Alemania/ Huelga "salvaje" de los repartidores de Gorillas. Se derrumba la retórica vacía de las startups. [Nelli Tügel/Jan Ole Arps]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Mie Jun 30 16:06:57 UYT 2021
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Correspondencia de Prensa
30 de junio 2021
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Alemania
Huelga "salvaje" de los repartidores de Gorillas. Se derrumba la retórica
vacía de las startups
Nelli Tügel y Jan Ole Arps
A l’encontre, 28-6-2021
http://alencontre.org/
Traducción de Ruben Navarro – Correspondencia de Prensa
Los "Gorillas" [nombre de la plataforma de reparto] ya han tenido bastante.
En la mañana cálida de este jueves 24 de junio, en la Prenzlauer Allee
[Importante avenida de Berlín] coreaban: "Trabajadores unidos, jamás serán
vencidos" ["Die vereinten Arbeiter innen, die sich niemals besiegen lassen
wollen"]. Los "trabajadores unidos" que jamás serán vencidos son jóvenes. En
la acera hay alrededor de treinta. La mayoría son repartidores en bicicleta.
Juntos, bloquean la entrada a la estación de reparto de Gorillas del barrio
Prenzlauer Berg.
Pancartas y puños alzados, "¡Queremos que Santi vuelva!", y luego aplausos y
aclamaciones. Un grupo de periodistas, casi tan numerosos como los
manifestantes, se agolpaba alrededor de los jóvenes: la acción generaba un
interés excepcional. El fundador de Gorillas, Kagan Sümer, difundió
recientemente sus eslóganes publicitarios en muchos periódicos alemanes. Esa
publicidad habla de la comunidad que su "unicornio" [término que designa a
una startup con alto potencial de valoración bursátil] forma con los
repartidores. Unos repartidores que están actualmente en huelga "salvaje",
algo que rara vez ocurre, incluso en Berlín, donde las protestas son
frecuentes.
Esta huelga tan particular ya había empezado el día anterior. En el centro
de reparto de Charlottenstrasse, en Kreuzberg, un mensajero llamado
Santiago, "Santi", había sido despedido durante su periodo de prueba, por
haber llegado tarde una vez y sin avisar, según dijeron los huelguistas. La
dirección dijo que era por una "falta grave", sin dar pruebas de la misma.
Inmediatamente después del despido, los trabajadores de Gorillas en
Charlottenstrasse fueron los primeros en parar, luego se les sumaron otros.
Cuando la dirección llamó a la policía, los mensajeros se dirigieron a la
Torstrasse de Berlín-Mitte y se sentaron frente a la entrada del centro de
reparto, el que se vio obligado a interrumpir sus actividades.
Hay 14 centros de distribución de Gorillas en Berlín y siguen abriéndose
otros. Son lugares imprescindibles para el modelo económico del servicio de
entrega "instantánea". En estos centros se almacenan productos de uso
cotidiano que los clientes pueden pedir a través de la app Gorillas. Los
preparadores [pickers] recogen lo más rápidamente posible los pedidos y
entregan las bolsas con las compras a los mensajeros, los que, a su vez,
entregan los pedidos en diez minutos, según la promesa de Gorillas. Sin esos
centros de reparto, ubicados en distintos puntos de la ciudad, el sistema no
funcionaría, lo que representa una ventaja para los huelguistas: el bloqueo
en la Torstrasse es eficaz y puede extenderse fácilmente a otros centros.
Esta huelga cuenta con un antecedente: en febrero, los repartidores pararon
durante un breve periodo de tiempo porque las temperaturas bajo cero y las
carreteras nevadas hacían imposible la entrega de los pedidos. La empresa
trató de hacer creer que las operaciones habían sido suspendidas por razones
de seguridad. Los mensajeros sabían que la explicación era falsa. A partir
de entonces, se organizaron en el Colectivo de Trabajadores Gorillas, una
especie de sindicato de base. Unos días antes de la huelga "salvaje", dieron
el primer paso y eligieron un comité de empresa, un objetivo del colectivo
de trabajadores, lo que fue motivo de tensiones con la dirección de la
empresa.
Los trabajadores son conscientes de la posición peligrosa en que los coloca
su lucha. Contrariamente a lo que afirma el fundador de Gorillas, Kagan
Sümer, la situación de los trabajadores de Gorillas es precaria. Es cierto
que no están obligados a trabajar como supuestos autónomos, como es el caso
de muchos repartidores en la próspera economía "gig". Sin embargo, los
salarios están por debajo de 10,50 euros la hora, las primas son opacas, y
las horas extras, los equipos inadecuados y los despidos arbitrarios están a
la orden del día. Gorillas fue fundada en mayo de 2020 y creció rápidamente
en los últimos tiempos, por eso, la mayoría de los empleados, incluidos la
mayoría de los huelguistas, están todavía en periodo de prueba, durante el
cual hay poca protección contra los despidos, una trampa en la que cayó al
parecer Santi, su compañero despedido.
Además, muchos de ellos no tienen el permiso de residencia certificado y
prácticamente no tienen otras perspectivas laborales, debido también al
Covid-19. Sin embargo, están participando en una huelga que es ilegal según
la legislación alemana sobre huelgas.
¿La manifestación es ilegal?
Da lo mismo Ilegal: una gran parte de los mensajeros y preparadores de
pedidos, en su mayoría jóvenes, vienen de Italia, de España, de Chile, de
Turquía y de otros países y hablan un "idioma" [el tipo de huelga] que
incluso los sindicalistas y activistas de izquierda alemanes tienden a
evitar, y no hablamos aquí del inglés que utilizan para comunicarse entre
ellos. Para ellos, es una evidencia que son trabajadores y están seguros de
sí mismos. "Gorillas puede despedir a un mensajero, a dos, o a tres, pero no
a 50. Somos la base del valor que Gorilas ofrece a sus clientes. Sin
nosotros, el negocio de Gorillas no funciona", decía Hueseyin, un mensajero,
ante las cámaras de Prenzlauer Alle de Labournet TV el jueves pasado. "Somos
nosotros los que hacemos que esto sea posible. Así que no vamos a perder".
Muchos mensajeros no llevan mucho tiempo viviendo en Alemania y aún no han
hecho suyas las relaciones laborales alemanas, que están muy reguladas.
Algunos llegan con su experiencia de resistencia política o sindical de
otras partes del mundo. Para ellos, no tiene sentido que en Alemania las
huelgas que no son convocadas por un sindicato -como resultado de la
"negociación colectiva"- no sean legales. "No entiendo por qué las huelgas
espontáneas tienen que ser tan poco frecuentes en este país", dice un
mensajero que participa en un bloqueo. "Realmente no es tan difícil de
entender".
También hay un gran contraste con la retórica de startup que utiliza la
dirección de Gorillas. En el lenguaje de la empresa, todos los mensajeros y
preparadores son una "familia", una "comunidad" y parte de un "movimiento".
Kagan Sümer dio un ejemplo de ello dos días después del inicio de la huelga,
en una reunión sobre Zoom a la que había invitado previamente a todos los
empleados de Gorillas por correo electrónico. Este hombre de 33 años dice no
dará marcha atrás sobre el despido, pero que está "súper abierto" a las
críticas constructivas sobre el proceso o la comunicación. Al mismo tiempo,
aclara que no considera las acciones de los últimos días como una crítica
"constructiva": el 65% de los empleados están satisfechos y el conflicto
está fomentado por "grupos de interés externos". A finales de junio,
visitará todos los locales de Gorillas en Alemania, en bicicleta, para
hablar con sus empleados. No dejó lugar para preguntas ni debates después de
su discurso en Zoom.
La intervención de Kagan Sümer hizo que los huelguistas se enfurecieran más.
Pocas horas después de la reunión, volvieron a bloquear un centro de
reparto, esta vez en la Muskauer Strasse de Kreuzberg. "Dice que el 65% de
los trabajadores de Gorilas están satisfechos, pero ¿qué pasa con el otro
35%?", preguntó Zeynep, una repartidora miembro del núcleo duro de los
huelguistas y que el día anterior ya había explicado en detalles las
preocupaciones del Colectivo de Trabajadores a muchos periodistas. Mientras
tanto, la lista de reivindicaciones sigue aumentando: además de la
reincorporación de Santiago, los huelguistas reclaman el fin de lo que
consideran despidos arbitrarios. "Si no se resuelven nuestros problemas,
seguiremos luchando", dice Zeynep y sigue abierta la cuestión de si habrá
más huelgas u otro tipo de acciones.
Ella y sus compañeros saben que el miedo de la dirección de Gorillas no
quiere afectar su imagen y que eso juega a su favor. Gorillas se encuentra
en una fase de crecimiento agresivo, como es habitual en el caso de un
"unicornio", una empresa emergente con una valoración de mercado de más de
mil millones de dólares. Sin embargo, al igual que otras startups, Gorillas
no realiza beneficios. Es sólo una promesa de futuro, enriquecida por
grandes cantidades de capital-riesgo. La empresa se concentra en el objetivo
de seguir creciendo y de eliminar a todos los competidores del mercado.
Actualmente crecen como hongos: Flink y Getir, también creadas en Berlín,
aplican el mismo modelo de económico que Gorillas.
Los repartidores y los preparadores de pedidos tienen un gran poder: las
huelgas, la organización y la posibilidad de denunciar públicamente las
condiciones de trabajo, son hechos que pueden asustar a los inversores y a
los clientes. Las acciones de protesta en Gorillas son seguidas de cerca por
los periodistas. Los medios de comunicación cercanos a la empresa tratan de
encontrar las razones del "gran malestar" de los mensajeros. "Pero es
evidente: el vaso se desbordó masivamente en Gorillas", escribe el sitio
Gründerszene. El autor, abogado laboral, aconseja a la empresa que hable con
los trabajadores en lugar de despedirlos, pues de lo contrario corre el
riesgo de no encontrar a los nuevos repartidores que necesita para su
crecimiento.
Es cierto que los daños económicos inmediatos de la huelga y los bloqueos
son limitados: si la empresa no obtiene beneficios, éstos no pueden
reducirse. Probablemente, Gorillas va a tratar de no prolongar el conflicto,
con la esperanza de que el interés público por el mismo se disipe
rápidamente. Pero esta estrategia es como todo el modelo de negocio: una
apuesta arriesgada por el futuro
Los huelguistas apuestan a la solidaridad y la unidad. El desafío es
importante: su lucha es ya un ejemplo para todo el sector. Para el ejército
de coloridos repartidores que recorren las calles de la capital con bolsas
de comida, cerveza fría o pasta de dientes y que sigue aumentando -como los
de Gorillas-, su futuro se está preparando. (Artículo publicado en Der
Freitag, 25-6-2021, https://www.freitag.de/)
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