India/ Las causas de la catástrofe. [Vijay Prashad]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Mayo 9 11:45:06 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

9 de mayo 2021

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India



Las causas de la catástrofe



Vijay Prashad

Asia Times, 27-4-2021

https://asiatimes.com/

Traducción de Viento Sur

https://vientosur.info/



Es difícil exagerar la propagación de la Covid-19 en India. WhatsApp no para
de transmitir mensajes sobre tal o cual amistad o familiar contagiada con el
virus, mientras que los mensajes de rabia explican cómo el gobierno central
ha fallado totalmente a la población. A un hospital apenas le quedan camas
libres y otro ya no tiene oxígeno, mientras que el primer ministro Narendra
Modi y su gabinete responden con evasivas.



Trece meses después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS)
anunciara que el mundo se hallaba en plena pandemia, el gobierno indio tiene
la mirada fija en los grandes faros como un animal paralizado, incapaz de
moverse. Mientras que los demás países han avanzado bastante en sus
programas de vacunación, el gobierno indio permanece de brazos cruzados y
contempla cómo se abate sobre las poblaciones de India una segunda o una
tercera ola pandémica.



El 21 de abril de 2021, el país registró 315.000 nuevos casos en el espacio
de 24 horas. Es una cifra extraordinariamente elevada. Recordemos que en
China, donde se detectó el virus por primera vez a finales de 2019, el
número total de casos detectados asciende a menos de 100.000. Este pico ha
suscitado interrogantes: ¿Se trata de una nueva variante o es el resultado
de la incapacidad de gestionar las interacciones sociales (en particular los
tres millones de peregrinos que se juntaron con motivo de la Kumbh Mela
[peregrinación hindú organizada cuatro veces cada doce años en las cuatro
ciudades santas] de este año) y de vacunar a un número suficiente de
personas?



La incapacidad total del gobierno indio, dirigido por el primer ministro
Modi, de tomarse en serio esta pandemia está en el origen del problema.



El desprecio



Una ojeada sobre el mundo entero muestra que los países cuyos gobiernos no
han tenido en cuenta las advertencias de la OMS han sufrido los peores
estragos de la covid-19. A partir de enero de 2020, la OMS pidió a los
gobiernos que insistieran en las normas de higiene básicas –lavarse las
manos, mantener la distancia física, llevar mascarilla– y acto seguido
recomendó la detección de contagios, el rastreo de contactos y el
aislamiento social. La primera serie de recomendaciones no requiere inmensos
recursos. El gobierno vietnamita, por ejemplo, se tomó muy en serio estas
recomendaciones y logró frenar de inmediato la propagación de la enfermedad.



El gobierno indio actuó con lentitud a pesar de las pruebas de la
peligrosidad de la enfermedad. El 10 de marzo de 2020, antes de que la OMS
declarara una pandemia, el gobierno indio informó de una cincuentena de
casos de covid-19 en India, habiéndose duplicado las infecciones en 14 días.
La primera medida importante del primer ministro indio fue un toque de queda
Janata [que comenzó el 22 de marzo y se extendía durante 14 horas al día, el
término Janata hace referencia al partido BJP –Bharatiya Janata Party– de
Modi], que tuvo efectos dramáticos y no se ajustaba a las recomendaciones de
la OMS. Este confinamiento implacable, con un preaviso de cuatro horas, hizo
que cientos de miles de trabajadores y trabajadoras se desplazaran a sus
hogares caminando por las carreteras, sin haber cobrado sus salarios;
algunos murieron al borde de los caminos, muchos transportaron el virus a
sus pueblos y ciudades. El primer ministro Modi decretó este confinamiento
sin consultar a sus propios servicios, cuyos consejos tal vez le hubieran
advertido de los riesgos de un acto tan precipitado e inútil.



Modi se tomó toda la pandemia a la ligera. Exhortó a la población a que
encendiera velas e hiciera sonar las cacerolas, para que con el ruido huyera
el virus. El confinamiento no dejó de prolongarse, pero no había ningún
enfoque sistemático, ninguna política nacional que se expusiera en las webs
del gobierno. En mayo y junio de 2020 se prorrogó el confinamiento, pero no
tenía ningún sentido para los millones de personas de la clase obrera que
debían acudir a trabajar para sobrevivir con su jornal. Un año después del
comienzo de la pandemia, 16 millones de personas en India se han infectado y
185.000 han muerto a causa de la pandemia. Hay que escribir palabras como
detectado o confirmado, pues los datos sobre la mortalidad en India durante
esta pandemia no son en absoluto de fiar.



Consecuencias de la privatización



Las consecuencias del traspaso de la atención sanitaria al sector privado y
de la falta de financiación de la sanidad pública han sido terribles. Desde
hace años, los sectores que defienden la sanidad pública, como el Jan
Swasthya Abhiyan (Movimiento por la Salud del Pueblo de India), reclaman que
el gobierno dedique más inversiones a la sanidad pública y se apoye menos en
la atención sanitaria basada en el lucro. Estos llamamientos siempre han
sido desoídos. Los gobiernos indios han destinado sumas muy bajas a la
sanidad: el 3,5 % del PIB en 2018, una proporción que no ha variado desde
hace décadas. El gasto sanitario actual de India por habitante, en paridad
de poder de compra, es similar al de países como Kiribati [archipiélago en
el Pacífico], Myanmar y Sierra Leone. Es una cantidad muy reducida para un
país de la capacidad industrial y riqueza de India.



A finales de 2020, el gobierno indio reconoció que contaba con 0,8 médicas y
1,7 enfermeras por millar de habitantes. Ningún país del tamaño y de la
riqueza de India dispone de tan poco personal sanitario. Y esto no es todo.
India solo dispone de 5,3 camas hospitalarias por 10.000 habitantes,
mientras que China, por ejemplo, cuenta con 43,1 camas por el mismo número
de habitantes. India solo tiene 2,3 camas de cuidados intensivos por 100.000
personas (frente a 3,6 en China) y un total de 48.000 respiradores (China
tenía 70.000 tan solo en Wuhan).



La escasez de infraestructuras médicas se debe enteramente a la
privatización, y los hospitales del sector privado se guían por el principio
de la máxima ocupación rentable; carecen de la capacidad para hacer frente a
los picos. La teoría de la optimización no permite que el sistema haga
frente a los picos, pues en tiempos de normalidad ello implicaría que
tendría una capacidad excedentaria. Ningún sector privado desarrollará
voluntariamente un excedente de camas o de respiradores. Esto es lo que
provoca inevitablemente la crisis en caso de pandemia.



La falta de inversión en sanidad comporta una falta de infraestructuras
médicas y salarios bajos para el personal sanitario. Es una mala manera de
gestionar una sociedad moderna.



Vacunas y oxígeno



Las penurias son un problema normal en toda sociedad, pero las penurias de
productos sanitarios básicos en India durante la pandemia han sido
escandalosas.



India es conocida desde hace tiempo como la farmacia del mundo, pues la
industria farmacéutica india tiene la habilidad para practicar la
retroingeniería en toda una gama de medicamentos genéricos. Es la tercera
fabricante más grande de la industria farmacéutica. India representa el 60 %
de la producción mundial de vacunas y del 90 % de las utilizadas por la OMS
contra la rubeola; actualmente es la principal proveedora de comprimidos
para el mercado estadounidense. Sin embargo, nada de esto ha servido de algo
durante la crisis.



Las vacunas contra la covid-19 no están disponibles para la población india
en las cantidades necesarias. Las vacunaciones no habrán concluido hasta
noviembre de 2022. La nueva política del gobierno permitirá a los
fabricantes de vacunas incrementar los precios, pero no producir con la
rapidez suficiente para cubrir las necesidades (las fábricas de vacunas del
sector público indio están paradas). No se ha previsto un abastecimiento a
gran escala. Tampoco hay suficiente oxígeno medicinal, y el partido en el
poder no ha cumplido las promesas de incremento de la capacidad de
producción. El gobierno indio ha exportado oxígeno, incluso cuando se puso
de manifiesto que las reservas nacionales estaban agotadas (también exportó
inyecciones de Remdesivir).



El 25 de marzo de 2020, Modi declaró que ganaría esta Mahabharat –batalla
épica– contra la covid-19 en 18 días. Hoy, más de 56 semanas después de esta
promesa, India se parece más a los campos ensangrentados de Kurukshetra
[ciudad santa en que tuvo lugar el combate épico del hinduismo], donde yacen
muertas miles de personas, en un momento en que la guerra ni siquiera ha
alcanzado su apogeo.

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