Grecia/ Los ataques de la derecha contra la clase obrera. Volver al siglo XIX. [Antonis Ntavanellos]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Jun 24 00:41:24 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

24 de junio 2021

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Grecia



Los ataques de la derecha contra la clase obrera. Volver al siglo XIX



Antonis Ntavanellos *

A l’encontre, 22-6-2021

http://alencontre.org/

Traducción de Correspondencia de Prensa



"¡Bienvenidos al siglo XIX!" De esta manera comentaba Efimerida ton
Syntakton ("El periódico de los editores", un diario leído por un público
democrático y de izquierda) la aprobación por el Parlamento del monstruoso
proyecto de ley del ministro de Trabajo Kostis Chatzidakis, presentado como
una "reforma" de las relaciones laborales que hará posible que Grecia
aproveche las "oportunidades" de crecimiento después de la crisis de 2020 y
la pandemia.



El titular del periódico era legítimo. La nueva ley suprime la jornada
laboral de 8 horas y la semana de 5 días. El texto suprime la obligación
para los empresarios de pagar horas extras cuando piden trabajo extra, más
allá de las 8 horas o de los 5 días por semana. En lugar de una paga extra,
la nueva ley promete que los empresarios proporcionarán, más tarde, días
libres en compensación. Probablemente durante los periodos en los que baja
la demanda de los productos o servicios que ofrece la empresa.



Esta "flexibilización del tiempo de trabajo" fue introducida por primera vez
en la legislación laboral por los socialdemócratas, durante el periodo de
decadencia neoliberal de sus partidos y sindicatos. Primero, a principios de
los años 90, se aplicó en sectores marginales [en Tesalia y Macedonia
Occidental, los sectores en crisis se sometieron a esta flexibilización,
pero fue un fracaso, teniendo en cuenta la Constitución] de la economía y
debía seguir siendo un elemento marginal y secundario de las relaciones
laborales en Grecia. Hoy, el gobierno de Kyriakos Mitsotakis generaliza este
"acuerdo" extremadamente liberal, extendiéndolo a toda la clase trabajadora.
Según la nueva ley, ahora es legal que los trabajadores industriales (cuyo
trabajo es arduo y pesado) trabajen 150 horas más al año, ¡sin ninguna
compensación extra!



Lo peor es que esta ley elimina toda posibilidad de que los trabajadores
puedan expresarse colectivamente sobre las cuestiones del tiempo de trabajo
y de su correlación con los salarios. Tales cuestiones formarán parte de
"contratos individuales" entre cada trabajador y el empresario, pasando por
completo por encima de los sindicatos. Esto podría significar el golpe final
a la eficacia y legitimidad de los convenios colectivos, que ya fueron
gravemente desvirtuados durante los memorandos de austeridad, tras la crisis
de 2010-2011 en Grecia (una desvalorización que, lamentablemente, también
fue la característica del gobierno de SYRIZA, en 2015-2019).



***



El gobierno sabe que la implementación de esta política se enfrentará a la
resistencia de los trabajadores. Por ello, la nueva ley laboral está
reforzada por una serie de disposiciones draconianas que afectan al
funcionamiento legal de los sindicatos y a la posibilidad de declarar una
huelga legal. De ahora en adelante, los sindicatos están obligados a
realizar un "registro de afiliados" en formato digital, que debe estar a
disposición del Ministerio de Trabajo y de las organizaciones empresariales.
Para declarar una huelga, la decisión debe ser aprobada primero (por
votación electrónica) por el 50% más 1 de la totalidad de los trabajadores
(no sólo los miembros del sindicato). Si un tribunal declara que determinada
huelga sindical es ilegal, la huelga no puede volver a declararse, aunque
sea por un motivo diferente o por una organización sindical distinta (una
federación o confederación de sindicatos). En los sectores críticos de los
"servicios públicos" (sanidad, educación, transporte, energía, etc.), en
caso de huelga, el 35% de los asalariados debe seguir trabajando, como
prueba de "responsabilidad social".



Esta ley es a todas luces una monstruosidad anti obrera. Incluso la
Asociación de Jueces y Abogados y hasta el "comité de expertos" del
Parlamento estimaron que la ley viola los artículos de la Constitución de
1974 (que definen la huelga como un derecho e institucionalizan las
libertades sindicales con una articulación entre los derechos de los
trabajadores y los derechos políticos democráticos). Pero aún así, el
proyecto de ley fue aprobado por la mayoría parlamentaria de Nueva
Democracia (158 diputados).



***



Esta orientación se basa en una realidad gestada en Grecia durante el
desastroso periodo de los memorandos. Contrariamente a la imagen de la
propaganda (sobre el país del sol, la alegría y la despreocupación...), la
clase trabajadora en Grecia se ve obligada a trabajar más que en cualquier
otro Estado miembro de la UE, y más que en muchos otros países del mundo.
Según los datos de la OCDE (correspondientes a 2019), el tiempo medio de
trabajo efectivo en Grecia es de 1950 horas al año, es decir, solo por
debajo del de Corea y México y muy por encima del de Alemania, por ejemplo
(1386 horas al año). Mientras tanto, los salarios, han sido recortados en un
30% entre 2008 y 2019: el salario medio real cayó de unos 1300 euros (en
2008) a 950 euros (en 2019). Esta nivelación hacia abajo es el fruto de la
reducción del salario mínimo legal y sobre todo, de la presión constante a
la baja de todos los salarios para alcanzar apenas el mínimo legal.



Los capitalistas griegos saben que, durante la crisis, ellos también
registraron algunas pérdidas y retrocedieron en la clasificación de la
competencia mundial, además de tener que enfrentarse a la peligrosa "trampa
de la deuda". Pero también saben que para "aprovechar la oportunidad" de un
posible período de crecimiento después de la pandemia, tienen que aumentar
la tasa de explotación de la clase obrera y exigir más trabajo por el mismo
salario o por un salario más bajo.



Esto es lo que intenta hacer el gobierno de Mitsotakis, "sin edulcorantes".
La ley laboral de Kostis Chatzidakis no va a ser la única contrarreforma
brutal. Los planes de privatización del sistema público de pensiones y de la
seguridad social, así como las privatizaciones masivas de lo que queda de la
propiedad pública, ya están en marcha.



Esta orientación política no es fácil para el gobierno. Seis conocidos
políticos de derechas (ex ministros, parlamentarios o portavoces de Nueva
Democracia), que se identifican con la "tradición" del fundador del partido,
Konstantinos Karamanlis, en 1974, declararon públicamente su desacuerdo con
"este alejamiento de los principios del liberalismo social, que definían los
gobiernos de Nueva Democracia", al menos durante los años posteriores a la
caída de la junta militar.



Lo que dicen en realidad es que no creen que Mitsotakis pueda imponer esta
dirección manteniendo a la vez una estabilidad relativa y la sostenibilidad.
Pero no es razonable esperar una reacción seria de la derecha. En el
parlamento, los diputados de Nueva Democracia se alinearon y votaron en
bloque a favor de la ley laboral.



***



El gobierno de Mitsotakis no es un adversario fácil. Cuenta con el apoyo de
la clase dirigente sobre la nueva ley laboral, tal y como lo muestra la
cobertura mediática dominante. Dos "asesores" de Alexis Tsipras, Antonis
Liakos y Myrsini Zorba (ambos ex socialdemócratas y recién llegados a
SYRIZA), dicen en un artículo reciente:



"El gobierno de Mitsotakis no encuentra dificultades en su camino. No
confundamos nuestros deseos con la realidad. Tras una década de crisis, las
fuerzas burguesas griegas se están reagrupando y eso se expresa en el actual
gobierno a través de su gran apertura [a otros actores]. No debemos entender
esta apertura como una simple suma de corrientes políticas... sino como la
formación de un bloque dirigente con alianzas sociales, medios de
comunicación y sobre todo con una estrategia... El radicalismo no es un
privilegio exclusivo de la izquierda. El radicalismo de derecha aparece
fuerte y decidido y llega a violar el Estado de Derecho". El diagnóstico que
hacen es correcto.



Lo curioso es que ante este fenómeno, la táctica que ambos proponen es una
adaptación aún mayor al mismo, deshaciéndose de todos los "lastres" del
radicalismo de izquierdas del pasado, adoptando una estrategia de unidad
nacional, e incluso "emancipando a la izquierda del concepto de "partido"
que la mantiene atrapada en el pasado."



Lo trágico es que esos puntos de vista son e, los hechos, los que predominan
en la dirección de SYRIZA. Fuera del parlamento, SYRIZA mantiene una
retórica opositora de rechazo total a la nueva ley laboral. Pero dentro del
parlamento, el partido de Alexis Tsipras votó a favor de una serie de
artículos (¡55!) de la ley, optando por una táctica que "distingue buenos y
las malos aspectos" de la ley, en lugar del necesario rechazo político y
completo de esta ley extremadamente reaccionaria (como hizo por ejemplo el
Partido Comunista). En mi opinión, fue un claro mensaje de Alexis Tsipras a
la clase dirigente de que, a pesar de los deseos de su base, SYRIZA seguirá
siendo un partido "responsable" que no "quemará los puentes" de las
relaciones, incluso ante desafíos extremos.



En las calles, la reacción fue importante. El proyecto de ley laboral se
convirtió en una oportunidad para intentar organizar una huelga general en
Grecia después de un largo periodo. Todos sabíamos que no iba a ser sencillo
ni fácil. El contexto persistente de la pandemia, la burocracia sindical que
declaró la huelga pero hizo todo lo posible para... desvirtuarla. Los
verdaderos cambios negativos en la vida cotidiana y en los lugares de
trabajo que pesan sobre los trabajadores constituyen límites a la capacidad
de movilización. Pero el resultado fue mejor de lo esperado. Las
manifestaciones fueron numerosas y se expresó la indignación. La "gente de
izquierda" constituía el grueso de las tropas. El Partido Comunista, la
izquierda anticapitalista y por primera vez en mucho tiempo, un sector de
SYRIZA. Una composición que todavía está lejos de la amplia participación de
la clase trabajadora que se necesita para revocar una ley laboral, pero que
no debe subestimarse. Cualquiera que conozca el movimiento de resistencia en
Grecia sabe que así es como suelen empezar las marchas largas, hasta lograr
una movilización de mayor magnitud.



La nueva ley laboral ya es una realidad. Una parte importante del movimiento
organizado se niega a someterse a ella y tratará de derribarla en la
práctica. Un movimiento de los trabajadores que no estará aislado: pese a la
propaganda mediática histérica, todos los sondeos constatan que hay una
mayoría social (hasta el 65% en algunos sectores...) que cree que los
manifestantes "tienen razón". Un movimiento que espera anular esta
contrarreforma. Esta "pulseada" será decisiva para  la evolución social en
Grecia. En mi opinión, también determinará la situación política, a
diferencia de las maniobras parlamentarias o del ajuste socialdemócrata
adoptado por la dirección de SYRIZA.



* Antonis Ntavanellos es uno de los principales responsables de DEA,
organización de la izquierda anticapitalista griega.

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