Argentina/ Crónica de una derrota no anunciada. [Lara Goyburu]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Mie Sep 15 15:15:06 UYT 2021
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Correspondencia de Prensa
15 de septiembre 2021
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Argentina
Crónica de una derrota no anunciada
El gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner sufrió una dura derrota
electoral en las elecciones primarias, que funcionaron en la práctica como
un simulacro de las elecciones de mitad de término que se llevarán adelante
el próximo 14 de noviembre, a manos de la centroderecha aglutinada en Juntos
por el Cambio.
Lara Goyburu *
Nueva Sociedad, septiembre 2021
https://nuso.org/
Las elecciones argentinas del 12 de septiembre fueron Primarias Abiertas,
Simultáneas y Obligatorias (PASO), en las que toda la ciudadanía es
convocada a elegir la conformación de las listas de las fuerzas políticas
que aspiren a presentar candidaturas para competir en las elecciones
generales, en este caso las elecciones legislativas intermedias del 14 de
noviembre. Estas, como ya ha mostrado suficientemente la ciencia política
local, contribuyen a ordenar y concentrar la oferta electoral habilitando la
competencia interna en aquellos espacios que la tengan, así como obligar a
todas las fuerzas aspirantes a presentar candidaturas en las elecciones
generales a superar el 1,5% del padrón electoral para poder hacerlo. Pero
para quienes votan, y para quienes se postulan, es una especie de primera
vuelta, por lo que los resultados se leen como los de una elección común y
silvestre. Y, en este caso, lo que se puede leer es una tan imprevista como
contundente derrota del peronismo en el poder a manos de la centroderecha
que tiene al ex-presidente Mauricio Macri como referente y al actual jefe de
gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, como
presidenciable para 2023.
Si estas hubieran sido las elecciones generales, el bloque opositor de
Juntos por el Cambio alcanzaría la primera minoría en la Cámara de
Diputados, y el oficialista Frente de Todos (peronismo) perdería la mayoría
propia en la Cámara de Senadores. De cara a la próxima presentación del
Presupuesto 2022, que el Poder Ejecutivo nacional tiene que hacer frente al
Congreso en los próximos días, y a las negociaciones en curso con el Fondo
Monetario Internacional (FMI), estos resultados si serían una catástrofe.
Pero son las PASO, y de acá a noviembre -cuando se desarrollará la elección
en la que efectivamente quedará conformado el Congreso Nacional que
acompañará a la gestión presidencial de los próximos dos años- el gobierno
nacional tiene la oportunidad de, si no revertir el resultado, lo cual
parece muy difícil, mejorar su performance de modo de aminorar el fuerte
golpe recibido. Por lo pronto, los resultados del domingo fueron un baño de
agua fría que el oficialismo no esperaba. La oposición de centro derecha
ganó la estratégica Provincia de Buenos Aires, territorio de la
vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, pese a que todo el peronismo
fue unido, y en la mayoría de las provincias, incluso las de hegemonía
peronista.
El voto económico
La situación económica en la Argentina no mejora. No obstante, el
oficialismo se esforzó en mostrar datos que mostraban una recuperación de la
economía, que a sus graves problemas de arrastre sumó los efectos de la
pandemia.
Con un gobierno nacional que puso su mayor esfuerzo en el avance de la
campaña de vacunación en los últimos meses, llegando a vacunar al 40% de la
población con las dos dosis, el gobierno fue flexibilizando las medidas de
restricción que caracterizaron los primeros 15 meses de pandemia y así la
actividad económica en junio demostró un repunte de 2,5% mensual. Sin
embargo, hace tiempo que, desde varios sectores, propios y ajenos, se le
advertía al oficialismo nacional la necesidad de tomar nota (y actuar en
consecuencia) de la no recuperación o incluso empeoramiento de variables
económicas que hacen al día a día de la vida de las personas, de la no
traducción de esta recuperación de las variables macro en la vida cotidiana
de, especialmente, los sectores más bajos de la población. Todo lo cual
puede verse en la caída del salario real.
Las tasas de pobreza e indigencia, aun con las políticas de transferencias
monetarias de 2020, se mantienen actualmente en torno de 42% y 10,5%
respectivamente. Estos índices son especialmente dramáticos si se hace un
recorte de la población de 0 a 17 años. Para esta porción de la población,
de acuerdo con el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica
Argentina (UCA), la pobreza asciende a 62,5% y la indigencia a 15,8%. En
este contexto, el trabajo registrado no logra recuperarse al ritmo de la
recuperación de los niveles de actividad, y la presión sobre el salario que
ejerce la inflación es cada vez más alta. A su vez, el acceso a la vivienda
dejó de ser una posibilidad alcanzable no ya para los sectores bajos de la
población, sino para la clase media trabajadora. Justo ese, el voto que
inclina balanzas para cualquier lado de la «grieta» que divide a la sociedad
argentina. Con un mercado inmobiliario valuado en dólares en la Argentina,
la falta de acceso al crédito y políticas publicas oficiales insuficientes
para satisfacer la demanda habitacional esto se manifiesta hoy con toda
crudeza.
Por supuesto, estos no son problemas nuevos; la pandemia puso de relieve
problemas estructurales que las recetas coyunturales de ninguno de los
últimos gobiernos, ni progresistas ni conservadores, han podido resolver. La
demanda por trabajo registrado, salarios suficientes, acceso a la vivienda,
y las propuestas claras del cómo, cuánto y para quién, con recursos
extraídos de dónde fueron temas que sobrevolaron la campaña con
señalamientos desde la oposición y sin que el oficialismo diera respuestas
concretas más allá de propuestas de futuro que no satisficieron, a decir de
las urnas, las demandas del presente. El avance en las agendas del siglo
XXI, vinculadas al acceso a derechos y diseños de políticas para la
promoción de industrias que atraen divisas, pero no generan trabajo en el
corto plazo ni para grandes porciones de la población, se topó con una
Argentina heterogénea que aun arrastra problemas del siglo XX.
Mientras la política de vacunación avanza, la oposición capturó más
rápidamente que le oficialismo el agotamiento de la pandemia como recurso
retórico, aprovechando además electoralmente los errores autoinfligidos del
oficialismo nacional, como el denominado «vacunatorio vip», el cumpleaños de
la primera dama en medio del confinamiento y otros traspiés cometidos
durante el último año por el gobierno de Alberto Fernández.
Participación, coaliciones y terceras fuerzas
Según datos de la Cámara Nacional Electoral la participación electoral
rondaría el 68%, y si bien es cierto que es la participación más baja desde
la implementación de las PASO, no es un porcentaje menor en un escenario de
pandemia y descontento social. Acá no hay crisis de representación.
A este dato que puede ser leído como positivo, se suma que alrededor del 70%
del voto a nivel nacional se concentró en las dos grandes coaliciones que
hoy dominan el escenario político nacional: Juntos por el Cambio (que
incluye, entre otras fuerzas, al macrismo y a la Unión Cívica Radical) y el
Frente de Todos (una coalición panperonista). El bicoalicionismo es ya una
realidad presente en la Argentina para el votante promedio, las PASO
incentivan su supervivencia y esto implica mayores incentivos para los
actores políticos para no romper con sus aliados.
Sin embargo, esta lectura seria miope si no se da cuenta de dos fenómenos
que, si bien territorializados, llaman la atención en el escenario local. El
experimento de la alt-right criolla, personificado en la candidatura de
Javier Milei por la fuerza La Libertad Avanza recogió 14% de los votos en la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Con un discurso libertario de derecha, este
excéntrico economista atrajo el voto joven y capturó el descontento de
porciones de la población metropolitana vinculado a la presión del Estado
sobre la actividad privada, e incluso canalizó las frustraciones de
posiciones de los sectores más bajos de la población que interpretan que la
ayuda del Estado no compensa la realidad que viven, y logró construir un
ethos local que se tradujo en votos. Fue, no obstante, un fenómeno limitado
a la Ciudad de Buenos Aires.
Por su parte el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT, trotskista),
prácticamente la única izquierda fuera del Frente de Todos, mejoró sus
guarismos electorales. En los dos grandes distritos, Ciudad y provincia de
Buenos Aires obtuvo el 6,23% y 5,1% de los votos respectivamente, así como
alcanzó a convertirse en la tercera fuerza en la provincia de Jujuy (en el
norte argentino fronterizo con Bolivia) con 23% de los votos.
Para evitar una merma de votos por derecha como en 2019, Juntos por el
Cambio abrazó a gran parte de la derecha metropolitana en la candidatura de
López Murphy, y otros candidatos con discursos más radicales, que hoy juegan
por dentro de la coalición.
Finalmente, el gran ganador del que pocos hablan es el centenario partido al
que se ha dado por muerto varias veces, pero sigue ahí resucitando. Los
resultados en el nivel local de la Unión Cívica Radical -parte de Juntos por
el Cambio- dan cuenta de que el partido que lideró la transición democrática
con Raúl Alfonsín y en estos años giró a lacentroderecha fue, es y seguirá
siendo un socio necesario para cualquier coalición que busque disputar poder
al pan peronismo nacional. La candidatura del neurólogo Facundo Manes en la
provincia de Buenos Aires obtuvo resultados, especialmente en el interior
provincial, que muestran a las claras que, aunque el partido no logre hace
ya décadas impulsar un liderazgo nacional aglutinante, si tienen estructuras
locales vitales que se muestran útiles a la hora de las elecciones.
Lo que se viene
Restan exactamente dos meses de cara a las elecciones parlamentarias de
noviembre. El oficialismo nacional no tiene demasiado tiempo ni márgenes
para recuperarse de esta derrota. En un contexto de negociaciones con el
Fondo Monetario Internacional (FMI) donde la estabilización de las variables
macro se vuelven un imperativo, la posibilidad de mejora de las variables
micro vía trasferencias monetarias tiene límites muy estrechos.
Los desafíos son muchos para el gobierno, y con la derrota vuelven a emerger
las pujas internas entre «albertistas» y «cristinistas», que se tradujeron
en frases públicas de la vicepresidenta sobre los «funcionarios que no
funcionan», pujas dentro del espacio oficialista sobre las políticas de
seguridad, y sectores del kirchnerismo desanimados con un gobierno al que
consideran demasiado «centrista».
Hoy cambiar a las autoridades económicas -que son parte del «albertismo»- se
complica ya que se encuentra en proceso la negociación con organismos
internacionales de crédito que son claves para la recuperación económica.
Qué puede pasar en los próximos días es tarea de adivinadores, y no de
politólogos ni politólogas, que, a las postres, tampoco avizoramos semejante
derrota del oficialismo.
Para Juntos por el Cambio, por su parte, el desafío está en retener los
votos obtenidos, evitar el crecimiento de una derecha externa que no avizora
intenciones de dialogar futuro, y lograr capturar el mayor porcentaje de ese
alrededor del 30% del padrón que no se presentó a votar en estas PASO.
Finalmente, para la Argentina, y más allá de los resultados del último
domingo y de los del 14 de noviembre, resta poner sobre la mesa una
discusión que es esquiva pero necesaria: la estabilización de las variables
macro y micro de la economía sin costos sociales mayores a los que
actualmente existen llevan mucho más tiempo que los dos años que las reglas
actuales imponen entre elección y elección, sometiendo al sistema político
nacional a un estrés que se presenta como impedimento para los acuerdos
sectoriales de largo plazo necesarios para dar respuesta a los problemas
estructurales que la pandemia desnudo con toda su crudeza.
* Lara Goyburu, es licenciada en Ciencia Política por la Universidad de
Buenos Aires y magíster en Ciencia Política por la Universidad Torcuato Di
Tella. Es profesora en ambas casas de estudio. Es integrante de la Red de
Politólogas.
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