nunca
resultó ventajoso para Haití.



La relación entre Estados Unidos y Haití es espinosa desde el inicio.
Mientras el país del Caribe comenzaba a buscar su independencia a fines del
siglo XVIII, Estados Unidos apoyó a los franceses, recordó este sábado el
sitio Vox. Con temor a que el levantamiento de los esclavos haitianos
sirviera como ejemplo para los que estaban en territorio nortemericano,
Estados Unidos tardó décadas en reconocerle la independencia, mucho más que
Francia.



Luego, en el siglo XX, llegaron las intervenciones. Nunca una ocupación de
Washington hacia Haití –la de 1915 no fue la última– tuvo efectos positivos
para la nación caribeña, una de las primeras en el continente en dejar de
ser colonia europea, pero la más pobre del hemisferio occidental
actualmente. En la década de 1990, el país norteamericano volvió a invadir
para reponer en su puesto al presidente Jean-Bertrand Aristide. Hoy, Estados
Unidos es el principal donante de un país que, especialmente desde el
devastador terremoto de 2010, depende de los poderes extranjeros y de los
organismos internacionales.



Tras el asesinato de Moïse, el primer ministro haitiano Claude Joseph pidió
que Estados Unidos enviara tropas al país. El pedido no cayó bien en su
propio país, en el que la legitimidad de Joseph también está en duda. Pero
además avivó el recuerdo de las anteriores intervenciones.



En los años recientes, Estados Unidos prefirió mantenerse al margen de la
situación de Haití. Cuando Moïse asumió en 2017, un año después de ser
elegido, su llegada a la presidencia coincidió con el inicio del mandato de
Donald Trump. Durante su gobierno, el republicano apoyó a Moïse
principalmente porque el haitiano respaldaba su campaña contra Venezuela y
Nicolás Maduro. Pero cuando cambió el gobierno en Estados Unidos a
principios de 2021, la nueva administración demócrata se limitó a aceptar el
argumento de Moïse de que todavía le quedaba un año por gobernar, aunque
sectores de la oposición haitiana esgrimían que el mandato ya había
terminado.



Concentrado en la pandemia y preocupado más por la política exterior hacia
China y Rusia, el actual presidente estdounidense Joe Biden prefirió dejar a
Haití en un segundo plano. Se limitó a enviar una partida de 75,5 millones
de dólares al país caribeño, que serían destinados a salud, educación,
desarrollo de la agricultura y las actividades previas a las elecciones
previstas para este año. También paró la deportación de haitianos y
restableció el estatus de protección migratoria para quienes vengan de ese
país.



Sin embargo, la noticia del asesinato de Moïse obligó a la Casa Blanca a
volver la mirada hacia el Caribe. “Estados Unidos ofrece sus condolencias al
pueblo de Haití y estamos listos para ayudar mientras continuamos trabajando
por un Haití seguro”, dijo Biden en un comunicado tras el asesinato.



En medio de las críticas hacia lo que la administración estaba haciendo en
cuanto a política exterior sobre el país caribeño, reapareció un video de
Biden de una entrevista de 1994. “Si Haití se hundiera silenciosamente en el
Caribe o se elevara 100 metros, no importaría muchísimo en relación a
nuestros intereses”, había dicho ese año.



Obligada a dar una respuesta más fuerte ante la crisis en Haití, la Casa
Blanca insistió en los últimos días que “Estados Unidos continúa atento y
envuelto en consultas estrechas” con sus socios “para apoyar al pueblo
haitiano después del asesinato del presidente”. El gobierno también dijo que
enviará personal del FBI y del Departamento de Seguridad Nacional a Puerto
Príncipe “tan pronto como sea posible para evaluar la situación”, según
informó la secretaria de Prensa, Jen Psaki. “Fortalecer la capacidad de las
fuerzas de seguridad de Haití es una prioridad clave de Estados Unidos. Lo
era antes del asesinato de hace unos días y continúa siéndolo”, dijo.



La Casa Blanca también adelantó que enviará  cinco millones de dólares para
“fortalecer la capacidad de la Policía Nacional Haitiana para trabajar con
las comunidades para resistir a las pandillas”. El envío de tropas, en un
momento en que Biden está más concentrado en retirar las que estuvieron en
Afganistán por dos décadas, por ahora no está previsto.

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