Nicaragua/ Viene otra crisis, ¿la grande? [Oscar-René Vargas]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Oct 17 01:52:32 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

17 de octubre 2021

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Nicaragua



Viene otra crisis, ¿la grande?




Oscar-René Vargas

Artículo 66, 16-10-2021

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La dictadura no nos cayó de un palo de mango y en el ambiente diplomático de
las elites todo puede ser blanqueado, para que siga la fiesta…



1. A partir de las protestas campesinas en contra de la concesión canalera,
ley 840 del 2013, se genera la repolitización la sociedad nicaragüense,
posterior a la pasividad relativa de los años anteriores, lo que genera que
distintos sectores sociales de la población se vayan desvinculando,
alejando, separando, al menos en sus franjas más conscientes, del
orteguismo. Iniciándose una dinámica que pesa tanto el aspecto económico,
como en los derechos humanos y la corrupción generalizada. Las protestas
campesinas, como las protestas de los estudiantes en apoyo a los adultos
mayores Ocupa-INSS (2013), Rancho Grande (2015), mina La India (2017),
incendio de la Reserva Indio Maíz (2018), etcétera, fueron antecedentes del
movimiento de abril de 2018.



2. Hace 42 meses el movimiento nacido en abril 2018 tuvo la virtud de
movilizar a los ciudadanos sin distingo de colores políticos; sin embargo,
su carencia de organización y orientación política terminó conduciendo al
reflujo y a la derrota política. La ocupación de las plazas y carreteras, la
formación de tranques y barricadas en distintas ciudades del país sacó a las
calles a cientos de miles de nicaragüenses, la ola se extendió y adquirió
distintas formas de protestas.



3. Aunque hubo diferencias entre las diversas protestas, tranques y
barricadas en las ciudades y carreteras, todas fueron masivas, su
composición social fue policlasista, los jóvenes estudiantes jugaron un rol
destacado y lograron despertar la simpatía popular. Además, compartieron un
amplio repertorio de acciones centrado en la ocupación de espacios públicos.
Sin fusionarse en términos organizativos con el “pueblo en las calles”
permitió así que la dirección política la asumieran los representantes
políticos del gran capital.



4. No menos notable fue el aspecto subjetivo de la lucha. Las protestas
mostraron la ruptura con los marcos de la política y el liderazgo
tradicional, se enfatizó en la autoorganización y se combinaron
reivindicaciones democráticas con la demanda de la caída inmediata de la
dictadura.



5. La presencia, como estandarte, de la bandera nacional, levantada para
tomar distancia frente a las referencias de las fuerzas políticas
tradicionales y del régimen, sacaron a la luz el carácter “nacional” de las
movilizaciones. Aun así, el desarrollo de diferentes formas de circulación
de símbolos, consignas y modo de acción, nos indica el carácter democrático
del movimiento.



6. La experiencia de abril de 2018 nos permite extraer algunas conclusiones
generales sobre las limitaciones del movimiento de abril, a saber, la
divergencia, desajuste entre su masiva dimensión insurreccional de la gente
y el reducido objetivo político alcanzado. Para decirlo en pocas palabras,
el movimiento de abril no fue capaz de lograr la caída de la dictadura que
estaba entre los objetivos principales que se había propuesto.



7. Un elemento útil para comprender la rebelión social de Abril de 2018 es
el concepto de “crisis orgánica”. La crisis orgánica nos indica que hubo una
ruptura radical y repentina entre las clases sociales y las fuerzas
políticas dominantes que hasta entonces cumplían funciones institucionales.
La “crisis orgánica” se expresó en una crisis política generalizada del
régimen aliado al gran capital, también exteriorizó que las clases
subalternas que no estaban dispuestas a seguir aceptando el mismo tipo de
hegemonía.



8. A partir de ese momento, la estabilidad del sistema de dominación vigente
se viene abajo como resultado de la presión que ejercieron dos factores
fundamentales. El primero es el fracaso del proyecto estratégico de la clase
hegemónica (alianza del régimen y el gran capital). El segundo es el pasaje
repentino de las masas autoconvocadas desde un estado pasivo a una actitud
activa en la política nacional.



9. Este cambio conduce a una explosión de reivindicaciones que surgen de las
personas movilizadas, aunque sea de manera inorgánica, no organizada.
Presenciamos, entonces, una ruptura de la gente con el sistema autoritario
que se tradujo en una crisis de hegemonía de los poderes fácticos y que
afectó a todo el Estado.



10. El resultado final de una “crisis orgánica” depende del factor
“subjetivo” de las fuerzas sociales que luchan para formar una dirección
política independiente de los políticos y poderes tradicionales y
canalizarlo en una dirección estratégica determinada. Factor que estuvo
ausente en las movilizaciones y que permitió que los representantes
políticos del gran capital controlarán el desarrollo político posterior.



11. Para comprender el rumbo de la “crisis orgánica” en los meses
subsiguientes a Abril de 2018 tenemos que tomar en cuenta tres factores
principales: (1) La terapia de choque implementada por la dictadura a través
de la represión militar, policial y paramilitar lo que se tradujo en la
imposición de un régimen abiertamente represivo y de terror. (2) La
dirección política del movimiento la asumió el gran capital a través de sus
representantes políticos con el objetivo de renegociar un nuevo acuerdo con
Ortega, dispuestos a continuar teniendo un lugar subordinado en la política
nacional aunque con mayores cuotas de poder. (3) Neutralización de las
protestas sociales en los espacios públicos promoviendo una “salida en frío”
o “salida al suave” de la crisis orgánica a través de negociaciones tanto a
nivel nacional como internacional con el objetivo de evitar cualquier
desbordamiento sociopolítico de los autoconvocados.



12. También se produjo la combinación de tres crisis (social, política e
ideológica) lo cual provocó no sólo la deslegitimación de la dictadura, sino
la del sistema político en su conjunto. Al mismo tiempo implicó el colapso
de los políticos tradicionales, la crisis de los sectores dominantes y el
cuestionamiento de las instituciones del Estado (ejército, policía, sistema
judicial, etcétera). Todo lo anterior puso en cuestión, en duda, la
capacidad que tenían las elites y la facultad de la dictadura de brindar
soluciones viables.



13. La combinación de la pérdida de legitimidad del régimen y de la ofensiva
violenta policial y paramilitar, con la complicidad del ejército, explica la
profundidad y el carácter generalizado de la “crisis orgánica”, sobre todo
si se compara con la situación de los movimientos sociales entre los años
2007-2017. También explica el por qué el gesto más extendido en los lugares
públicos fue la bandera nacional, que desconcertó al régimen al no
comprender el sentido de la lucha.



14. La apropiación de la bandera nacional como estandarte de lucha fue un
mensaje de los autoconvocados que se autoproclaman como los representantes
de la verdadera Nicaragua, diferenciándose de los que pretendían actuar en
su nombre. Este hecho fue una manifestación del colapso hegemónico de la
dictadura al reprimir a los ciudadanos por el simple hecho de portar la
bandera nacional y, por primera vez, el movimiento de abril estaba en
posesión de luchar por la hegemonía política e ideológica.



15. La ocupación de los lugares públicos también develó un segundo aspecto
de la crisis orgánica: el momento en que las masas, que excedían por mucho a
los estudiantes, pasaron a ocupar el centro de la escena política nacional.
Esta confluencia no fue en absoluto un proceso automático. Los estudiantes
más combativos y las asambleas celebradas en los espacios ocupados,
permitieron superar gradualmente la desconfianza mutua de las primeras
semanas, alimentada por los informantes, infiltrados y agentes de la
dictadura.



16. La movilización popular alcanzó su momento más álgido el día 30 de mayo
de 2018, que contó con niveles de participación inéditos desde los años
1970. A todas luces, la proporción de la población movilizada fue más grande
que en el caso de las manifestaciones anteriores. Según algunos cálculos, al
menos 800,000 nicaragüenses —¡el 40% de la población adulta! — participaron
en la movilización del 30 de mayo en la ciudad de Managua.



17. Esta dinámica mayoritaria también explica la duración de las
movilizaciones y su intensidad en los meses posteriores de junio, julio y
agosto de 2018. A pesar del inicio del reflujo posterior al mes de
septiembre del movimiento social en las calles, las protestas, piquetes y
movilizaciones dispersas se mantuvieron meses después, no importando que la
represión siguió en las distintas ciudades, calles, plazas y carreteras.



18. El movimiento de abril de 2018 germinó de una larga serie de
acontecimientos de protestas entre el 2007-2017 que marcan la historia
política nicaragüense reciente. Pero aunque explique su grandeza, el
carácter explosivo y repentino del levantamiento también lo convirtió en un
hecho sumamente contradictorio. El “pueblo en las calles” carecía de
cualquier experiencia previa de organización o de participación en acciones
colectivas, motivo por el cual planteó una serie de reivindicaciones y
prácticas como “incoherentes”, contradictorias y sin perspectivas.



19. Cualquiera que haya estado en las calles en aquellos momentos recordará
la mezcla de enojo y combatividad, la atmósfera de radicalismo genuino, en
síntesis, un rechazo indiscriminado hacia la dictadura combinado con una
búsqueda de autoorganización y participación directa en las decisiones
políticas a tomar sin estrategia. Este revoltijo de actitudes y prácticas
estaba acompañado por cierta fascinación con encontrar “soluciones mágicas”
a la crisis orgánica: desde los llamados a recuperar la democracia hasta
distintas teorías de insurrección, sin armas, hasta el “aterrizaje al suave”
que promovía el gran capital y los EEUU.



20. La contradicción más importante tal vez fue la que se expresó en la
consigna más popular del movimiento de las calles: ¿cuál es la ruta?, sin
tener una propuesta alternativa política concreta, lo que permitió a los
representantes del gran capital tomar las riendas políticas del movimiento.
En ese sentido, uno de los principales límites del movimiento de
autoconvocados de las calles reside en el hecho de que no supo dotar de un
contenido real a esta reivindicación de “cuál es la ruta?



21. El movimiento de las calles no tuvo éxito a la hora de sintetizar estas
ideas en función de un proyecto político alternativo, ni tampoco logró
generar una organización alternativa que fuera más allá del rechazo a la
dictadura. El principal factor de unidad del movimiento popular fue el
rechazo generalizado hacia la dictadura. Ahora parece evidente que la
ausencia de un proyecto alternativo o de una estrategia de poder, lejos de
liberar a la política del peso de la cultura política tradicional conduce a
la impotencia y, en general, a una restauración reaccionaria.



22. Sin embargo, el principal límite del movimiento estaba en otro nivel,
uno del que surgían, “en última instancia”, todos los límites. No se trató
solamente de la incapacidad de formular una alternativa global. El problema
decisivo fue que no contó con un marco organizativo —ni siquiera con un
proyecto— capaz de elevar la lucha popular a otro nivel. Es decir, no hubo
una estrategia para alcanzar el poder y derrocar a la dictadura.



23. Con todo, el movimiento nacido en abril de 2018 nos dejó algunos
elementos valiosos para emprender esta tarea en el futuro inmediato.
Básicamente, renovó el repertorio de la acción colectiva y estimuló muchas
iniciativas locales de solidaridad, autoorganización y acción directa. Pero
no elaboró una forma capaz de organizar y coordinar con autonomía la lucha
popular durante el período siguiente y que sigue afectando a muchos
problemas que surgen en la actualidad.



24. Entonces, el movimiento de abril fue incapaz de atravesar cierto umbral
de sus propias capacidades para desarrollar perspectivas alternativas más
amplias e interactuar productivamente con otros actores políticos. Esta fue
la causa principal de la discrepancia entre la impresionante fuerza del
movimiento y su incapacidad de alcanzar resultados tangibles y positivos.



25. El ciclo de movilización popular de 2018 condujo efectivamente a una
transformación real de la escena política, de la que se beneficiaron
especialmente los representantes políticos del gran capital. Fue la única
fuerza que mostró capacidad de capitalizar la disposición de una ruptura
política que surgió de las movilizaciones y que estas eran incapaces de
conquistar por sus propios medios. En este contexto la propuesta de una
“salida al suave” se presentó como una decisión de romper con la situación
existente, con la dictadura; aunque en la realidad era mantener “el
populismo responsable”.



26. La “salida al suave” se percibió en un intento de superar el rol
tradicional de oposición subordinada a la dictadura (partidos zancudos) y de
plantear la cuestión del poder en términos efectivos. Al menos en este
sentido, la Alianza Cívica emergió como una alternativa que comprendió la
oportunidad planteada por la “crisis orgánica”. Es una de las lecciones
fundamentales que nos deja todo este período: la movilización popular es
capaz de crear las condiciones para un desplazamiento hacia la democracia
progresista pero, para que estas condiciones se materialicen, se necesita
una propuesta política alternativa potencialmente hegemónica para superar la
estrategia del “populismo responsable” promovido por los intelectuales
orgánicos del gran capital.



27. Esto también plantea el problema de las responsabilidades —y, en última
instancia, del fracaso— de la organización que fue capaz de jugar dicho rol.
A falta de un análisis sistemático, diremos simplemente que el problema de
la Alianza Cívica estuvo en su visión y gestión estrictamente electoral de
la dinámica creada por la movilización desde abajo, es decir, su estrategia
era contener el conflicto sociopolítico en los niveles necesarios para tener
éxito en las urnas. Nunca propuso un plan para organizar la lucha popular,
ni una perspectiva más general ni se preparó para enfrentar las condiciones
más inmediatas que planteaba la represión del régimen ni para crear las
condiciones de triunfo.



28. La capitulación política de Alianza Cívica y posteriormente de la
Coalición Nacional no implica que no haya sucedido nada; es decir, que
durante los siguientes nueve meses entre mayo 2018 a febrero 2019, no se
haya efectuado —y perdido— una apuesta histórica, cuando la Alianza Cívica
firmó el memorándum de marzo de 2019 dándole tiempo político a Ortega. A
partir de ese momento, Nicaragua dejó de ser un faro de esperanza para
convertirse en un trauma de la falta de visión de los políticos
tradicionales que impidió la recuperación de la democracia, permitiendo la
permanencia de Ortega en el poder.



29. La historia no está para que te guste o no. Está ahí para aprender de
ella. Porque entonces se tendrá menos probabilidades de repetirla. En
cualquier caso, es fundamental que las enseñanzas que nos deja las
experiencias, no se pierdan. La primera es que ni siquiera un movimiento de
masas tan grande como aquel es capaz de brindar las soluciones necesarias a
los problemas que plantea su propio surgimiento. La política sigue siendo
necesaria y es a fin de cuentas el factor decisivo que informa el resultado
de cualquier situación es tener una estrategia política que permita
planificar, comprometer los activos, reevaluar y ajustar diariamente la
situación y luego volver analizar la coyuntura para alcanzar el objetivo
central.



30. El disperso equipo político del movimiento no tenía un plan integral
para enfrentar a la dictadura. Pero también quedó claro que no debemos
consentir en cualquier propuesta política que se presenta como
“democrática”, lo sea; sí, al mismo tiempo, se rehúsa a crear un contrapoder
y elaborar los medios capaces de llevar al pueblo a la victoria. Tenemos que
tener claro que Ortega y sus aliados son el ayer, nosotros, el pueblo
organizado, somos el futuro.



31. Mientras Ortega mantenga el poder de la “economía clandestina o
corrupta” seguirá funcionando a favor de las elites; es decir, la gran
mayoría de la nueva y vieja oligarquía continuarán utilizando empresas de
papel, fideicomisos opacos y maniobras financieras para ocultar sus fortunas
cleptocráticas; continuarán evadiendo impuestos, fugando capitales, lavando
dinero o disfrazando sus activos en los paraísos fiscales para “proteger”
sus haberes (no pocos mal habidos) para “exportarlos” a “lugares seguros”
con el visto bueno del régimen.



32. Los más de 200 ultraricos o multimillonarios existentes en Nicaragua,
los peces gordos, son siempre los mismos asociados a jugosos negocios con
los dineros públicos y propiedades nacionales otrora del país y generan la
sangría de las riquezas de la nación (minerales, bosques, tierra, agua) sin
ninguna responsabilidad y que “protegen” sus dineros en los paraísos
fiscales con complicidad de clase política tradicional.



33. En Nicaragua, los “delincuentes de cuello blanco” manejan parte de su
fortuna a través de paraísos fiscales. Los poderosos utilizan una telaraña
de sociedades interpuestas y archivos mercantiles opacos en sitios como la
Isla de Gran Caimán, Dubái o Panamá. Los paraísos fiscales sirven para
esconder la corrupción gubernamental, evadir el pago de impuestos, la rapiña
privada y los montos de las exoneraciones, todo lo cual va en contra de la
construcción de la equidad social y favorece la corrupción de alto vuelo.



34. El pacto de las elites no ha impedido que, gracias al periodismo
independiente, conozcamos las violaciones y los transgresores de la ley,
pero ha sido posible, gracias al beneplácito del régimen, condenar a los
infractores; y se conozca asesinatos de ciudadanos sin asesinos; delitos sin
delincuentes; evasión fiscal sin evasores; captura de drogas sin
narcotraficantes; y, en fin, lavado de dinero sin lavadores. Todos se lavan
las manos, fingen demencia y padecen de ceguera que viendo no ven lo que
sucede.



35. Los nicaragüenses que salieron a las calles a partir de abril de 2018
rechazan las crecientes desigualdades generadas por el capitalismo de
compadrazgo que fomenta la alianza pública-privada y que ha debilitado el
nivel de vida de la mayoría de la población. Son las consecuencias de una
economía dominada por un reducido número de personas. Mientras Ortega
permanezca en el poder las desigualdades y la concentración de la riqueza
crecerán.



36. Nicaragua saldrá con cicatrices de la dictadura Ortega-Murillo que, de
no tratarse en el corto plazo, tardarán muchos años en cerrar. Las secuelas
de las cinco crisis no resueltas (económica, social, política, sanitaria e
internacional) van a profundizar las desigualdades entre los departamentos,
las personas más vulnerables y ensanchar las brechas en productividad,
inversión y competitividad en relación con los otros países
centroamericanos, lo cual significa un retroceso para el país.



37. Por lo tanto, la lucha no es solamente derrocar a la dictadura, sino
también es para clausurar el sistema de riquezas ocultas de los ultraricos,
hay que estar claro que los poderes fácticos políticos, empresariales y
financieros no quieren derrocar a Ortega, quieren negociar un nuevo acuerdo
para seguir en política tradicional: “come y comamos”.



38. El régimen Ortega-Murillo asegura, para el consumo de la izquierda
tradicional o estalinista, que estamos viviendo la segunda etapa de la
revolución social de 1979; ocultando la verdad que es un gobierno neoliberal
más que ha empobrecido más al país por la corrupción (el 32% de la población
consideran que es un problema muy importante) y el dispendio, y, que el
partido de gobierno se ha transformado en una secta uniforme y dogmática en
donde Ortega-Murillo exigen obediencia y ejercen su autoridad sin discusión
alguna. El partido orteguista se ha transmutado en una máquina rígida,
inflexible, sectaria, estricta y reaccionaria.



39. La adscripción conservadora de Ortega es muy poco conocida a nivel
internacional, no hay conciencia de su involución neoliberal que dejó muy
atrás su lejano origen guerrillero. En el campo político actúa como un señor
feudal y maneja el poder con todos los códigos de la cultura política
tradicional. Su maltrato a los presos políticos es una manifestación
chocante de esa conducta. Favorece a la vieja y oligarquía que se lucran de
los dineros públicos y de los bienes nacionales. El beneficiado ha sido
Ortega, que ejerce un nítido control sobre los factores políticos internos.
Gobierna con normas sectarias y hostiga a la Iglesia católica y a todos los
críticos del régimen. Monitorea, además, la represión de cualquier tipo de
protesta.



40. Más que sanciones internacionales, el régimen teme más un proceso de
implosión de su estructura de poder. En primer lugar, porque los vientos no
soplan a favor de la dictadura, el crecimiento económico promedio proyectado
de 1.8% entre 2022 y 2026, indicaría que el deterioro social continuaría,
con el efecto de perder su base social histórica. En segundo lugar, el
proceso de reorganización de las fuerzas populares continúa, a pesar de la
represión, con la experiencia de la lucha anterior. El 76% de los
encuestados por Cid-Gallup piensa que el país marcha por la ruta equivocada.
En tercer lugar, el mantenimiento del “statu quo” no quiere decir que la
dictadura esté consolidada y que disponga de un cheque en blanco para hacer
cuanto se le antoje, según la última encuesta de Cid-Gallup, a solamente el
19% del electorado lo apoya. En cuarto lugar, la farsa electoral del 2021 no
resuelve la “crisis orgánica” de la dictadura, más bien se acentúa, ya que
el 78% de los nicaragüenses considera que el régimen no va a resolver sus
necesidades o problemas más importantes. En quinto lugar, de acuerdo a la
encuesta de Cid Gallup los principales problemas del país son: el 21%
desempleo, el 16% el costo de la vida, el 12% la pandemia del Covid, el 7%
la inseguridad ciudadana. Entre el 2022-2026, la tendencia es que todos
estos problemas se van a incrementar debido al estancamiento económico, el
mantenimiento de la distribución del ingreso y a la falta de inversión
productiva.



41. Según la última encuesta de la encuestadora Cid-Gallup, la intención de
voto en mayo del 2021 a favor de Ortega era el 33% de los encuestados y el
candidato único de la oposición alcanzaba el 39%. La encuesta de
septiembre/octubre de 2021, la intención de voto a favor de Ortega descendió
al 19%; además, indica que solamente el 8% sentía simpatía por el FSLN. Es
decir, entre mayo y septiembre/octubre de 2021, Ortega perdió 14 puntos
porcentuales. Mientras que el candidato único de la oposición obtendría el
65% de intención de voto, ganando 26 puntos porcentuales en el mismo
período.



42. La estrategia inmediata en contra de la farsa electoral debiera de hacer
énfasis en los aspectos económico-sociales más importantes (desempleo,
carestía de la vida, peores salarios, falta de empleo, pobreza, desigualdad,
contaminación de Covid-19, la lucha campesina por sus tierras, la
resistencia de los indígenas de la Costa Caribe, etcétera), que son los
temas y problemas que más interesan y preocupan a la gran mayoría de la
población despolitizada.



43. Ante el escenario de ilegitimidad de la farsa electoral, Ortega buscará
cómo recomponer su imagen a nivel internacional y legitimar de alguna manera
su poder después de la farsa electoral. De lo contrario, la crisis de
Nicaragua se va a seguir profundizando y todo apuntaría a que más temprano
que tarde el país va a entrar en una crisis muy profunda donde el gran
perdedor terminará siendo Daniel Ortega. Por tanto, es posible que Ortega
libere a algunos de los "presos políticos" de forma gradual tras las
elecciones, flexibilice algunas leyes catalogadas de represivas, y convoque
a un nuevo diálogo o concertación, todo con el fin que su nuevo Gobierno
tenga legitimidad



44. Por todo lo anterior cabe preguntarse ¿Viene otra crisis? ¿la grande? Al
menos en teoría, no se puede descartar que la eclosión de tensiones internas
sugiere una posible implosión del régimen, cuando en los últimos años la
eclosión de su base social ha pasado del 38% a un 19% y cuando solamente el
22% piensan que el país va en el camino correcto. Hoy por hoy, sin embargo,
no nos hallamos en ese escenario. Aunque no debemos descartar esa
posibilidad.

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