Nicaragua/ El divorcio paulatino de la base social del orteguismo. [Oscar-René Vargas]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Oct 7 08:44:33 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

7 de octubre 2021

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Nicaragua



El divorcio paulatino de la base social del orteguismo



Oscar-René Vargas

La Mesa Redonda, 4-10-2021

https://www.lamesaredonda.net/



La ceguera biológica impide ver, la ceguera política e ideológica impide
pensar.



1. A finales del 2021, el régimen vive una crisis política de fondo, ante el
divorcio paulatino entre el orteguismo empresarial y sus bases sociales
empobrecidas. El orteguismo es una coalición que agrupa a sectores sociales
heterogéneos. El orteguismo a veces concede medidas parcialmente favorables
a los “de abajo” y desarrolla enfrentamientos puntuales con la clase
dominante tradicional. Esta naturaleza contradictoria luego se personifica
en posiciones políticas específicas.



2. El orteguismo es un campo en disputa entre tendencias que representan
posiciones políticas contradictorias explícitas e implícitas en su visión de
mediano y largo plazo y las demandas de corto plazo de su base social. Todas
estas contradicciones dan lugar a un proceso de divorcio paulatino de su
base social posibilitando el proceso de implosión al interior del
orteguismo. Por ejemplo, mientras un alto funcionario gana US$ 3 mil dólares
libres de impuestos, más una considerable cantidad de beneficios, un
trabajador común puede ganar por mes tan solo US$ 171 dólares mensuales.



3. El orteguismo interioriza contradicciones “por arriba” y “por abajo”.
Dentro del orteguismo “por arriba” están los que representan a los
diferentes sectores de la nueva oligarquía enriquecida al amparo del poder y
que tienen un peso político importante. Ellos son los agroindustriales,
comerciantes, exportadores, importadores, sectores vinculados al mundo de la
construcción, agrario, ganadero, cafetalero, etcétera. Y a la vez, el
orteguismo interioriza, con mucho menor peso político, las presiones “por
abajo”, es decir, las demandas de los trabajadores formales e informales,
campesinos y asalariados en general; estos sectores son los cargan
socialmente al orteguismo y presionan para mejorar su capacidad adquisitiva.



4. En el 2021, estamos viviendo un contexto de retracción del poder
adquisitivo y cierta recuperación económica por el “efecto rebote” pero que
no recupera los niveles previos a la crisis del 2018 y que, además, se
expresa en una recomposición de las ganancias empresariales y que repercute
poco en el empleo y los salarios. Las proyecciones para el 2022 al 2025
indican un crecimiento promedio de 1.8% en esos años, insuficiente para que
haya una reducción de la desigualdad y mejora en el nivel de vida de la
población. Estos son los factores que alimentan el divorcio paulatino entre
el orteguismo empresarial y su base social empobrecida.



5. La cúpula política del orteguismo mantiene la idea de poder mantener
unificada a la gran mayoría de su base social y no toman en cuenta que el
poder adquisitivo del salario de los trabajadores formales e informales está
a la baja, sin capacidad de comprar una canasta básica. Sin embargo, en las
actuales condiciones políticas observamos que el orteguismo pierde más que
lo que avanza la oposición formal (empresarial, tradicional y zancuda). Ese
desfase, entre la pérdida de la base social orteguista y la incapacidad de
la oposición de capitalizar a su favor, se incrementa la mayoría silenciosa
del país.



6. Miembros de la base social orteguista insatisfecha espera recomponer su
poder adquisitivo en los próximos años, esperanza que no tiene asidero real.
Aunque la crisis interna de su base social es innegable, lo que está por
verse es cómo y a qué ritmo se desarrolla y cuál será la eventual
recomposición del orteguismo empresarial. Las perspectivas económicas de los
próximos años tienden a generar mayor presión por la diferenciación
sociopolíticas de los sectores del orteguismo. Es una posibilidad que
tenemos que tener presente. Todavía no ha sucedido, pero podría suceder
porque hay condiciones propicias.



7. El régimen tiene conciencia de que el movimiento de abril puede
capitalizar la insatisfacción social, ya que no tiene capacidad inmediata de
ser una amenaza directa en la disputa del poder. Hasta la fecha, el régimen
ha sido capaz de contener la protesta sociopolítica a través de la represión
indiscriminada. Es decir, reprime no sólo al pensamiento crítico y al
periodismo independiente, sino también a cualquier intento de movilización
social. Esto demuestra que la represión no es inocua, implica un alto costo
en desmovilización social, adaptación política y silencio de las elites
hegemónicas.



8. Hay que reconocer que con el ciclo político iniciado en el 2018 emergió
una importante generación de militantes, la gran mayoría de ellos en el
exilio, presos o asesinados, una pequeña minoría se terminó acomodando para
evitar la represión. Solo en las grandes experiencias sociopolíticas surgen
miles de militantes, fenómeno que no sucede todos los días, y que en lo
esencial está actualmente agotado.



9. En los próximos años, el régimen, pase lo que pase, va a chocar con su
base social por no poder resolver las diferentes crisis que padece la
sociedad nicaragüense. El orteguismo piensa que con la farsa electoral
resuelve el problema sociopolítico, pero solamente se posterga la caída
final, haciendo más lento su entierro. La Unidad de Inteligencia Económica
prevé un crecimiento en promedio 1.8% entre 2022 y 2025. Sin mejoras en el
empleo, ni en los salarios y tampoco en el nivel de vida de los trabajadores
formales e informales.



10. En el 2022, la inestabilidad política y el malestar social en torno a la
farsa electoral de noviembre de 2021 pesarán adversamente en la confianza de
los consumidores, las empresas nacionales y la inversión extranjera. Al
mismo tiempo, existe el peligro que aprueben la Ley Renacer con una
repercusión negativa en el acceso de Nicaragua a los préstamos oficiales de
los bancos multilaterales por la oposición de Estados Unidos.



11. En el corto plazo necesitamos construir una estrategia común y en el
mediano plazo un instrumento de lucha unitario eficaz para derrotar a la
dictadura. La reciente derrota política de la oposición formal (empresarios,
políticos tradicionales y políticos zancudos) ha permitido abrir un debate
sobre las lecciones aprendidas, lo cual es positivo.



12. Necesitamos nuevas experiencias de lucha para que irrumpa nuevas
generaciones de militantes que puedan abrir ese espacio que hoy parece
saturado y reconocer que estamos en una fase de reflujo social, por lo tanto
la estrategia es acumular fuerzas para las nuevas batallas políticas que se
avecinan.



13. Es necesario que mantengamos abiertos los espacios para que elaboremos
una estrategia unitaria que nos permita conformar un contrapoder alternativo
para salir de la dictadura.

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