Estados Unidos/ Los súper ricos son diferentes. No pagan impuestos. [David Schulz]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mie Jun 16 20:24:05 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

16 de junio 2021

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Estados Unidos



Los súper ricos son diferentes… No pagan impuestos



David Schulz *

A l’encontre, 12-6-2021

http://alencontre.org/

Traducción de Correspondencia de Prensa



F. Scott Fitzgerald [1896-1940, su novela más conocida es El gran Gatsby]
escribió: "Déjenme hablarles de los muy ricos. Son diferentes a ti y a mí"
[Hemingway habría dicho: "Sí, tienen más dinero"]. Por supuesto que sí. No
pagan impuestos. Al menos, esa es la conclusión de un estudio reciente de
ProPublica que confirma dos puntos: 1) en Estados Unidos, los ricos se rigen
por un conjunto diferente de reglas, 2) cuando se llega a lo esencial, todo
se reduce a una cuestión de clase.



ProPublica pudo consultar los archivos secretos del IRS (Servicio de
Impuestos Internos) que examinan las declaraciones de impuestos de los súper
ricos. Son los Michael Bloomberg, Jeff Bezos, Warren Buffett y Elon Musk del
mundo entero. Muchos de ellos son héroes para los liberales, donan dinero a
causas progresistas o son sencillamente los favoritos de los que odian a los
republicanos y a Donald Trump. Esos súper millonarios hablan muy bien cuando
se trata de los derechos reproductivos, de las armas de fuego, de las
problemáticas LGBT o de la exploración espacial, pero cuando se trata de lo
que más importa -el dinero, los impuestos y la clase social- son por cierto
muy diferentes del resto de nosotros.



Mientras que las clases media y alta pagan hasta el 37% de sus ingresos en
impuestos, estas personas pagan a menudo tan sólo el 1%. No, no se trata de
estafadores fiscales como podría ser Donald Trump, el que podría ser acusado
por ello en Nueva York y cuya maniobra fiscal es burda y reservada a las
personas poco sofisticadas. Ellos, en cambio, a través de los vacíos legales
del código fiscal, los préstamos y las transferencias permitidas, pueden
eludir todo tipo de obligación fiscal. Aunque opten por legar sus bienes, el
impuesto a las sucesiones no los afectará. A los súper ricos, la muerte los
alcanzará, pero los impuestos no.

Para estos individuos, la clase social está por encima de cualquier otro
interés. Bloomberg puede odiar a Trump, pero ambos comparten intereses de
clase. Lo mismo ocurre con Mark Zuckerberg [Facebook], Tim Cook [Apple],
George Soros [Soros Fund Management] y Tom Steyer [Farallon Capital]. Todos
ellos pueden hablar de un mundo mejor, donar a las mejores organizaciones
caritativas o incluso decir que deberían pagar más impuestos [como Warren
Buffett]. Pero en realidad, no pagan más impuestos, y deberíamos dejarnos de
creer que están del lado de los "americanos medios".



El estudio de ProPublica saca a la luz el terrible secreto de la política
estadounidense que nos negamos a ver. Las clases sociales existen y hay
conflictos y guerras de clases, con la diferencia de que sólo gana una de
las partes. La parte de los ricos. Para la mayoría de la gente y durante
gran parte de la historia de Estados Unidos, la realidad de la clase social
pasa a un segundo plano. El genio de la política estadounidense consiste en
que el sistema político diseñado por James Madison [presidente de 1809 a
1817] y sus colaboradores reconoció la realidad de las clases sociales, tal
y como la describió en el número 10 de los Federalist Papers [85 ensayos
escritos entre 1787 y 1788 por Madison, Alexander Hamilton y John Jay], una
realidad que es la causa principal de los conflictos vinculados a la
distribución desigual de los bienes. Pero luego, crearon un sistema político
que nos divide según los "centros de interés" para amortiguar esa realidad.
La política estadounidense se define habitualmente por el hecho de que la
raza, el género, la región, la religión e incluso las generaciones son
elementos conflictivos. A menudo nos dividimos basándonos en aspectos
secundarios, sin darnos cuenta de que, si bien el racismo, el sexismo y la
homofobia son también reales, el poder de los intereses económicos y de
clase se esconde detrás del dolor de cada persona. Si les sacamos a los
supremacistas blancos la potestad de imponer sus prejuicios a través de
sanciones económicas, no quedará prácticamente nada.



En un momento dado, la clase social fue un tema central. Es lo que ocurrió a
finales del siglo XIX y a principios del XX, cuando la "vieja izquierda" se
sumó a los sindicatos para plantear reivindicaciones económicas. Una pequeña
parte de la reducción de la brecha entre ricos y pobres se logró  gracias a
que la clase trabajadora impulsó políticas económicas tendientes a mejorar
las condiciones de trabajo y a ampliar el Estado de bienestar.

Fue algo que los ricos no apreciaron. Atacaron a los sindicatos y en la
década de 1970 las empresas estadounidenses empezaron a invertir enormes
cantidades de dinero en grupos de presión. Pero hubo algo aún mejor para los
ricos: la izquierda y la clase obrera se volvieron contra ellas mismas. La
vieja izquierda fue remplazada por la "nueva izquierda", que terminó
convirtiéndose en una fuerza política que ignoraba simplemente las clases
sociales. La nueva izquierda es el neoliberalismo de Bill Clinton, de Barack
Obama, de Hillary Clinton y ahora de Joe Biden. Se trata de una política
simbólica superficial, pero en muchos casos, especialmente con los Clinton y
Obama, hizo muy poco o nada para resolver las necesidades económicas de los
pobres. La política progresista o llamada de izquierda es hoy la de los
ricos que tienen educación universitaria y de la pequeña burguesía que se da
el lujo de ignorar las clases sociales.



El estudio de ProPublica debería decirnos que es necesario crear una nueva
"vieja izquierda". Tenemos que considerar que las clases sociales están en
la raíz de todas las formas de represión en nuestra sociedad, incluyendo la
brutalidad policial, el racismo y el sexismo, y que si lo olvidamos, ninguna
de las demás brutalidades será derrotada. (Artículo publicado en
Counterpunch, 11-6-2021 https://www.counterpunch.org/)



* David Schultz es profesor de Ciencias políticas en la Universidad de
Hamline, Minnesota.

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