Argentina/ Alberto en la bruma alfonsiniana. [José Natanson]
Ernesto Herrera
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Sab Nov 20 09:47:43 UYT 2021
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Correspondencia de Prensa
20 de noviembre 2021
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Argentina
Alberto en la bruma alfonsiniana
José Natanson
La Diaria, 20-11-2021
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El resultado de las elecciones le dio al gobierno una segunda oportunidad, que Alberto Fernández aprovechó anunciando el envÃo al Congreso de un proyecto de plan económico que contempla el acuerdo con el FMI. Aunque el diálogo con la oposición no parece imposible, el contexto de inflación, pobreza y riesgo de devaluación amenaza la estabilidad. Alberto no es Raúl AlfonsÃn, pero el clima es alfonsiniano.
El resultado de las elecciones marcó una derrota del gobierno, nÃtida en el agregado nacional pero menor a la prevista en la provincia de Buenos Aires, y en esa brecha módica entre expectativas y votos se cifra la esperanza oficial de un renacimiento. Un desenlace opaco, beige, ahogado en el juego múltiple de vetos cruzados: mayorÃa oficialista en Diputados, pérdida del quórum en el Senado, norte peronista, Pampa macrista y una provincia de Buenos Aires tan pareja que la vicegobernadora deberá desempatar en la cámara alta provincial. Esta Argentina de las hegemonÃas débiles (1) revela una vez más la esterilidad del modelo de polarización que comenzó a construirse en la crisis de 2001 y terminó de consolidarse durante el conflicto del campo, el modelo de un pasito pa’ delante y un pasito pa’ atrás que, como decÃa Sendra, actúa como los perros: parece que se mueve cuando en realidad se está rascando.
Es un problema, porque, en contraste con paÃses polÃticamente más templados, Argentina sólo se deja reformar desde una posición francamente hegemónica: Raúl AlfonsÃn en sus primeros años de gobierno, hasta que la fatiga del modelo estadocéntrico lo terminó empujando al abismo de la inflación y el dólar; Carlos Menem durante una década dura que incluyó el uno a uno, el final a sangre y fuego de la amenaza militar y una reforma constitucional consensuada con el principal partido opositor; y el kirchnerismo durante 12 años, incluso si sobre el final hubo que estirar como un chicle las reservas y los parches para llegar justito a 2015.
Frente a este paisaje recurrente, el domingo Alberto Fernández reaccionó rápido y, a diferencia de lo que ocurrió después de las PASO, cuando la certeza previa de un triunfo que nunca llegó lo habÃa dejado grogui, emitió un discurso grabado en el que anunció el envÃo al Congreso de un proyecto de ley que establece un plan económico plurianual y explicita los acuerdos alcanzados en la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la pared que debe saltar la economÃa si quiere mantener el ritmo de crecimiento registrado este año. En su discurso, Alberto aclaró que la iniciativa cuenta con el apoyo de toda la coalición –es decir, de Cristina– y al hacerlo termina de imponer, frente a los sectores kirchneristas minoritarios que reclamaban una ruptura, la certeza de que el acuerdo es inevitable. La idea no es mala: atar a todos al compromiso y evitar, por ejemplo, que el kirchnerismo apoye el entendimiento con el FMI pero objete las polÃticas necesarias para hacerlo cumplir.
La aritmética legislativa y la sensatez polÃtica sugieren explorar también algún tipo de consenso con la oposición, aunque probablemente no sea sencillo: ¿por qué Juntos por el Cambio deberÃa comprometerse con un gobierno que no es el suyo? Un cálculo frÃo sugerirÃa esperar a que la crisis se profundice, un juego delicado entre esquivar el abrazo del oso y contribuir a la gobernabilidad. Pero, salvo por la conveniencia táctica, el consenso no deberÃa ser tan difÃcil. ¿Hay tanta diferencia en cuanto a “lo que hay que hacerâ€? La larga entrevista al ministro de EconomÃa, MartÃn Guzmán, publicada hace dos semanas en Perfil (2) es un decálogo de sensatez. Por supuesto que entre el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, y Ricardo López Murphy hay una grieta honda, pero ¿cuántos kilómetros de ideologÃa separan a Guzmán de Hernán Lacunza, exministro de Hacienda de Mauricio Macri, al ministro de Desarrollo Productivo, MatÃas Kulfas, de las opiniones del historiador económico Pablo Gerchunoff?
En contraste con paÃses polÃticamente más templados, Argentina sólo se deja reformar desde una posición francamente hegemónica.
Y sin embargo, a pesar de estos indicios positivos, el contexto sigue siendo complicadÃsimo. Alberto Fernández no es AlfonsÃn, pero el clima es alfonsiniano: pobreza, inflación alta e inercial, reservas bajo presión, dólar apenas contenido y la devaluación a la vuelta de la esquina. Argentina como caso testigo de los organismos internacionales. Como en los 80, el gobierno viene de perder una elección, con mayorÃas legislativas amenazadas y cruzado por conflictos internos en un contexto de polarización polÃtica, con una oposición unida y expectante.
El problema central son los lÃmites que impone la economÃa: no le sucedió a Néstor Kirchner, que heredó de Eduardo Duhalde un paÃs devastado pero en plena recuperación, ni a Cristina, que recibió el gobierno en una situación de prosperidad que le permitió superar rápidamente el crack financiero global del 2008-2009 y que sobre el final, cuando el combustible ya se agotaba, alcanzó para desplegar una serie de medidas que permitieron evitar la crisis (lo que Kulfas llamó el “Plan Aguantarâ€). En su momento, antes del triunfo del Frente de Todos, nos preguntábamos cómo se desenvolverÃa el “peronismo de la escasezâ€. La respuesta era obvia: con enormes dificultades. Y entonces descubrimos que la dichosa primacÃa de la polÃtica era posible mientras funcionaba la economÃa: el kirchnerismo se podÃa dar el lujo de designar a Carlos Fernández ministro de EconomÃa o atomizar la conducción económica en varias cabezas… siempre y cuando las variables se encontraran más o menos ordenadas.
Concluyamos
Diario de una temporada en el quinto piso, (3) las memorias de Juan Carlos Torre sobre su paso por el Ministerio de EconomÃa durante la gestión de Eduardo Sourrouille, son en esencia el relato de las dificultades de la polÃtica por entender la economÃa y la crónica de cómo, en un contexto hostil, la segunda se termina imponiendo sobre la primera. Como AlfonsÃn, Alberto es un presidente de vocación progresista obligado a gobernar bajo fuertes restricciones financieras. Tiene por delante la tarea difÃcil de encontrar un camino finito, que estamos acostumbrados a pensar como un todo pero que podrÃa descansar en equilibrios que superen la trampa del empate: por ejemplo, combinando medidas “por derecha†(segmentar y aumentar tarifas) con otras “por izquierda†(algún tipo de ingreso universal). Si las elecciones del domingo le dieron una inesperada segunda vida, de su capacidad para encontrar una sÃntesis depende que el módico alivio electoral no se desvanezca en el aire. (Este artÃculo fue publicado originalmente por Le Monde Diplomatique, edición Cono Sur) .
Notas
1) Fernando Rosso, “La época de las hegemonÃas débilesâ€, Le Monde Diplomatique, edición Cono Sur, noviembre de 2021. Disponible en https://bit.ly/3qGBXKG
2) Jorge Fontevecchia, “MartÃn Guzmán: ‘Queremos lograr un acuerdo con el FMI antes de marzo’â€, Perfil, 5/11/2021. Disponible en https://bit.ly/3wSDBtI
3) Juan Carlos Torre, Diario de una temporada en el quinto piso. Episodios de polÃtica económica en los años de AlfonsÃn, Edhasa, Buenos Aires, 2021.
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