Brasil/ ¿Ni golpe, ni impeachment? [Esquerda Online - Editorial]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Oct 16 00:14:32 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

16 de octubre 2021

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Brasil



¿Ni golpe, ni impeachment?



Esquerda Online, editorial, 15-10-2021

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Traducción de Correspondencia de Prensa



La escena política se encuentra en un punto muerto. En este momento,
Bolsonaro no es lo suficientemente fuerte como para avanzar en su estrategia
golpista, pero no es lo suficientemente débil como para ser amenazado por el
impeachment.



La gran mayoría del pueblo trabajador está en oposición al gobierno, pero
hasta ahora no ha habido una revuelta de masas para el Fuera Bolsonaro. La
clase dirigente, en su mayoría, no apoya el plan dictatorial de Bolsonaro,
pero para mantener el avance de las (contra)reformas y privatizaciones,
prefiere la continuidad del gobierno (y la actual política económica) hasta
las elecciones. La clase media está dividida: una parte importante
constituye la base más activa de Bolsonaro, otra parte ha dejado de apoyar
al gobierno en la pandemia, pero no está dispuesta a movilizarse contra
Bolsonaro.



En resumen: se ha formado una mayoría social contra el gobierno, con
dislocaciones en todas las clases sociales, pero esta mayoría no se ha
convertido en un movimiento con millones en las calles. A lo largo de este
año, el rechazo al gobierno ha aumentado considerablemente, pero Bolsonaro
conserva la capacidad de movilizar a su base social, como demostró el 7 de
septiembre.



En 2021, por lo tanto, se afirmó una dinámica de debilitamiento político y
social del gobierno, que se expresó en las calles a través de los seis
grandes actos por el "Fuerra Bolsonaro". Sin embargo, no hubo una explosión
social radicalizada, como ocurrió en Chile en 2019 o en Estados Unidos en
2020, con el levantamiento antirracista. Bolsonaro perdió fuerza, pero
también mostró resistencia.



La formación de una mayoría social contra el gobierno se explica
principalmente por la trágica experiencia vivida por la mayoría del pueblo
durante la pandemia. Los más afectados, debido al racismo estructural y al
machismo, son los sectores más oprimidos de la clase trabajadora: los negros
y las mujeres. La dolorosa experiencia de la pérdida de seres queridos y los
terribles efectos de la crisis social (desempleo, hambre, pobreza y
carestía) es la razón fundamental del aumento del rechazo a Bolsonaro,
especialmente entre los más pobres.



Sin embargo, el avance de la conciencia de los trabajadores tiene sus
límites objetivos y subjetivos. El escenario de la pandemia, el desempleo,
la precarización y la fragmentación de la clase trabajadora ha dificultado
las luchas de resistencia en los centros de trabajo. Las derrotas políticas
y los retrocesos ideológicos acumulados en los últimos años, desde el golpe
de Estado de 2016, también han impactado negativamente. Pero la conciencia
popular ha avanzado, aunque parcialmente. Hay, en este momento, una opinión
popular mayoritaria contra Bolsonaro, culpando, en mayor o menor medida, a
su gobierno por la tragedia vivida en la pandemia.



Como la apertura del proceso de impeachment parece muy difícil (por varias
razones, entre ellas el blindaje de sus aliados en el Congreso), un sector
importante de la clase trabajadora y de la juventud no cree posible derrocar
a Bolsonaro en este momento. Esto dificulta una mayor adhesión a los actos.
Así, prevalece la expectativa de que el futuro del gobierno de Bolsonaro se
decida en las elecciones de 2022.



El liderazgo de Lula en las encuestas, con una amplia ventaja, refuerza la
perspectiva electoral en la conciencia de millones de personas. El líder del
PT está trabajando para consolidar el favoritismo de su candidatura,
buscando ampliar su alianza, incluso con los representantes del MDB y del
Centrão (bloque de partidos de alquiler: ndt) de la región nordeste. Lula se
ha reunido varias veces con líderes de la derecha, pero hasta ahora no ha
discutido con los movimientos sociales y los partidos de izquierda un
programa para enfrentar el proyecto económico ultraliberal que se instaló en
el país tras el golpe de Estado de 2016. Pero no sólo. Lula no fue y no
convocó a ningún acto para el Fuera Bolsonaro, señalándole a la gran
burguesía un compromiso con la estabilidad política y económica.



La centralidad de la lucha en las calles



Si el gobierno de Bolsonaro fuera una gestión "normal", la tendencia sería
una resolución pacífica del impasse político en las elecciones. Pero no
estamos ante un gobierno burgués "normal", estamos ante un presidente
neofascista. Bolsonaro hizo una retirada táctica tras el acto del 7 de
septiembre. Pero su estrategia golpista sigue intacta, y tarde o temprano
volverá a la escena política.



¿Aceptará Bolsonaro el resultado si pierde en las urnas? ¿Intentará una
acción golpista antes o durante el proceso electoral si está seguro de que
perderá frente a Lula? ¿Actuará para movilizar a sus millones de seguidores
para impugnar el proceso o el resultado electoral? Puede que no tenga la
fuerza necesaria para imponer un golpe de Estado, pero ¿quién duda de que lo
intentará si tiene las condiciones mínimas para hacerlo?



El mayor problema de la estrategia de Lula, que deja en segundo plano las
movilizaciones populares, es la subestimación del peligro neofascista. Para
derrotar a Bolsonaro, incluso para asegurar el resultado de las encuestas,
se necesitará algo más que tener una mayoría de votos. Se necesitará la
fuerza de las masas en las calles.



La crisis social, intensificada por la inflación, no va a ceder en el
próximo periodo. El coste de la vida es una amarga realidad para la mayoría
de los brasileños. Hasta las elecciones de octubre de 2022, hay mucho por
hacer. Y la lucha por el empleo, la alimentación, los salarios, la vivienda,
los derechos, la salud, la educación, entre otros, no puede esperar. La
lucha por Fuera Bolsonaro no debe esperar hasta las urnas.



¿Quién puede garantizar, en un escenario de estancamiento económico y crisis
social, que todo permanecerá sin grandes peligros o explosiones hasta
octubre del año que viene? El enemigo fascista está activo: se ha
debilitado, pero no está muerto. El frente único de la izquierda en las
luchas y en las elecciones, para derrotar a Bolsonaro y defender las
demandas de la mayoría trabajadora, sigue siendo la principal tarea.



Fortalecer y unificar las luchas en curso: ¡a la calle en el día de la
conciencia negra! (20 de noviembre)



Hay varias luchas en curso en este momento. Los trabajadores de la
administración pública se movilizan contra la PEC 32 (Proyecto de Enmienda
Constitucional) que avanza en la destrucción de la función pública. Hay
varias categorías en campaña, que luchan por la reposición salarial ante la
escalada de la inflación. Los 5.000 trabajadores del metal de General Motors
en São Caetano do Sul (municipio ubicado en la zona industrial de San Pablo:
ndt), por ejemplo, realizaron una fuerte huelga de nueve días. Los
repartidores de aplicaciones están organizando huelgas en varias ciudades,
en el llamado Breque dos APPs. También hay movilizaciones por la vivienda,
como las realizadas por el MTST (Movimiento de los Trabajadores Sin Techo).
El movimiento de mujeres está comprometido en la lucha para anular el veto
de Bolsonaro a la distribución de toallas sanitarias para las mujeres
pobres. Consideramos que es fundamental que el frente único reunido en la
Campaña Fuera Bolsonaro fortalezca estas luchas en curso, buscando
unificarlas siempre que sea posible.



El 20 de noviembre está previsto el importante acto del movimiento negro en
el Día de la Conciencia Negra. Los hombres y mujeres negros fueron los más
afectados por la crisis social y las muertes por covida-19. Durante la
pandemia, se radicalizó el genocidio de jóvenes negros en las periferias y
barriadas, con un aumento de la letalidad policial. Pero también cabe
destacar en este periodo las movilizaciones antirracistas, tanto en junio
del año pasado, como este año, tras la masacre de Jacarezinho (Río de
Janeiro). El movimiento negro, con el liderazgo de la Coalición Negra por
los Derechos, se fortalece, demostrando el poder de la lucha antirracista en
el país. Es esencial que todas las organizaciones de la clase trabajadora se
comprometan en la construcción del 20 de noviembre. ¡Vamos a la lucha!

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